martes, noviembre 05, 2019

Nueva generación de actores

Jorge Cogollo.
La Compañía Nacional de Teatro (CNT) comenzó hace 35 años a convertirse en un elemento vital dentro de la cultura, en un punto de referencia innegable para aquellos historiadores del quehacer artístico venezolano. Y todo tuvo su origen en una serie de hombres y mujeres quienes pusieron en práctica los dictados del decreto No. 133, del 22 de mayo de 1984, el cual en sus artículos 1 y 4 consignó que la nueva institución tenía por objetivo apoyar la labor de los profesionales que han contribuido al desarrollo del teatro venezolano, así como a propiciar la promoción y capacitación de los nuevos valores, y que su repertorio debería incluir las mejores obras del teatro venezolano e internacional  para el disfrute del público de todo el país; un decreto siguiente, el 134, designó a Isaac Chocrón, director general de la Compañía Nacional de Teatro. Un gran desafío había comenzado y el mismo se mantiene hasta ahora, correspondiéndole  a Carlos Arroyo impulsarlo.
Y como las normas son ley, pues, con la pieza Mercdonalds, de Jorge Cogollo, una nueva cohorte de jóvenes, dirigidos  por  Marisol Martínez , se presentan en el teatro Alberto de Paz y Mateos, sede artística de la actual CNT, de jueves a domingo, a las 4PM. Los integrantes de ese Laboratorio de Creación Teatral 2019, bajo la conducción de Marisol Martínez, son Klaus Yánez, David Vincenti, Nella Alfonso, Jean Brito, Brenda Guerrero, Dervis Benarés, Gil J. Osorio y Kleiber Rodríguez,
  Y ahora es, gracias a la inconclusa obra creativa y gerencial del teatrero Carlos Giménez, la cual sigue gravitando positivamente, a 26 años de su salida hacia el infinito, en esta segunda década del siglo XXI. No todo se ha perdido en ese carnaval de estúpidos egoísmos donde todos participamos. Hay artistas que se formaron y ahora por sus propios méritos y sacrificios reclaman su puesto en el desarrollo de las sufridas artes escénicas venezolanas. Es el caso del artista múltiple Jorge Cogollo (Caracas, 1986), a quien el pasado viernes 1 de noviembre le estrenaron su texto Mercdonalds.
 Cogollo, a quien conocimos y ponderamos cuando era el actor  protagonista de históricos espectáculos infantiles como Oliverio y Simón, vive ahora en Ciudad de México, y desde allá nos cuenta que ingresó al programa social Niños Actores de Venezuela cuando tenía ocho años, dirigido por Roberto Stopello. “Esas fueron mis primeras experiencias teatrales.  Siguiendo con el TNJV y Unearte. He participado en festivales internacionales en Chile, Argentina y Colombia.  En el 2013 me fui Argentina a seguir investigando sobre la escritura teatral.  He recibido múltiples  reconocimientos. No soy, pues, un desconocido”.
Puntualiza que actualmente vive y mora en urbe mexicana, “con esto de la crisis sólo queda viajar y aprender cosas nuevas. Comparto   con la venezolana Gennys Pérez, otra dramaturgia amiga, e intercambiamos saberes diarios en este breve tiempo que tengo de este lado. Estuve en Argentina cuatro años (quizás vuelva a Buenos Aires), de los cuales dos estuve sacando la maestría de Dramaturgia, estoy en esa lucha con la tesis, pero siendo migrante es tan difícil; mi proyecto de tesis tiene que ver con las lecturas de la mitología en la posmodernidad, a paso lento pero se avanza”.
“He sobrevivido, porque siempre se puede leer y escribir algo aunque se tengan los huesos rotos de las largas jornadas que suelen tener los bares porteños. Aquí en México estoy dando clases en una escuela primaria, es otra experiencia y a veces trabajo en un bar de un amigo español. Con Gennys inventamos una salita chiquitita que llamamos Teatro del bunker, donde entran 15 personas; la estrenamos con su pieza Tequila y ron. La experiencia fue muy linda, por la cercanía con los espectadores. En cuatro años fuera he podido viajar un poco: México, Argentina, España e Italia, siempre visitando amigos, como una especie de oxígeno y recordatorio del país donde pertenezco. Ojo no viajo como burgués, viajo de puyita en puyita, con amigos, trabajando en un bar para pagar el próximo avión ja ja ja. He sido feliz, por supuesto”.
