El director Carmelo Castro, sobrino nieto del legendario general Cipriano Castro, siempre ha estado preocupado por la fragilidad de la memoria del pueblo venezolano, “defecto que nos lleva a condenar al olvido tanto a figuras como acontecimientos que han forjado nuestra historia como país y en el caso que me toca de forma directa, el teatro”.
Es por eso que organizó un homenaje para el dramaturgo, director y educador Gilberto Pinto (Caracas, 1929), el cual consiste en el montaje y la temporada de uno de sus textos más memorables, La guerrita de Rosendo.
“Este espectáculo, con el que mi grupo Thalia además festeja sus 26 años de labores continuas, lo presentamos desde el próximo martes 8 de octubre y se prevé que estará en cartelera hasta el domingo 2 de noviembre, en el Teatro Luisela Díaz del Caracas Theater Club, en San Román. El elenco de La guerrita de Rosendo lo integran: Luis Serrano quien interpreta al jefe de la montonera, Maryeliz Montilla es Ermelinda, Daniel Landa es Cristóbal, Christian Riveros es Jacinto y Yeskar Fuentes es El Cunaguaro. Son jóvenes y talentosos figuras de la actuación que han asumido con profesionalismo y dedicación este inmenso reto. Además, María de las Casas realizó el diseño del vestuario, mientras que Héctor Becerra creó una sorpresiva escenografía. La música, escrita por Leonardo Small e Hilda Carmona, es precisa y contribuye al realce del espectáculo. El diseño de maquillaje y de iluminación es de José Manuel Ascensao, cofundador de Thalía junto conmigo”.
GUERRILLAS
Para Carmelo Castro (Caracas, 6 de diciembre de 1954) La guerrita de Rosendo, escrita en 1975, es una oportuna ficción, inspirada en hechos reales y ambientada en esos confusos tiempos de la posguerra federal venezolana del siglo XIX. “Sus protagonistas son seres desesperados que pretenden continuar con su guerrita de montoneras, son personajes muy bien definidos, casi arquetípicos, que tienen gran vigencia tanto en la Venezuela actual, como en Latinoamérica”.
El líder de una de esas montoneras, o guerrillas para utilizar el lenguaje contemporáneo, es un militarzote de las huestes “amarillas”, el mayor Rosendo Calcurían, quien para escapar de sus perseguidores, una patrulla de “azules”, busca protección en un rancho perdido en los llanos, pero ahí se le aparece una misteriosa mujer que le tiende una celada, con sexo incluido, mientras ella espera a una escuadra de “amarillos”, quienes le harán un juicio sumario y lo fusilarán porque es un soldado corrupto y un abusador de sus poderes, especialmente con el sexo femenino. “La metáfora es tan obvia que explicarla nos parece innecesaria”, acentúa Castro, “porque alude en gran parte a lo que somos hoy en día”.
“En lo que respecta a los valores estéticos de la pieza, la trama está montada sobre un suspenso que conecta al espectador de inmediato y en cuanto a los personajes, se puede afirmar que pasan por toda una gama de emociones que es difícil encontrarla en otro texto teatral”, puntualiza. “Debo reiterar que en ningún momento la propuesta es hiperrealista. Me he basado en la sensualidad y el suspenso planteados en el texto. La trama es cruda por el tipo de personajes y el momento histórico que les toca vivir”.
CESARISMO
Castro monta “La guerrita de Rosendo porque su trama toca un momento importante de nuestra historia como país. Retrata a una Venezuela que se deshacía en retazos por la ambición de unos cuantos caudillos que conducían a unas huestes famélicas a unas escaramuzas sangrientas donde la principal arma era el machete. Unos movidos por la ambición personal y otros a lo mejor con buenas intenciones pero que no llegaron a concretar un proyecto de nación con todas las de la ley, dicho de otra manera, basada en instituciones sólidas y no el caudillismo o el corrosivo y pernicioso cesarismo”. Y enfatiza que “el caos de la posguerra federal explica en gran parte lo que somos hoy en día”.
AL MAESTRO
“Gilberto Pinto fue mi maestro de actuación en la Escuela de Arte Dramático Juana Sujo, ya hace más de 30 años, para aquel entonces bajo la dirección de Porfirio Rodríguez, quien tomó las riendas de esa institución a raíz de la muerte de la propia Juana Sujo. A partir de ahí comencé a conocer los alcances de su obra. De ahí que en Thalía, en el marco de la celebración de nuestro XXVI aniversario, decidiéramos hacerle este justo homenaje a nuestro educador”, dice Castro.
PERSONAJE
Gilberto Pinto es una gran personalidad del teatro venezolano. Como actor y director ha interpretado numerosas piezas universales y criollas. Ha escrito 18 obras, escenificadas en toda América y Europa; entre ellas: La noche moribunda, El hombre de la rata, Los fantasmas de Tulemón, Lucrecia, La buhardilla, La noche de San Juan, La guerrita de Rosendo, El confidente, La muchacha del blue-jeans, Pacífico 45, y una de las últimas, editada por Fundarte y ganadora del IV Premio de la Feria del Libro, mención Dramaturgia, titulada La visita de los generales. Se encuentra en proceso de edición por el Celcit un volumen con Un domingo de verano, El peligroso encanto de la ociosidad y El esclavo de la luna. Como pedagogo ha impartido clases en los institutos teatrales del país. Ha trabajado también para la radio, el cine y la televisión.
