sábado, enero 02, 2010

Zamora cabalga de nuevo por la Waikkarán

Nadie deberá sorprenderse, pero todavía hay venezolanos que no saben quién es la primera actriz Dilia Waikkaran. Ella, a sus 73 años recién cumplidos, no ignora que los titulares de la prensa, los extensos reportajes y los programas especiales de televisión son o han sido para otras u otros, quizás con menos meritos que ella o porque “no hay espacio para una persona como yo". Por eso relata que vino al mundo el 13 de diciembre de 1936, en un rancho de bahareque, con piso de tierra y techo de paja, del caserío La Llanada de Río Caribe, del municipio Arismendi del Estado Sucre. “Nací del amor entre Petra Alejandrina Rojas y Francisco Indriago, pero como soy hija legitima de mi mamá, maravillosa mujer que dio a la luz a otros siete, y quien está lucida a sus 92 años, mi nombre legal es Dilia Rojas, a secas,Tengo una hija y tres nietos, mis otros tesoros”.
De Carúpano a Caracas
Su largo periplo artístico comenzó a los cinco años en las calles de Río Caribe, durante las tradicionales comparsas -ya extinguida esa tradición- escenificando poemas, canciones y textos dramáticos bajo la égida de Aquilino Blanco, persona culta y preparada a quien le gustaba escribir para los actos culturales de la Escuela Rojas Paúl. “En Carúpano incursioné en la radio como cantante, luego me vine a Caracas en 1954 para desempeñarme como secretaria ejecutiva, profesión que había estudiado. En el Ministerio de Hacienda trabajé en el Servicio de Proveeduría, en la esquina de Altagracia, de allí fui transferida a los Servicios Portuarios de La Guaira, en la Dirección de los Servicios, bajo las ordenes del capitán Demetrio Castro, tío de Flor de Pérez Jiménez. Ahí comencé mi lucha como mujer de Izquierda. En el año 57 aporte mi modesta contribución a las luchas para derrocar a la dictadura. De allí salí a trabajar al Comando de Escuadra, en Macuto, como Secretaria del Estado Mayor, cuyo comandante era el Capitán de Navío Manuel Ponte Rodríguez, líder a posteriori del Porteñazo. A la sazón, el Capitán de Navío Miguel Rodríguez Olivares, para quien también trabajaba, era el Comandante de la Escuadra, quien pasó a cubrir la representación que correspondía a la Armada en la Junta de Gobierno cuando el Almirante Wolfang Larrazábal Ugueto quien era el presidente de dicha Junta se lanza por URD como candidato a la Presidencia de la Republica en el 58”.
Locutora y actriz
El gusanillo del espectáculo artístico se apoderó definitivamente de ella a principio de la década de los sesenta, “cuando saqué mi certificado de locución y comencé en el Canal 8 en mayo del 65 (este había salido al aire el 01 de Agosto del 64); para ese entonces, yo trabajaba en una empresa privada y comencé como extra en los programas del Canal 8 aprendiendo todo lo que podía. Ahí estaban transmitiendo la telenovela Fray Martín de Porres, con René Muñoz, dirigida por José Luis Zarzalejo, y donde actuaba Manuel Calzada, quien era director de Teatro del Hermandad Gallega; a instancias suya me fue dado un “bocadillo” en dicho espectáculo y es a él y a Zarzalejo, quien me entregó una tarjeta para el periodista Porfirio Rodríguez, director de la Escuela Juana Sujo, a quienes yo debo mi incursión en el teatro y la televisión como actriz”.
Su primera incursión teatral, a los dos meses de estar en la Escuela Juana Sujo fue en La esquina peligrosa de Jhon B. Prisley, dirigida por Gilberto Pinto y estrenada en el Teatro Nacional para graduar una promoción, donde estaban, entre otros, Pedro J. Díaz, Ana Castell, Marta Mijares, Henry Salvat, Señora Graciela Alvarado y otros que escapan de su memoria. “Al salir de la Escuela seguí haciendo televisión como racionista, luego como actriz y haciendo teatro; me dirigieron Horacio Peterson, Julio Salinas, Armando Gota, Carlos Giménez, con el grupo Rajatabla, y bajo su dirección tuve la oportunidad de hacer, varias giras, a Nicaragua, México, Argentina, España, Islandia y Alemania. También fui dirigida por Franklin Tovar y mis últimas piezas fueron con Dimas González y Henry Manganiello”.
