sábado, febrero 29, 2020

Monólogo de Unamuno en su despedida


Me  disparo un tiro en la boca y se acabó todo (toma revolver, lo abre, rueda su tambor y prueba el cañón en su boca). No me pasará lo que sucedió o lo que dicen que ocurrió con Federico. Que lo mataron por el culo porque sus enemigos no podían aceptar que siguiera viviendo y después los rojos lo hicieron su mártir, como en efecto ocurrió. Lo sacaron de su cárcel y en  una cuneta le dispararon con fusiles y después desaparecieron su cuerpo, para evitar mayores escándalos que afectarían muchos más a Francisco. Yo me quedo aquí en mi casa  y los espero, pero me mato, sí eso haré. Hoy es 31 de diciembre de 1936 y mañana será otro día. Hoy, al crepúsculo de este día invernal y aterido para la patria en este mal momento, me les escapo en sus narices.
A Federico lo mataron, con coreografía  y escenografía de pésima opereta, junto a una hilera de olivos. El tiempo, pese a sus muchos laberintos, no ha conseguido acallar el eco de esos disparos desnudos. Acaso no haya otro escritor en castellano que tenga una escenografía  vital tan bárbara: poeta, gay, vanidoso, genial, señorito andaluz, teatrero, celebrity, víctima mortal del  poderoso y naciente franquismo,  y  hasta desaparecido, porque  no han logrado determinar donde están sus huesos…y creo que nunca aparecerán.
Conmigo no será así, me suicido, tumbarán la puerta y los médicos militares dirán que fue un infarto. Harán algunos honores y hasta me escoltaran ya cadáver. Dirán que enloquecí y cualquier otra cosa, o hasta dirán que fueron unos sicarios rojos empeñados en dañar la imagen de su patético general.
El comunicado oficial será que un infarto al miocardio me sacó de escena y así será hasta que alguien diga o demuestre lo contrario, pero seguiré viviendo y los atormentaré, siempre.
¿Qué cómo es eso? El centro de mi filosofía  es el deseo de la inmortalidad. La ciencia no satisface tal anhelo porque está basada en la razón que niega la existencia de Dios, la finalidad del mundo y la posibilidad de supervivencia del alma. De este enfrentamiento nace la fe que postula la existencia de un Dios inmortalizador, la finalidad del mundo y la posibilidad de supervivencia del alma. Además, la voluntad no se resigna, luchando desesperadamente contra la razón. De este enfrentamiento nace la fe que postula la existencia de un Dios inmortalizador. La crítica ha señalado las fuentes en las que me basé para elaborar mi filosofía. Tuve que incluir entre las fuentes principales a los místicos españoles del siglo de Oro: Juan de la Cruz y Teresa de Ávila. Hay muchos temas comunes que me unen a los místicos. El primero la necesidad del amor que, manifestándose por los hombres, constituye una vía segura para alcanzar a Dios. El amor sería la novedad que podría resolver ese enfrentamiento entre razón y voluntad.
 Tengo un poema que escribí a Federico García Lorca y quiero compartirlo con vosotros. Primero, os comparto alguna información mía para entender mejor el poema. Un tema que aparece con frecuencia en mis obras es la inmortalidad. Desde mi niñez, era muy religioso, pero cuando fui a Madrid para asistir a la universidad perdí mucha de su fe. Sin embargo, el debate entre religión y razón fue una luchó permanente consigo mismo como es evidente en sus propias palabras: "Cuando la razón me dice que no hay finalidad trascendente, la fe me contesta que debe haberla, y como debe haberla la habrá. Porque no consiste tanto la fe, señores, en crear lo que no vimos, cuanto en crear lo que no vemos. Sólo la fe crea". A esa etapa la fe estaba ganando la lucha adentro, contra mi filosofía.
 Otra batalla en mi vida fue contra la monarquía y después  me fui contra Franco, diciendo, “la nuestra es una guerra incivil. Nací arrullado por una guerra civil y sé lo que digo. Vencer no es convencer y hay que convencer, sobre todo, y no puede convencer el odio que no deja lugar para la compasión; el odio a la inteligencia”. 
No puedo olvidar que le escribí un poema a Lorca y se lo hice llegar. Ahí le decía:         
¡Español, español, saca los pechos y ponte al sol!
Llévate a cuestas la casa; el vivido es lo que pasa
Y se queda el porvivir. Mañana será otro día;
cada día su alegría con su pena de sufrir.
Cada día su mañana con la santísima gana
de cantar. ¿Quién nos quita lo vivido?
¡En el seno del olvido el descanso de soñar!  
Mi poema era optimista, y quería animar la gente con mis palabras: “Mañana será otro día”. Lorca se fue muy temprano y ahora me toca a mí.
¿Por qué o para qué ese poema? Con Lorca compartíamos la  fama literaria de España y yo estaba pasando la filosofía y sabiduría de mi generación a la nueva. Así mismo, podría ser un mensaje a los españoles para que se dieran cuenta darse cuenta de que “ponte al sol” era que había que enfrentar las ideas y acciones de Franco. Y lo  escribí sólo para Lorca y fue un comentario hacía en su homosexualidad. Reconocí  su “pena de sufrir”, le sugerí que olvidara los comentarios dolorosos de otra gente y de seguro que él pudo descansar….porque el anhelado novio gay es todo un descanso.
¿Qué quería    decir con escritores y pensadores  ovíparos y  y vivíparos? Me preguntaron en una ocasión y comenté que es pensamiento  ovíparo aquel que empolla un huevo de ideas a lo largo del tiempo y vivíparo es aquel que da luz bruscamente sin hacer ostensible su proceso interior, Hay quienes que cuando se proponen publicar una obra de importancia o un ensayo de doctrina, toman notas, apuntaciones y citas, y van  asentando en cuartillas cuando se les  va ocurriendo a su propósito, para irlo ordenando de cuando en cuando. Hace un esquema, plano o minuta de su obra, y trabaja luego sobre el; es decir, pone un huevo y lo empolla. Hay otros que no se sirven de notas ni de apuntes sino que lo llevan todo en su cabeza. Cuando conciben el propósito de escribir una novela empiezan a darle vueltas en la cabeza al argumento, lo piensan y repiensan dormidos y despiertos, esto es, gestan. Y cuando tienen verdaderos dolores de parto, se sientan, toman la pluma y paren. Estos son escritores  vivíparos.
El centro de mi filosofía es el deseo de inmortalidad. La ciencia no satisface tal anhelo porque está basada en la razón que niega la existencia de Dios, la finalidad del mundo y la posibilidad de supervivencia del alma. De este enfrentamiento nace la fe que postula la existencia de un Dios inmortalizador.
La crítica ha señalado las fuentes en las que me basa para mi filosofía. Hay muchos temas comunes que me unen con los místicos. El primero es la necesidad del amor que, manifestándose por los hombres, constituye una vía segura para alcanzar a Dios. El amor es la novedad que podría resolver el enfrentamiento entre razón y voluntad.
Un tema que aparece con frecuencia en mis obras es la inmortalidad. Desde mi niñez, era muy religioso, pero cuando fui a Madrid para asistir a la universidad, perdí mucha de esa fe. "Cuando la razón me dice que no hay finalidad trascendente, la fe me contesta que debe haberla, y como debe haberla la habrá. Porque no consiste tanto la fe, señores, en crear lo que no vimos, cuanto en crear lo que no vemos. Sólo la fe crea".
  Otra batalle en mi vida fue contra el gobierno. No apoyé el rey y después fue en contra Franco también, diciendo, “la nuestra es una guerra incivil. Nací arrullado por una guerra civil y sé lo que digo. Vencer no es convencer y hay que convencer, sobre todo, y no puede convencer el odio que no deja lugar para la compasión; el odio a la inteligencia”.  .
Fui uno de los grandes escritores de la Generación 1890, y los temas comunes son evidentes en aquel poema. La preocupación por España que fue característica de los años 1890s continuó a causa de las políticas españolas, incluyendo antes de la Guerra Civil cuando escribí el poema a Lorca. Sin embargo, este poema es optimista, y me parece que él quería animar la gente con sus palabras: “Mañana será otro día”.
 Me quisieron amilanar al grito de ¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!, y solo consiguieron de este anciano una máxima que se convertiría en premonición: Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil pediros que pensarais en España…por ahora.