Además ha escrito Reflexiones sobre la condición y preparación del actor, Gómez Obregón y su época y El texto teatral, notas y contranotas para jóvenes dramaturgos. Ha sido condecorado con las Ordenes Mérito al Trabajo, Andrés Bello y Francisco Fajardo, todas en su primera clase. En 1999 obtuvo el Premio Nacional de Teatro.
“Este espectáculo, con el que mi grupo Thalia además festeja sus 26 años de labores continuas, lo presentamos desde el próximo martes 8 de octubre y se prevé que estará en cartelera hasta el domingo 2 de noviembre, en el Teatro Luisela Díaz del Caracas Theater Club, en San Román. El elenco de La guerrita de Rosendo lo integran: Luis Serrano quien interpreta al jefe de la montonera, Maryeliz Montilla es Ermelinda, Daniel Landa es Cristóbal, Christian Riveros es Jacinto y Yeskar Fuentes es El Cunaguaro. Son jóvenes y talentosos figuras de la actuación que han asumido con profesionalismo y dedicación este inmenso reto. Además, María de las Casas realizó el diseño del vestuario, mientras que Héctor Becerra creó una sorpresiva escenografía. La música, escrita por Leonardo Small e Hilda Carmona, es precisa y contribuye al realce del espectáculo. El diseño de maquillaje y de iluminación es de José Manuel Ascensao, cofundador de Thalía junto conmigo”.
GUERRILLAS
Para Carmelo Castro (Caracas, 6 de diciembre de 1954) La guerrita de Rosendo, escrita en 1975, es una oportuna ficción, inspirada en hechos reales y ambientada en esos confusos tiempos de la posguerra federal venezolana del siglo XIX. “Sus protagonistas son seres desesperados que pretenden continuar con su guerrita de montoneras, son personajes muy bien definidos, casi arquetípicos, que tienen gran vigencia tanto en la Venezuela actual, como en Latinoamérica”.
El líder de una de esas montoneras, o guerrillas para utilizar el lenguaje contemporáneo, es un militarzote de las huestes “amarillas”, el mayor Rosendo Calcurían, quien para escapar de sus perseguidores, una patrulla de “azules”, busca protección en un rancho perdido en los llanos, pero ahí se le aparece una misteriosa mujer que le tiende una celada, con sexo incluido, mientras ella espera a una escuadra de “amarillos”, quienes le harán un juicio sumario y lo fusilarán porque es un soldado corrupto y un abusador de sus poderes, especialmente con el sexo femenino. “La metáfora es tan obvia que explicarla nos parece innecesaria”, acentúa Castro, “porque alude en gran parte a lo que somos hoy en día”.
“En lo que respecta a los valores estéticos de la pieza, la trama está montada sobre un suspenso que conecta al espectador de inmediato y en cuanto a los personajes, se puede afirmar que pasan por toda una gama de emociones que es difícil encontrarla en otro texto teatral”, puntualiza. “Debo reiterar que en ningún momento la propuesta es hiperrealista. Me he basado en la sensualidad y el suspenso planteados en el texto. La trama es cruda por el tipo de personajes y el momento histórico que les toca vivir”.
CESARISMO
Castro monta “La guerrita de Rosendo porque su trama toca un momento importante de nuestra historia como país. Retrata a una Venezuela que se deshacía en retazos por la ambición de unos cuantos caudillos que conducían a unas huestes famélicas a unas escaramuzas sangrientas donde la principal arma era el machete. Unos movidos por la ambición personal y otros a lo mejor con buenas intenciones pero que no llegaron a concretar un proyecto de nación con todas las de la ley, dicho de otra manera, basada en instituciones sólidas y no el caudillismo o el corrosivo y pernicioso cesarismo”. Y enfatiza que “el caos de la posguerra federal explica en gran parte lo que somos hoy en día”.
AL MAESTRO
“Gilberto Pinto fue mi maestro de actuación en la Escuela de Arte Dramático Juana Sujo, ya hace más de 30 años, para aquel entonces bajo la dirección de Porfirio Rodríguez, quien tomó las riendas de esa institución a raíz de la muerte de la propia Juana Sujo. A partir de ahí comencé a conocer los alcances de su obra. De ahí que en Thalía, en el marco de la celebración de nuestro XXVI aniversario, decidiéramos hacerle este justo homenaje a nuestro educador”, dice Castro.
PERSONAJE
Gilberto Pinto es una gran personalidad del teatro venezolano. Como actor y director ha interpretado numerosas piezas universales y criollas. Ha escrito 18 obras, escenificadas en toda América y Europa; entre ellas: La noche moribunda, El hombre de la rata, Los fantasmas de Tulemón, Lucrecia, La buhardilla, La noche de San Juan, La guerrita de Rosendo, El confidente, La muchacha del blue-jeans, Pacífico 45, y una de las últimas, editada por Fundarte y ganadora del IV Premio de la Feria del Libro, mención Dramaturgia, titulada La visita de los generales. Se encuentra en proceso de edición por el Celcit un volumen con Un domingo de verano, El peligroso encanto de la ociosidad y El esclavo de la luna. Como pedagogo ha impartido clases en los institutos teatrales del país. Ha trabajado también para la radio, el cine y la televisión.
Además ha escrito Reflexiones sobre la condición y preparación del actor, Gómez Obregón y su época y El texto teatral, notas y contranotas para jóvenes dramaturgos. Ha sido condecorado con las Ordenes Mérito al Trabajo, Andrés Bello y Francisco Fajardo, todas en su primera clase. En 1999 obtuvo el Premio Nacional de Teatro.