Guerrera
Su apelativo Waikkarán tiene su historia. Explica que es su “nombre de guerra” y proviene del Amazonas, donde se escribe con G y con c y se conoce como Guaicarán. “Me lo pusieron mi amiga Ligia Lezama y Luis Alberto Villarroel, pero le agregaron la W y las dos k para que se escriba, desde entonces, como Waikkarán. Lo estrené en la telenovela, dirigida por Villarroel, Cuando se quiere ser feliz, protagonizada por Carmen Julia Álvarez, Eduardo Serrano, Rosario Prieto, Mahuampi Acosta y mi persona”.
Manuela tiene lo suyo
“Como Dilia Waikkarán y ganándome el papel en un justo casting, fui contratada por la Tercera Cadena de Televisión Francesa para encarnar a Manuela Sáenz en el semilargo Los últimos días de Bolívar, protagonizado por Eduardo Gil. Este telefime fue transmitido en 52 países menos en Venezuela porque, en ella salían las amantes del Libertador y eso molestó a ciertas esposas de encopetados políticos criollos. Era el año 1975 y la coronela ecuatoriana estaba vetada. ¿Ahora, en este año 2010, podrán los venezolanos disfrutarla?”, se pregunta la actriz Waikkarán.
-En los últimos años ha montado o llevado a la escena personajes como Manuela Sáenz y Brusca, la rompefuegos. ¿Por qué ha tomado ese tipo de personajes?
-En primer lugar soy una actriz dramática por excelencia; Manuela Sáenz es uno de esos grandes personajes de la historia contemporánea que cualquier actriz querría interpretar y a mí, en lo particular, me apasiona de toda la vida desde que tuve conocimiento de ella. Manuela es un personaje que en su época era controversial, revolucionaria, luchadora, que saltó barreras, que no le importo que la sociedad pacata de esa época hiciera escarnio de ella por hacerse amante de un hombre de la grandeza de nuestro Bolívar siendo una mujer casada y ocupando una posición destacadísima en la sociedad quiteña.
- Para encarnarla, en Manuela Sáenz: vine a decirlo todo, me encontré con que la pasión de Manuela, su fuerza avasallante, su compromiso con su pueblo, con la defensa de sus hermanos indígenas, lo compañera, lo apoyadora, y solidaria, son rasgos que siento como míos y tuve la maravillosa suerte de toparme con el escritor, conocedor, historiador, humano, sensible y amigo que hiciera cumplir mi deseo de interpretar a Manuela Sáenz, me refiero al nunca bien recordado y amado Vinicio Romero Martínez, un gran bolivariano.
-En cuanto a Brusca, la Rompefuegos, la heroína de Lo que dejó la tempestad, quién no se siente feliz de interpretar, a mi modo de ver el personaje cumbre de todas las mujeres de César Rengifo. Yo, mujer sensible, dulce y tierna para el amor y Brusca, tal como yo la veo y la siento, tiene una fuerza dramática telúrica como las mujeres de Lorca pero, además con una dulzura, de un sentimiento y de un amor tan grande que siempre quise interpretarla. Cuando conocí la obra de César, y Dios ha sido tan bueno conmigo que me ha permitido hacerla en el mejor momento, en medio de este proceso de cambio, que lucha por la dignificación del campesinado en nuestro país y cuando se cumplen 150 años de la Guerra Federal liderizada por nuestro héroe anónimo, el General del Pueblo, Ezequiel Zamora; también tengo que reconocer que para estas dos últimas obras he contado con el apoyo profesional e incondicional de un gran director como es Henry Manganiello, quien ha sabido guiarme, a pesar de nuestras peleas, porque tengo que reconocer que soy un poquito rebelde, para sacar el mejor producto y presentársela a nuestro público que merece todo nuestro respeto.
-¿Por qué insiste en escenificar las obras de César Rengifo?
