jueves, septiembre 19, 2019

Mariana Pineda 2019 en Rajatabla


El mutis del actor y gerente Francisco “Paco” Alfaro, aquel 26 de julio de 2011, cerró el segundo ciclo del grupo Rajatabla, fundado el 28 de febrero de 1971 por aquel Carlos Giménez, quien lo condujo con “fiero amor” hasta el 27 de marzo de 1993, tras colocarlo en el cenit de las artes escénicas venezolanas y latinoamericanas gracias a la creatividad de sus montajes.
“Paco” asumió la conducción del Rajatabla II teniendo por tema lo aprendido de Giménez: “el teatro no debe dar formulas, ni soluciones; debe, eso sí, estimular las preguntas del espectador con sus espectaculos comprometidos con la dura realidad del pais donde vivimos”. No le fue facil mantener funcionado a la institución, porque muchos leales huyeron y quedaron los necesarios para salir adelante, con dignidad, a lo largo de 18 años. Ahí está la bitácora de sus magros logros, pero suficientes para reconocer que el espíritu de Tu país está feliz está feliz todavía tenía fuerza y espectadores. ¡Rajatabla no se rajó durante su gerencia!
Al productor y relacionista publico Jose Rosario López (William López) le ha correspondido gerenciar al Rajatabla III y durante el primer año de gestión fue suficientemente prudente: respetó a los lineamientos generales de la organización que dejó “Paco, regularizó los salarios de la agrupación (15 personas, para esa época) y tímidamente esbozó proyectos originales, como fue la producción del montaje Muerte accidental de un anarquista de Darío Fó, versionado por Rodolfo Santana y dirigida por Rufino Dorta.
Antes de reseñar al más reciente montaje del Rajatabla III, Mariana Pineda, de Federico García Lorca, hay que recordar que el edificio-sala-sede administrativa- sala de ensayo   de la institución es un modesto cajón de ladrillo rojo, de tres pisos, ubicado en una parcela del Teatro Teresa Carreño y tras el edificio de Unearte (antes sede del Ateneo de Caracas), el cual construido, originalmente, por el Ministerio de Obras Públicas (MOP) de los años 70.
Tras el rediente éxito de taquilla obtenido con Calígula, el delirio de un tirano, de Albert Camus, en versión escénica de Marisol Martínez, este Rajatabla III apuesta, nuevamente a un montaje de contenido social, con Mariana Pineda de Federico García Lorca, dirigido por Jan Thomas Mora Rujano y producido por William López. Una respetuosa versión escénica que atiende las bases del teatro histórico que marcó la producción del dramaturgo granadino, con el patrocinio de la Embajada de España y la colaboración de Ramiro Molina, Francisco Rodríguez y JACCS Producciones.
 “Es un canto femenino, un grito de mujer que convoca a una nación desesperada” indica su director Jan Thomas Mora. “La libertad que plantea Lorca en la piel de esta Mariana Pineda está plagada de amor, un sentimiento que le obliga a dejar de lado su vida privada y ahondar en lo público, al punto de ofrecer su vida sin importar si es correspondida por la causa a la que se entrega. Quiero rendir así un homenaje, resaltar el rol social y político de las mujeres en nuestra sociedad, que se debaten a diario en una lucha de género constante, para confrontar el tiempo histórico que nos ha tocado vivir”, acota Mora Rujano, un artista joven bastante reconocido por su talento y capacidad de trabajo en pos del éxito consagratorio. ¡Tiene madera de puestista y puede ser que llegue lejos!
Esta Mariana Pineda del 2019 está en el siglo XX por el dispositivo escenográfico, además del vestuario eclético de Hector Becerra y Nakary Bazán, pero respetando al original garcialorquiano, con un tanto de coreografías de Brian Landaeta, la asistencia de dirección de Gonzalo Irigoyen y la producción de campo de Williams Blanco. El diverso e impactante elenco está encabezado por Nerea Fernández Dorronsoro, Luis Ernesto Rodríguez, Elmer Eduardo Pinto y Jesús Carreño, acompañados por Iliana Hernández, Marytere Buitrago, Rosa Paz, Sarimi Cedeño, Jayler Romero, José Millán, Jesús Dirinot, Francisco Mayz, Carlos Gallardo y Julio Alejandro Bastardo.
Mariana Pineda, como la escribió aquel poeta y la mostró ahora Rujano, genera muchas preguntas por ese rol ejemplar y valiente de las mujeres, latinoamericanas, especialmente. No es el mejor texto, aunque FGL es una totalidad de una poesía eterna, la poesía que teatraliza sagas disparatadas, violentas y hasta inventadas pero que han sido imitadas por la realidad, como escribimos en otra ocasión sobre un texto de Darío Fó, La muerte accidental de una anarquista, como lo revisó Santana.

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