martes, febrero 26, 2008

En Washington esperan más teatro venezolano

Terminó la temporada de cuatro semanas en Washington D.C. de la pieza teatral Tu ternura Molotov del venezolano Gustavo Ott con positivos resultados de público y de críticas especializadas, como lo declara Hugo Medrano, productor del espectáculo que se exhibió en el GALA Teatro Hispano, desde el pasado 31 de enero
Medrano comenta que no ha presentado hasta ahora tantas obras venezolanas como le hubiera gustado, “porque me gusta mucho el teatro de tu país, sobretodo el del gran trío: Rodolfo Santana, José Ignacio Cabrujas (hicimos Acto Cultural) e Isaac Chocrón (pusimos algo de él en los primeros tiempos) y, por supuesto, Ott, de quien, a lo largo de nuestra trayectoria hemos exhibido: Pavlov: 2 minutos antes del crimen, Nunca dije que era una niña buena, Divorciadas, evangélicas y vegetarianas, y ahora Tu ternura Molotov. Por cierto, salieron las críticas de The Washington Post y el City Paper, los más importantes periódicos, sin contar los blogs, y han sido buenísimas para Gustavo y la producción. Estoy supercontento”.
-¿Cuántos montajes hasta ahora?
-No podría decir la cantidad exacta ahora mismo, pero considerando que hemos mostrado como mínimo cuatro producciones (de GALA, no de artistas invitados, que son muchas más) por temporada, en 31 años da un total de 124, ¡Vaya, qué lindo número, no termina ni en cero ni en cinco, que suena a aniversario!
-¿Cómo escoge las piezas?
-El diseño de la temporada, la selección de piezas, ha sido siempre la parte más difícil de mi trabajo. Para ello tenemos en cuenta que debemos incluir la dramaturgos de diferentes países, propuestas variadas en cuanto a estilo o temática, un clásico y, desde luego, una creación original musical. Para todo esto, tenemos varios consejeros literarios que reciben y leen obras y luego aportan sus comentarios y sugerencias. Finalmente nos reunimos el productor asociado, director administrativo y de desarrollo y yo, y ahí cocinamos la temporada total.
-¿Cuál es la programación de este 2008?
-Después de Tu ternura Molotov presentamos un montaje mío, Bodas de sangre, de Federico García Lorca, con actores invitados de España; tenemos un musical Boleros & Blues: El legado de Lara; viene la presentación de La Bruja, fascinante artista latina del hip-hop underground de Nueva York y en diciembre realizamos nuestro Festival Anual de Flamenco Contemporáneo: Fuego Flamenco 4. Todo esto salpicado con las presentaciones del taller de jóvenes “Paso Nuevo” y las obras para niños de nuestro programa GALita, dedicado al teatro para los niños y los jovencitos, ya que hay que preparar el publico del mañana.
-¿Cuál ha sido la respuesta o la reacción del público a los 31 años de labores de Gala?
- Desde el principio la respuesta de los estadounidenses ha sido muy amplia. Hay en ella varios elementos como la solidaridad, la curiosidad, el interés intelectual, y sobretodo la necesidad de disfrutar de una expresión artística auténtica. Saben que en GALA, que no es otra cosa que Grupo de Artistas Latinoamericanos, no funcionamos con estereotipos. La visión de Latinoamérica que reflejan nuestros artistas no es la de Disneylandia o la de la Casablanca. La nuestra es una visión honesta, real, actualizada, auténtica. Y nuestro público de origen anglosajón lo sabe y por eso pueden apreciar obras de una Griselda Gambaro, un Marco Antonio de la Parra o un Gustavo Ott. Por el lado del apoyo financiero, tanto el auspicio oficial, de la ciudad y federal, como del ámbito privado y corporativo, ha sido muy bueno y espontáneo desde que comenzamos. Así son aquí las entidades de asistencia a las artes: si te apoyan la primera vez y ven que les cumples, que eres responsable y comprometido con lo que haces, te adoptan para siempre.
-¿Han captado público suficiente?
-Washington tiene una comunidad anglosajona bastante grande que habla español. Hay que tener en cuenta que, como capital del país, es sede de organismos internacionales y nacionales donde es necesario hablar castellano y cuyos funcionarios han vivido o tenido experiencias en diferentes países de Latinoamérica. Para ellos, nuestra cultura les es familiar y GALA les permite mantenerla fresca. Además, en los últimos años Washington ha experimentado un importante aumento de hispanoamericanos y de jóvenes profesionales, en particular. Muchos necesitan “cepillar” su castellano y GALA les ofrece esa oportunidad.