-Creo que nosotros los creadores, los intérpretes y el Estado venezolano estamos obligados a reivindicar la obra de uno de los más grandes exponentes del teatro popular y campesino en nuestro país. Pienso que la obra teatral de Rengifo no ha sido lo suficientemente expuesta para que nuestro pueblo lo conozca y sobre todo para que la mayoría, viéndose reflejada en ella, sepa de su trayectoria, de toda su angustia y preocupación porque se realizaran cambios profundos que favorecieran a este pueblo y dignificaran a nuestros campesinos y así, comprendan la lucha que en estos momento estamos librando para lograr esa dignificación y que la apoyen. Pero lo más importante, para que la defiendan. Por otra parte, cuando uno se adentra y conoce el contenido de las obras de César, sus conceptos, mensajes, le duele en lo profundo que casi siempre esas maravillosas obras hayan sido presentadas mutiladas, mal producidas en algunos casos y lo más doloroso como simples actos culturales, evitando así que se difunda, que se reconozca la riqueza de estas obras, escritas por este gran hombre de las letras, la pintura, la poesía, etcétera. Yo espero, como mujer y artista, que nos dejemos de oír cantos de sirena y aprovechemos este año 2010 Bicentenario de nuestras luchas de independencias para cancelar, con creces, este olvido en que se ha mantenido la obra de César Rengifo, pero eso sí bien montadas, bien actuadas, bien producidas y bien promocionadas.
-¿Qué pasó con Zamora y su legado?
-Nosotros debemos estar claros que después de la muerte de Bolívar, hicieron lo imposible para que no solo olvidáramos al Libertador de cinco naciones, el más grande latinoamericano en mi modesta opinión, sino que algunos de que los que fueron héroes en estas luchas independentistas los enfermó el poder y se convirtieron en los más grandes enemigos de aquellos por quienes habían luchado. Después de la Guerra Federal, de allí para adelante esos mismos hicieron todos los esfuerzos para que el pueblo de aquellas épocas no solo desconocieran a ese gran héroe venezolano llamado Ezequiel Zamora, sino que además, para sustentar ese olvido lo tildaron de asesino, pillo, bandido, cuatrero (esa fue la connotación que le dieron a esa gran guerra) y en nuestros libros de historia se mencionaba someramente la Guerra Federal desvirtuando por completo el significado revolucionario de ese proceso. Es obvio que ese legado de Zamora estaba en algunos libros pero muy bien guardados para que no llegara al conocimiento de ese pueblo que siente y padece la necesidad de seguir luchando por su libertad, su dignificación, por su inclusión como ciudadanos de primera como debemos ser todos los venezolanos sin distinción de ninguna clase. ¿Cómo podían estar interesados los grandes latifundistas de este país, dueños de grandes extensiones de tierras heredadas algunas por Real Audiencia, otras por herencia de esos que en su oportunidad se convirtieron en terrófagos quitándole de mala manera a los militares de bajo rango y a los soldados sobrevivientes de nuestra independencia las tierras que le fueron otorgadas por decreto de Simón Bolívar?
-Yo digo, que la lucha de Bolívar, además de librarnos del yugo español, fue también para lograr las tierras para quienes la trabajan, de manera que la lucha de Bolívar y Zamora galopaban juntas en el mismo siglo y ahora en el siglo XXI este proceso liderizado por Hugo Chávez, también galopa junto con aquellos, pero éste a pesar de los enemigos y el sicariato va ganando por una cabeza; yo tengo la certeza de que si lo apoyamos ganaremos por cien cuerpos de ventaja, así, que el legado de Zamora está más vigente que nunca, se han cumplido este año 150 años de la Guerra Federal y de la Batalla de Santa Inés y en el 2010 se cumplirán 150 años de una de las grandes traiciones hechas al pueblo y el más vil asesinato después del de Antonio José de Sucre en Berruecos.
-¿Qué planes hay para este año?
-Planes magníficos: en primer lugar estamos ensayando, a paso de vencedores, otra obra de nuestro muy querido y admirado César Rengifo: Un tal Ezequiel Zamora, segunda de la trilogía federalista. Una vez más la Fundación Ayanamsha, que presido, al igual que con Lo que dejó la tempestad, ha hecho una alianza de colaboración, asesoría, apoyo y solidaridad con el Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y Tierras (MPPAT), empeñados como estamos ambos entes en llevar esta palabra a nuestros campesinos, pescadores, comunidades y al público en general, estas obras didácticas ya que la historia no se ocupo de eso, dicen mucho de nuestras luchas, para que, como decíamos antes, comprendan, apoyen y defiendan al proceso que lleva a cabo el Gobierno Nacional. La obra será estrenada el próximo 02 de Febrero en la población de Cúa, patria chica de Zamora como parte de las actividades conmemorativas a llevarse a cabo en la conmemoración del 193 aniversario de su nacimiento.