El novio gay




Vuelve Majarete


Vuelve Majarete,Esta agrupación venezolana que fusiona funk, disco, new soul, acid jazz y ritmos latinos llega este 2020 para volvernos a contagiar de la divertida época de los años 70, con ese toque actual que siempre mantiene viva a esta querida banda.
Desde Ciudad de México, los músicos venezolanos Vera Linares (@MissVeraLu) y Rainer Díaz (@RaiFunky), nos presentan “Esta noche”, una canción que viene de la mano de un video que le rinde honores a la diversión y el reencuentro con la fiesta y los amigos; todo enmarcado en esa sensación que siempre logra transmitir Majarete con cada nuevo tema.
“Esta noche” es letra y música de Vera Linares y Rainer Díaz. Grabada en Árbol Naranja, Bogotá, Colombia. La pieza cuenta con Eddie Cisneros en los Rhodes, piano y teclados. Rainer Díaz en las guitarras, vocoder y teclados, junto a nuestra querida Vera en la voz y coros. Bajo la producción de Pedro Rovetto quien también hizo la programación del tema, grabó el bajo y realizó la mezcla. La masterización estuvo a cargo de Camilo Silva. Todo este team hizo posible “Esta Noche”, una explosión de energía que contagia y nos invita a estar de fiesta.
El video es producción del crew argentino: Boomano Estudio Creativo, guión de Gabriel Atala Garay/Claudio Cao y dirección de Gabriel Atala Garay. Una pieza que nos muestra el encuentro con amigos, una fiesta que se sale de control, las risas y la alegría que siempre vienen de la mano cuando volvemos a ver a esas personas que nos llenan de felicidad.
“Esta noche”, es el primero de una serie de lanzamientos que promete esta agrupación para el 2020; así que atentos a sus redes sociales, porque este año Majarete Sound Machine pretende volvernos a contagiar con su ritmo.
El tema se encuentra disponible por las redes sociales de la banda y en todas la plataformas digitales.

jueves, febrero 27, 2020

¿Usted necesita un pasaporte?

Después de su estreno en 1991 y varios anos de gira en toda Venezuela y por gran parte del mundo, regresa al  Espacio Plural del @trasnochocult en la 6ta edición del Festival de Jóvenes Directores.  Del 28 de Febrero al 8 de Marzo (Viernes 7:30 p.m. Sáb 7:00 p.m. Dom 6:30), la obra  Passport de Gustavo Ott. 
En una estación de trenes despierta el joven (Eugenio) contrariado y confundido, quien intenta comunicarse, pero no lo consigue. Al encontrarse con unos funcionarios militares, intenta hablarles, pero el esfuerzo es totamente en vano, debido a que los oficiales y el viajero no logran entenderse. Es despojado de su pasaporte, retenido por las autoridades y tratado como un terrorista.
Passport relata el calvario que sufre Eugenio, un pasajero que trata de buscar respuestas en un lugar inhóspito, y nos lleva a su viaje surrealista, donde la dificultad del lenguaje es usado como arma de tortura en el ejercicio del poder. La historia se convierte en un espejo social que muestra la incomunicación como factor de dominio y la inmigración y exilio como elementos de fractura social.
 El director  Danny Cruz trae nuevamente a escena Passport en homenaje a Gustavo Ott y a sus actores María Brito, David Villegas y a todos los que han participado desde el 2001. Ahora ahí actúan JeizerRuiz @jeizerconz, Antonio Delli @antoniodelli y  Angel Pelay @angelpelay Producción General: Williams Blanco @williams_teatro y  Dirección General: Danny Cruz @dannytovich