Con respecto al público latino, Medrano (nació en Argentina y salió en los años 60) explica que, desde nuestro “nacimiento hasta ahora ha variado. Y eso tiene que ver con los cambios de las comunidades inmigratorias a esta zona. En los 70 teníamos a refugiados políticos e intelectuales del cono Sur y podíamos presentar obras de cierto calibre y contenido, pero en los 80 y 90 llegaron las grandes olas de inmigrantes centroamericanos con otros tipo de necesidades y eso cambió el perfil de nuestra comunidad y, por ende, la composición de nuestro mensaje y la estructura artística y programática de nuestra organización. Por tal razón, hemos creado, por ejemplo, talleres de dramaturgia e interpretación para jóvenes de estudios secundarios que han resultado muy eficaces no sólo para canalizar el interés de los estudiantes hacia un quehacer artístico, sino también atraer a ellos y sus familiares a nuestras programaciones profesionales”.
-¿Ha pensado producir solamente piezas en inglés?
-No. Nunca presentamos ni presentaremos solamente obras en inglés. Ocurre que alguna de nuestras producciones o presentaciones de artistas invitados son inglés, pero ello se debe a que son artistas hispano-americanos, cuyo idioma primero y su proceso de creación es en inglés.

-¿Por qué se instala en Washington y cómo creó GALA?
-Bueno, a Washington llegué arrastrado por las fuerzas del amor. En esa época era muy apasionado. Ahora, casado y con tres hijos varones, estoy más calmado en ese aspecto. La pasión y los riesgos los dejó para mis proyectos y producciones con GALA. Llegué en 1971 y la relación se cortó a los seis meses, o algo así. No quise volver a Madrid; había abandonado precipitadamente a un grupo de teatro infantil y me sentía (y sigo sintiéndome) muy culpable. Así que me quedé aquí. Claro, el panorama no era muy halagüeño. Yo no hablaba una palabra de inglés. En ese tiempo Washington era una ciudad muy pueblerina. Los únicos teatros existentes eran el National, el Wagner, el Arena Stage, el Kennedy Center que se acababa de abrir, y unos pocos e incipientes teatros alternativos como el Theatre Lobby y el Back Alley. De teatro latino no había nada. Así que me tuve que remangar la camisa y ponerme a trabajar en esta gran aventura que se convirtió GALA.
-¿Contra qué luchó y quienes trabajaron en esa etapa inicial tan fundamental para llegar a donde está?
-Primero tuve que luchar contra el idioma. De modo que tuve que ponerme a estudiarlo a todo vapor; era la única manera de sobrevivir y llevar a cabo cualquier empresa. La segunda y más importante para mi concepto de un teatro latino en este país, era la aculturación de nuestro pueblo, de nuestra comunidad en Washington. En ese momento, Estados Unidos mantenían la premisa del melting pot, o sea una sociedad donde todas las culturas se asimilaran a la cultura dominante. Mi idea fue siempre la de un teatro auténticamente latino, en cuanto a su temática, su estructura, lenguaje artístico, estilo y formación actoral. Nuestras producciones son en español con traducción simultánea al inglés, y las que se presentan en inglés (porque son de autores hispanoamericanos que escriben originalmente en ese idioma) van con traducción simultánea al español.La mayor dificultad en los comienzos fue conseguir actores con alguna experiencia que se comprometieran a trabajar en esta enorme tarea. Poco a poco fui descubriendo actores o ex-actores, pintores, escritores, en fin, artistas escondidos en nuestra comunidad. Organicé talleres de teatro, y empezamos a ensayar y presentar obras que tuvieron una acogida increíble. Y así nació GALA, que son las siglas de “Grupo de Artistas Latinoamericanos”, en el año 1976. Mi esposa Rebecca era, y es, el motor administrativo y de desarrollo del grupo. Una mujer infatigable, pura dinamita, a quien adoro y con la cual llevo 34 chispeantes años de casado. Con la ayuda de mis suegros conseguimos una casa de tres pisos que adaptamos a una especie de teatro, café concert de 80 localidades que inmediatamente se convirtió en el foco cultural de la comunidad latina de la ciudad y donde se presentaron artistas no solamente de nuestra comunidad sino también importantes figuras del teatro y las letras latinoamericanas.
-¿Cómo llegó a tener un espacio como el Teatro Tivoli?
