lunes, febrero 11, 2008

Rajatabla contra la peligrosa ociosidad juvenil

Es en Venezuela donde más obras de sus dramaturgos deben representarse y no esperar que sea en el extranjero donde nuestros autores sean mas conocidos. Y es por eso que el histórico grupo Rajatabla tiene en su sala El peligroso encanto de la ociosidad, una pieza de Gilberto Pinto (Caracas, 1929) que conforma una trilogía que este escritor iniciara en la década de los 60 con El hombre de la rata (1963) y La noche moribunda (1966). Ahí, este revolucionario pensador trata de contestar con voz airada a los gritos histéricos de la contra cultura, de exacerbación erótica, de su "muerte a la palabra" y de propagación de lo más nocivo de la televisión.
Pinto, quien obtuvo por sus méritos el Premio Nacional de Teatro en 1999, afirma que "lo más grave es que la juventud sin talento se arrojó en brazos de esa contra-cultura, olvidándose de que el papel del artista, como dice el filósofo Karl Popper, no es estar a la moda. Empezaron los happening y la desaparición del contenido, tratando de imponer una cultura de garabato y de balbuceos. En algún momento hasta se llegó a considerar que provocar al espectador era el único medio de alcanzar un teatro activo"”..
“Esta tercera pieza constituye una especie de climax de las dos anteriores. Hay asomos de que la contra-cultura está dando pasos a un humanismo que nos hace soñar con una nueva utopía. Algo esta cambiando, y el contenido de El peligroso encanto de la ociosidad parece, paradójicamente estimar que no será posible ir más allá. Desde que asumí su creación soñé con un elenco de jóvenes que hubiesen padecido los avatares de alguna de esas décadas. Los encontré en el taller del Grupo Rajatabla. A esto se suma el innegable talento de mi ex -alumno Germán Mendieta, encargado de dirigirlos, y que ha vivido también esos años".
RAJATABLA HACIA SUS 37 AÑOS
Los proyectos culturales en Venezuela están condenados a la desaparición por la insuperable mortalidad de sus dirigentes o lideres. Pueden sobrevivir siempre y cuando los fundadores o creadores logren la institucionalización, la cual pasa por la formación de una capaz y honesta junta directiva que los releve o sustituya cuando sea necesario o conveniente. Carlos Giménez al poner en marcha al grupo teatral Rajatabla nunca sospechó que solamente podría comandarlo durante 22 años, pero, tras su desaparición, ese equipo que él había formado y probado continuó y ahora, prepara la celebración de 37 años de labores artísticas, el próximo 28 de febrero
Así piensa y lo manifiesta Francisco Alfaro, el presidente de la institución rajatablina que desde los años 70 colocó al teatro venezolano en la escena internacional al convertirse en la insustituible plataforma realizadora de los Festivales Internacionales de Caracas, al tiempo que se erigió en una impresionante factoría de espectáculos de novedosas estéticas, la cual que no se ha detenido ni cerrado a pesar de diversos y complejos factores socioeconómicos.
RELEVO
Francisco (Paco) -nacido en Madrid el 17 de octubre de 1950 y venezolanizado por la vida y las leyes, desde 1958- asumió la dirección de Rajatabla el 28 de marzo de 1993 y “no he abandonado la nave”, ni aún cuando haya tenido que operarse de aquellas dolencias típicas de los hombres. “Participé en el espectáculo inaugural, Tu país está feliz, el 28 de febrero de 1971, y me quedé aquí, tras abandonar mis estudios de sociología en la UCV. Sigo siendo actor y no me arrepiento de nada. Me casé con Miriam Pareja y procreamos un hijo”.
Reconoce que las desapariciones de Giménez y del primer actor José Tejera (1992) fueron golpes severos para la institución. “Hubo que tomar urgentes decisiones, como era la temporada de 1993 dedicada a la dramaturguia de Isaac Chocrón, centrada en sus piezas Animales feroces, Mesopotamia y Asia y el Lejano Oriente. Pero la dinámica interna de la agrupación y la crisis interna de ese año nos llevó a desechar dos obras de ese proyecto y nos dedicamos a la producción de La cándida Eréndira y su abuela desalmada, versión que el director Raúl Brambilla escribió a partir del texto de Gabriel García Márquez; la estrenamos y nunca suspendimos a pesar del duelo. Seguimos con una gira por diversos escenarios argentinos con El coronel no tiene quien le escriba y logramos un fenomenal éxito de taquilla y de crítica. El espíritu de Carlos nos acompañó y desde entonces nunca nos ha abandonado”.
Comenta que por esa razón todavía llevan a escena algunos de los montajes gimenianos, “además queremos que las nuevas generaciones los aprecien. Por eso hemos remontado otros espectáculos memorables como El señor presidente y Tu país está feliz. Esa es una forma de mantenerlo vivo en la escena. También hemos producido no menos de 50 obras, incluso con las reposiciones de algunos de estética gimeniana. Además continuamos con los talleres de formación para las nuevas generaciones, las giras internacionales y las visitas periódicas a diversas poblaciones venezolanas. En síntesis: la institución vive y en escena y para este año tenemos una programación sumamente nacionalista. Y como somos un grupo representativo de nuestro teatro, Pdvsa nos ha ayudado a mejorar notablemente la planta física del edificio Rajatabla y además crear una placita con el busto de Carlos Giménez. Noble gesto que nos compromete mucho más con la comunidad”.
TEMPORADA 2008
Paco, que se ha caracterizado por hablar poco y trabajar bastante, anunció que montarán durante eso año, por ahora, cuatro piezas, seleccionadas en un concurso de dramaturgia nacional. ”Entre un total de 52 textos enviados por criollos que participaron así en la convocatoria para la Primera Muestra Concurso Rajatabla de la Nueva Dramaturgia Venezolana en homenaje a Gilberto Pinto. Las obras serán producidas y llevadas a escena por la institución durante este año. Abrimos en abril con Los dioses del sur, de Vicente Lira, dirigida por José Domínguez. Proseguimos con Contacto de Carmen García Vilar, bajo la dirección de Rufino Dorta. Y vienen: La jaula big show de Héctor Castro y José Amindra de Roberto Azuaje, puestas por José Sánchez y Dairo Piñeres, respectivamente. Con esto sólo pretendemos promover y llevar a la cartelera la nueva dramaturgia venezolana del siglo XXI, cosa que debe preocuparnos e interesarnos a todos los teatreros”.
Pero las actividades en el edificio Rajatabla ya comenzaron, desde el pasado 7 de febrero, con El peligroso encanto de la ociosidad, un melodrama de Gilberto Pinto, dirigido por Germán Mendieta. “Con esta producción la Fundación Rajatabla quiere rendirle un merecido homenaje a ese gran maestro, dramaturgo, director, teórico y una de las glorias vivas que más ha influido en el quehacer del teatro venezolano en los últimos 60 años. Ahí actúa una nueva generación de histriones integrada por Rossana Hernández, Carolina Gentile, Gabriel Agüero, Elvis Chaveinte, Eliseo Pereira, Tatiana Mabo y Berluz Briceño. La Iluminación es de José Domínguez y Víctor Reyes. Yo hago la producción y me acompaña Gerardo Luongo. Las funciones serán de jueves a sábado a las ocho de la noche y los domingos a las seis de la tarde”.
Y para despedirse, Paco comenta que también quieren reponer Oficina No.1, el último montaje de Giménez, en ocasión del centenario del poeta Miguel Otero Silva, o Casas muertas, otro de sus textos.

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