miércoles, febrero 26, 2020

Las peludas celestiales regresan a Caracas

GUSTAVO OTT

La Compañía Nacional de Teatro repondrá  Peludas en el Cielo en la sala 1 del Celarg del 13 de marzo al 29 de marzo, de viernes a domingo, a las 4PM. Luego de su estreno en el Teatro Baralt de Maracaibo y sus exitosas presentaciones,entre ellas, está  la quinta edición del Festival de Teatro de Caracas 2016, la CNT vuelve ahora con Francis Rueda, Aura Rivas, Jorge Canelón y Ariana León, dirigidos por Carlos Arroyo.
Peludas en el Cielo, de Gustavo Ott, es la obra teatral ganadora del Premio Apacuana de Dramaturgia Nacional 2015. Esta pieza radica su  historia en la familia Pacheco, donde nos encontramos con una mujer de carácter recio llamada Yesenia (Aura) y su hija Mariana (Ariana); Yesenia perjudicada por un accidente ocasionado por “la Peluda” se ve obligada a quedarse dentro de su casa con su hija porque la calamidad, la oscuridad, “La Peluda” está por llegar. Posteriormente se presentan en escena el resto de los personajes, Jorge Canelón,  Director Cultural de La Alcaldía, doctor, director de teatro, carpintero, astrólogo, entre otros muchos oficios; y Rita (Francis), maestra graduada, doctora y de dudoso origen europeo.
El conflicto se presentará cuando Rita anuncie la noticia de que ha ganado la lotería, desatando así las más bajas pasiones y miserias de estos personajes.  Una tragicomedia en la que Ott, una vez más hace una radiografía del país y sus habitantes.
Esta pieza, ganadora del Premio Apacuana de Dramaturgia Nacional 2015, plasma el universo de cuatro venezolanos que se encuentran en la población  de Piacóa, estado Delta Amacuro, pero que cuyos anhelos y carencias pueden extrapolarse a cualquier realidad local o universal. A Piacóa la acechan miles de mariposas palometas peludas, las cuales son la calamidad, la oscuridad y la amenaza de múltiples enfermedades de carácter eruptivo, por esta razón sus pobladores se preparan en sus casas, ante esta plaga que oscurece el día y pase sin dejar mayores males. Esta metáfora construida a partir de un fenómeno natural de la región, le sirve a Gustavo Ott para hablarnos de lo que como sociedad nos caracteriza.
"La casa de las Pachecos, es el epicentro de esta saga. Allí nos encontramos con Yesenia -mujer de carácter recio, afectada por un dolor en la pierna, producto de un accidente que le ocasionó, una mariposa peluda - y su hija Mariana, quienes se ven obligadas a quedarse dentro de la casa, porque las mariposas peludas están por llegar. Intemporalmente se nos presentan el resto de los personajes:el director de cultura  de la Alcaldía, un doctor, además de director de teatro, carpintero, astrólogo, entre otros muchos oficios; y Rita, maestra graduada, doctora y de dudoso origen europeo".
"La intempestiva noticia de que Rita puede haberse ganado la lotería, desatará el conflicto de la obra, al generar la ambición y proyectar los más íntimos sueños y caprichos de cada uno de los personajes, así como su verdadero carácter. Una Rita, maestra graduada, inconforme con su realidad, con un sentimiento de menosprecio, por su pueblo y gente, y un deseo fantasioso de irse a otro lugar, a su Europa imaginada donde todo es perfecto y bello. Una Mariana, que desea viajar a cualquier lugar del mundo, con la idea de conocer, pero también de evadir. Yesenia, quien siente claramente que no puede alejarse de sus paisajes, pero que se imagina con un yate, con piernas submarinas y cosas que hablen en inglés. Y un director  atrapado en medio de estas tres mujeres, que también se encuentra con su sueño de montar una transnacional de poesía, traficarla, venderla e invadir el mundo con el sueño utópico de que la poesía puede salvar al mundo".
“Con Peludas en el cielo entendemos que la poesía es un espacio perdurable, que nos acompaña durante toda la vida. ¿Por qué no venderla? ¿Por qué no exportarla? ¿Por qué no traficarla? A eso se reduce Piacóa, el mundo y nuestros sueños. Una “peluda” síntesis de cada uno de nosotros”, indica su director Carlos Arroyo.
TALLER CREATIVO
Gustavo Ott  confesó que Peludas en el cielo le tomó varios años. "Estuve en el Delta en el 2011 (precisamente con talleres organizados por la Compañía Nacional de Teatro) y de allí viene el paisaje.  Siempre la pensé como una comedia de tesis, a la manera de Pony, porque dentro del lenguaje, entre el humor y la situación cómica, está la idea del continente recobrado pero sin garantías; una Latinoamérica como antídoto y escudo, pero también como amenaza, desengaño y derrota. Peludas en el cielo funciona como monstruo y me gusta pensar que esa bestia no está fuera de los personajes, sino en lo más íntimo de sus deseos, como en 80 dientes, 4 metros y 200 kilos”.



martes, febrero 25, 2020

¿Nadie quiere las películas de Curiel?

Miguel Curiel se queja y lo argumenta.
"Memorias del sub-desarrollo de Titón es una de las películas “faro” del cine latinoamericano, yo mismo me he propuesto “continuarla” en un proyecto parte “3” que se sucede en Venezuela (segundas partes son peligrosas y ya hubo intentos de ella), y por ello me permito parafrasear este extraordinario film (así como toda la obra de Titón) para la “reflexión” sobre mi “guerra” para lograr convertir mis historias en imágenes (decir cinematográfico ya no pertenece al  ahora a si no a un pre-digital que ya no se impone) en él/este “sub-desarrollo” continuado que vivimos actualmente”, informa el cineasta venezolano Miguel Curiel.
“Me niego a lloriquear (como todos los compañeros cineastas) con “reclamos personales”, de hecho el principal enemigo del cine nacional, a mi entender, son los propios cineastas, sus criterios y sus egos, salvo raras excepciones de “trincheras” personales que se siguen debatiéndose contras los “molinos de viento” (véase “ideologías” tal y como así las concibió el manco de Lepanto)”.
“El sub-desarrollo es una condición mental, a mi manera de entender, enfermedad ideológica de parte de los “políticos” (cuarta y quinta) y de los propios “cineastas” y sus proyectos. Condición que está muy clara en el film de Titón. Incapaces todos ellos de ver la diferencia entre política (política país), política cinematográfica (imágenes del  país), y política cultural (imagen país)”.

“Cuando monté “Latinoamericana de Cine” (quizás la productora de creadores de cine más importante de nuestra cinematográfica), para mi estaba claro que había que establecer productoras de cine, no productoras de “tu” cine. No puedes apostar a un solo caballo, si uno no gana el otro si, y otros quedan tablas. “El poder” se opuso a esa idea, quería “atomizar” la producción para dominarla, lo mismo sucede ahora, directamente pretende que sea “propaganda” de logros (dudosos todos) de una “política” (política país).cuando los países “desarrollados” están muy claros en que “más abierto” es la reflexión imagen, más “abierta” das la idea del “desarrollo” del país, cultura que representas. Más respeto, turismo, industrias, apoyos, etcétera. Ni Bergman, ni Titón, ni Godard, ni Cassavettes, etcétera, ellos no vendían una ideología, representaban “la reflexión” de una sociedad capaz de verse a sí misma, paraíso de todos los logros de un destino país. Véase los suecos y daneses que han logrado penetrar el mercado internacional”.
“¿Que tiene esto que ver conmigo, mi país y sus “cineastas”?, creo no redundar cuando me parece que ninguno, ni gobierno y asociaciones incluidas, se pasean por esta reflexión, reflexión de Titón, Bergman, Cassavettes, Tarantino, etcétera. Los que le han dado. Sentido a la imagen de “una cultura” y de un respeto y se abre a todas las opciones de ella misma”.
Hay que mostrar las heridas como Coriolano, mi proyecto Al Son de Don Juan (primer musical película latinoamericana) que “latiniza musicalmente” la ópera de Mozart - han buscado todas las zancadillas para no darle apoyo, a pesar del tener Ibermedia y fundación orquestas nacionales, Conga de Dos Lunas que reflexiona sobre una sociedad venezolana sin petróleo y dominada por la violencia, estilo cómic, “No me lo vas a creer”, filmada y editada, sobre las fantasías del sexo venezolano (negada su postproducción por el Cnac), ¿Y tú cómo ves la vaina? un acercamiento con humor de que “caramba pasa en Venezuela” ahora, etcétera. Todas negadas, a pesar de sus premios de guión, aportes internacionales en todos los casos, e interés por las proposiciones”.
“Esto dicho, no se trata solamente de la incomprensión de mis compañeros cineastas y sus egos, sino de la completa y absoluta incomprensión cultural del destino de una política para ello, bien sea de las adiciones privadas como  si fuese un gobierno sordo, ciego y mudo ante sus obligaciones culturales”.

