martes, diciembre 04, 2007

Abdón Villamizar dona teatro a Venezuela

Es la una de la mañana del 25 diciembre de 1986 y un hombre blanco y pequeño trata de alcanzar a su perro Teny que alegremente cruza la avenida Ámsterdam en la esquina de la calle 72 del West Side de Manhattan. Cuando despierta, dos días después, yace en la terapia intensiva del hospital Sant Lukas. Un camión del aseo urbano de una empresa particular lo atropelló y escapó, tras matar a su mascota y dejarle siete costillas rotas, la pelvis partida y una pierna menos (la derecha), además del hombro izquierdo dislocado. Lo único que él recuerda de aquello es a un agente de policía que le quitó su billetera, mientras estaba inmóvil y atontado en el asfalto, y además le arrancó del cuello una cadena con la imagen de la Virgen de Coromoto. “Ahí me quedé en tinieblas”.
Su lenta y riesgosa recuperación le llevó 30 meses en el hospital Gold Water en la Rooswelt Island. Ese tiempo, que no olvidará jamás, no lo perdió. Aprendió computación, pintura, dirigió un espectáculo y comenzó a escribir sus tres primeras piezas teatrales, las cuales compiló, editó y bautizó en Caracas, en el año 1992, en su primer libro Los estudiantes/El decorador/Los roommates.
INMIGRANTE
Ese es el teatrero Abdón Villamizar (San Cristóbal, 30 de julio de 1929).Vive en Nueva York desde 1962 y viene a Caracas por lo menos una vez al año para recargar sus baterías venezolanas. Además de director y autor de teatro, fundó hacia 1969 el Instituto de Arte Teatral Internacional (IATI), el cual actualmente destaca entre las agrupaciones alternativas neoyorquinas, pero dirigido ahora por Vivian D’ Ángelo, y funciona en el 59-61 de la calle 4.
Cuando se radicó en Estados Unidos se ganó primero la vida como mesero y cocinero, “mi sazón es famosa y me ha permitido ganarme unos cuantos dólares”, además de maquillador, peluquero y excelente mecanógrafo. “Nadie podrá negarme es que ha vivido intensamente y que puse mi montoncito de granos de arena para que el movimiento teatral de los latinos en Manhattan creciera en las difíciles décadas de los años 70 y 80”, advierte.
CARACAS
Abdón, hijo de Maria del Rosario Villamizar Fernández, al despuntar los 18 años se instala en Caracas y para satisfacer sus pasiones estudia actuación con Juana Sujo, Alberto de Paz Mateos y Horacio Peterson, pero es con Enrique Benshimol, en la Escuela de la Casa Sindical del Paraíso, desde 1950, donde solidifica conocimientos y comienza a trabajar en radionovelas y diversos espectáculos teatrales, al tiempo que, bajo la égida de George Stone, se adiestró para la televisión y hasta sus trabajitos hizo en Rctv.
Paralelamente, Abdón logró instalar y hacer funcionar el hotel Brisas del Torbes, en la avenida El Ejército, de San Francisquito a Puente Ayacucho. La dictadura perezjimenista lo obstinó y lo incitó a marcharse de Venezuela. “Había comenzado a odiar la mala política y además necesitaba probar suerte en otros escenarios, para así decirlo, y me marché el 28 de mayo de 1958. Económicamente no estaba mal, pero no miré para atrás y aterricé en Miami para hacer después un largo periplo por la costa oeste de Estados Unidos, hasta que fijé residencia en Nueva York, en el otoño del año 1962, cuando los árboles pierden sus hojas y Central Park se queda sin su verde vestidura. Nunca imaginé todo lo que ahí me iba a pasar, en bien y en mal, aunque sabia que el teatro iba a ser mi pan cotidiano. Y así ha sido hasta ahora, con unos cuantos tragos amargos y dolores físicos además”.
SALA TAMANACO
A principios de 1970, el pujante Abdón consiguió el basement o sótano del edificio 8 East de la calle 16, en las inmediaciones de la Union Square, y comenzó a crear su sala teatral Tamanaco, “luchando” con los vecinos y con el Departamento de Bomberos de New York, allá las normas de seguridad no son un juego. “Mi teatrico sobrevivió hasta unos cuantos meses después de mi accidente, pues la buena gente que me sustituyó mientras empezaba ese largo proceso de rehabilitación, tuvo que entregarla, ya que allá los contratos de arrendamiento tienen sus peculiaridades y yo, sin lugar a dudas, hacia falta. Recuerdo que ahí lo primero que monté fue Chuo Gil de Uslar Pietri, y numerosas obras de Sartre, Pasos y varios autores españoles y latinoamericanos”.
DRAMATURGO
Abdón cuenta que un día, mientras contemplaba las fría y desnudas paredes de su habitación en el hospital Golden Water, "siempre monótonas y atormentadoras, además de los dolores físicos, decidí luchar conmigo mismo, y para tratar de sobreponerme a mi drama, tome la decisión de escribir tres comedias; pensé que distrayendo mi mente, en algo positivo y refrescante, iba ayudarme en mi terapia y podría luchar así en aquellos momentos de angustia y soledad que embargaban. Me puse a escribir, impulsado por mis sentimientos y mi urgente necesidad. Salió el borrador del primer volumen de comedias. Cuando regresé a mi apartamento, en la calle 72, continué en esa tarea y desde entonces he entregado cuatro libros más. Son algo así como una veintena de obras, además de unos cuentos y relatos”.
Precisamente, Abdón informa que este viernes 7 de diciembre, en la Sala Rajatabla, a las siete de la noche, gracias a su director Francisco Alfaro, presenta o bautiza su más reciente libro, Antología / Teatro, Monólogos y Cuentos. “Quiera Dios que puede ver escenificados ante mis compatriotas algunos de los textos que ahí incluí u otro de los que aún esperan en mis otros tres libros, ya que en Nueva York sí he logrado ver representadas algunas de esas comedias. Ese, es por supuesto, mi legado a esta tierra venezolana”.

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