-Después de muchos años, muchos esfuerzos y mucha pasión.Durante mucho tiempo estuvimos de un lado al otro como gitanos, montado un espacio allí, reconstruyéndolo en otro lugar, y vuelta a montarlo en otro edificio. Pero a cada uno de ellos lo convertimos en un “must”, en la cita obligada del hispano amante de su cultura. Hasta que después de haber pagado nuestro “derecho de piso” nos comprometimos a construir nuestro propio y flamante espacio teatral , dentro del Tívoli, un legendario teatro de los años 20. Comenzamos una formidable campaña de recaudación de fondos que tomó más de dos años y colectó más de cuatro millones de dólares para la construcción de los que es ahora una acogedora sala de 300 localidades cuyo diseño recoge elementos arquitectónicos del antiguo teatro y los funde dentro de una construcción moderna.
-¿Han preparado una generación de relevo?
Estamos en el proceso. Cuesta mucho conseguir gente comprometida con el arte en esta ciudad, especialmente latinos, y específicamente actores. Afortunadamente la ciudad se ha desarrollado muchísimo a nivel cultural y cosmopolita. Además, su cercanía a Nueva York la hace más atractiva. Y ahora que estamos establecidos como unos de los teatros hispanos más importantes del país, y con la nueva visibilidad que nos da la nueva sala, es más fácil atraer artistas y administradores jóvenes. La gran lucha, sin embargo, continúa siendo el monstruo de la aculturación. Y eso toma su tiempo y preparación.
-¿Cómo se prepara para los próximos 30 años?
-Dispuestos al alcanzar nuestra meta de ser un auténtico y estimulante centro de creación artística latinoamericana a nivel nacional. Para ello estamos trabajando para crear redes de intercambio cultural con los organismos culturales de Latinoamérica y Estados Unidos y desarrollando puentes de apoyo financiero y desarrollo internacional.
- ¿De dónde viene Hugo Medrano, dónde estudio o dónde trabajo en Argentina? ¿Qué lo hizo emigrar y que lo lleva a Estados Unidos?
-Soy argentino y estudié teatro allí. Soy egresado de la Escuela de Teatro de La Plata, donde recibí una educación teatral integral muy solida: técnica de la improvisación, método Stanislawsky, técnica de la voz y canto, expresión corporal, historia del teatro; y además, maquillaje y nociones de escenografía, iluminación y vestuario.Los maestros de la escuela eran realmente de primera, venían de Buenos Aires a dictar sus clases a la capital de la provincia. Entre ellos podría citar al que más me formó, el querido Francisco Javier, y tambien Norberto Manzanos. De La Plata, pasé a Buenos Aires donde estuve haciendo teatro, café concert y espectáculos para niños, junto con algún que otro “bolo”en televisión y mi gran debut en el cine: una espectacular producción de la famosa novela Una excursión a los indios ranqueles, donde tuve la oportunidad de compartir la pantalla con las grandes estrellas del momento, Alfredo Alcón, Ignacio Quirós, Graciela Borges y otros tantos. Desgraciadamente la productora quebró y nunca se alcanzó a distribuir. Más adelante hice otras películas en Argentina, España y aquí en Estados Unidos; nada muy importante porque nunca me interesó mucho el campo de cine, o televisión (yo me considero un hombre de teatro, más bien), pero ésa con Alcón me quedó grabada para siempre porque tenía muchas escenas con él, que era mi ídolo (y lo sigue siendo). En 1965 fui seleccionado por Carlos Augusto Fernandez para integrar sus clases, pero solo pude aprovecharlas por tres meses ya que me salió una beca del Instituto de Cultura Hispánica para hacer estudios de teatro en Madrid. Así llegué a España donde viví por seis años. Allí estudié en el Teatro Estudio con William Layton y Miguel Narros, y luego con José Monleón y técnica de Grotowsky con Renzo Casali. También, y muy importante para mi preparación como director teatral, hice clases maestras con los grandes directores españoles José Osuna, José Tamayo y Adolfo Marsillach. En 1968 me embarqué en un romance que me llevó a atracar en Lima y allí, con un grupo de actores de gran entusiasmo, fundé el colectivo HADA que presentó algunos trabajos pero que por falta de dedicación no alcanzó a tener una larga vida. Hice unos pocos trabajos como actor en el Corral de Miraflores y en televisión y después de 9 meses volví a España, que ya me estaba ”tirando” mucho. Continué trabajando en Madrid y fuí co-fundador y miembro del grupo de teatro itinerante para niños Nuevo Teatro Infantil (NIT), con el cual recorrimos todo España con mucho éxito.

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