lunes, febrero 24, 2020

Para recordar a Rafael Briceño

Legendario comediante Rafael Briceño.

Siempre militando en el teatro, esta vez como espectador, el  primer actor Rafael Briceño (Ejido,18.07.1921/Caracas, 22.07.2001) dejó la vida en plena función de Monólogos de la vagina, de Eve Ensler, dirigida por Hector Manrique. Un infarto cesó su andar, sin remisión, precisamente en la sala de Conciertos del Ateneo de Caracas (ahora ya es la sede de Unearte).
Su vida de actor comenzó en su natal estado Mérida, durante su infancia. Pobló la materia de los sueños por todos los medios venezolanos al alcance del actor: las tablas, la televisión, el cine, la radio. No hubo medio que no fatigara con su talento, que no llamaremos genio por respeto a su sentencia: “No me gusta que me llamen genial, ¿qué se puede hacer después de eso?”, dice una crónica de la época, pubicada en la revista digital "Analítica".
Alguien dijo que el único general Juan Vicente Gómez bueno fue Rafael Briceño, en alusión a su impecable interpretación del legendario dictador  en Radio Caracas Televisión, con guión de su inseparable  José Ignacio Cabrujas, con ese también gran comediante del teatro venezolano, desde el espectáculo El sainete en Venezuela, otra cátedra de actuación, hasta personajes como Amadeo en Acto cultural,esa obra de teatro imprescindible para la comprensión de la cultura  propia en la América Latina.No hubo vericueto de la actuación y la recitación que no conociera, como lo demostró, entre un millón de ejemplos, en la Cátedra de Humor “Aquiles Nazoa”, de la Universidad Central de Venezuela. Allí actuó, entre otros espectáculos, en El ramillete de la cursilería universal, en la que elevó la querida cursilería a arte imperecedero. Allí el fatigado arte de la declamación tuvo un rejuvenecimiento magistral.
En sus espectáculos mostró mucho de lo que aprendió con Rafael Guinand, quien se lo llevaba a los mercados populares a observar a la gente. Esa, entre otras, fue su fuente. “Hoy vamos a estudiar a los vendedores de queso”, le decía el maestro Guinand, por ejemplo. Así fue hilvanando esa paleta de matices que enriqueció con los años y fue enseñando a actores de varias generaciones, quienes hoy le deben mucho de lo que saben. Allí conformó lo que Cabrujas llamó “el gesto social del venezolano”.Trabajó durante varios años en ese "portaaviones" que era  esa sociedad de amigos denominada El Nuevo Grupo, junto al director y autor Román Chalbaud y al "múltiple" Isaac Chocrón Serfati.
La política misma lo encontró ayudando a presos políticos  a escapar, disfrazándolos con la gama de personajes de ficción que tanto cultivó, durante  la década de 1960, precisamente cuando estaban recluídos en el Cuartel-Cárcel San Carlos.
Ahora es nuevamente noticia como pronto lo sabrán los lectores.


domingo, febrero 23, 2020

Tres años sin la intransigente Sofía

Sofía Imber.

