sábado, agosto 04, 2012

Rajatabla y su teatro subversivo



El mutis del actor y gerente Francisco “Paco” Alfaro (26 de julio de 2011) cerró el segundo ciclo  del grupo Rajatabla (28 de febrero de 1971), creado por Carlos Giménez y quien lo condujo con fiero amor hasta el 27 de marzo de 1993, tras  ubicarlo en el cenit de las artes escénicas venezolanas y latinoamericanas por la creatividad y cantidad de sus montajes.
“Paco” asumió la conducción del Rajatabla II  y aplicó lo aprendido de Giménez: “El teatro no debe dar fórmulas, ni soluciones; debe, eso sí, estimular las preguntas del espectador con espectáculos comprometidos con la dura realidad del país donde vivimos". No era fácil hacer funcionar la institución, muchos leales huyeron y quedaron los indispensables para salir adelante, a lo largo de los siguientes 18 años. Ahí está la bitácora de sus logros, suficientes para admitir que el espíritu de Tu país está feliz todavía tiene fuerza y público. ¡Rajatabla no se rajó durante su gerencia!
Actualmente, el productor William López (José Rosario López) gerencia al Rajatabla III y durante el primer  año de su gestión es prudente: respeta  lineamientos generales de la programación que dejó “Paco”, regulariza salarios de la agrupación (15 personas) y adelanta proyectos originales, como es la producción del desopilante montaje Muerte accidental de un subversivo latinoamericano, versión guerrera de Rodolfo Santana (Caracas,1944) sobre  la obra Muerte accidental de un anarquista, original de Darío Fo (Italia, 1926), que presenta en la sala Rajatabla, dirigido por Rufino Dorta.
 Muerte accidental de un subversivo latinoamericano por su  aguda crítica, en clave de farsa, al sistema de justicia burgués nos retrotrae al Rajatabla de Giménez, cuando ese “huracán argentino” cuestionó al Estado capitalista con espectáculos como Señor presidente, La muerte de García Lorca y Bolívar. Ahí se ridiculiza al sistema policial de un país neofascista, donde para reprimir a las fuerzas progresistas que desafían al régimen de turno, inventan culpables, siempre inocentes, para demostrar que el control social es severo y eficaz, hasta que encuentran a un supuesto loco que los ridiculiza, pero los muertos no resucitan todavía y los agentes policiales simplemente “cumplieron con su deber”, ayudados por los cómplices medios de comunicación.
La muerte de Giménez dejó al Rajatabla sin brújula estética, pero gente buena como José Domínguez y ahora Rufino Dorta han dado la batalla para mantener arriba  a la institución y ahora Muerte accidental de un subversivo latinoamericano es muestra contundente que si se puede remontar la empinada cuesta de la calidad, gracias a su brillante juego actoral y la audaz y creativa propuesta escénica, bordeando a la Comedia del Arte, tal como la vimos y disfrutamos.
Rufino Dorta se aventuró y logró lo que pedía Carlos Giménez:”no hacer de la creación individual un hecho aislado, una sorpresa sin sentido”. Lo ayudaron las depuradas actuaciones de Gerardo Luongo, Ángel Pájaro, Heriberto Garcés y Juan Carlos Becerra, mientras que Adriana Bustamante debe pulirse para estar a la  altura de sus colegas.

¿Qué pasará con Rajatabla III, o con Rajatabla a secas, en los años venideros? Sólo Dios lo sabe y esperamos verlo si él nos lo concede. Lo único seguro es que hay toda una generación variopinta de nuevos comediantes, formados a lo largo de 21 cursos intensivos del Taller Nacional de Teatro, quienes descubrieron al arte escénico en ese pequeño edificio de ladrillos rojos, ubicado en el patio trasero de la ahora Unearte y al lado del monumental Teatro Teresa Carreño, desde hace 38 años. ¡Todos ellos continuarán su camino de capacitación y profesionalización porque el futuro es hoy!

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