viernes, septiembre 25, 2015

Volvió "Fresa y chocolate"

El Grupo Actoral 80 ha repuesto su montaje, estrenado el año pasado,
Primero fue El lobo, el bosque y el hombre nuevo, un cuento de Senel Paz que transformó en el monólogo Fresa y chocolate y de ahí partió con los cineastas Juan Carlos Tabío y Tomas Gutiérrez Alea hasta escribir el guión y hacer un film homónimo que les dio prestigio y premios en los años 90.
Aquí en Caracas, desde la temporada 2014, gracias al excelente trabajo del director  Héctor Manrique y los actores Daniel Rodríguez, Juan Vicente Pérez y Wadih Hadaya, se exhibe la versión teatral de la imaginación de esos cubanos empeñados en denunciar a la homofobia, ese crimen de odio, o enfermedad psicosocial,  que se caracteriza por tener una profunda aversión hacia los homosexuales, otra manifestación del fascismo.
El drama Fresa y Chocolate, también pergeñado por Senel Paz, hace temporada porque los actores y el director creen y manifiestan que la razón fundamental  para montarlo  es que en la sumatoria de todas las voluntades estará la solución de nuestros problemas como sociedad, ahí  se ejemplifica que la marginación sólo lleva a la fractura íntima y pública del hombre y esos desarraigos llevan al empobrecimiento de las personas, porque “el amor es una fuerza modificadora, ya que  si hay algo que le está haciendo falta a nuestra sociedad es el respeto a la vida, a las ideas de los demás, porque nos enriquecen”.
El montaje permite conocer la historia de una amistad más allá de la incomprensión y la intolerancia. La obra plasma parte de la realidad social cubana desde los años 70 a los 90, a partir de la normal relación que establecen Diego, artista gay que cree en la libertad y trata de ejercerla, y David, universitario cargado de prejuicios en contra de la homosexualidad, quien sigue las orientaciones del régimen. En escena se pondera como la personalidad de Diego cala en la mentalidad de David, quien termina reevaluando sus concepciones no solo de la homosexualidad, sino también sobre lo que es ser revolucionario, a pesar de que su homofóbico compañero Miguel lo utiliza  para espiar a Diego, persona que ellos consideran aberrante y peligrosa.
Mientras en Cuba la represión contra los homosexuales ha disminuido notablemente, en otros países, de América Latina, la homofobia es la noticia más escandalosa en los medios de comunicación, al tiempo que en la mayoría de los teatros las locas son objetos de burla o escarnio, por eso el montaje caraqueño de Fresa y chocolate es un paso adelante en la denuncia contra ese crimen social

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