Tenía 11 años y le cobraba un fuerte (cinco bolívares de esa época) al periodista Alberto Ravell por trabajar en un programa de Radio Continente. Era “Astrid, la estrella del piano”, nombre artístico de una niña que a los tres años había llegado en los brazos de Naum Imber y Ana Barú, huyendo de la persecución de los comunistas rusos desatada contra los judíos de Soroca, en Besarabia.
Así nos lo contó Sofía Imber, en octubre de 2007 y después de tres  años de su mutis final, aquel 20 de febrero de 2017, la evocamos con la última entrevista que nos dio. A más de unos cuantos años de esos inolvidables recuerdos y cuando en su balance vital dejó una impresionante tarea de promotora cultural, como fue la creación, puesta en marcha y ubicación destacada del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, con el apoyo del Estado venezolano, además de haber realizado varias décadas de buen periodismo televisivo, radial y escrito, la otrora “Astrid” o sea Sofía Imber (viuda en dos ocasiones) reconoció que “la vida es como una caraota... es nada”.
Fue en una invernal noche dominical caraqueña y en esa soledad de la quinta Sir, comprada por 600 mil bolívares en la década de los 60, Sofía no explicó porqué ubicaba la vida al nivel de esos apetitosos granos negros, pero sí saboreó un vaso de ginebra con agua de quina, servida por la eficaz peruana Elsa, mientras acariciaba sus tres perros e intentaba cargarlos. Comentó que todavía la radio permite propalar mentiras y engañar a los pueblos. No sucede lo mismo con la televisión y muy en especial la que ella hizo con su esposo Carlos Rangel, dirigidos por el experto Daniel Farías. En esa televisión sin manipulación, los ojos decían una cosa, la boca otra y las manos revelaban otros asuntos, dejando así prácticamente “desnudo” al entrevistado que no sabía mentir o disimular su enojo al ser descubierto.
Y eso hizo temible a la pareja televisiva, pero a la vez era la más buscada por aquellos interesados en venderse en el horario tan especial de Buenos días. ¿Los rocambolescos cambios políticos hicieron de la TV un arma temible o fue la TV la que alteró la política?, es una pregunta que ella se formuló.
Como la nostalgia es tan inocultable como la tos, recordó su dilatada pasantía por los medios impresos, especialmente cuando redactaba la columna “Sofía la intransigente” en El Nacional.
Ella aclaró, quizás tarde, que el calificativo “la intransigente” fue un error de los temibles duendes de las imprentas. Había escrito “Sofía la exigente”, como la llamaban en el MACC. Pero ese equívoco gustó y así se le conoció, cuando precisamente no era para nada “intransigente” sino todo lo contrario. Nunca cambió ese título porque no le gusta dar explicaciones a nadie, aunque ahora lo hizo para dejar sin sombras esa saga.
La memoria la refugia en los sórdidos y húmedos sótanos de Parque Central, entre 1972 y el 23 de enero de 2001, aquella inolvidable etapa de “pedigüeña”, cuando no hubo Gobierno a quien no solicitara los millones de dólares necesarios para erigir y dotar con calidad al MACC. Comenzó en 64 metros cuadrados y dejó más de cuatro mil metros cuadros para salas de exposiciones, oficinas y depósitos. Además de cuatro mil piezas artísticas, “ninguna mediocre”, sin olvidar los 200 Picasso, entre papel y óleos. ”No hay dinero en el país para comprar obras como las que ahí están. Todos sus autores murieron y son irrepetibles”. Tampoco dijo cuánto se invirtió ahí y recomienda revisar los presupuestos asignados, porque cuando salió dejó dos millardos en las cuentas de la institución.
Asegura que su presencia en esos sótanos, a lo largo de 29 años, donde trabajó día y noche, manteniéndose permanentemente informada y cultivando las relaciones con los otros museos del mundo, le permitió forjar un equipo enamorado de su trabajo y entender al MACC como centro educador. Insiste en que la Interpol, el FBI y otros cuerpos policiales deben encontrar el óleo de Henry Matisse, Odalisca con pantalón rojo, oficialmente desaparecido o hurtado o robado el 3 de diciembre de 2002, “cuando yo ya no estaba ahí”.
Y lo dice abiertamente: “el museo ya no me interesa; quedó atrás. Ahora estoy dedicada a rescatar, complementar y preservar, con el apoyo de la buena gente de la Universidad Católica Andrés Bello, más de 3.700 copias de las entrevistas que Carlos Rangel y yo hicimos a personalidades nacionales y mundiales entre 1969 y 1986, en nuestro Buenos Días”. En ese trabajo consume todas sus tardes y la “hace muy feliz porque ahí trabajo para rescatar la memoria viva de una etapa gloriosa del país”.
Descartó escribir sus memorias. Prefiere vivir el ahora y su momento. Deja así que otros escriban su paso por esta vida, donde procreó cuatro hijos y tres nietos. ”Vivo con inmenso placer mi rol de abuela”.
Este periodista conoció a Sofía Imber en 1969, cuando editaba su columna “Criticandito” para el diario La Verdad (ya desaparecido). Un espacio único y testimonio fiel, durante muchos años, del mundo de las artes plásticas vernáculas, que se favorecería después con la aparición del MACC.
APARECIO EL MATISSE
Sofía Imber, fundadora del Museo de Arte Contemporáneo y emblemática promotora de arte en Latinoamérica, se sumó al flujo incesante que tuvo  la exposición Odalisca con pantalón rojo, y llegó, en una visita el  martes 10 de febrero de 2015, la cual arrancó una ovación de parte de un grupo de niños que se encontraban estudiando la obra del célebre pintor francés Henry Matisse, y donde en su recorrido por las salas del MAC mostró mucha satisfacción y orgullo por el estado en el que están las obras del referido ente ubicado en la Zona Cultural de Parque Central.
Esta amante de las artes plásticas tejía miles de comentarios durante su paseo como: el Francis Bacon - Figure at a washbasin (Personaje ante un lavabo)está igualito; esa obra – y señalaba Los Mercaderes de Marisol Escobar- fue la primera que adquirió el museo; este Georges Braque – y se refería a Le Billard (El Billar) de la serie del mismo nombre hay tres en el mundo pero éste es el mejor.
Ímber no dejaba de admirar el gran amor que los trabajadores del MAC le imprimen al museo, “es fabuloso puedes estar contenta de trabajar aquí, es un privilegio”.  Dijo que reconocía “el trabajo que se está haciendo poco a poco, a pesar de todas las dificultades que hay en este momento” y extendió una invitación muy particular: “le puedo decir al público que no se pierdan de lo bueno que es esto, es un tesoro, que lo están cuidando las personas que aquí trabajan para que ustedes puedan venir, y la mayor de veces posibles, porque hay muy buenas obras”.
Durante su paseo brillaron sus ojos al revivir anécdotas de algunas obras de la colección, entre ellas recordó las dificultades que tuvo en la aduana para traer la escultura La Novia de la artista Niki de Saint Phalle o los trámites para adquirir y cómo embaló la Suite Vollard de Pablo Picasso.
La visita al MAC de esa mujer entregada al arte que dejó un legado indiscutible, aún flota en las palabras que dirigió a la generación de niños y jóvenes visitantes: “Los felicito por venir al museo y admirar las obras de arte, agradezco que estén aquí, sigan haciéndolo, ustedes son el presente y el futuro del país, verlos aquí para mí es un orgullo, éste museo es un gran museo y seguirá siéndolo”, suscribe la periodista Teresa Quilez.


