martes, mayo 16, 2006

El "Ponny" de Gustavo Ott corre en el San Martín

Hay fiesta en Caracas porque este viernes estrenan una pieza teatral de autor venezolano.Es día de festejo porque en Venezuela el artista nacional no es tomado en cuenta, como debería de ser, por el Estado y por los particulares que hacen o producen espectáculos. Y si se monta un escritor criollo de literatura dramática, es porque él mismo se las ha ingeniado para no pasar desapercibido. Es el caso de Nunca te he negado una lágrima o Pony, del caraqueño Gustavo Ott (1963), el cual se verá desde este viernes en el Teatro San Martín, en Artigas.
Nunca te he negado una lágrima o Pony es una comedia, la primera de Ott en 10 años, producida por el Teatro San Martín de Caracas y Textoteatro, dirigida por Luis Domingo González, con los trabajos actorales de Verónica Arellano y Salomón Adames. Es la tercera producción del año, luego de Nunca te bañes sola de Daniel McIvor y Devastados de Sarah Kane. “Estamos muy orgullosos de haber estrenado a Kane en Venezuela, nadie la había hecho antes, al igual que McIvor, el que presentamos con traducción nuestra. Por su parte, mi obra es un estreno mundial del Teatro San Martín”, apunta Ott.
Él desistió de dirigir su texto, porque antes había escenificado Nunca te bañes sola. “Luis Domingo pidió mi pieza porque encontró en ella un regreso hacia la comedia de tesis y muy especialmente hacia Brecht. Nuestra compañía en este momento tiene un grupo muy interesante de directores y actores-directores, lo que nos permite ser muy versátiles. De hecho, creemos más en el dramaturgo-director, o el actor-director, que en el artista especializado. Nos gusta el creador completo. Somos hijos de la gira y de la Sala y con ellas hemos aprendido a entender a ese creador de los 60 que lo hacía todo, porque todo lo amaba. Somos artistas, pero también porteros, conserjes, luminitos, secretarias, con un orgullo recio”.
Venezuela y todos los regímenes electorales están en el trasfondo de Nunca te he negado una lágrima o Pony. Ahí se habla del engaño pero también sobre la necesidad que tiene el engañado de ser sometido a la mentira. El engaño es ofrecido al engañado con su consentimiento. “La obra nos dice que el engaño comienza con la familia y que ese engaño lo utilizamos luego en nuestras relaciones con el poder y del poder con su pueblo. Quizás estamos ante el fin de la representación política y nos preparamos para la nueva batalla de los pueblos: la de la democracia directa, donde la gente sea consultada, donde el poder sea meramente administrativo de la voluntad del pueblo, en un nuevo sistema siglo XXI en el que se le consulte a la gente antes de tomar decisiones. La tecnología celular e Internet permiten hoy consultar directamente a los pueblos sobre las decisiones que tienen que ver con nuestras vidas”.
Ott puntualiza que esa “batalla no será fácil ni siquiera de comenzar, porque si las dictaduras tratan a los pueblos como enemigos, las democracias nos tratan como imbéciles. Aún así, el hecho real es incontestable: hoy, la posibilidad real de que el poder resida en el pueblo está finalmente allí, gracias a la tecnología. En el fondo, esta es la respuesta al dilema final del anarquismo, que siempre se pensó, no tendría una salida práctica. Hoy, está ahí: controlar el poder para que éste no abuse de nosotros”.
El autor no tiene miedo de que le descifren la metáfora presente en su obra y que le reclamen. “Para eso precisamente están hechas las metáforas. Su naturaleza es ser revelada. La rosa es un porqué”.Con 25 obras disponibles, en español y 35 en idiomas diferentes, en Internet (http://www.gustavoott.com.ar) , Ott no se detiene ni se va de vacaciones. Está laborando en dos proyectos simultáneos, ambos sobre el tema de la catástrofe y la poesía. “120 vidas x minuto es uno de ellos, una pieza también reveladora del alma nacional y Tigra tigra que ardes, sobre la necesidad de ser rescatado. Termino mi primera obra infantil Somos una familia rara con un gato invisible, que trata del tema de la tolerancia y ‘la nueva familia, nueva sexualidad’ además de proyectos por encargo, guiones y narrativa, fundamentalmente”.
