jueves, diciembre 26, 2019

Jeizer Ruíz para recordar a Levy Rossell


Cómo y cuando llegas al teatro? , preguntamos al actor Jeízer Ruíz.
 Desde que estaba en preescolar participaba de todos los actos que tuviesen relación con lo artístico. Posteriormente mi madre me dijo, luego de ver una obra, que si quería hacer un taller de teatro, le dije que sí,  cuando empecé,  supe que estaba en el lugar donde permanecería por el resto de mis días y así se lo expresé a mis padres, fue mágico. Formalmente realicé un primer taller montaje con la Compañía Teatral Zurko’s en febrero del 2005, un año más tarde entré al reducido grupo de niños que conformaban el alumnado de la escuela de quien sería mi maestro guía en esto del teatro, Levy Rossell. Aún su escuela era Arte de Venezuela, de donde salieron grandes figuras de las tablas y la televisión venezolana.  Decidí seguir mis estudios con él durante los siguientes años. Hubo una transición de Arte de Venezuela , a la  Cátedra Venezolana de la Escena , que fue un programa,  creado por Levy para la profesionalización teatral, donde podíamos al inscribirnos, pasearnos por  muchísimos tópicos relacionados a las artes. Tengo la dicha de ser uno de los pocos jóvenes de mi generación, formados bajo una vieja escuela y agradezco mucho ese hecho, tomando en cuenta que años más tardes el estado de la formación en nuestro país caería en un hueco del que ojalá podamos salir... Además de Levy tuve el honor de conocer y formarme con grandes maestros, figuras nacionales e internacionales con las que me nutrí y a quienes les debo el aporte a mi formación. Agradezco el hecho de que pude absorber y vivir en esa estela de los 2000, cuando nuestro arte aún no tenía tantas carencias, no solo en la formación sino en la calidad de espectáculos icónicos que afortunadamente pude disfrutar y que no solo fueron referencia del teatro en Venezuela,  sino del aprendizaje que de solo verlos me quedó.  Recuerdo que pude siendo un niño colearme en espectáculos que no podía ver por mi edad, pero que menos mal los vi. Viví y conocí grandes personalidades y acontecimientos que hoy (y menos mal) me han podido permitir tener un criterio de la hechura del teatro en nuestros días. 
¿Donde y cuando vienes el mundo?
Nací aquí en Caracas el 1 de febrero de 1997.
 ¿Malos ratos vividos?
 Una de las cosas que hacen mágico a nuestro arte (creo) es ese impulso que nos lleva a sobrellevar las adversidades, quienes hacemos teatro somos unos resistentes por oficio, siempre ha sido así. Es un trabajo heroico llevar a escena una obra y más cuando no se cuenta con apoyos sólidos para la realización. Pero tengo la convicción que hay miles de virtudes y satisfacciones al hacer lo nuestro, que esos malos momentos se pierden en medio de la titánica tarea de poder estrenar un montaje. Malos momentos siempre existirán, siempre. Incluso revivir experiencias anteriores y compararlas con el presente, te llevan (o por lo menos me ha pasado) a que te confrontes con la decadencia que  hemos vivido y vivimos en las artes (ya eso hace al momento, amargo) pienso que somos como un grupito marginado del país, pero uno de los más importantes sin duda para el desarrollo del mismo. Lo importante siempre, siempre, es ponerse el vestuario de batallador incansable, armarse de valor y luchar, entregar el alma en la creación,  porque tenemos la responsabilidad de mantener vivo un arte capaz de confrontar, crear, educar, un arte que hace país... 
 ¿Satisfecho de lo alcanzado? 
 Sí, considero que hago lo que amo y cuando es así, siempre hay un grado de satisfacción con uno mismo de poder llevar a cabo algún proyecto. Llevar una obra a escena ya es un logro, una meta alcanzada y cuando lo hacemos sin pretensión sino por la profunda convicción de que estás haciendo lo que decidiste hacer y con ello aportas a tu arte, a tu país, entonces la satisfacción llega. Hay quienes hacen comunión entre la satisfacción y el conformarse, dos ópticas distintas pero que pululan en nuestras aceras teatrales...Entonces sí, satisfecho de lo alcanzado, de lo experimentado durante estos años creciendo en este desequilibrado pero resistente gremio. Satisfecho siempre, conforme muy poco. Mi estado permanente es el de la búsqueda por un crecimiento sin ínfulas de ese reconocimiento que nos ha alejado un poco de la esencia de lo que es hacer teatro sin la premisa de encontrar una “fama”, que seguramente llega pero que de tanto empeñarse en eso, nacen frustraciones y pare usted de contar, cada quien hace esto por necesidades distintas… hablando con compañeros de mi generación veo sí, con preocupación una búsqueda por estar, estar, estar, pero sin un objetivo claro de lo que se está haciendo, son muchas factores, entre otros, lo que expreso del estar satisfecho y el conformarse, sin contar el tema del declive académico, veo como muchas personas, jóvenes y no. Se han puesto techos, conformándose de lo que saben y muchos sin profundización en la formación, se creen dispuestos a tomar a ligera dar clases por ejemplo, entonces hay profesores de “actuación, voz, dicción, dramaturgia, dirección” todo como exprés, como de un día para otro, pero eso ya es otro tema. Lo comento porque sí siento que hay un desvío entre estar satisfecho y conformarse con lo que se sabe, hace y piensa…
 ¿Planes para el 2020?
 Soy un obsesionado por la formación, mantengo que en ella está la clave para seguir creciendo con solidez. Tengo en proyecto poder explorar en algunos talleres fuera de nuestra tierra. Pero por ahora, estoy concretado en dos montajes que tienen mi completa atención en cuanto a lo actoral:  Escindida  de Elio Palencia y  Passport  de Gustavo Ott, ambas se estrenan en febrero en el Festival de Jóvenes Directores del Trasnocho Cultural. Además esperando la segunda temporada de  Rondó Adafina,una pieza de Edwin Erminy que se piensa reestrenar luego del primer trimestre de año en el BOD, más una gira fuera de Venezuela que está por concretarse. También viene la reposición de  Como miran las estrellas  en la Caja de Fósforos.  Y otros planes que sé que irán surgiendo. Tengo muchos, esperemos pueda llevarlos a cabo, atento siempre a la dedicación honesta, cuidando no caer en hacer, hacer, hacer descuidando la calidad de lo que se realiza. Planes siempre tengo, veamos que depara el año entrante.


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