“Conviví con una chica argentina quien le gustaban las chicas, con ella viajé a España y bueno…se dieron un montón de experiencias. Compartí sus luchas, sus frustraciones, sus amores, todo y se convirtió en mi hermana.  Creo que ella, más el testimonio de algunos amigos sobre la maternidad, hizo ese texto que se llama Sólo un instante.  Es el resultado de ese viaje en que ando, y de esa convivencia; ella me pedía que la acompañara a las marchas del orgullo gay, evento que nunca había ido, y pude verlo en España y en Buenos Aires, una fiesta distinta, fuerte, que no se calla: Pude escuchar frente a frente esa pelea....recuerdo verla llorar cuando en el desfile de Barcelona  había una parte que  decía algo así como familias de la diversidad, no lo recuerdo bien pero eran las parejas que habían adoptado, caminaban con orgullo al lado de sus hijos, mi amiga Inés  se puso a llorar, y  en ese momento mi cabeza entendió tantas cosas. Fue como en mitología, descubrir la epifanía, descubrir lo bello, lo hermoso y la verdad en sólo un instante. Cuando la obra empezó a presentarse como imagen Recuerdo que el mapa ruta de la obra, lo anote en una servilleta de algún cliente para no olvidarlo, y   en la mañana se fue armando. Creo que viajar te rompe la cabeza y te hace descubrir un poco más este mundo en que andamos y actuamos”.
“Amigo Moreno-Uribe, no tengo twitter, pero siempre leo tu blog (elespectadorvenezolano.blogspot.com), porque vos, junto a Carlitos Herrera, que ya no está entre nosotros, son la memoria del teatro venezolano de las últimas décadas, cada obra, cada lugar, está retratado en sus páginas, y bueno aunque uno esté lejos siempre expía un poco lo que pasa en su teatro, es casi un deber.  De este lado se lloran las pérdidas del teatro, así como también se aplauden sus aciertos, un abrazo”
Cogollo subraya que tiene otras tres piezas breves sobre la migración venezolana, y “una de ellas es una pareja gay que tiene Sida, uno de los hombres está fuera del país y tiene los medicamentos, el otro se queda en Venezuela. Y a partir de allí se empieza a tener una dura relación. Es una obra en construcción pero estando tan lejos, aun se quedará en el baúl del computador, a medida que el pasa el tiempo afuera, se hace más difícil relacionarse con los grupos, creo que hacen falta esos proyectos como el piquete que le permitía a los dramaturgos no perder contacto directo con los grupos teatrales, porque al fin el pulmón del teatro son los grupos Siempre se le recuerda como la memoria del teatro”.
Añade que "estoy eligiendo entre dos proyectos de mi autoría, uno se llama Ciudades, que son  tres venezolanos  conversando por internet y cada uno habla de la imposibilidad que tiene para encontrarse, uno de ellos se encuentra en México, otro en Alemania y otro en Venezuela. La otra es un Ulises, que llamamos Los migrantes también aman, con una Penélope que espera y un guerrero que se debate en cuál es el momento de regresar. Con un amigo residenciado en Miami estamos viendo la posibilidad de trabajar en una versión de La hora menguada  de Rómulo Gallegos, traerla a una ciudad cerca del mar, inventando dos mujeres que esperan siempre en el mismo día, que construyen siempre la noche de fin de año. Y siempre con los grupos teatrales de Venezuela, tratar de no perder contacto: Jennifer Morales trabaja en una obra que hasta ahora se llama Una comedia menor. Es un rockero que ha pasado ya la edad famosa de los 27 años y se niega a dejar el sueño de la música para entregarse al mundo real”
Aquí en Caracas hay que registrar a Mercdonalds, donde muchachos y muchachas sueñan en hacer la película que los consagrará, pero al mismo tiempo deciden emigrar  y así que sus vidas se consumen en esos dos planos, los cuales materializan en escena.
 El montaje caraqueño está  en avanzado proceso y ahí, desde ahora, destacan los roles femeninos, mientras los actores buscan mejorar sus voces y sus  personajes.Habrá que volverlos a ver para constatar que han superado los escollos naturales de quienes recién empiezan.

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