Nuestro Macbeth a la venezolana



La pieza trágica de William Shakespeare, Macbeth, que habría sido representada por vez primera en ese Londres de 1606dramatiza las perjudiciales consecuencias, físicas y psicológicas, de la desmedida ambición política o del poder  en aquellos que  lo buscan y justifican sin remordimientos así todos los medios que aplican para alcanzarlo. Algo muy común en los políticos latinoamericanos, por cierto.
En este Macbeth, dirigido por Federico Pacanins y el cual se presenta o se exhibe en el teatro Humboldt, en San Bernardino, están presentes la lujuria, la ambición, la traición y la maldad. Pues, su protagonista, Macbeth, es un noble y valeroso militar escocés, quien, partiendo de una profecía y ante la insistencia de su esposa, Lady Macbeth, comete regicidio y se convierte en el Rey de Escocia, situación que conlleva a que ese hombre viva con ansiedad y miedo, volviéndose incapaz de confiar en sus cercanos. Le tenía pavor hasta su propia sombra, para decirlo en criollo.
Este texto de Macbeth  ya fue representado en Caracas por Carlos Giménez y Orlando Arocha, en diferentes épocas y salas, cuenta ahora en este 2020 con  otros auténticos profesionales: Macbeth: José Tomás Angola; Lady Macbeth: Sandra Yajure; Banquo: Gerardo Soto; MacDuff: Carlos Abbatemarco; Rey Duncan: José Antonio Barrios; Malcolm: Carlos Manuel González; las brujas: Valentina Garrido, Silvia De Abreu y Andrea Mariña; Médico: Orlando Villalobos; Sargento: Edisson Spinetti; Lennox: Juan Carlos Grisal; Ross: Rafael Gorrochotegui; Dama de Lady Macbeth: Anakarina Fajardo; Lady MacDuff: Zair Mora; Seyton: Cipriano Castro Flores; Criada: Camila González; Soldados: Daniel Martínez y Andrés Sierra.
Tras el rotundo éxito de El rey Lear, protagonizada por el primer actor Jorge Palacios y dirigida por Gerardo Blanco López durante el año 2019, para este 2020, Macbeth  prosigue así la  plausible Experiencia Shakespeare que la Asociación Cultural Humboldt ha organizado con la finalidad de presentar clásicos como Medida por medidaOteloCoriolano, entre otros.¡Gracias!
Según el crítico Harold Bloom, Macbeth es  cualquier cosa antes que una celebración de la imaginación de Shakespeare, pero es también cualquier cosa antes que una tragedia cristiana. El personaje Macbeth viola la naturaleza humana, pero aunque aprende eso cuando inicia la violación, se niega a seguir a su lady Macbeth en la locura y el suicidio.
Puntualiza Bloom que  aunque es tradicional considerar a Macbeth como únicamente aterradora entre las obras de Shakespeare, “parecerá excéntrico que yo considere que lo aterrador de esta tragedia es de alguna manera sexual en sus orígenes y en sus aspectos dominantes. La violencia de Macbeth nos impresiona sin duda más que a los públicos de su época, pues a muchos, si es que no la mayoría, de los que asistían a las representaciones de Macbeth se sumaban también a las vastas multitudes que atiborraban las ejecuciones públicas en  ese Londres, que incluían los descuartizamientos junto a las más civilizadas decapitaciones”.
En síntesis, Macbeth como espectáculo en estos tiempos exige asumir que somos Macbeth, aunque en la práctica no somos ni asesinos ni  médiums, y él sí. Exige del espectador venezolano del siglo XXI asumir que se trata de un poeta  natural como asesino natural.
Leer el texto y esperar que sus intérpretes lo asuman así y lo muestren con sus actuaciones, algo que aquí vimos, es un trabajo mucho más que un puñado de profesionales oscilando en la cuerda floja de lo demoniaco, especialmente cuando las brujas hacen sus roles y terminan matando o devorado a Macbeth. ¡Felicitaciones para  José Tomas Angola Heredia  y  Sandra Yajure y, por supuesto, para Federico Pacanins por desafiar maldiciones y otras intrigas!
Después de ver y disfrutar este Macbeth a la venezolana, nos congratulamos porque se ha avanzado no solo en la producción sino en su realización global. No todo se ha perdido ni se ha arado en el mar, como diría nuestro legendario Simón de la Trinidad.


sábado, febrero 22, 2020

¿Todos somos como Macbeth?


Con su libro  Shakespeare.La invención de lo humano, un texto de  910 páginas, el gran critico Harold Bloom (Nueva York, 11.07.1930-NewHaven, 14.10.2019) logró marcar una revolución en los estudios sobre el legendario autor teatral por su lucido análisis de la obra de quien, nos creó tal cual somos.
Desde el ingenio de Falstaff a la sublime inteligencia de Hamlet, del aterrador infierno de Macbeth a la agudeza malévola de Yago, Bloom recorre con su análisis la inmensa variedad de personalidades shakesperianas, resaltando aquello que la ha hecho únicas e imprescindibles para la literatura universal.
A lo largo de solo 35 páginas, Bloom apunta que la tradición teatral ha hecho de Macbeth la más desafortunada de todas las obras teatrales de Shakespeare, en especial para quienes actúan en ella, como ocurre ahora en la caraqueña sala Humboldt  con la producción de Federico Pacanins, donde José Tomas Angola Heredia da estremecedora vida  al más desafortunado de todos los protagonistas shakesperianos, precisamente porque es el más imaginativo.
Gran maquina asesina, apunta Bloom, Macbeth es dotado por Shakespeare con algo menos que una inteligencia ordinaria, pero con un poder de fantasía tan enorme que pragmáticamente parecer ser el del propio Shakespeare.” Ningún otro drama, ni siquiera El rey Lear, Sueño de una noche de verano o La tempestad, nos sumerge de tal manera en una fantasmagoría. La magia de Sueño de una noche de verano y de La tempestad es decisivamente efectiva, mientras que no hay ninguna magia o brujería declarada en El rey Lear, aunque a veces la esperamos porque el drama es de enorme intensidad alucinatoria”.
“La brujería de Macbeth, aunque omnipresente, no puede alterar los acontecimientos materiales, pero la alucinación si puede y efectivamente los altera. La ruda magia de Macbeth es enteramente shakesperiana; se entrega a su propia imaginación como nunca antes, tratando de encontrar sus límites morales (si es que los hay).No sugiero que Macbeth represente a Shakespeare, de ninguna de las más complejas manera, que en que Falstaff y Hamlet puedan representar ciertos aspectos interiores del dramaturgo. Pero en el sentido renacentista de la imaginación (que no es el nuestro), Macbeth bien puede ser el emblema de esa facultad en Shakespeare, una facultad que tiene que haber asustado a Shakespeare y debería aterrarnos a nosotros cuando leemos o presenciemos Macbeth, pues la obra depende del horror de sus propias imaginaciones. La imaginación (o la fantasía) es un asunto equivoco para Shakespeare y su época, en la que significaba a su vez el furor poético, como una especie de sustituto de la inspiración divina, y un desgarrón en la realidad, casi un castigo por el desplazamiento de lo sagrado en lo secular. Shakespeare de alguna manera mitiga el aura negativa de la fantasía en sus obras, pero no en Macbeth, que es una tragedia de la imaginación, aunque la obra proclama triunfalmente “El tiempo es libre” cuando Macbeth es muerto, las reverberaciones de las que no podemos escapar cuando salimos del teatro o cerramos el libro tienen poco que ver con nuestra libertad”.
Bloom enfatiza que Hamlet muere en la libertad, aumentando tal vez  nuestra propia liberación, pero la muerte de Macbeth es menos liberación para nosotros. ”La reacción universal ante Macbeth es que nos identificamos con él, o por lo menos con su imaginación. Ricardo III, Yago y Edmundo son héroes-villanos, es decir que Macbeth es uno de esa compañía parece enteramente equivocado. Ellos se deleitan ante su maldad. Macbeth sufre intensamente de  saber qué hace el mal, y que tiene que seguir haciendo cosas cada vez peores. Shakespeare se asegura de manera bastante aterradora que seamos Macbeth; nuestra identificación con él es involuntaria pero inescapable. Todos nosotros poseemos, en un grado o en otro, una imaginación proléptica, en Macbeth es absoluta. Él es apenas consciente de una ambición, deseo o anhelo antes de verse a sí mismo del otro lado o en la otra orilla, habiendo ejecutado ya el crimen que cumple equívocamente su ambición. Macbeth nos aterra por ese aspecto de nuestra propia imaginación es efectivamente aterrador: parece convertirnos en asesinos, ladrones, usurpadores y violadores”.

