martes, octubre 23, 2007

Llegan Borges y Goya con su teatro impúdico

Al teatro criollo no lo ha detenido ni la desaparición de sus protagonistas. Lentamente la escena en esta década se ha ido recuperando de la hecatombe de los 90, cuando perecieron sus más importantes creadores. Ya hay toda una generación que se está forjando no sólo en las escuelas sino que ya probó el escenario, que es el lugar de la verdad, donde se calibra el talento.
Decimos esto porque para estimular a esos emergentes teatreros, viene, por tres días, el más destacado autor, director y escenógrafo hispano del momento: Rodrigo García (Buenos Aires, 1964). Él y su compañía La Carnicería Teatro estarán del 1 al 3 de noviembre, con su espectáculo Borges+Goya y un conspicuo taller, para exhibirse en los espacios de la Asociación Cultural Humboldt, en San Bernardino, a las 8:00 pm
DESDE MADRID
Esta visita de Rodrigo y La Carnicería es posible por la gestión de la embajada de España en Venezuela, interesada en que se evalúe a una vanguardia con líneas de experimentación, entregada a la búsqueda de un lenguaje personal y totalmente alejada del teatro tradicional.
Rodrigo, instalado en Madrid desde 1986, donde trabajó como ayudante de carnicero en el negocio de su familia española, fundó hacia 1989 su agrupación La Carnicería Teatro para entregarse a una original y metódica experimentación, apuntalada en los aportes de algunos artistas plásticos, además de las influencias de autores como Beckett, Pinter, Pavlovsky, Arrabal, Cantor, Müller, Bernard Cèline y Handke.
Él revela que su Borges+Goya nació de dos situaciones diferentes. “Borges surgió porque me pedían hablar bien del escritor para un acto oficial en Madrid, el centenario de su nacimiento. Hice lo que pude: expresar mi admiración por su estilo y mi rabia ante sus graves descuidos cívicos: si tienes voz en un momento donde nadie tiene voz, cuando se mata impunemente a tu lado y a los tuyos, lo natural es usarla. Borges me enseñó que el amor a la obra de uno está por encima de salvar una vida ajena: me explicó la infamia, que en tantas obras había desaprobado. Prefiero que Goya me quite el sueño a que lo haga cualquier hijo de puta. Es un texto por encargo de una revista francesa. Al mismo tiempo hice una película, una videoinstalación en realidad. Pensé en el cuadro Duelo a garrotazos. En la película solamente intentamos aproximarnos a la atmósfera del cuadro. Reflejar densidades, aire “pesado” y gente en soledad dando golpes al aire. El texto es otra cosa. Es el retrato de un perdedor maravillosamente loco. A tal punto que no creo que sea un perdedor: sólo pasa que no tiene dinero... y es del Atlético de Madrid.
Convencido de la utilidad del arte, Rodrigo advierte con malestar que “la sociedad que vivimos está alejada de la poesía en la vida cotidiana, porque no todo puede ser trabajar, ganar dinero, ir a comprar, entretenerse en el peor de los sentidos, y morir en una pobreza espiritual alarmante. Al menos en Europa, es así. Los grandes centros comerciales ofrecen unas experiencias muy primitivas y tristes. Y la mayor parte de la gente no tiene circuitos alternativos a esa rutina de: lugar de trabajo-casa-centro comercial. A esto hay que sumarle el miedo a lo diferente. Todos nos parecemos demasiado, creemos saber qué es bueno y qué es malo. Eso es falso. Mi teatro intenta atacar estas ideas primarias, demasiado elementales. Nosotros proponemos saltar los límites, las barreras, los tabúes. Si puedo entregar a la gente mensajes contradictorios, lo hago. Así cada persona reflexiona y elige, en medio de una confusión de ideas. Ya le digo: odio las certezas. Eso crea hombres como animales en rebaños. Y entonces llegan los totalitarismos. El arte es impúdico. Lo impúdico nos ayuda a reflexionar. No hablo de la desnudez de un cuerpo, sino del alma”.
NADA ORTODOXO
Reitera que su agenda en Caracas será exhibir Borges+Goya y “dar unas charlas sobre mis procesos artísticos y voy a poner algunos dvd de mis creaciones. Pretendo que los asistentes conozcan mi forma de hacer arte, que no es muy ortodoxa y tal vez por eso pueda ser interesante para ellos. Espero mostrar mi trabajo, hablar de los procesos y generar debates. Si discutimos, estamos vivos. Si hay consenso, si mis obras gustan a los participantes, no son efectivas, son simplemente una obra más. El arte debe generar malestar, porque lo que no es habitual y conocido desestabiliza. Eso es positivo”.
Tiene poca información sobre el teatro venezolano, pero sabe que hay tradición y grupos históricos. ”Pero no sé nada de su teatro actual. Pero atención: a mí el teatro no me interesa. Me interesan las manifestaciones artísticas dentro de edificios-teatros. Pero no el teatro historicista que suele hacerse, el clásico o el apegado a las tradiciones. Prefiero obras mal hechas, obras de artistas que van buscando su discurso personal en contra de lo conocido”.
No tiene pensado ver espectáculos en Caracas, porque “normalmente cuando uno va a trabajar tan poco tiempo, no queda espacio para otra cosa que cuidar tu propia obra. Pero si hay una noche libre y algo que a priori me resulte atractivo, iré. Yo odio el teatro convencional. No puedo ver Ibsen ni Shakespeare. Creo que no son eficaces políticamente en 2007.Que se necesita otra cosa: nuevas voces. Pero si alguien hace algo personal, si algún artista esos días hace algo con su sello de identidad, sin seguir la tradición teatral, casi seguro que iré a verle”.

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