
Autor del absurdo
Ionesco (Slatina, Rumania, 26 de noviembre de 1912/ París, Francia, 28 de marzo de 1994) demostró que el lenguaje es instrumento de exclusión y alineación, para lo cual escribió y montó La cantante calva, hace 60 años, donde nadie canta ópera, pero reitera su alerta sobre la sórdida soledad que acompaña a los seres humanos y lo insignificante de su existencias. A sus planteamientos filosóficos desde la escena les rotularon “teatro del absurdo” y la paternidad de tales discursos se la atribuyen además a Becket, Adamov, Arrabal, Genet, Tardiued y, por supuesto, Camus, quien afirmaba que la humanidad tenia que resignarse a reconocer que era imposible conseguir una explicación racional del universo y que, por lo tanto, al mundo había que verlo como un absurdo.
Sólo huevos
El porvenir está en los huevos es una obra para cuestionar la producción en masa como objetivo principal de la civilización. Plasma el encuentro de las familias burguesas: los Jacobos y los Robertos, blanco constante de la crítica del dramaturgo. Según la crítica, que lleva más de 50 años analizando este texto, es para reflexionar cómo se comportan las sociedades, más allá de los paradigmas de nuevos o ancianos sistemas políticos o económicos. Pretende generar entre la audiencia una reflexión sobre la condición humana, desde la perspectiva del núcleo familiar. El humor se expresa en situaciones hilarantes y aparentemente absurdas con aguda y punzante visión crítica de la realidad.
Es una historia absurda sobre una pareja de jóvenes que se aman y practican sus gimnásticos encuentros cuerpo a cuerpo, pero no tienen el sexo convencional, ni nada que se les parezca, por lo que sus familias están preocupadas ya que necesitan que se casen y tengan hijos. Tanto insisten en que se desposen y consumen las nupcias, hasta que finalmente la esposa termina entregándose a la fantástica postura de decenas de huevos de gallina, los cuales de inmediato son empollados por su marido. Las familias felices festejan que sus vástagos se hayan entregado a la reproducción tan necesaria para su sistema social.
La obra muestra a una sociedad sumida en una serie de esquemas y modos de actuar cercanas a lo inhumano, inverosímiles, donde sólo puede accederse por la vía del absurdo, de la risa, del grotesco. Esta forma de escribir y concebir el teatro, de manera "cruel, humorística, destructiva y creadora a la vez", es para Ionesco la búsqueda de una nueva fórmula dramática presidida por el irracionalismo que caracteriza la vida del hombre contemporáneo. Así, a través del arte, se brinda un espacio a la reflexión, al debate, a la risa colectiva sobre uno mismo y los otros.
El trabajo actoral del conjunto de comediantes es valioso. Ahí ya hay valores individuales, como es el caso de Alí Rondón Y Sara Valero, específicamente. ¡La lucha continúa y Guillermo Díaz Yuma los cuida o los vigila como el Gran Hermano!
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