miércoles, enero 04, 2017

Los intereses de Dairo Piñeres

Dairo Piñeres Chamorro,un artista trabajador.
Las rocambolescas peripecias del campesino Peer Gynt y su idílico regreso al lado de la mujer que amó toda su vida, Solveig, recreadas fantásticamente en la sala Anna Julia Rojas, por Carlos Giménez y su grupo Rajatabla, le cambiaron la brújula existencial a ese liceísta caraqueño, que hasta esa larga noche de ese mayo de 1991 pretendía ser médico o veterinario o químico o quizás hasta sacerdote.  Dairo Piñeres Chamorro (20 de febrero de 1975), pues, se lo contó todo a su mamá Teresita y desde el lunes siguiente no pensó más en ese difícil bachillerato en Ciencias. Se entusiasmó por las Humanidades y todas las actividades del grupo teatral que comandaba Otilia Docaos en el liceo Gustavo Herrera.
El flamante bachiller Piñeres ingresó al Instituto Universitario de Teatro (Iudet) y al mismo tiempo hizo los talleres teóricos y prácticos que le impartieron agrupaciones como el Contrajuego y el GA-80. Además se entusiasmó con los Festivales Liceístas J.A. Porte Acero que organizaba el Ateneo de Caracas. Esas experiencias fueron vitales para él y la ambiciosa muchachada que aceptó su guía, porque se erigió en líder de una generación que se había proclamado “la del relevo”. No sabían nada y tenían que aprender cómo formar un grupo, quién lo dirige, cómo se constituye y quiénes lo integran.
 “Estábamos locos por hacer teatro y no sabíamos lo que era. Poseídos por esas ganas juveniles de estar en un escenario, de esparcir el ego y nuestra diminuta fama. Decidimos hacerlo y así nació mi grupo Séptimo Piso y debutamos hacia 1996 con Credit Bill, versión de Los intereses creados de Jacinto de Benavente. La buena gente de Fundarte –el alcalde era Aristóbulo Istúriz- nos dio 50 mil bolívares para los gastos de la producción y la mostramos en la Sala Carlos Giménez, en el sótano de la Torre Este de Parque Central. Desde entonces aprendí que mejor que crear afectos es crear intereses, en este caso me casé con el teatro”.
Desde 1996 al 2016 con su agrupación Séptimo Piso y con otras incipientes empresas culturales, Dairo ha realizado no menos de un centenar de montajes, además de 11 muestras de Creajoven, unos festivales de aficionados, la mayoría son sus ex alumnos. Y ahora, cuando ya cumplió 41 años y esta tan delgado como cuando tenía 20, se pinta el cabello y la barba de azul, está al frente de la décima entrega del archipopular evento Teatro de1/4 Microteatro Venezuela, con 28 micro piezas en seis funciones diarias de 15 minutos, de miércoles a sábado desde las 7:15 pm y los domingos desde las 6:15 pm., en el teatro Urban Cuplé, que exhibirán desde el 5 de enero hasta el 12 de febrero. Donde hay, pues, una fantástica “panoplia” de espectáculos para elegir, dependiendo, de la tarjeta de crédito/débito o del cash del teatromaníaco, porque sin bolívares no hay acceso a la diversión escénica.
MICROTEATRO VENEZUELA
 Dairo calcula que de realizarse las 168 funciones diarias a lo largo de 29 días de la temporada se alcanzarían 4.872 funciones y si se logra la presencia de 40 espectadores en cada sala, “esos nos daría un aproximado de 194.880 boletos vendidos y si vendemos todo daría un aproximado de 292 millones 320 mil bolívares”.
-Eso es mucho dinero y ¿cómo se lo reparten?
-Aritméticamente es así, pero no siempre hay 40 espectadores en cada función y también se suspenden funciones por detalles técnicos o problemas de salud de los artistas. Pero si todo sale como se calcula es una gran suma. Tras sacarle el 10 por ciento correspondiente a los derechos de autor, nos queda una masa grande de dinero, de la cual se deduce el impuesto a la renta, porque el Municipio Chacao nos  tiene exonerados; hay que pagarle a Ticket Mundo por su servicio de boletería, y lo que resta se reparte en dos porciones: para ser distribuida entre las 28 agrupaciones y la organización Microteatro, integrada por  el dueño del espacio en el Centro Comercial Ciudad Tamanaco, que antes era un casino, y Malala Dubuc, Robert Chacón y yo; además hay que pagarle a los trabadores, no menos de 100 personas. Tenemos también un gasto fijo diario, de no menos de dos millones de bolívares, para cubrir la iluminación y el agua del espacio del Microteatro. Todo eso, puedo decirlo ahora, es consecuencia del interés que he creado por el teatro en esta Caracas y perdona que no sea modesto.
-¿Cuál es la realidad de esas cifras aritméticas?
