Con la desaparición de Rubén Rega casi se cierra la diasposra uruguaya en Caracas. |
En la lejana
Montevideo, durante este fin de semana, falleció el amigo y teatrero uruguayo Rubén
Rega, todo un personaje del mundo cultural caraqueño que decidió regresar a su
patria, pero sin desvincularse totalmente de Caracas y su gente. Ayer fue cremado
y ahora lo evocamos para que no se le olvide durante un cierto tiempo.El, como artista que era, hizo feliz a mucha gente con sus espectáculos.
Él, nos confesó en abril del año pasado, al estrenar en una
sala uruguaya la pieza Dos de amor del
criollo José Gabriel Núñez, que Venezuela “ha sido y es un pueblo
que renace de sus cenizas, un pueblo gentil, amable, culto, sincero, amistoso
antixenófobo. De hecho se ha formado como casi todos los países, no solo de
Latinoamérica sino del Mundo, con el aporte de personas que emigran
de sus propios países por varias causas. Jamás me sentí rechazado, sino
todo lo contrario, en los casi 30 años que viví en esa dulce, plácida, tropical
y bella Caracas, brillando al pie de su gran protector el Ávila, fui creciendo
y terminando de acrecentar la cultura adquirida en el país natal,
incluida la dirección de teatro”.
Puntualizó que para esa época de su desembarco en Venezuela, durante los
años 70, “era y es un país joven, yo también lo era y las oportunidades que
ofrecía eran múltiples, para todas las personas, solo, tenías que
demostrar lo que habías aprendido y ofrecer tus conocimientos. Llegué,
casi junto con otros como Carlos Giménez, Ugo Ulive, José Gómez Fra. Otros
llegaron antes como posiblemente José Antonio Rial o tu Edgard
Antonio Moreno Uribe (1969). Yo había estudiado periodismo, idiomas, relaciones
públicas y dirección de teatro con el maestro uruguayo Eduardo Malet. Para
resumir, luego de estar algunos años en CANTV y trabajando paralelamente
en el Bloque de Armas, en varias revistas, periódicos etcétera. Finalmente
me vinculé con mi verdadera pasión: el teatro. Esta oportunidad me llegó,
cuando tuve la gran oportunidad de trabajar junto a de uno de los iconos de la
cultura Venezolana.
María Teresa Otero, más tarde María Teresa Castillo, gran mujer, respetada
y querida por todos, apreciada por su sinceridad, su pasión por
la cultura, apreciada por su sinceridad, su simpatía, su
despacho abierto a todo el mundo , su cariño a su familia , a la gente
y su adorado país Venezuela”
“Pero
quien realmente me tendió una trampa para que yo dirigiera teatro fue
Carlos Giménez, al pedirme que le diera un argumento para dirigir
él, a la actriz Alma Ingianni. Luego de pensarlo, le respondí
que lo ideal sería un monólogo sobre una diva de teatro. Le gustó. Llamó
de inmediato a Ethel Dahbar quien escribió Casta Diva. El
asombro vino cuando Alma, Ethel y Carlos, me
pidieron que dirigiera yo esa obra. Ese fue mi comienzo…Y aquí
sigo…pero ahora en mi Montevideo”.
EL
DRAMATURGO NÚÑEZ
“Monto Dos de amor porque siempre admiré la dramaturgia de José Gabriel
Núñez, sus mujeres: guerrilleras, cabareteras, prostitutas
esperpénticas, y la primera obra que vi en Caracas fue en el viejo y
querido Teatro Ateneo, era ¿Tú quieres que me coma el tigre?, más
tarde me maravilló con Los peces del acuario, Noches
de satén rígido o Madame Pompinette. Al conocerlo
comprendí su amor por los boleros y las películas mexicanas, se había casi,
criado con ellas. Somos muy buenos amigos pero nunca pude dirigir
una de sus obras en Caracas. También dirigí varias de Néstor Caballero, y de
Gustavo Ott”.
