viernes, agosto 02, 2019

En septiembre llega "Fin de mundo"

Francis Rueda,primera actriz de la CNT.

Hacia la tercera semana del venidero mes septiembre, lo más seguro hacia el jueves 19,  se ha fijado el estreno de Fin de mundo, pieza de Rubén Joya López (Maracay, 25 de abril de 1970), quien ganó el Premio Nacional de Dramaturgia Apacuana 2018, según la versión escénica de Carlos Arroyo para la actual temporada de la Compañía Nacional de Teatro (CNT), en la sala Alberto de Paz y Mateos.
 Reveló Joya que ha sido un gran estímulo para la creación este galardón y el montaje que ahora se adelanta, porque le permitirá visibilizar esfuerzos engavetados y le inquieta mucho más saber que tanto puedo ofrecer a quienes les interesa escribir o hacer teatro. “El premio, en fin, es reconocer y encontrarnos en la palabra frente al mundo insensato y una asociación espacio- tiempo inolvidable. Además, tenemos el derecho de continuar expresando y esta es una de las oportunidades para ofrecerle a la vida algo más interesante; a veces, hay que inhabilitar lo cotidiano, traicionar la lógica; el hecho real por sí me fastidia. Hay que motivar a crear otros concursos con una línea de montaje, o lo que esté al alcance para que a obra salga a la luz, como un parto bravío".
¿Puede resumir la temática y la argumentación de Fin de mundo?  
El tema es la opresión frente a un mundo que decide cambiar y vuelve a reincidir tanto en lo que aspira, como en lo que intenta y va dejando a su interés. Presenta una estructura con cuatro obras cortas, concatenadas que llamo cuadríptico, pues, su composición es importante dentro de la relación temática.  Es una obra atemporal, con visos absurdos, con un ambiente de guerra, personajes enigmáticos dentro de un lenguaje particular y realista. Es un ejercicio poético de la desdicha y la esperanza que se desarrolla en un entramado de teatro, música, danza, performance. Hay que vivir el teatro para entender qué nos está pasando y qué podemos reflexionar al menos en torno a eso. Espero, púes, su estreno del montaje que ahora adelanta el director Arroyo, donde además yo participo como actor al lado de  profesionales de la talla de  Gerardo Luongo, José Canelón, María Brito, Francis Rueda, Jean Manuel Pérez y Yordano Marquina, entre otros integrantes del elenco estable de la CNT, institución adscrita al Ministerio del Poder Popular para la Cultura.
¿Hay más obras escritas tienes o más proyectos para desarrollar?
He escrito varias obras, incluso algunas han sido estrenadas como por ejemplo, Tacones segurosIndependencia una historia de hoyUna tarde gloriosaLos nadie (homenaje a Eduardo Galeano), una breve obra infantil El cochinito desobediente, obras cortas para espacios de calle y no convencionales, otras para Radio Teatro, algunas por encargo como Poseidón en el cual fui su coautor y se presentó en una gira por varios estados del país.
“Quiero escribir una pieza donde refleje un contexto de niños, es decir, actores representando a niños de la calle o sin refugio, además de toda esa imaginación lúdica, también llevo adelantado un tema sobre el petróleo y sus vaivenes históricos, quiero fortalecer mi ejercicio escritural en el guion para cortos y largometrajes, así como este año ser parte dela Compañía Nacional de Teatro ¡Qué gran sorpresa! Y quizás ser sorprendido de nuevo, quizás, como actor de Fin de mundo, o sea, de mi propia obra”.
¿En un país donde el profesional del teatro no sobrevive fácilmente, que hace usted para ayudarse?
La subjetividad siempre ayuda, es un motor para seguir creando sin que las criaturas cotidianas te encadenen al suelo. Pero hay que formalizar los sueños, tratar de que tengan un espacio terrenal, y eso amerita colocarse paralelamente en otro oficio por ejemplo en la docencia, como facilitador de procesos de aprendizaje, también como productor o más bien, “entrompador” para lograr viabilizar políticas en colectivo acordes con las acciones que pueden impulsar condiciones creativas con más posibilidad productiva.
¿Qué perspectivas tiene o trabaja para realizar?
Concebir un teatro más integrado, desde la escritura como en la puesta en escena; trabajar por un movimiento que pueda generar acciones en torno al arte dramático, como festivales, muestras, formación, como ya lo habíamos hecho en gran parte. El teatrista, siempre tiene algo pendiente. Siempre tiene una desobediencia ante lo maltrecho, frente a la opresión; El dramaturgo, frente a los desajustes, eso nos da un escenario para repensarnos en todos los ámbitos tanto educativos, como socioculturales. Debemos vernos en la realidad concreta, y convertir todo lo que acontece en un riesgo mucho más creativo. Debemos vernos frente al espejo pero no para contemplarnos, parafraseando a Octavio Paz, el espejo es el destino donde nos realizamos. El escenario, es nuestro; necesario es vernos. Un aplauso para todos”.

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