El Teatro San Martín está en pleno proceso de reparación general gracias a Pdvsa, el Centro de Arte La Estancia y Fundapatrimonio encargado del rescate de la fachada. El Tsmc ha sido declarado Patrimonio Cultural de la Ciudad. Los arquitectos e ingenieros han rescatado los rasgos originales Art Deco] de un teatro construido en 1942, pero con la posibilidad técnica y adaptación a los criterios modernos. Y todo esto sin cerrar el espacio teatral. Las obras de fachada estarán listas en un par de meses, quizás menos, pero las áreas internas llevarán más tiempo. “Tendremos que cerrar, pero no todo: una sala primero y la otra después, lo que agudizará la crisis de espacios en la ciudad. Pero será luego en beneficio de todos. La temporada 2006 sigue su curso con el III Festival del Autor, el 4to. Festival de Danza y los estrenos de Tejas verdes de Fermín Cabal y Pudor de José Pliya. La Gira 2006 nos llevará por todo el mundo, mostrando al artista que hoy, desde cualquier esquina, conquista al mundo”.
Artistas sin seguridad social
Gustavo Ott advierte que el Iaem (Instituto de Artes Escénicas y Musicales) tendrá que enfrentar, casi ya, la falta de espacios y además de reforzar a los que ya existen con un programa de “Sala Concertada” a la manera de Buenos Aires, Bogotá o Madrid. “Caracas tiene sólo 12 salas y casi todas están en muy mal estado, tanto técnico como en sus infraestructuras. los próximos tres años podemos abrir 20 salas. El Iaem tiene el reto de crear nuevos espacios. No es tan difícil, la experiencia argentina en esto es muy importante, con 300 salas en Buenos Aires. Eso está dentro de lo posible, ni siquiera es tan caro, hay un sector teatral listo para este crecimiento, hay un público ávido, están los creadores esperando el llamado. Liderizar este sector debe ser lo más fácil del mundo, porque aquí no ha habido ni liderazgo ni camino trazado en casi 40 años. El otro reto es la seguridad social del artista. Ningún empleado público, ningún funcionario, ningún trabajador privado o público, de cualquier nivel, desde el office boy hasta el ministro, sin contar los periodistas en general o los culturales en particular, nadie en este país soportaría la situación de indefensión en la que malvive el artista venezolano. Sin seguro, ni pensión, ni acceso posible a ningún programa social, el creador venezolano es un avión en picada que espera, luego de desarrollar proyectos maravillosos, obras estupendas, instituciones originales, dando lo mejor de sí, un único destino posible: estrellarse. Y no sólo él, sino también su familia. Los niños se ven lindos con su violín en la orquesta, con su malla de ballet, con su maquillaje de teatro, pero ellos son los mismos que luego serán marginados como el último de la escala social. La principal arma de las sociedades capitalistas y liberales para someter a sus pueblos es destruirles la vocación. Destruimos la vocación para tener entonces un ejército de trabajadores al servicio del capital. Eso es lo que hacemos hoy: destruir la vocación. Ya nadie puede ser lo que quiere, sino lo que le marca el engranaje de la producción. El tercer reto del Iaem es el respaldo del creador y su obra. No importa cuánto dinero se invierta, lo que hace una gestión cultural importante es la que más creadores y obras desarrolla, no la que más espectadoras lleva al teatro.El espectador es consecuencia de la obra de arte. Concentrarse en el espectador es un criterio reaccionario, muy de derecha, es decir, el mismo del teatro comercial, ese por dinero, éste por votos. Una época son sus creadores y más que ellos, sus obras. En ese sentido, Venezuela debe competir con los programas culturales de apoyo a los creadores que ya existen en México, Chile, Argentina o Brasil. Ese es el tercer reto: el Iaem debe ponerse de nuestro lado".

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