-Entre nuestros planes está presentar una temporada de Lo que dejó la tempestad, en la Casa Rómulo Gallegos, para lo cual solicitamos la sala desde Agosto de 2009, debido a la gran demanda que tienen dichos espacios; también queremos hacer una temporada del monólogo Manuela Sáenz: vine a decirlo todo. También esperamos se cumpla nuestros deseos y la promesa de llevar estas obra a los países bolivarianos y los que conforman el ALBA. También estaré cumpliendo 45 años de vida artística profesional y pretendo lograr convencer a un gran escritor amigo al que admiro mucho para que me escriba un monólogo ¿diferente?, además de establecer los contactos con las instituciones del interior del país para llevar estas obras y además un sainete, ambientado a principios de siglo pasado, y cuya autoría es de la escritora Karin Valecillos. Me refiero a Una señorita en edad de merecer, también producida por nuestra institución y estrenada en el Celarg y con temporada en Unearte. Además de algunas otras actividades de tipo social y cultural ya que como, tú sabes, soy una trabajadora social a tiempo completo. !Y otras cosas que se presenten!
-¿Qué se puede hacer para incrementar la presencia de autores venezolanos en los escenarios nacionales y llevarlos incluso al exterior? ¿Hay qué recurrir a las autoridades nacionales para que se tome en cuenta al teatro escrito por los criollos?
-Lo primero que se necesita es amar al país; creer en nuestros talentos; adquirir conciencia de que nuestro pueblo tiene el derecho a recibir mensajes positivos, el derecho a conocer su idiosincrasia, el derecho a saber de sus costumbres; a saber de su historia, de sus leyendas, a saber de sus pobladores, a saber de los hechos vividos por personajes venezolanos; a conocer a sus indígenas para amarlos, aceptarlos y no discriminarlos para que recordemos que todos, quien más quien menos pertenecemos a esa civilización ancestral de nuestro país. Y por sobre todas las cosas acabar con el mito de que el pueblo necesita desestresarce riéndose y por eso hay que darle cosas sin sentido, sin mensaje y sin calidad para que no piense y se olvidan que toda obra de teatro tiene su divertimento y arreglarse para ir al teatro ya es una distracción. Me encantaría volver a la época del teatro de texto, presentado de una manera sencilla y sin los grandes parapetos escenográficos, porque debemos estar claros que no se puede.
-Yo creo que dado lo costoso de producir una obra de teatro de calidad deberíamos contar con más apoyo institucional para hacerlo, pero, no sólo del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, sino, de las otras instituciones gubernamentales e institutos autónomos, así como de la empresa privada, independientemente del mensaje, habida cuenta de que el proceso cultural de un país es responsabilidad de todos. Con relación a las presentaciones en el exterior, creo que el Estado tiene mecanismos para apoyarnos a la hora de llevar nuestro teatro al extranjero, ya que en todos los convenios firmados por Venezuela se incluye la parte cultural; creo que nuestra cancillería debería contar con los recursos necesarios para que en el exterior se conozca, además de algunos grupos musicales, el teatro como un fiel exponente de una disciplina que crea conciencia y determina el desarrollo cultural de los pueblos.
- Yo todavía tengo la esperanza de que el monólogo Manuela Sáenz: vine a decirlo todo, sea visto no solamente en el exterior sino también por un alto porcentaje de venezolanos, para ver si terminamos con esa miopía de que Manuela fue solamente la amante de Bolívar, porque Vinicio la presenta en su verdadera dimensión de mujer, de revolucionaria, compañera y amante porque si bien es cierto que fue un privilegio de ella ser amante de un hombre como Bolívar, también el fue privilegiado al ser acompañado por una mujer como esa, rica, consentida de la sociedad, amada por muchos, que dejo todas sus riquezas, toda su vida blonda para irse detrás de un hombre a caballo que, si bien era millonario en su país, allá solo le podía ofrecer un sablazo, un pistoletazo y muchos días de amargura y soledad. Considero que una obra como esta, que fue declarada Patrimonio de Interés Cultural para la Nación, debe ser apoyada por todos. La obra tiene dos protagonistas principales: el texto de nuestro Vinicio y la música del espectáculo, integrada por una pieza, escrita en 1819, por un marabino de gran estirpe musical como lo fue Silverio Añez, La Libertadora , además de La flor del retiro de José Antonio Páez y La marcha fúnebre de Sieyes, arreglada por uno de nuestros grandes músicos venezolanos como lo es Alberto Vergara. Yo no soy protagonista, solo aporto mi modesta contribución para que esta mujer de gran envergadura latinoamericana sea conocida por muchos y amada por todos.

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