domingo, agosto 14, 2011

Víctimas inocentes

¿Fue atentado terrorista o conspiración de ultraderecha lo que provocó el derrumbe de las Torres Gemelas o en el World Trade Center de Nueva York durante la mañana del martes 11 de septiembre de 2001? Imposible dar ahora una respuesta convincente para tranquilizar no solo a los familiares de las casi tres mil victimas. Hay que esperar que sea aclarado lo suficiente para pasar la página y cerrar así la historiografía de ese suceso, donde incluso perecieron los venezolanos Howard Boulton, Jenny Low Womg, Natalie La Cruz y Eduardo y Anabel Hernández. Quedan, pues, las dudas, pero ellas se disiparan más temprano que nunca.
Mientras tanto, a escasos 10 años del nefasto atentado contra el World Trade Center de Nueva York, la caraqueña Fundación Teatro Repico ha escenificado en el Espacio Alterno del Trasnocho Cultural, bajo la dirección de Consuelo Trum y con las actrices Lenni Márquez y Valeria Castillo, a Monstruos en el closet, ogros bajo la cama de Gustavo Ott (1963), que es, como este dramaturgo venezolano lo ha comentado,”una pieza sobre las victimas y no sobre los culpables”.
Es un estremecedor homenaje sobre esas edificaciones, las cuales, gracias a la magia del teatro, toman vida y con sus palabras logran revivir sus últimos y fatales momentos. Ellas, la Torre Norte y la Torre Sur se convierten en narradoras de esa mañana trágica que terminó con su destrucción total. Logran sintetizar al que se sentó por última vez detrás de su escritorio, al pasajero del avión que llamó a sus seres queridos para despedirse, al bombero rescatista enfrentado a la muerte y a su propio sacrificio, y también al que preso de la desesperación decidió lanzarse al vacío para no morir entre las llamas. Las Torres y todas las víctimas de ese 11 de septiembre quedarán por siempre grabadas en la historia y en nuestra memoria.
Monstruos en el closet, ogros bajo la cama comenzó a ser escrita por Ott, porqué él conoció a algunas de las victimas, durante una visita que hizo a una oficina de las Torres días antes del atentado o la conspiración y es ahora que se le representa, primero en Caracas y después por sendos elencos en México y Washington.
La directora Trum dice que Ott no le hizo ninguna recomendación, hablaron acerca de la obra y que ella le comentó acerca de quiénes quería poner como Torre Norte y Torre Sur.”Él estuvo siempre pendiente pero nunca quiso meterse en mi trabajo. Sentí siempre muchísima confianza de parte de el, cosa que agradezco enormemente y me hace sentir aún más responsable porque ambos queremos decir las mismas cosas y sentimos lo mismo por este terrible suceso”.
El montaje, en espacio rectangular, sí logra crear, apoyado en una pista sonora con el ruido de los aviones, una atmósfera de expectativa con trágico final anunciado, la cual conmueve al público, quien mira absorto como las Torres relatan su tragedia y a su vez personifican a las victimas. Todo ese ritual no dura 50 minutos, tiempo más que suficiente para sentir el horror de todos aquellos seres humanos condenados sin tener culpa alguna.


Es un importante espectáculo, que gracias a las correctas actrices y la controlada directora, advierte sobre el horror de toda esta civilización.

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