lunes, marzo 10, 2014

Literatura venezolana sobre Blades en NY

El escritor venezolano Edgar Borges y el cantautor panameño Rubén Blades
En Nueva York, el pasado jueves, a una temperatura bajo cero grados centígrados, los periodistas de la Editorial Lleer-e  cuentan como las expectativas eran muchas y que las entradas se agotaron con una semana de anticipación. No sólo se trataba de la primera presentación pública del cantautor panameño Rubén Blades, sino que esta vez lo haría para conversar de literatura con el escritor venezolano Edgar Borges.
Todo ocurrió más allá de lo previsto, el pasado 6 de marzo, quedó público afuera de la sala principal del Instituto Cervantes de Nueva York (211 East, 49th Street). Personas de diversas nacionalidades se dieron cita para escuchar un conversatorio que despertó la emoción y los aplausos del público.
En la introducción, Ignacio Olmos, director del Cervantes, destacó las trayectorias de los participantes. De Rubén Blades dijo que dividió la historia de la salsa en un antes y después de su obra; de Edgar Borges destacó su apuesta por la ficción como vía transformadora de realidades. Después le correspondió el turno a Ignacio Latasa, editor del libro  Vínculos. Apuntes con Rubén Blades (Leer-e), motivo de este encuentro. Latasa expresó su emoción por la concreción del Foro. El editor reveló que había propuesto la fecha del evento porque ese día cumplía años Gabriel García Márquez, uno de los principales referentes literarios en la obra de Rubén Blades, hasta el punto de que en el año 1987 grabó la producción “Agua de luna”, basada en los relatos del Premio Nobel colombiano.
Un poco más tarde, el escritor Edgar Borges reconoció “la importancia de que el Instituto Cervantes abriera sus puertas a la música popular como expresión literaria, con un creador global como Rubén Blades”. Luego relató algunos de los motivos que inspiraron la realización de su obra.  “Me acerqué a tu obra desde una ventana-le dijo a Blades-; una ventana como una mirada. El libro contiene siete ventanas que son como distintas perspectivas que observan la ruta, esa ruta que en tu obra has denominado Maestra Vida”.
El autor nacido en Caracas y residenciado en España le dijo al creador panameño que si bien el argumento de su obra es la ruta por la Maestra Vida, observa que todo el proceso de creación se divide en dos ciclos, dos tiempos. Un ciclo callejero, cuestionador de la sociedad, irónico, que va desde las primeras grabaciones en Panamá con El Conjunto Latino, Los Salvajes del ritmo y Bush y sus magníficos, hasta la incursión en el sonido de Nueva York con bandas como Pete Rodríguez,  Ray Barreto, Louie Ramírez, Luis Perico Ortiz, Fania All Star y Willie Colón. Y otro tiempo que nace a partir de la obra Maestra Vida y se desarrolla con la creación de grupos como Seis del Solar y Son del Solar, grabaciones con Editus y la orquesta de Robert o Delgado, participaciones con músicos del rock como Sting, Lou Reed, Elvis Costello, Bod Dylan y colaboraciones con bandas como Maná, Fabulosos Cadillacs, Son Miserables y Calle 13. Si para Edgar Borges el primer ciclo de Blades tiene un “color callejero”, el segundo adquiere una dimensión existencial y un tono claroscuro. El compositor de “Pedro Navaja”, “Buscando América” y “Amor y control”, compartió la visión de Borges, aunque admitió que “nunca lo había pensado de esa manera”.
Rubén Blades contó que su gusto por la lectura le venía de su abuela, una mujer vanguardista para la época; recordó que en una ocasión el García Márquez y Carlos Fuentes fueron a verlo en un concierto en México y le dijeron que “su obra es literatura que llega a los sectores populares”. Uno de los momentos cumbres del Foro fue cuando Edgar Borges le dijo a Rubén Blades que “tu obra ha pasado de la crítica social a historias que piden la responsabilidad del individuo. Ejemplo: la canción Decisiones”, a lo que el artista afirmó que eso se debía a la madurez. “Las cosas no las va a cambiar un líder ni la va a cambiar un sistema; las cosas las va a cambiar la gente. Pero tiene que haber un argumento que oriente, que defina y que motive a la gente para que se dé el cambio”, puntualizó. A partir de ese momento el conversatorio giró en torno al compromiso del individuo como única vía para cambiar los problemas generales.
 Blades anunció que participará en las elecciones de Panamá en el año 2019 y para ello lanzará una serie de propuestas para transformar direcciones tan importantes como la educación.  Rubén Blades se puso de pie y le dijo a los presentes que “la única posibilidad de cambio la tenía cada individuo desde su acción personal y colectiva”. Advirtió que no daba declaraciones para quedar bien con todo el mundo, que lo movía la honestidad de sus pensamientos y que eso molestaba a alguna gente. Fueron muchos los temas que abordaron los participantes: la deuda internacional con África; los recursos de América Latina y la educación; posibilidades y debilidades en Internet para la música; un próximo disco de tangos que lanzará en junio; la eterna lucha de Pablo Pueblo; la ingenuidad del personaje Adán García; la música popular como expresión literaria (citaron nombres como Chico Buarque, Gilberto Gil, Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Silvio Rodríguez y Camarón de la Isla) y otros aspectos de la realidad mundial.
El Foro transcurrió entre anécdotas y gustos tanto literarios como musicales. En más de una ocasión el público rio ante los cuentos de Blades, en otros momentos la atención era total, por esa noche los fanáticos no fueron a ver cantar a su ídolo sino a atender su pasión por la literatura. Al final se le dio paso a las preguntas de los presentes.

La falsa autoría de la carta de Silvio Rodríguez; la posible candidatura presidencial y otras tantas inquietudes hicieron difícil ponerle conclusión al evento. Uno de los momentos más aplaudidos fue cuando una maestra estadounidense intervino para decir que “mis alumnos estudian la música de Rubén Blades como literatura, porque su obra es literatura”. El panameño se comprometió a visitar la escuela. Tras la prolongada despedida, Rubén Blades y Edgar Borges firmaron ejemplares del libro que dio lugar a este encuentro inolvidable.  Por algo el público no quería irse del auditorio del Cervantes.

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