sábado, enero 17, 2015

Las tres mujeres del muerto

AUn generoso elenco para la pieza de Chacaito.
Arrancó la temporada 2015 en el Teatro Chacaíto, desde el 1 de enero, con el espectáculo Las tres mujeres del muerto, escrito por Manuel Bastos y Marianella Alonso, bajo la dirección de José De Souza, quien además actúa junto a Esther Orjuela, Maribel Zambrano y Sara Lárez, actrices que se turnarán con Betty Jass, Sheila Monterola y Marilyn Castro, semanalmente. 
Ignorar la importancia de esa sala (300 butacas),  ubicada  desde hace 48 años en la terraza del Centro Comercial Chacaíto es desconocer eventos vitales para el desarrollo del gusto teatral porque además ahí se explotó hasta la saciedad la temática gay, porque era la más aplaudida o solicitada por el público, tendencia que prosiguió no solo en ese espacio. Horacio Peterson, Jorge Palacios, Guillermo González y Jorge Bulgaris fueron los promotores de ese espacio privado que resultó útil para la cultura, ya que aupó, desde 1967, la creación en Caracas de un movimiento teatral comercial, financiado por las taquillas, el cual le disputaba, y aún continúa, los espectadores al teatro de arte o subvencionado por el Estado. A instancias del “modelo chacaítesco”, surgieron salas como Las Palmas, Los Cedros y Santa Sofía, para citar a las que sobrevivieron hasta los años 90, más el Trasnocho Cultural, la Torre del BOD, Escena 8, Teatrex, Premium y Urban Cuplé, creadas durante el siglo XXI.
El único empresario que continúa en Teatro Chacaíto es Jorge Bulgaris (1938), porque los otros abrieron “casa aparte”. Los historiadores analizarán reseñas sobre tumultuosas temporadas que ahí se hicieron, leerán algunos de los textos representados —el más exitoso La importancia de llamarse Andrés— y  revisarán la saga de intérpretes que debutaron y saltaron después a la televisión y el cine, o a otras salas.
Y como el Teatro Chacaíto no cerró en Navidad abrió este 2015 con Las tres mujeres del muerto, que además tiene una moraleja -El que mal actúa, mal le va- la cual desarrolla y da su mensaje aleccionador para mujeres y hombres quienes, por el placer  y el dinero, violentan todas las normas morales de una sociedad cristiana.

Los autores plasman  a tres damas que se reúnen en un bar para planificar la repartición de la herencia del caballero con quien se casaron a lo largo de 20 años. El argumento y sus truculencias son desopilantes y el final es abrupto: el difunto vuelve del más allá para llevarse las almas de sus compañeras de vida, quienes fallecen al consumir un licor envenenado. El montaje está en proceso de construcción. Las actrices bordan sus personajes y poco a poco los irán asumiendo porque son talentosas y además deben explotar mucho más sus performances con el público.  

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