Subrayó que en
Montevideo, la obra Fango negro del mismo Núñez lleva ya 22
años ininterrumpidos en la cartelera montevideana. “Yo tuve mi gran oportunidad
de dirigir dos monólogos, Soliloquio en rojo alucinante y Soliloquio
en negro tenaz con dos primerísimas actrices Isabel Pelusa Vera e
Isabel Schipani, con ellas tuvimos varias temporadas en Montevideo, viajamos
por todo Uruguay y tuvimos el gran placer de ser invitados al Festival
Internacional de Teatro de Oriente, Barcelona, fuimos pautados en la
programación y tuvimos que agregar otra función extra. Más tarde fuimos
invitados al II Festival Internacional de Monólogos, y viajamos por pueblitos
del noreste de Venezuela, fue otra experiencia alucinante”.
MATRIMONIOS
EN PUGNA
“Cuando leí la
obra Dos de amor que habla del matrimonio con gran sentido del
humor, donde descubrí también distanciamientos brechtianos y la participación
con el público, me enamoré del texto. El matrimonio es universal y según
Tolstoi dijo “habla de tu pueblo y hablarán del mundo”
Rega explicó que
Hugo Giachino es un actor uruguayo, con varios premios en su haber y él le
me había solicitado algunas obras. Siempre que me piden envío obras de
autores venezolanos y le remití tres pero le gustó Dos de amor.
La encontró muy accesible para el público uruguayo, yo había traducido al
uruguayo los términos venezolanos. Casi de inmediato consiguió sala, (cosa rara
en éste país donde nos encontramos) y me presentó a una
actriz joven, Rosina Benenati, fresca, sin vicios actorales y comenzamos los
ensayos. En realidad esta pareja es un poco más joven que la planteada por José
Gabriel. Tuvimos dos intensos meses de ensayos diarios. Mi idea
primaria fue realizarla en un ring de box, dado que Ángel y Angélica viven
peleando, inventando amores o no, para
acabar con la rutina. Lamentablemente la sala era pequeña para esa idea, pero
no desistí del todo, pues hay un momento en la obra que se pelean como si
estuvieran en un ring, lo que causa mucha hilaridad en nuestros ensayos.
Tenemos un estupendo equipo técnico y artistas como el músico, director y
productor Alfredo Leirós, quien nos hizo la música original, al
talentoso fotógrafo Alejandro Persichetti, entre otros”.
Aseveró que
la pieza de Núñez tiene un gancho y un ritmo especiales. Ahí se cuenta algo universal, porque matrimonios que luchan por alejar la rutina,
existen en todo el
mundo. “Además, la agilidad de los textos me hizo pensar
encadenarlos como si fueran matches de box, primer round, etc. Esto le dan un
toque especial, que pensamos va a llegar al público. Aunque las sociedades en
varios países o en casi todos, siempre encuentras un punto de unión.
Y precisamente “Dos de amor” aporta esa facilidad. De
hecho yo solicité los derechos
de autor y le llegaron dos pedidos más de Montevideo para dirigir esta obra.
Debo agradecer al amigo, al poeta, al dramaturgo, José Gabriel el haberme
otorgado ese derecho”.
Rubén Rega,
sentimental como si fuese caribeño, nos escribió después que vive pensando en Venezuela, lagrimeando
cuando escucha “Alma llanera” o una gaita o un joropo, sufriendo cuando sufren,
y alegrándome cuando se contentan. “Sueño con arepas pepia´, de queso e´
mano, con hallacas, con bienmesabe, con casabe al horno, cachapas de
queso, etc. Amo realmente a Caracas, pues es más que una ciudad para
mí, que me brindó muchas cosas espirituales, mucho amor, muchos amigos, tu,
Julio Alcázar, Gregorio Scala, Omar Gonzalo, y amigas como
Mariacristina Lozada, Linsabel Noguera, Aura Rivas, y no puedo nombrarlas a
todas y todos los que están y los que se fueron de gira, pero si los llevo en
mi corazón y entiendo que debo ser breve. ¿Cómo ser breve con un
país donde viviste más de 30 años? ¿Cómo no querer volver, aunque sea de
paseo?”.
Soñaba regresar
a Caracas y mostrar así el espectáculo de la pieza de Núñez. Pero un ACV lo dejó
inconsciente y finalmente murió el pasado 4 de julio. Aqui sus amigos lo seguiremos
recordando por su bonhomía y sus aportes al desarrollo de nuestras siempre necesitadas
artes escénicas.
He sentido mucho la partida de Ruben, se nos quedó el café pendiente, otra vez será querido amigo.
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