lunes, febrero 17, 2020

Santa Bárbara en el teatro joven

Jeizer Ruiz, actor.
Elio Palencia (Maracay, 1963) hizo un intenso  y deseado viaje a La Habana, donde conoció muchas personas y sus situaciones dentro del difícil contexto  de ese  “periodo especial, que vivieron los habitantes de esa histórica nación.De ahí salió y así lo muestra en su pieza teatral Escindida, donde revela detalles   muy íntimos de como  todos ellos se cortan, se dividen y se separan  en su devenir existencial, pero no se rinden y lograr amar, soñar y seguir soñando. ¡Bravo Cuba!
Escindida nace,  como lo ha dicho Elio, de “una estancia que tuve en La Habana a principios de los años 90, justo cuando se desintegró la URSS y por tanto Cuba quedó sin ese respaldo económico en medio del bloqueo norteamericano.Tuve una estancia de privilegio, entonces, porque pude quedarme con familias amigas, integrarme y vivir la fantasía de mimetizarme en la cotidianidad, pasar por un habanero más en unos tiempos en los que como turista no era nada fácil. Pues, ese viaje fue una inmersión interesantísima que me regaló muchas sensaciones, constataciones, negaciones, dudas, experiencias de autoconocimiento y de profunda humanidad… pero, sobre todo, me generó interrogantes. Y, claro, a mí las interrogantes me inquietan, quiero responderlas… y ahí está el teatro, la escritura como posibilidad para ponerlas a jugar en función de la dialéctica de dramático, del ver “qué pasa”, de poner gente a hablar en medio de situaciones e intentar observar, entender aunque sea un poco.
De todo lo que vio, vivió y sintió Elio en La Habana queda un personaje de extraordinaria teatralidad que es la corporización  de Santa Bárbara, una santa vestida de túnica blanca y una capa roja, como símbolos del catolicismo, una santa que celebran en muchos países de América y Europa cada 4 de diciembre, fecha en la cual se supone su padre le quitó la vida hace más de 1700 años y es el símbolo del martirio y el amor encendido.
Pero Escindida no es solo la evocación de la historia mínima de la fantástica Santa Bárbara, que después fue excluida de la lista de celebraciones religiosas por el Obispo de Roma. Es  una valiente, consideramos nosotros, invitación a reflexionar sobre como se debe vivir en situaciones difíciles. Hay que agregar  que la susodicha santa fue jubilada del Santoral Católico en 1969 por el Concilio Vaticano II convocado por el Papa Juan XXIII, al considerar que no había suficientes pruebas documentales que justificaran su Hoja de Servicios como tal. Pero en Cuba ella es la santa que favorece a sus devotos y ayuda a sus crédulos. Y eso se respeta.
 Y con respecto al espectáculo de Escindida, hay que acotar que hace temporada en el Festival de Jóvenes Directores Trasnocho, con su audaz  y compleja dirección lograda por Francisco Aguana, quien está acompañado de un comprometido elenco de nuevos y veteranos comediantes como son: Manuelita Zelwer, Omaira Abinadé, Jesús Carreño, Jeizer Ruiz ( toda una revelación que se agiganta), Anais Maucó, Sandra Moncada (conmovedora Santa Bárbara), Eunehis Calles, Karla Vieira y Sofía Molina (encarna al símbolo de la nueva Cuba)  y las  bellas y hábiles bailarinas Valentina Martínez y María Elena Sánchez. Es teatro bien hecho.
Nosotros, que nos “metimos un puñal” sobre Santa Bárbara, además con gozo, creemos que Aguana y su equipo se merecen un aplauso y “una ayudita” desde arriba, ustedes saben de donde.



sábado, febrero 15, 2020

Dos cuentos teatrales de Rómulo Gallegos

Aníbal Grunn.
Entre las novelas  La vorágine (1924) del colombiano José Eustaquio Rivera y Doña Bárbara (1929) de Rómulo Gallegos elegimos la segunda y pudimos así graduarnos de bachilleres, tras hacer un mínimo ensayo crítico. Así, inocentemente, comenzó mi relación con tan valioso venezolano, precisamente aquel que durante un mal día o en una mala hora creyó en los malos y perversos políticos y militares de su patria, y tuvo que  exiliarse, después de haber sido elegido Presidente de la República por el voto universal y secreto, y ejercer escasos nueve meses. Yo llegué a Caracas al día siguiente de su fallecimiento, aquel 5 de abril de 1969, y desde entonces he podido, pues, conocer en palpitante carne y duros huesos a todos sus personajes literarios y apasionarme como uno más por las luchas que ellos libran  o libramos  contra la  barbarie y nuestro apasionado desenfreno por la civilización culta.
Subrayamos este detalle tan personal porque hemos visto en la sala Rajatabla, el otrora templo del gran teatro que creó el legendario argentino  Carlos Giménez, una apasionada versión del galleguiano cuento La mala hora, en  discreta y becketiana versión, escrita y dirigida por  Cesar Rojas, con  las plausibles caracterizaciones de Reinaldo Rivas (Enriqueta) y Omar Churión (Amelia), las  desopilantes hermanas empeñadas en traer hijos al mundo para quedar bien con la pueblerina Caracas  de los años 20  del siglo XX.Temible,rayando en lo  inverosímil, es el relación de amor-odio entre esas dos mujeres y la adoración, casi pagana, al hijo (Gustavo Adolfo) que las abandona, sin saber que su “mamá”  es su tía, etcétera. Con esta pieza argumental, Gallegos se adelanta en la creación literaria a muchos autores de su generación.
Y  no podemos dejar por fuera al otro cuento galleguiano hecho teatro en Guanare, por el argentino Aníbal Grunn y sus criollitos alumnos. Nos referimos a Los inmigrantes, delicioso texto que plasma a un judío libanés y un italiano  sentados en la banca del parque de un pueblo venezolano, mientras sus hijos se conocen, se aman y deciden procrear una nueva raza. Este espectáculo es una producción de la Compañía Regional de Portuguesa y se verá en Caracas durante el venidero Festival Internacional de Teatro. Razón más que suficiente para citarlo en esta crónica sobre la sentida expresión teatral donde participamos tantos sin detenernos en nuestros orígenes y hermanados por el viejo arte de Tespis.

miércoles, febrero 12, 2020

Escindida llega al Festival de Jóvenes Directores

Carlos Giménez murió en el año 1993.

