Viene el escritor peruano Mario Vargas Llosa para ver el montaje de su pieza Al pie del Támesis, la cual bajo la dirección de Héctor Manrique se presentará desde el 8 de agosto en el Teatro Trasnoche, a las 10:00 PM, con los actores Iván Tamayo y Carlota Sosa.
Sobre los detalles de la presencia en Caracas de Vargas Llosa, el director Manrique no precisó ni la fecha ni la hora exactas, ni tampoco las características de su agenda, pero “sí está garantizada, ya que Mario, en carta privada, me expresó su íntimo deseo de ver este segundo montaje que le hacen, en América Latina, de su obra estrenada durante el pasado mes de marzo en Lima, con Alberto Isola y Bertha Pancorvo, dirigidos por Luis Peirano. Con este espectáculo festejamos los 25 años de labores del Grupo Actoral (GA-80) y él quiere estar presente en nuestra fiesta porque es amigo de Juan Carlos Gené, su fundador”.
BESO ENTRE AMIGOS
Recordó que este melodrama se basa en la historia de dos amigos que tenían 30 años sin verse y cuya relación se rompió, en cuanto uno de ellos intentara besar al otro en un gimnasio y recibiera una bofetada que le hizo sangrar abundantemente. Este reencuentro se produce en una suite del hotel Savoy, en las inmediaciones del londinense río Támesis. Ahí “Chispas Bellatín” (Iván Tamayo) es visitado por la supuesta hermana de su viejo amigo “Pirulo” Saavedra, Raquel Saavedra (interpretada por Carlota Sosa), poco antes de una reunión de negocios de aquél. Ella durante la conversación le reclama la forma en que trató y luego se alejó de su hermano.
Bellatín, luego de exponer sus razones para tal distanciamiento, se da cuenta de que Raquel no es otra cosa que un transexual, es el mismo “Pirulo” transformado en mujer, luego de una larga operación en Casablanca. Durante el diálogo, ambos se confiesan sus fracasos sentimentales y fantasean sobre lo que pudo pasar de haber tenido ambos una relación de pareja.
“Chispas” le confiesa a su amigo “Pirulo” (ahora Raquel) que siempre le rondó en la cabeza la idea de qué hubiera pasado si él se hubiera dejado dar ese beso, dejando entrever que, con medio cupón de vida, aún duda de su verdadera identidad.
Manrique aclara que el texto teatral de Vargas, “no es precisamente una obra realista, pero que hay que enfrentarlo, desde el punto de vista de los actores, con verdad y organicidad, lo cual se nos ha convertido en un verdadero reto profesional. Nos hizo trabajar con mucha adrenalina porque queremos ver que puede pasar con una obra tan rica en posibilidades y donde, como el autor ha puntualizado, sus temas centrales son la amistad, la forja de una identidad como acto vital creativo y rebelde, además de los rituales y maleficios del sexo en la secreta vida de las personas”.
Subraya que los actores estudiaron intensamente el texto,”hermosamente escrito”, y con sus respectivas visiones de los personajes han logrado llevar a la escena a dos seres nada frecuentes. ”La composición que Carlota hace del transexual Raquel le propone al público una serie de enigmas que van a mantenerlo en suspenso por su misma construcción. La imagen que tengo es la de esas muñecas rusas, las matrioshkas, que tienen otras similares adentro, pero de diferente peso y tamaño. Es una pieza de pequeños estallidos dramáticos que se van sucediendo en cuestión de segundos ante los ojos del público y como van revelando el problema de la identidad de los seres humanos, con la cual no nacemos sino que la vamos construyendo o la adquirimos paso a paso, y que cuando no tenemos la suficientemente fuerza o valentía termina siendo, como dice Vargas Llosa, una esclavitud”.
LA IDENTIDAD
Agrega Manrique que la temática de la transexualidad de uno de los personajes, es altamente explosiva, ”algo con lo cual el hombre pudo haber soñado en algún momento de su proceso histórico y que ahora puede gracias al desarrollo de la humanidad, especialmente de las ciencias médicas y psiquiátricas. Algo que hace 50 o 60 años era una utopía, pero que ahora es una cotidianidad eso que llaman reasignación quirúrgica del sexo. En estos momentos, ante esa posibilidad de adquirir otra identidad, hay mujeres y hombres que toman esa compleja decisión que implica incluso poner en riesgo la misma vida y la cual no tiene marcha atrás cuando se ejecuta. De eso y muchas cosas trata el espectáculo que nosotros le brindaremos a los caraqueños. Es un alegato serio, como sólo Vargas Llosa lo podía proponer, sobre una temática que está ahí, palpitando, y que él abordó a principios de esta década, después de escuchar una anécdota del escritor cubano Guillermo Cabrera Infante, tras haber recibido en su residencia londinense, al transexual venezolano Esdras Parra, a quien conociera en Caracas como un varón, periodista cultural en los años 70”.
Reitera, citando a Vargas Llosa, que lo que se lleva al escenario no es sólo la cuestión de la transexualidad, sino también el problema de la identidad, sexual sí, pero es la identidad. “Un tema fascinante porque tiene que ver con la libertad humana, cuando significa para un individuo poder elegir su identidad, es decir, en qué dioses cree o no cree, dentro de qué cultura va a vivir, qué lenguaje va a ser fundamentalmente el suyo, qué convicciones, qué principios, qué valores van a ser los que normen su vida y cuál va a ser su sexo. Eso en el pasado no se elegía, eso venía impuesto por tu pertenencia a una comunidad. No podías ser otra cosa. Pero a medida que avanza la civilización el individuo se va desprendiendo mucho de esa comunidad y va eligiendo de acuerdo con su vocación, de acuerdo a sus convicciones, de acuerdo a sus instintos, lo que realmente quiere ser. Ese es el tema profundo de la obra".
