El actor Francisco “Paco” Alfaro lleva cuatro décadas a bordo de Rajatabla. Hace 18 años asumió la dirección general de la agrupación y no ha cerrado la institución a pesar que su fundador Carlos Giménez nunca fue sustituido. La mágica presencia del huracanado creador, quien vino de Argentina para escindir la historia del teatro venezolano, ha estimulado a los seguidores y las nuevas generaciones de teatreros para que no deserten ni se rajen… hasta ahora.
Es por todo eso que “Paco” (Madrid, 17 de octubre de 1950) revela la situación artística y humana que transcurre en la sede Rajatabla, un pequeño edificio de ladrillos rojos, ubicado en el patio trasero de Unearte y al lado del Teatro Teresa Carreño.
-¿Cuántos espectáculos presentados desde el 28 de febrero de 1971, cuando arrancaron con “Tu país está feliz”, poemario de Antonio Miranda teatralizado por Carlos Giménez y para el cual se usó música especial de Xulio Formoso?
-Llevamos 117 espectáculos y por lo menos la mitad han sido con textos de autores venezolanos.
-¿Cuando ahora proliferan compañías o empresas dedicadas a la producción de espectáculos, un grupo teatral tiene vigencia como organización o estructura?
-El concepto y las prácticas grupales son vigentes. Rajatabla no es único en Venezuela como tal. Hay muchas organizaciones que se llaman “grupos”, pero en la práctica son otra cosa. En España hay muchos grupos, así como también en otras naciones europeas, sin contar lo que pasa en América. Tenemos en nómina a 15 personas que cobran los 15 y los 30, a veces hay quincenas menguadas, pero otras llegan completas, y además hay prestaciones y aguinaldos.
-¿Cómo producen la nómina de Rajatabla?
-Rajatabla desde 1976, durante el primer gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez, ha contado con el aporte financiero del Estado y lo hemos recibido de todos los respectivos gobiernos democráticos que se han sucedido en la república. Ese aporte nunca lo hemos dejado de recibir y hasta el año pasado hemos contado con el. Esos aportes han ido disminuyendo en la cantidad y en el poder adquisitivo de los mismos. Hasta ahora son 140 mil bolívares anuales. Y nosotros rendimos cuenta, de lo que hacemos con ese aporte, al Ministerio del Poder Popular para la Cultura.
-¿Cómo 140 mil bolívares anuales sirven para mantener a una agrupación de 15 personas?
-Esos 140 mil es un ingreso fijo, aunque en ocasiones llega tarde, pero siempre se cuenta con el. Ese dinero lo ampliamos con los pagos de las funciones que hacemos para instituciones públicas o privadas, además de temporadas en la sala y la respectiva recaudación de las taquillas; también tenemos ingresos por giras internacionales y unas cuantas funciones en el interior del país. Trabajamos en actividades teatrales para mantener viva a la institución, pero también tenemos gastos.
-¿Qué pasa con el ingreso que perciben del proyecto educativo o del Taller Nacional de Teatro?
-Eso lo hacemos porque debemos realizar una actividad pedagógica, ya que todo no puede ser lúdico. El TNT, como se le conoce, ha entregado 20 promociones y ahora en enero graduamos la vigésima primera. Lo que recaudamos por ese trabajo es exiguo y todo se va en gastos para el mismo Taller. No tenemos al TNT como un negocio. Carlos Giménez lo inventó para formar al relevo y desde Rajatabla estamos construyendo o nutriendo las nuevas generaciones actorales. Por el TNT han pasado más de mil muchachos y muchachas y se han graduado unos 500. Nosotros mantenemos una relación constante con los egresados y por eso sabemos donde andan o que están haciendo en Venezuela o en el exterior, y todo eso nos enorgullece.
-¿Han servido las taquillas?
-Si, pero esos recaudos han bajado, pero inventamos formulas para atraer público. No nos quedamos dormidos ni llorando porque desciende la audiencia, trabajamos para superar ese fenómeno. La taquilla ahora es pequeña o más que taquilla es una colaboración que dan los espectadores. Tenemos una experiencia adquirida en 40 años de labores artísticas.
-¿Cómo preparan el relevo en los mandos de la institución o cómo se alistan para el mañana, después de 40 años de vida profesional?
-Yo soy el único miembro que queda del grupo que arrancó hace 40 años, pero hay otras personas, como William López y Pedro Pineda, que llegaron después; también está Eduardo Bolívar y Daniel López. Si hay un relevo para gerenciar la institución y entre ellos podemos nombrar a Rufino Dorta y otras personas. El grupo existe y yo soy su líder hasta ahora. Cuando murió Carlos Giménez se creyó que Rajatabla desaparecería de la escena, pero no ha sido así, y de eso hace 18 años. La muerte de nuestro fundador dejó un gran vacío en la institución y en el resto del teatro venezolano y latinoamericano, y nadie ha podido sustituirlo, pero el teatro no ha bajado el telón ni tampoco Rajatabla se ha rajado a pesar del golpe que recibimos. Aquí vamos. Seguimos formando espectadores y actores, y, por si fuera poco, nos hemos dedicado a promover la dramaturgia nacional con sendos concursos de obras, algunas de las cuales hemos escenificado, en los últimos tres años.
-¿Cómo son las relaciones de Rajatabla con Unearte, institución que desde 2009 ocupa y controla las instalaciones que tenía el Ateneo?
- Son buenas y cordiales. Debemos agradecer los buenos oficios de la rectora Emma Elinor Cesín. Compartimos los espacios del pequeño edificio sede para la diaria programación docente de Unearte y por la noche hacemos talleres y ensayos, además programamos la sala Rajatabla. Nosotros, como sede, ocupamos las tres plantas de una pequeña edificación que construyó el Ministerio de Obras Públicas para el Ateneo de Caracas, en la década de los 70, mientras le erigían otra funcional y moderna construcción en los espacios de la Quinta Ramia. Cuando la institución ateneísta, que lideró María Teresa Castillo de Otero Silva, se instaló ahí, en 1983, nos quedamos aquí, hasta ahora, en no más de 840 metros cuadrados.
Programación aniversaria
Rajatabla inicia los festejos de sus cuatro décadas con una temporada de su comedia Trastos viejos de Javier Vidal, la cual presentará desde el 20 de enero en la Sala Escena 8, actuada por Germán Mendieta, Francisco Alfaro y Ernesto Campos, dirigida por José Domínguez, de jueves a sábado a las 8:00 PM y los domingos a las 6:00 PM. En febrero continúan II Muestra de Dramaturgia Nacional con el estreno, en la Sala Rajatabla, de la pieza Mi vida por un sueño… una cuerda tensa a punto de romperse de José Antonio Barrios, dirigida por Costa Palamides. Ahí se plasma vida y obra del cumanés José Antonio Ramos Sucre, creador de una poesía visionaria, adelantada a su tiempo. El lunes 28 de febrero volverá a escena, 40 años después, Tu país está feliz, que se presentará de lunes a miércoles, a las 8:00 PM.
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