sábado, abril 26, 2014

Isaac Chocrón regresa en septiembre

Nacido en Maracay  y muerto en Caracas, Isaac Chocrón  no sale de la escena venezolana
Carmen  Ramia (@carmenramia) y su equipo, con Héctor Manrique (@manriquehector) a la cabeza, ya definen la programación del XIX Festival Internacional de Teatro de Caracas 2014, el cual estará dedicado al dramaturgo venezolano Isaac Chocrón (1930-2011) y se realizará entre el 18 y el 28 de septiembre.
El XIX FITC 2014 no será exclusivo para la dramaturgia de Chocrón, pero sí tendría varios montajes con piezas de tan celebrado autor, procedentes de España, Argentina y  Estados Unidos, pero  Javier Vidal Pradas (@javiervidalp) inició el complejo proceso de la versión y el montaje de Asia y el Lejano Oriente, el musical, una pieza chocroniana  que  él juzga de “vital importancia y actualidad”.
Dramaturgia sólida
Chocrón al escribir   Asia y el Lejano Oriente (1965), puntualiza  Vidal Pradas, se coloca dentro de una dramaturgia más sólida y su respeto como tal lo lleva a fundar El Nuevo Grupo al lado de Román Chalbaud, Miriam Dembo (académica, directora y productora), Samuel Dembo (productor y fotógrafo), Elías Pérez Borjas (productor y animador cultural) y John Lange (diseñador), luego se anexionarían José Ignacio Cabrujas, el actor Rafael Briceño y el diplomático Francoise Moanak. “Anotamos que Chalbaud dirige a partir de esta fundación gran parte de las piezas de su amigo Chocrón”.
“Deberíamos igualmente de apuntar que el propio Isaac escogió esta pieza para inaugurar la Compañía Nacional de Teatro (CNT) que bajo su dirección fundara en el año de 1984 por decreto presidencial (Jaime Lusinchi), quizá, supersticiones de la gente de teatro, para darle la misma suerte que corrió El Nuevo Grupo bajo su fundacional dirección”.
Vidal considera con dicha pieza, Chocrón logra aglutinar no sólo una gente que emerge con sangre nueva a las tablas caraqueñas, sino que también una nueva mirada al posible anquilosamiento de los estamentos escénicos para ese entonces, la década delos 60, consagrados y por ende canonizados en sus signos teatrales como eran los de Horacio Peterson en el Ateneo de Caracas, ahora con sede, teatro y amplios espacios en la para ese entonces Quinta Ramia, la cual sería derruida posteriormente para dar paso a un monumental edificio,  inaugurado en abril de 1983 por el presidente Luis Herrera Campins.
Venta  de un pais
Subraya Vidal Pradas que el tema de la venta de un país posiblemente y para esos años sesenta eran un tanto exagerados, cómicos, casi farsa, de una ironía exógena propia de un Chocrón que no olía todavía el malsano cinturón de miseria que mentaban los intelectuales de izquierda cuando se referían a los “ranchos” de nuestros cerros urbanos; pero pasados los años y aclimatados a otras temperaturas distintas al que enunciaba Sol Orense, esta pieza cobra unas dimensiones de vanguardia tanto en fondo como en forma. “Hoy no sabemos cuánto tenemos de país y cuánto de él hemos vendido a gringos, cubanos, chinos o persas, la cuestión es que han vendido un país y de él no nos ha llegado más que miasmas y deudas multimillonarias teniendo el valor del barril al mismo precio que lo tiene Dubai y los Emiratos Árabes… es decir, el cercano Oriente, pisando Asia, como quien dice”, enfatiza.
Texto lúdico y juvenil
La pieza en tonalidad de humor, fragmentada, lúdica y hasta juvenil, va armando un rompecabezas, puzzle para los más esnobistas, que el espectador/lector debe ir completando para visualizar en la gran Gestalt, el país al cual han ido disolviendo los filibusteros del Poder. “Un poder que ha perdido el rumbo de la ética de vida y una moral que se va justificando con el ramplón maquiavelismo del fin que justifica los medios. Es decir de un bien para mí sin tener en cuenta los males que produzco a mis “otros”. Una desmembración de la identidad nacional y de la consonancia política de un país que tanto costó levantar de los escombros del fascismo. Pero lo hermoso de la pieza de Chocrón es que todo esto se hilvana debajo de las sábanas, como todos sus conflictos: velados. En esta oportunidad, reitero, la catarsis se da por medio de la catástasis: la purificación en el espectador, por medio del humor, al observar la catástrofe del anti-héroe. Estamos, pues, leyendo una comedia que Chocrón, con sus artísticas parabólicas, nos lo anunciaba medio siglo antes de su consumación. Quizá, ahora, la tendríamos que ver como una tragedia clásica”, asevera.
Otras piezas chocronianas
 Afirma el director Vida Pradas que en sus continuas idas y venidas a su ciudad de adopción, New York, Isaac va alimentando su mirada escénica con los nuevos movimientos escénicos que irrumpen en el famoso Off-off-Broadway, la cuna de la experimentación que hace eclosión en los finales de una década donde el sonido de The Beatles ya ha sido canonizado. “Siendo amigo cercano de Arthur Miller y Edward Albee, lo es también de Ellen Stewart de La MaMa, de Julian Beck y Judith Malina del Living Theater, Joseph Chaikin del Open Theater… y su espíritu palpita al mismo ritmo de una escena que puja por ser más espectacular marginando la tesis psicologista de los sagrados mitos vivientes del Actors Studio de Lee Strasberg, también muy cercanos a Chocrón. Por eso, en parte, aparece en su dramaturgia su próxima gran pieza teatral:  Tric-Trac  (1968) es una obra de distensión que marca el cambio de rumbo tras el descanso en plena encrucijada. Por ello ésta está con un pie en el experimento y otro en el juego, ambos formales y donde la libertad de la palabra anula el argumento y se convierte en una de las piezas más radicales del tradicional play, player, playwright, inglés; spielen, spiler alemán o el jeu, jouer, jeux, francés”.
 Concluye recordando que el periplo dramatúrgico de Chocrón, con no menos de 18 textos,  cierra con  Los navegaos , estrenada en el teatro Trasnocho, en la temporada 2006,  por el director Michel Hausmann, y repuesta en la temporada 2014.
Artistas y técnicos

Actores y actrices: Julie Restifo, Gonzalo Velutini,  Gerardo Soto, Gladys Seco, Oswaldo Maccio, Selene Quiroga, Jan Vidal Restifo, Fabiola Aracae, Natalia Román y Fernando Azpúrua. Música: Federico Ruiz y Santos Palazzi. Coach vocal: Pancho Salazar.  Coreografía: Luz Urdaneta. Dirección de Arte: Carlos Medina. Vestuario: Raquel Ríos. Sonido: Omar Ocando. Iluminación: Martin Flores. Adjunta de dirección: Silvia Vidal.  Asistente al director: Stephanie Bor. Producción artística:   María Eugenia Romero.  Jefa de producción: Sonia Witmann.  Producción ejecutiva: Carlos Scoffio y producción general: Image Class.

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