viernes, diciembre 15, 2006

La escena cambia la vida a los adultos mayores

“El teatro de la tercera edad es el espacio creativo y de expresión que queda cuando ya se ha dado todo”, expresa José Gregorio Cabello (Caracas, 1957), quien debutó como actor con la pieza Q.E.P.D. de José Martínez Queirolo, en 1974 y ahora en 2006, cuando es subdirector del Liceo Fermín Toro, está al frente del grupo El Tercer Escalón, el cual se dedica a producir y exhibir espectáculos con intérpretes adultos mayores o de la tercera edad, actividad que realiza desde el Museo de Bellas Artes, como un aporte que hace dicha institución a la socialización con la comunidad.
- ¿Por qué el teatro con la tercera edad?, le preguntamos a Cabello, tras haber presenciado la pieza Fiesta con Aquiles.
- El teatro de la tercera edad tiene gran similitud con el que se hace con niños de edad preescolar, claro que con toda la experiencia acumulada que tienen los mayores y que no poseen los párvulos. El teatro que realizo con participantes de la tercera edad viene a ser un recurso para mejorar la calidad de vida. Su respiración, la relajación, el dominio de su eje corporal, el movimiento dinámico, el desplazamiento, la caída, sentarse, todo apoyándose en la técnica básica de actuación, a partir de la voz, la articulación, la proyección y el diálogo. La interpretación de personajes como juego, así como la obra teatral y el espectáculo para liberar el potencial humano en función de la obra. Se puede hablar muchísimo del teatro como recurso para elevar la calidad de vida del adulto mayor. Nunca se puede olvidar que el teatro es una poderosa herramienta de cambios.
-Se podría hacer un plan nacional de teatro para la tercera edad?
- En Madrid y en las islas Canarias hemos compartido experiencias del trabajo con el teatro para mayores. Aquí en Caracas, y también en Chacao, hay programas con más de 14 años de antigüedad. Incluso hemos escrito teatro para ellos como lo fue Guaracheando por la vida voy pasando, homenaje a Billo Frometa que ellos querían brindar y lo hicieron. Desde hace tres años estoy asumiendo el Taller "El Teatro que estoy viviendo", de la Gerencia de Educación del Museo de Bellas Artes. Allí hemos trabajado con los montajes: Quiéreme mucho, Atunaketunatuna, Esta casa es mía, Señoras de José Simón Escalona, La alquilada de Leopoldo Ayala Michelena y lo más reciente fue Fiesta con Aquiles de José Luis Lugo Añez.
Comenta que el teatro para la tercera edad tiene un ritmo propio, “que es de los participantes, ya que así su propio proceso memorístico se acciona. La memoria corporal se integra y empieza la diversión. El texto ensayado sirve de ligera base para el resultado en la escena, es por eso que se debe escribir pensando en intérpretes y sus potencialidades para que hagan lucir a los personajes”.
Asegura que sí se debería hacer un plan nacional que aborde al teatro de la tercera edad y su espectáculo. “Todo un proceso de práctica y de real integración tal como lo demanda la corriente constructivista. Todos aportan desde su propio saco de experiencias. Todos poseen conocimientos. Este plan integraría a ese adulto mayor brindándole los beneficios de una calidad de vida.
-¿Satisfacciones?¿Aprendizaje?
- Hacer teatro con adultos mayores da una gran satisfacción el ahondar en los límites de la paciencia y de la euforia del logro. Es lo que he aprendido de este teatro. Hay respeto, consideración, valoración a las potencialidades de los participantes y a sus limitaciones. Es un acto de amor y no de caridad pública. No se ridiculiza, se crea y se recrea el mensaje que llega directo a los espectadores.
Los liceos
Cabello comenta que “el teatro liceísta es mi cuna. Creo en él como una fuente para la formación del individuo. El teatro es un recurso didáctico al encontrarse con la interpretación, dramatización, simulación, recreación de tiempos históricos, ambientes, ambientaciones y recreación literaria. Cuando estudiaba Educación ya pensaba en los objetivos conductuales que se podrían lograr utilizando las artes escénicas. Eso me llevó de nuevo a la Unidad Educativa Nacional Gran Colombia, pero como docente para sustituir a Zacarías García. Mis experimentos se parecían al lenguaje del teatrero Ricardo Acosta por la búsqueda de una expresión hacia el lenguaje épico, simbólico de carácter histórico. Tuve pequeños logros de lo que es la puesta en escena y su lenguaje de equilibrio plástico, así como la interpretación. Encontramos la obra Al unísono, de Elizabeth Schön, para tres personajes, pero como teníamos 11 integrantes hubo que adaptarla para ellos. El género fue cambiado dándole a las mujeres la punta de lanza de ataque en las acciones. Elizabeth la vio y quedó sorprendida. ‘Parece una fuga de voces que se encuentran para formar la poesía’ dijo y desde allí nos acompañaba a todas las presentaciones que realizamos en una serie de festivales y especialmente el Festival de Teatro Breve de 1982, cuando arrasamos con los premios, en el Pedagógico de Caracas. El teatro liceísta trascendió su ámbito. Están por allí quienes fueron mis estudiantes. Pensaba en esos tiempos y todavía lo creo, que no estaba formando actores sino sensibilizando a los jóvenes hacia las artes, el teatro, o cuanto más, dándoles herramientas para que fuesen buenos espectadores. Todo eso se hizo en la Gran Colombia, donde trabajé 23 años como docente, pero también compartía con el Liceo Simón Rodríguez de Sarría, donde lo hice a lo largo de 17 años. Ahora estoy en el Liceo Bolivariano de Formación Cultural Fermín Toro como subdirector de las menciones: Artes Escénicas, Artes Plásticas, Artes Musicales, Artes Culinarias, Ciudadanía Ambiental y Acervo patrimonial”.

2 comentarios:

Mimo Sherman dijo...

Interesante tu nota. Busco este tipo de talleres para realizar en mi país, Argentina. Trabajar con abuelos me llena enormemente de satisfacción. Un abrazo sincero.
Germán.

Mimo Sherman dijo...

Muy buena nota.