
Queens and Queers (Locas y Desviadas) es parte de la programación organizada por Hebu Teatro y Teatro del Contrajuego en ocasión del Centenario del dramaturgo estadounidense Tennessee Williams, evento que ha contado con los espectáculos Un tranvía llamado deseo y Mala conducta (tres montajes basados en la literatura de T.W.), además de un cine foro sobre diez películas inspiradas en su teatro.
Ahora, gracias al acucioso y creativo triple trabajo de Bouley, ha sido posible ver la teatralización de los cuentos El chulo asesino y la loca enclosetada (1977),Caramelo (1953), El deseo y el masajista negro (1947) y Dos en la vida loca (1951 y 1952), los cuales constituyen la “carne” del espectacular show teatral nudista.
Hay que subrayar que es la primera vez que los textos de Queens and Queers son escenificados en Caracas. Los cuentos son independientes entre si, aunque su contenido y su denso y tenso clima general homoerótico los compacta. Es una reflexión sobre la homosexualidad que Williams le propuso a la sociedad contemporánea de Estados Unidos de America y, con ella, todas los demás. Las narraciones son vinculadas por la canción Fever en cinco versiones diferentes, lo cual permite a los protagonistas interpretar pequeños shows, aderezados por peculiares coreografías individuales y grupales.,
El chulo asesino y la loca enclosetada presentan las consecuencias de mantener la homosexualidad escondida, a toda costa. Caramelo descubre la vida secreta de un anciano de 70 años en un cine de baja categoría y su amor por los dulces. El deseo y el masajista negro revela la sexualidad extrema en búsqueda de la expiación. Y Dos en la vida loca es la saga de un transformista y un homosexual en su búsqueda frenética de amor, libertad y comprensión. En síntesis, un mensaje desolado sobre la homosexualidad que vivió Williams, antes de que vinieran los cambios suscitados por la rebelión de Stonewall, en 1969.
Más allá de la agresividad del texto hay que resaltar todos los trabajos actorales colectivos y los individuales de Arráiz, Andrade y Bouley, pero en especial destacamos la fuerza escénica de la desnudez de los cinco cuerpos para acompañar, simbólicamente, al streep literario y existencial que legó Tennessee Williams.
Los caraqueños están acostumbrados a la desnudez teatral, como ocurrió durante las tres últimas décadas del XX y ahora en esta centuria. ¡Nada totalmente nuevo bajo los reflectores!
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