miércoles, abril 29, 2020

Moisés Guevara el inolvidable

Moisés Guevara

El fallecimiento de Moisés Guevara, director teatral, actor y gestor cultural, se dio hacia el 16 de agosto de 2017. Aquella infausta noticia fue dada a conocer por el promotor cultural Douglas Palumbo.
Nosotros lo recordamos ahora porque conocimos ampliamente su periplo existencial y teníamos una deuda profesional y además se marchó con la promesa de escenificar mi obra sobre el transexual Marilyn.
Moisés Guevara fue egresado de los talleres de actuación del Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral, CELCIT, donde ocupó el cargo de Coordinador General Adjunto.  Reconocido en los años 1995 y 1997 como mejor productor teatral con el Premio Nacional del Artista. Posteriormente se convirtió en Director Artístico de Trasnocho Cultural hasta su despido en el año 2011. Desde ese centro cultural impulsó la creación de nuevos espacios en pro del quehacer teatral; sus grandes logros como gestor en materia de cultura se materializan en el Espacio Plural y la creación del programa “Haciendo Público Lo Privado” ciclo de lecturas Dramatizadas que se realizó durante el año 2004 y 2005 en el Teatro Trasnocho y que le valió una mención especial del Premio Municipal de Teatro ese año.
Como director teatral, entre sus trabajos más importantes destacaron: “Pequeños Crímenes Conyugales” de Eric-Emmanuel Schmitt “SALIERI, una gran historia” de Giovanni Reali “Los Figurantes” de Alonso de Santos “Educando a Rita” de Willy Russell “La muerte y la Doncella” de Ariel Dorfman “Ciertas Condiciones Aplican”,  ”Diógenes y las camisas voladoras” de Javier Vidal, “La Maleta” de Julio Mauricio “Mandarinas” de Carmen García Vilar, “Sueños de mujer” de Carmelo Castro y  “Una ex súper 4 x 4” de Belén Marrero.
Después de su salida de Trasnocho Cultural, un suceso no suficientemente aclarado, aunque tiene nombres y apellidos viajó a España y se estableció en Ecuador durante una temporada. Fue ahí, en el año 2014, donde Guevara trabajó con el equipo de Enchufe TV – productora audiovisual especializada en humor y parodias–   y participó en algunos episodios como actor invitado, siendo su interpretación más célebre la del Profesor Girafales en el Trailer de El Chavo: La Película, que alcanzó más de 8 millones de visitas en YouTube.
Desde Ecuador contó todo lo que quería, aunque habrá algunos que querían leer otras cosas, esos que se pasan las noches tasando el bien y el mal que hacen. A esos les llegará su momento de llanto o de crujir de dientes, declaró a un medio venezolano que aquí transcribimos.
-¿Cuánto  tiempo en Ecuador?
  - Año y medio.
-¿Cómo ha sido su proceso de adaptación?
 -Difícil. Complicado. Tan duro como para cualquier inmigrante. Tener que irte porque sientes que tu país ya no te quiere. Porque sientes que tus amigos te dieron la espalda,  te traicionaron y ni siquiera te llaman para saber cómo estás. No es fácil de procesar. Ni hablar de los despojos, las pérdidas y robos.
-¿Cómo son los ecuatorianos, especialmente la gente de la cultura?
-Son lo más amable que he podido encontrar. Vivir en lo que fue un Virreinato es distinto, completamente distinto, a vivir en una Capitanía de Puerto.  No es fácil hacer teatro aquí. Pero me recibieron con los brazos abiertos. No hay nada vulgar en las carteleras teatrales y eso me ha hecho pensar que lo que en su momento propuse para crear nuevamente el teatro independiente en Venezuela, como bien lo supieron hacer Juana Sujo,  Horacio Peterson, el Nuevo Grupo,  entre otros, ya que no puedo recordar tantos nombres que son parte de mi admiración profesional, me ha llevado a la conclusión de que no me entendieron. Por eso ya no estoy en mi país.