Nunca hemos tenido más del 40 por ciento del público calculado, pero en una temporada alcanzamos el 50 por ciento. En este enero y febrero esperamos, o apostamos, que tendremos un 50 o un 70 por ciento. Además podemos cambiar los precios y en vez de un boleto por persona ofrecemos dos por el mismo precio, nuestro famoso dos por uno. Tendríamos así más público a menor cantidad de dinero. Y eso se explica por la idiosincrasia criolla, a los venezolanos nos interés siempre una golilla. El Microteatro comenzó en 2014 y desde entonces se han realizado entre dos y tres temporadas anuales. Es una producción costosa: la novena implicó una inversión de 18 millones de bolívares. La directora del teatro Urban Cuplé, Malala Dubuc, ha dicho que la carga más fuerte corresponde a la publicidad. Ya tienen cubierta la locación, las sillas y el sonido. “La edición que se inaugura el jueves 5 supera los 20 millones de bolívares.  La logística es gasto también. Hemos tratado de economizar por todos lados porque los precios se dispararon. Apostamos a agotar las funciones. Tuvimos un diciembre muy gris y ahora la gente va a brillar con sus bombillos internos, su energía. Unos 348.372 espectadores han asistido a las funciones de las nueve temporadas que lleva Microteatro Venezuela desde que comenzó.Unos18 millones de bolívares costó la edición pasada de la fiesta teatral que se ha realizado en el CCCT y en el Sambil”.
-¿Qué pasa con ese teatro de 15 minutos?
-Técnicamente hablando ahí se desarrolla la ecuación dramatúrgica aristotélica. Eso implica realizar una dramaturgia adecuada para ese tiempo escénico. Estos microteatros venezolanos son ejercicios que adiestran autores y   artistas. Y se busca que sea como un entremés clásico pero corto.
PROGRAMACIÓN
 Y Dairo se pule en recordar que Daniela Alvarado estará dirigiendo a Vanessa Senior en  Adiós  en la sala 1. Mientras Josué Gil participa con  Yo soy Prostituta  en la sala 23 bajo la dirección de Michael Vegas.La última parte de la   saga de  Cosas de Niñas para adultos  llega con  Mavi  en la sala 5, escrita y dirigida por Mario Sudano.  Y de los creadores de polémicas piezas  Escena de un crimen,  Spidelman  y  María la historia de un violador  llega a la sala 13  La Necrofílica, escrita por Carlos Castillo y dirigida por Carlos Díaz.
Comedias y dramas relacionados con la actualidad no podían faltar y es el caso de  Se hunde el barco mi querido capitán  en la sala 19, escrita por Oswaldo Maccio y Fernando Azpúrua, quien además la dirige;  Empanada Criminal  en la sala 12 escrita y dirigida por Luis Vicente González;   Mi foto con Cruz Diez  en la sala 16 escrita por Carlos Daniel Alvarado bajo la dirección de Carmen Julia Álvarez; y en la sala 14   La del Penthouse   escrita por Virginia Urdaneta, quien co-dirige,   y Érika Goldberg.
Hay hilarantes comedias como  Las Mardillo  en  la Sala 7, escrita por  Giuliana Rodríguez y Yanosky Muñoz;  Amor Eterno   en la sala 11 escrita y dirigida por Kevin Jorges;  ¡Que ricas son las papas!  en la sala 15 escrita y dirigida por José Gregorio Martínez;   La Boda de mi mejor amiga  en la Sala 20, escrita por Fernando Martínez bajo la dirección de César Sierra;  Devuélveme mi cargador  escrita y dirigida por Reinaldo Navas en la sala 24 ;  Vestier  en la sala 3 escrita por Gioia Arismendi y Roberto Arismendi y dirigida por Gioia Arismendi; y  Desnudos en el baño  escrita por Mario Sudano y dirigida por Dairo Piñeres en la sala 6.
Temáticas como la homosexualidad también dicen presente. En la sala 2  A Destiempo  escrita por Fernanda Godoy y dirigida por Nattalie Cortéz ;Abstinencia  en la sala 8 escrita por Yovanny Durán y dirigida por Dairo Piñeres;   El señor Rosa, escrita por Giuliana Rodríguez y dirigida por Daniela Alvarado estará en la sala 17; Prohibido   escrita y dirigida por Manuel Bastos estará en la sala 18; en la  Sala 25 los espera  Camasutra  escrita y dirigida por Daniel García, y en la sala 26 se presentará  Pronosapiens  escrita por Pinky Páez y Candy E. y dirigida por Jennifer Gásperi.
Ficciones e historias con desenlaces inesperados completan la programación de la temporada. Es el caso de   Último capítulo  escrita por Miren Jalón bajo la dirección de Robert Chacón;  El Aquelarre  en la sala 09, escrita y dirigida por Dairo Piñeres;  en la sala 10  Instinto  escrita y dirigida por Jhonny Gavlovski  y protagonizada por Isaac D´Lima;  La Última Cena  escrita y dirigida por Federico Naranjo Briceño en la sala 21;  y en la Sala 28  2 palabras  escrita por Daniel Revette y dirigida por Grecia Augusta Rodríguez.                                                                                        
EL EJEMPLO DEL BURDEL
Y hay que recordarle a los lectores que el Microteatro Venezuela, que emergió durante la temporada 2014, está inspirado en el Microteatro de Madrid, el cual nació, hacia 2009, del cerebro y las manos de Miguel Alcantud, quien durante dos semanas y con no menos de 50 directores, autores, actores y productores materializaron ese proyecto atípico en un antiguo prostíbulo que iban a derruir, ubicado en la calle Ballesta. En cada una de esas 13 habitaciones del burdel se alojaron 13 grupos con un objetivo: crear una obra teatral de menos de 10 minutos para un público de 10 personas por sala sobre un tema común, la prostitución. Sin inversión en publicidad, el experimento fue un éxito rotundo. Y funcionó tan bien que varios actores, directores y guionistas decidieron asociarse y crearon Microteatro por dinero. Se instalaron con un local cercano a la calle Ballesta y en lo que había sido una antigua carnicería continuaron con esa iniciativa.  Su éxito ejemplar ha inspirado a muchas empresas por toda la península ibérica, saltó a Caracas, Bogotá y llegó a Miami, sin contar que en Lima también ha sido un negocio floreciente

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