sábado, septiembre 24, 2011

Así sea o contra los matagaís

Por maricón y comunista lo matan a balazos durante la madrugada del 17 de agosto de 1936, en Fuente Grande, al pie de un olivo, en el camino de Viznar a Alfacar. Es el pretexto de los fascistas franquistas, por ser el intelectual más brillante de la España Republicana y se llama Federico García Lorca. Los iraníes Mahmoud Asgari y Ayaz Marhoni, de 18 años, son ahorcados en público el 5 de julio de 2005, en Mashad, Irán, por violar a un adolescente de 13 años, pero, según los defensores de los derechos humanos, los ejecutan por ser homosexuales.
Una escusa política y otra religiosa para cegar vidas humanas, son estas algunas de las acciones dramáticas que integran la obra teatral Amén, por la cual Elvis Chaveinte, Fedora Freites, Paúl Gámez y Yuruby Soto se dejan fascinar ante la labia del director Vladimir Vera y le dan vida, dentro de sus excelentes condiciones histriónicas, a todos los patéticos personajes que crea el catalán Carlos Be para su pieza, la cual hace temporada en la sala experimental del Celarg. No les es cómodo ni fácil asumir aquellos roles porque la temática de la pieza es una severa denuncia contra la homofobia, especialmente en España, Irán y Estados Unidos, y sus personajes son, fundamentalmente, homosexuales.
García Lorca asesinado

Amén es una pieza teatral no convencional ni académica que da total libertad al director y sus actores para cuya representación sea creativa y por ende original. Nada de una primera propuesta de montaje por parte del autor Carlos Be, quien todo lo deja a la comprensión de la temática y la fuerza de las imágenes que manan de sus textos y donde todo esta conectado para resaltar como se violan los derechos fundamentales de seres humanos por su orientación sexual, como se irrespetan los deseos de los ciudadanos que conforman a las sociedades contemporáneas y como se atropellan sus libertades y, por supuesto, el inevitable deterioro de los viejos dogmas morales, sustentados a su vez en predicas hipócritas de la Iglesia Católica Apostólica Romana, que ante los inocultables escándalos pedófilos solo atinan pronunciar el mecánico “amén”, ese maquiavélico “así sea”. Fina e inteligente arenga escénica.
Carlos Be, laureado dramaturgo de la nueva generación teatral española, usa su texto para compendiar los agravios más sonados en contra de los homosexuales en los últimos tiempos: en 1936, es asesinado el reconocido poeta García Lorca; de qué manera en 1954, 5.000 personas son encarceladas en España por mostrar una orientación sexual diferente; como en 2005, en Estados Unidos de América se trata de acallar el escándalo de abuso sexual a menores de edad por parte de los clérigos de la Iglesia Católica, entre otros. Y la perla de todo ese ramillete de insultos homofóbicos es el “ajusticiamiento” de dos muchachos gays en Irán. Y para que todo aquello quede hilvanado se les integra a un bufonesco show televisivo madrileño centrado en los avatares hispanos para aprobar sus leyes gays de matrimonio y adopción. Como Venezuela no podía quedar por fuera de ese “rosario”, se usa como prólogo una grabación sobre los enemigos de los proyectos de leyes de la igualdad que la comunidad gay ha llevado ante la Asamblea Nacional.
Es un largo cuento sobre víctimas y victimarios, sobre la supuesta felicidad incluso a costa del otro, para mostrar la constante violación de los derechos humanos de los homosexuales.
Queda recordar que existe un Amén cinematográfico y es el largometraje de Costa-Gavras, exhibido desde el 2001, que plasma la complicidad de El Vaticano y varios países del mundo para tolerar que el régimen hitleriano exterminara a los judíos antes y durante la Segunda Guerra Mundial y está basada en la obra El Vicario de Rolf Hochhth.
Mapplethorpe y Caravaggio
El director Vera utiliza un espacio bifrontal para plasmar su puesta en escena de carácter hiperrealista y jugada con un vestuario irritante, por la ambigüedad de sus elementos, usando copias de fotografías del bisexual Mapplethorpe para decorarlos, y buscando con los movimientos escénicos que sus actores hicieran composiciones similares a las pinturas eróticas del gran pintor homosexual Caravaggio.
Hay, pues, una propuesta estética preciosista para mostrar el nada grato drama de Amén, el cual logra momentos sublimes por la teatralidad de las escenas sobre los iraníes, una combinación de video e histérica perorata de una defensora del exterminio de los gays o gais, y el dantesco encuentro del verdugo y el poeta antes de la ejecución. No queda duda que estamos ante un artista que ha depurado su lenguaje a lo largo de los cinco montajes exhibidos en las dos últimas temporadas.
De las actuaciones placenteramente resaltamos la laboriosa tarea de Chaveinte y Gámez en sus variados roles, para lo cual reciben apoyatura fundamental por parte de Fedora y Yuruby. Es una cuarteta de talentosos comediantes en complejos roles.
Homofobia habemos
La homofobia, conducta social generalizada en Venezuela y personalizada con el remoquete de “cazalocas” o "matagays" o "matagais", no es otra cosa que rechazo, odio, prejuicio publico, privado o solapado en diversas conductas o manifestaciones culturales, contra hombres y mujeres cuyas conductas sexuales no se ciñan a los dictados ortodoxos de las religiones y leyes. En resumen es la persecución de homosexuales o gays, bisexuales, transexuales y hasta los tan mediatizados metrosexuales, la cual puede, incluso, llegar hasta la muerte, encarcelamiento y otros daños físicos, morales o económicos, de quienes practiquen esos “vicios” que la sociedad repudia, aunque las leyes digan otra cosa. Se calcula que cada dos días una persona de conducta homosexual es asesinada en el mundo debido a actos violentos vinculados a la discriminación sexual. Aquí en Caracas, recientemente, fueron eliminados tres travestis por una organización que los explotaba. Amnistía Internacional denuncia que más de 70 países persiguen aún a los homosexuales y ocho los condenan a muerte.
Artículo 21
Las leyes no cambian fácilmente a los seres humanos pero hay que recordar que en la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela, en su Artículo 21, se dice esto: “Todas las personas son iguales ante la ley; en consecuencia: No se permitirán discriminaciones fundadas en la raza, el sexo, el credo, la condición social o aquellas que, en general, tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad, de los derechos y libertades de toda persona”

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