-¿Qué hace  y qué planes organiza?
-Sigo haciendo teatro. Le agradezco a Juan Diego el haberme invitado, a su madre Ivonne Attas el haberme apoyado. Tengo dos obras de teatro estrenadas y escribo dos, gracias a Xiomara Moreno y el Diplomado de Dramaturgia que creó para la Universidad Central de Venezuela.
-¿Cómo es el espectáculo que actualmente presenta?
-Muy divertido. Estoy trabajando con el sexólogo Ezequiel López Peralta, quien no siendo actor está  realizando un stand-up comedy de manera impecable. Y agrego que tengo a mi lado a dos de mis más recientes alumnos, Nina León y Kleyverth Durán, los cuales me llenan de orgullo, admiración y respeto por todo lo que Venezuela puede seguir entregándole al mundo.
 -¿En qué terminó el corto en YouTube que se convirtió en fenómeno viral?
-Yo pensé que no volvería a actuar. Fue un escándalo que hoy día supera las 11 millones de visitas. No hubo mayor problema. Todo lo contrario, una respetuosa y estrecha amistad con el grupo de jóvenes que conforman ENCHUFE TV. Y recibir palabras de felicitación del hijo de Gómez Bolaños fue un honor. Por demás, ser parte de un equipo de trabajo que acaba de ganar por votación popular el Stramy Awards, es un privilegio.
-El poeta Miguel Hernández decía que donde se pierde también se gana. ¿Está  de acuerdo?
-Sí. Pero donde pierdes duele. Donde se supone vas ganando no deja de producir temor. Es como la sensación de actuar y saber que pronto se abre el telón.
-Estaba sacando un grado en la UCV. ¿En qué quedó eso?
-Mantengo el orgullo de poder escribir en mi Currículum que soy un estudiante escapista, pero tengo la fortuna de haber viajado el año pasado seis veces a Caracas para obtener el Diplomado Isaac Chocrón.
-¿Hay pasaje de regreso a Caracas?
-Hasta que yo no sienta, no mire, no observe y no vea que hay democracia, no pienso volver. Salí de Caracas en autobús, no había manera de salir vía aérea, por lo tanto el país se convirtió en una cárcel. Fueron cuatro días. Y a los 50 años decidí que quiero recorrer América Latina. Por lo pronto, tendré el privilegio de hacer dos funciones en Bogotá de mi más reciente montaje.
GRACIAS CABRUJAS 
Moisés Guevara había dicho que “para nadie es secreta mi vida y soy un hombre exclusivamente de teatro y que además llevo más 20 años sacando adelante proyectos de restauración de arquitectura de teatros, abriendo espacios, como el del  Paraíso, en los años 90, y  el Trasnocho, a lo largo de los primeros 12  años del siglo XXI. Gracias a José Ignacio Cabrujas mudé mis neuronas al Teatro del Paraíso, legendario espacio conocido como La Casa Sindical del Paraíso. Dediqué dos años a gerenciar su restauración, aprendí de todo, desde batir cemento hasta reconectar una consola de iluminación de los años 50. Fue una maravilla y montamos: El pez que fuma, La casa de Bernarda Alba, Sonny, diferencias sobre Otelo el Moro de Venecia, El día que me quieras y Acto Cultural. En agosto de 1999 todo aquello se derrumbó para los artistas. Venía un nuevo siglo y otros retos, como los que vivo ahora. Tengo presente que Cabrujas, de manera premonitoria ante lo que se venía por mi trabajo y mis pasiones, me dijo antes de su fatal y último viaje a Porlamar: “Moisés, no hable mal de su gremio, eso hablará mal de usted”. Y me insistió en que los teatreros “somos el sistema digestivo del país al que pertenecemos, nuestro teatro de hoy intenta traducir lo que somos”. No puedo olvidar jamás sus predicas y más ahora en estos tiempos de torva teatralidad social”. 

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