sábado, agosto 28, 2010

Trastos viejos de Rajatabla

Desafiaba al poder que Carlos Giménez ejercía sobre el teatro venezolano y terminó cayéndose a puñetazos con el líder de Rajatabla, durante una fiesta en el lujoso apartamento de Conchita Obach. Aquel huracanado argentino “se fue de gira” el 27 de marzo de 1993 y Javier Vidal siguió campante en Caracas, como lo hace ahora con la impactante caracterización que logró del autor de El retrato de Dorian Grey, en la obra Actos indecentes. Los tres juicios de Oscar Wilden de Moisés Kaufman.
¿Por qué pelearon Giménez y Vidal en la madrugada de aquel rumboso aquelarre teatral durante un fin de semana del inolvidable mayo de 1978? Seguramente fue por alguna arista del teatro criollo y como nunca más se hablaron no pudieron trabajar juntos para beneficio de las siempre turbulentas artes escénicas.
Pero la vida siempre depara sorpresas y el 21 de septiembre de 2006 el Rajatabla, de Francisco Alfaro, montó una pieza de Vidal. Con Trastos viejos, el polémico teatrero ingresó a la saga de la institución que Giménez había lanzado el 28 de febrero de 1971 con Tu país está feliz.
Con respecto a las razones que tuvo para escribir Trastos viejos, Vidal admite que era para hacerla con el Theja, pero como allá no había actores mayores, salvo José Simón Escalona y él, además de la bailarina Angélica Escalona, se la ofreció a Rajatabla, por recomendación del gallego José Domínguez, quien la puso en escena. Puntualiza que durante 1998, a raíz de una serie de escándalos donde estuvo involucrado por acusaciones de plagios literarios, se puso a escribir, “porque esa es mi mejor forma para exorcizar fantasmas y demonios que de vez en cuando me asaltan”.
De esos malos ratos, nació Trastos viejos, “porque tenía que escribir sobre familias trasterradas que emigraron al continente americano por problemas políticos y económicos. Me inspiré en Eusebio Pérez para uno de los personajes, un valenciano catalán y además republicano, vecino de mis padres, quien salió vivo de un campo de concentración nazi. Floreal, el otro personaje, es un invento mío. Mi obra es la historia de tres extranjeros o tres exiliados que luchan para sobrevivir en la Caracas violenta donde han vivido sus últimos años, dos viejos y el joven Wilmer (hijo ilegitimo de Floreal con una negra) cuya adición a las drogas los conduce a un final inesperado. Ahí está lo escrito, desde muy adentro, sobre mis dos patrias”.
En Rajatabla del 2010 le pusieron buena cara al mal tiempo y llamaron a Germán Mendieta, al joven Derwin Campos y con Francisco Alfaro se marcharon a la nación argentina, como invitados al Sexto Festival Internacional del Teatro de la Integración y el Reconocimiento, en Formosa, y después pasaron por varias ciudades sureñas. Una gira con Trastos viejos en estos crispados tiempos para reverdecer laureles y evocar tiempos idos. Su futuro es hoy y no mañana.
Es posible que Trastos viejos se exhiba de nuevo en Caracas por su temática central: la amistad, la que fue, es y será siempre a pesar de los pesares.




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