sábado, marzo 15, 2014

El fantasma de Sade en Rajatabla

Una gran muestra del  versátil talento histriónico femenino
El grupo teatral Rajatabla celebra sus 43 años de vida útil para la cultura venezolana con el espectáculo  Madame de Sade , versión escénica de Vladimir Vera sobre el texto original de Yukio Mishima (Tokio,1925-1970), el cual hace temporada en su sede -entre los espacios de Unearte y el Teatro Teresa Carreño- con las actrices Francis Rueda, Fedora Freites, Eliana Terán, Adriana Bustamante, Tatiana Mabo y Graziella Mazzone; la musicalización está a cargo de Eduardo Bolívar, el diseño de iluminación de David Blanco y la producción general va de la mano de William López, actual presidente de la institución.
Vladimir Vera, actual director artístico de la institución, explica que representan  Madame de Sade  porque Mishima es uno de los dramaturgos más importante del territorio japonés. “Y el porqué de mi respuesta está enmarcada en el tema de la obra, que es un reflejo de la vida del autor. Mishima fue un dramaturgo plagado de contradicciones: era militar, homosexual y un hombre de letras. Y esas contradicciones se sienten en la obra; una obra difícil, violenta, pero sobretodo humana.  Sentimos las pulsiones de seis mujeres rondando alrededor del Marqués de Sade, justo en el medio de la Revolución Francesa, donde el pueblo con hambre, vocifera contra la monarquía. Pero Mishima, como gran dramaturgo que fue, no cierra, no moraliza. A través de una fuerte contención, se pasea por esas pulsiones para invitarnos a aceptar que quizás seamos el resultado de todas estas contradicciones”. 
-¿Cuál es su importancia o valor?
-En una sociedad que pareciera dividida entre la racionalidad y las bajas pasiones, entre lo espiritual y lo material, entre la moral y el pecado, esta  Madame de Sade  levanta su voz para ayudarnos a asumir nuestras dicotomías. He allí el valor de esta dramaturgia clásica. Por eso la escenificamos.
-¿Cuáles son los ejes conceptuales del montaje?
-Es un montaje anacrónico que sale del teatro antropológico de época. Tiene una estética muy industrial, que se pasea por códigos visuales contemporáneos. La musicalización nos lleva por espacios sonoros muy actuales; y las luces nos muestran a un Sade lumínico, vivo. La obra tiene códigos muy sexuales, que comulgan con la noción de Sade. Nos ha unido el amor por el proyecto, esa pasión que se desprende por las letras de Mishima. Una vez con ese norte, he unido diferentes formaciones actorales, en un código común, homogéneo. Desde Francis (con su talento y experiencia) hasta las más jóvenes, quienes  están dejando su alma en la escena, que es la meta de todo director.
-¿Cómo se seleccionó al elenco?
-Esta es el montaje  que conmemora los 43 años de vida de la Fundación Rajatabla. En concordancia con William López, decidimos que sólo una figura con la fuerza de Francis Rueda, podía encabezar este elenco; Francis, que hace 43 años fundó este grupo, junto con Carlos Giménez. Fedora Freites es mi musa, pienso en ella para cada proyecto. Invite a Graziella Mazzone (con quien ya había trabajado) y tuve la suerte de contar con tres de las mejores actrices de este nuevo Rajatabla: Eliana Terán, Adriana Bustamante y Tatiana Mabo. Tres estudiantes del TNT (Candice Wilcox, Deborah de Freitas y Rosángela Ingallina) representan las pulsiones del Marques de Sade  y cuento además con Natalia Katrina Serra en la danza aérea. 
Seis mujeres
Tras una vida de lealtad y entrega, Madame de Sade (Renné de Sade) decide abandonar a su marido cuando éste consigue definitivamente su libertad. Este interrogante, que ha permanecido irresoluto, sirve de pretexto para que Yukio Mishima escriba su pieza Madame de Sade  hacia 1965, donde refleja la convulsión de una sociedad que transita radicales cambios políticos y sociales, por lo cual fue ambientada en la Francia de la Revolución. Es, en su más profundo sentido, un canto a la heterodoxia, una oda al “espíritu más libre del mundo, según diría Apollinaire, en su momento del Marques de Sade. Ahí el dramaturgo trata de responder a un enigma histórico: por qué tras largos años de espera y fidelidad, Madame de Sade se encierra en un convento. Ahí el Marqués de Sade es mostrado a través de la mirada de seis mujeres: su esposa, la hermana de esta y la madre, además de tres señoras más. Son mujeres que expresan su propio mundo de contradicciones: el feudal que ve cómo se derrumba su escala de valores, el místico que busca la luz, el apegado de la tierra, el amoral que rompe la norma como conducta de vida, el populista demagogo, el revolucionario individual que persigue un ideal de belleza, y al final, la inmolación como meta final de todos ellos.
Estreno en Caracas
Yukio Mishima,  cuyo verdadero nombre era Kimitake Hiraoka,  es considerado como uno de los más grandes escritores de la historia del Japón. Escribió 40 novelas, 18 obras de teatro, 20 libros de relatos, y, al menos, 20 libros de ensayos, así como un guión fílmico.  Una gran porción de su obra se compone de libros escritos rápidamente sólo por los beneficios monetarios. Su Madame de Sade fue estrenada hacia el 2009 en Londres, dirigida por  Michael Grandage y tuvo en su elenco a figuras como  Rosamund Pike, Judi Bench, Frances Barber, Deborah Findlay, Jenny Galloway y Fiona Button, entre otras. Pero mucho antes, en 1995, se montó  en Nueva York, bajo la dirección de Ingmar Bergman. Ahora, por primera vez se representa en Caracas.
Sadismo
Gracias a Horacio Peterson, en el siglo XX, e Ibrahim Guerra, durante la temporada de 2008, el teatro venezolano ha disfrutado  sendos montajes  de la pieza Persecución y asesinato de Jean Paul Marat, tal y como fue representada en el sanatorio de Charenton por el Marqués de Sade, de Peter Weiss. Así se ha conocido teatralmente a  Donatien Alphonse Francois de Sade, el Marqués de Sade (París, 1740/ Charenton, 1814), un legendario escritor francés perseguido y encarcelado no solo por la revolución francesa, sino también por el viejo régimen y finalmente el Imperio de Bonaparte. Su nombre ha pasado a la historia convertido en sustantivo y desde 1843 la palabra “sadismo” aparece en los diccionarios para describir la propia excitación sexual  producida al cometer actos de crueldad, físicos o psicológicos, sobre otra persona: mujer, varón, niños o animales.



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