domingo, enero 19, 2020

"Las sillas" de Ionesco en Caracas

Eugene Ionesco

La noticia aún no hemos podido verificarla, pero de ser cierta, es preocupante: la mención Artes Escénicas de la Escuela de Artes de la UCV (creada por Isaac Chocrón Serfati, en 1978) no fue abierta para este lapso del 2020, porque casi no había alumnos  y tampoco se consiguieron  los profesores idóneos.
 Mientras esto ocurre en el complejo sector educativo dependiente del Estado,  el Ministerio del Poder Popular para de Cultura por intermedio de la Fundación Compañía Nacional de Teatro (puesta en marcha por el mismo Chocrón Serfati y el Jefe de Estado Jaime Lusinchi, en 1984) anunció una vigorosa programación con más de 12 espectáculos y otros eventos artísticos, diseñados y coordinados por el director Carlos Arroyo.
Mientras tanto, en el sector privado, ya se anuncia que la Asociación Cultural Humboldt, ambiciosa institución creada por inmigrantes alemanes y apuntalada con una de las mejores salas de Caracas, proseguirá con su ciclo destinando a mostrar los más selectos textos de William Shakespeare, todo eso pensado y coordinado por Federico Pacanins, quien precisamente ahora  afina su versión de Macbeth, con el periodista y actor José Tomás Angola Heredia como protagonista. Será un banquete de buen teatro, consideramos.
Y  mientras tanto, la Fundación Cultural Teatro Trasnocho rompe fuegos con la sexta entrega de su Festival de Jóvenes Directores, la cual comenzó con la pieza Las sillas de Eugene Ionesco, legendario escritor (Slatina, Rumania, el 26 de noviembre de 1909/Paris, 28 de marzo de 1994).
Pero sobre este Festival hay que recalcar que en esta era digital en la cual la pantalla del teléfono inteligente, la computadora, el E-Book, las Tablet nos rodean, nos acosan y nos obligan a inclinar la cabeza ante su poder, pues no integrarnos, sería como condenarnos al ostracismo, sucede un interesante fenómeno: los jóvenes venezolanos aún se apasionan por el teatro. Sí, el mismo teatro que nos viene desde tiempos inmemoriales, el foro en el cual los ciudadanos podrían expresar sus críticas a inconformidades, sigue vivo. El mismo teatro que nos sorprende una y otra vez al presentar sobre el escenario esa mezcla de ingenio, conocimiento, emoción y vitalidad, capaz de representar y proyectar mundos en nuestra imaginación, con la palabra, el gesto, con los silencios, con el juego de la luz y oscuridad, con su texto. El teatro nos hechiza y transporte siempre.
Y como prueba de ello es que la juventud venezolana no solo le gusta, sino que hace teatro y por eso esta lista la sexta entrega del Festival, el cual se realizará entre  el 17 de enero al 15 de marzo de 2020 en los espacios del Trasnocho Cultural, con los apoyos de Fospuca, la Alcaldía de Baruta y la embajada de España. Así lo anunciaron Eva Ivanji, Pilar Arteaga, Solveig Hoogesteijn y Héctor Manrique, a quien apodamos "El zar del teatro" por su múltiple presencia en eventos de artes escénicas  y con espectáculos propios.
Para esta sexta edición del Festival han programado seis obras que son dirigidas por cuatro mujeres y dos hombres. Ellas y ellos  se atrevieron a lanzarse  al ruedo del arte dramático. Tenían que ser venezolanos para no tener miedo.
Verónica Etiene, licenciada en Comunicación Social, eligió Las sillas de Eugene Ionesco y tiene en el elenco a Erick Palacios, Sara Valero Zelwer y Rafael Gorrochotegui. Se presentará del 17 al 26 de enero, a las 7:30 pm. 7:00 pm y 6:00 pm.
 Las sillas,  considerada una "obra maestra" del teatro del absurdo, logra combinar con precisión "la tragedia, con toda su falsedad y todo lo grotesco, y, por otro, la comedia".
Ahí se plasma  la historia de una pareja de ancianos que viven aislados del mundo, quienes ante el final de sus vidas se preguntarán qué han hecho y que les queda por vivir. Ante este hecho, la pareja convoca una recepción en su casa a la que acuden grandes personalidades para comunicarles un mensaje  y con el único problema de que todos ellos sólo existen en sus mentes.
Las sillas, con la participación activa de no menos veintena de sillas y taburetes "hace pensar y reflexionar al espectador". Ahí el autor propone "un viaje desde el vacío existencial hasta una plenitud" de los personajes que "está en su fantasía", ya que sus invitados "sólo existen para ellos".
Este espectáculo caraqueño de Las sillas está en proceso de definición actoral (son muy jóvenes y faltos de experiencia) pero se hace soportable a  pesar de las dos horas de duración.
Algunos teóricos explican  la "importancia" de la simbología y los signos del decorado como es la aparición de las sillas vacías en el escenario que representan a los "invitados invisibles" y que  todo ello significa "la presencia de la ausencia" y que no es más que un "poema visual que se centra en los detalles".
Nosotros pues asistimos a este nuevo experimento juvenil y estamos a  la espera de que los otros montajes superen las deficiencias  de la inexperiencia, que es el denominador común de estos eventos.

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