El dramaturgo venezolano Elio Palencia está en Madrid y desde allá responde a unas preguntas sobre su pieza Escindida, la cual  será estrenada y hará temporada en el Centro Cultural Trasnocho, del 14 al 23 de febrero, en el Festival de Jóvenes Directores.
 Nos dice Elio:
Cuando conocí La Habana en 1987 con Rajatabla y el montaje de Casas Muertas, en aquellos tiempos de nuestro inolvidable Carlos Giménez, la ciudad y su gente me enamoraron enormemente; establecí relaciones de amistad que continuaron y crecieron, y como lo que te enamora, deseas seguirlo, disfrutarlo y conocerlo más, regresé.
Escindida nace, pues, de una estancia que tuve en La Habana a principios de los noventa, justo cuando empezaba el llamado “Período Especial” (Después de la caída de la URSS y por tanto Cuba quedó sin ese respaldo económico en medio del bloqueo); una estancia de privilegio, entonces, porque pude quedarme con familias amigas, integrarme y vivir la fantasía de “mimetizarme” en la cotidianeidad; “pasar por un habanero más” en unos tiempos en los que como turista no era nada fácil. Pues, ese viaje fue una inmersión interesantísima que me regaló muchas sensaciones, constataciones, negaciones, dudas, experiencias de autoconocimiento y de profunda humanidad… pero, sobre todo, me generó interrogantes. Y, claro, a mí las interrogantes me inquietan, quiero responderlas… y ahí está el teatro, la escritura como posibilidad para ponerlas a jugar en función de la dialéctica de dramático, del ver “qué pasa”, de poner gente a hablar en medio de situaciones e intentar observar, entender aunque sea un poco.
Empecé a escribirla en 1991, justo al llegar a Caracas, pero percibí que no expresaba, ni en forma ni en contenido, aquello que se movía dentro de mí y que se alejaba de tajantes blancos y negros, que conllevaba a matices, ruido y silencios, ambigüedades y entrelíneas… ¡y ya sabemos lo incómodas e inasibles que resultan tanto las ambigüedades como las entrelíneas! Insistía, pero nada. La aparqué. Dos años después decidí retomarla, sacarme eso de dentro. Ya vivía en Madrid con la experiencia tanto de la emigración propia como de la cubana (era época de una diáspora enorme, la del hambre) y de la relación con cubanos de dentro que venían de viaje a eventos teatrales del CELCIT y el FIT de Cádiz, me sentía con más herramientas y me puse a ello. Me costó muchísimo encontrar una forma que expresara algo que trascendiera –sin excluirlas- fáciles posiciones polarizadas o deterministas, que se remitiera a sensaciones y preguntas… que rezumara humanidad (finalmente, como concluyó Cabrujas, sobre todo “el teatro es la gente”) y por tanto no desestimara lo impreciso, los agujeros negros, lo indeterminado… eso que puede dar placer, pero también incomodar”.
La mejor forma que encontré fue tomar mi premisa en la que estaban una familia, sus sueños y frustraciones, la precariedad y el hambre… y me acerqué a autores maestros (entonces, participaba de un taller de dramaturgia), me dispuse a jugar al homenaje tanto con la densidad beckettiana o brechtiana, como con la performance, la intertextualidad o la ligereza de la conga, el drama costumbrista y el sainete… Gracias a jugar a ese eclecticismo y persistir en él  –con los escollos y dolencias, pero también alegrías que significa jugar con materiales tan diversos, y tú lo sabes- fue que pude poner “fin” en un borrador, que después trabajé y más tarde envié al Premio Marqués de Bradomín para Jóvenes Autores Teatrales de España, e inesperadamente –no muchos extranjeros lo habían ganado- me lo otorgaron. La editaron y el premio en metálico me dio para vivir varios meses y conocer parte de Marruecos. En algún periódico español, alguien me nombró como “el escritor cubano…”. Supongo que algo parecido le habrá pasado a Rómulo Gallegos cuando escribió Una brizna de paja en el viento, a raíz de su vivencia como exiliado en La Habana. Hasta ahora no se había estrenado, sólo alguna lectura dramatizada en público. Cuando gané el premio, se la envié a Rajatabla –una de mis casas- y sé que la leyeron, pero entonces ya no estaba Carlos Giménez. Estoy seguro de que él hubiese cuando menos propiciado su producción. Un par de directores talentosos y que respeto me habían halagado pidiéndomela para llevarla a escena, pero es una pieza tan fronteriza desde el punto de vista ideológico y estético que la “obvia ubicación” de los interesados me parecía muy peligrosa para los matices que siempre he cuidado como esencia de la pieza. Además de esto el momento y contexto en el que me la pidieron, también hicieron que me abstuviera de autorizarlo. Algo que quizás les fue difícil de comprender pero preferí no correr el riesgo de que un texto mío se prestara a la propaganda y mucho menos defender a algún polo, cosa que no deja de ofender a la inteligencia. Las circunstancias han cambiado y los tiempos también”.
Ahora, un joven director, Francisco Aguana, se ha visto conmovido por ella –cosa que me halaga, extraña y produce curiosidad- y me ha parecido pertinente abrirla la puerta para jugar con ese texto, hacer su primera propuesta a partir de él, arriesgarse y comprometerse con un proceso en el que un creador –y más si cuando sucedieron los hechos que la inspiraron no había nacido- tendría muchos retos por delante. Quedó seleccionado para el Festival y me parece estupendo que esté poniéndole al alma, en una época en la que ese tipo de teatro es muy difícil de producir sin apoyos públicos o privados. Se ha gestionado un elenco muy bueno y un equipo de profesionales con ilusión y esperanza. De modo que todo ese riesgo me produce respeto y admiración, al igual que su carrera como actor y por ello le he prestado todo el apoyo que me ha sido posible. Hacer algo así es esperanzador no sólo para el teatro y las artes, sino para todo lo mejor que pueda visualizarse como futuro en el país.
Y para cerrar, te cuento que el año pasado escribí un musical de pequeño formato para un director venezolano que vive en Londres y tres cantantes líricos de Madrid. Y ahora me encuentro rayando algunas hojas y tecleando acerca de estampas y personajes de un pasado más o menos cercano, algo muy íntimo, pequeñito (lo llamo “un cuadrito”) que me permite moverme lo más libremente que puedo en mi memoria y en los temas que generalmente me mueven… y en el autoconocimiento (Sócrates, delante jajaja) …no mucho más.
Gracias, Edgar.