miércoles, noviembre 26, 2008

Licenciados en teatro apuntalan la escena criolla

Un puñado de artistas del teatro criollo, formados o capacitados sobre los escenarios, aceptó someterse a los rigores de las disciplinas académicas para obtener, al final de un bien diseñado proceso teórico-práctico, denominado Profeser (Profesionales en servicio), una licenciatura en teatro, en las especialidades de producción, diseño o actuación teatral.
Todo comenzó en el Instituto Universitario de Teatro (Iudet) durante los años 90 y ahora -cuando nosotros lo hemos descubierto- emerge de la Facultad de Teatro de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Uneartes-Teatro) la tercera promoción del Profeser. Los integrantes de la cohorte 2006 aceptaron, para graduarse, trabajar en la producción, montaje y promoción de los profesionales espectáculos Don Juan en San Juan y Marat-Sade, versionados y dirigidos por Costa Palamides e Ibrahim Guerra. Esmerados productos artísticos que hemos visto y disfrutado, como lo hemos testimoniado en las respectivas reseñas publicadas.
El grupo que laboró con el director Guerra, en su peculiar Marat-Sade, lo componen Robert Alberto Álvarez Castro, Yurahy Castro Cáceres, Dora Farias Za­mora, Demis Gutiérrez, Rossana Hernández, Rolando Jiménez, Israel Moreno, Fabiola Pinto, María Elena Prieto, Jean Carlos Rodríguez, Ulrike Sánchez, Alonso Santana, Roselyn Sosa y Daniel Suárez. Y el equipo de producción reúne a Carlos del Castillo, Carmelo Castro, Ruffino Dorta, Inna López, Maigualida Gamero, Frank Silva y Durwin Vicentelli. En los diseños y realización se encuentran Jorge Marcelino Hernández, Jorge Mar­tínez, Armando Zullo, Andrés Izarra y Ioana Bunescu. Imposible olvidar el trabajo de Rolando Jiménez en el rol del revolucionario Marat.
Mientras que con Don Juan en San Juan de Palamides, trabajaron Delbis Cardona, Ludwig Pineda, Gloria Núñez, Gryselt Parra, Daifra Blanco, César Revanales, Ximena González, Lesbia Landínez, Doris Hoyos, Carmen Ji­ménez, Karl Hoffmann, Orlanis Barreto, Tony González, Luis Bernal, Firelly Blanco, Illery Valdéz, Dennis Alves, Graciela Mitchell y Carlos Rojas. Ahí, Delbis y Ludwig se destacaron por sus desempeños.
Por supuesto que lo que natura non da, Salamanca non presta. Los que no tienen talento, difícilmente serán buenos comediantes, aunque cosechen todos los títulos posibles. En resumen, los tra­ba­jadores de la escena ya tienen un respetable nivel académico y no podrán ser vistos como “empíricos” o “piratas”. Algunos serán docentes y harán posgrados, con lo cual gana toda la comunidad venezolana.
Así, más tarde, que nunca, el teatro criollo sigue avanzando, sin detenerse, aunque haga unas cuantas estaciones, sin descuidarla escena , en el claustro universitario.


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