Sobre los detalles de la presencia en Caracas de Vargas Llosa, el director Manrique no precisó ni la fecha ni la hora exactas, ni tampoco las características de su agenda, pero “sí está garantizada, ya que Mario, en carta privada, me expresó su íntimo deseo de ver este segundo montaje que le hacen, en América Latina, de su obra estrenada durante el pasado mes de marzo en Lima, con Alberto Isola y Bertha Pancorvo, dirigidos por Luis Peirano. Con este espectáculo festejamos los 25 años de labores del Grupo Actoral (GA-80) y él quiere estar presente en nuestra fiesta porque es amigo de Juan Carlos Gené, su fundador”.
BESO ENTRE AMIGOS
Recordó que este melodrama se basa en la historia de dos amigos que tenían 30 años sin verse y cuya relación se rompió, en cuanto uno de ellos intentara besar al otro en un gimnasio y recibiera una bofetada que le hizo sangrar abundantemente. Este reencuentro se produce en una suite del hotel Savoy, en las inmediaciones del londinense río Támesis. Ahí “Chispas Bellatín” (Iván Tamayo) es visitado por la supuesta hermana de su viejo amigo “Pirulo” Saavedra, Raquel Saavedra (interpretada por Carlota Sosa), poco antes de una reunión de negocios de aquél. Ella durante la conversación le reclama la forma en que trató y luego se alejó de su hermano.
Bellatín, luego de exponer sus razones para tal distanciamiento, se da cuenta de que Raquel no es otra cosa que un transexual, es el mismo “Pirulo” transformado en mujer, luego de una larga operación en Casablanca. Durante el diálogo, ambos se confiesan sus fracasos sentimentales y fantasean sobre lo que pudo pasar de haber tenido ambos una relación de pareja.
“Chispas” le confiesa a su amigo “Pirulo” (ahora Raquel) que siempre le rondó en la cabeza la idea de qué hubiera pasado si él se hubiera dejado dar ese beso, dejando entrever que, con medio cupón de vida, aún duda de su verdadera identidad.
Manrique aclara que el texto teatral de Vargas, “no es precisamente una obra realista, pero que hay que enfrentarlo, desde el punto de vista de los actores, con verdad y organicidad, lo cual se nos ha convertido en un verdadero reto profesional. Nos hizo trabajar con mucha adrenalina porque queremos ver que puede pasar con una obra tan rica en posibilidades y donde, como el autor ha puntualizado, sus temas centrales son la amistad, la forja de una identidad como acto vital creativo y rebelde, además de los rituales y maleficios del sexo en la secreta vida de las personas”.
Subraya que los actores estudiaron intensamente el texto,”hermosamente escrito”, y con sus respectivas visiones de los personajes han logrado llevar a la escena a dos seres nada frecuentes. ”La composición que Carlota hace del transexual Raquel le propone al público una serie de enigmas que van a mantenerlo en suspenso por su misma construcción. La imagen que tengo es la de esas muñecas rusas, las matrioshkas, que tienen otras similares adentro, pero de diferente peso y tamaño. Es una pieza de pequeños estallidos dramáticos que se van sucediendo en cuestión de segundos ante los ojos del público y como van revelando el problema de la identidad de los seres humanos, con la cual no nacemos sino que la vamos construyendo o la adquirimos paso a paso, y que cuando no tenemos la suficientemente fuerza o valentía termina siendo, como dice Vargas Llosa, una esclavitud”.
LA IDENTIDAD
Agrega Manrique que la temática de la transexualidad de uno de los personajes, es altamente explosiva, ”algo con lo cual el hombre pudo haber soñado en algún momento de su proceso histórico y que ahora puede gracias al desarrollo de la humanidad, especialmente de las ciencias médicas y psiquiátricas. Algo que hace 50 o 60 años era una utopía, pero que ahora es una cotidianidad eso que llaman reasignación quirúrgica del sexo. En estos momentos, ante esa posibilidad de adquirir otra identidad, hay mujeres y hombres que toman esa compleja decisión que implica incluso poner en riesgo la misma vida y la cual no tiene marcha atrás cuando se ejecuta. De eso y muchas cosas trata el espectáculo que nosotros le brindaremos a los caraqueños. Es un alegato serio, como sólo Vargas Llosa lo podía proponer, sobre una temática que está ahí, palpitando, y que él abordó a principios de esta década, después de escuchar una anécdota del escritor cubano Guillermo Cabrera Infante, tras haber recibido en su residencia londinense, al transexual venezolano Esdras Parra, a quien conociera en Caracas como un varón, periodista cultural en los años 70”.
Reitera, citando a Vargas Llosa, que lo que se lleva al escenario no es sólo la cuestión de la transexualidad, sino también el problema de la identidad, sexual sí, pero es la identidad. “Un tema fascinante porque tiene que ver con la libertad humana, cuando significa para un individuo poder elegir su identidad, es decir, en qué dioses cree o no cree, dentro de qué cultura va a vivir, qué lenguaje va a ser fundamentalmente el suyo, qué convicciones, qué principios, qué valores van a ser los que normen su vida y cuál va a ser su sexo. Eso en el pasado no se elegía, eso venía impuesto por tu pertenencia a una comunidad. No podías ser otra cosa. Pero a medida que avanza la civilización el individuo se va desprendiendo mucho de esa comunidad y va eligiendo de acuerdo con su vocación, de acuerdo a sus convicciones, de acuerdo a sus instintos, lo que realmente quiere ser. Ese es el tema profundo de la obra".