domingo, marzo 19, 2017

Zamora pasó por aquí

Aníbal Grunn otra vez combate por la cultura venezolana, desde Guanare.
Actor, director y dramaturgo son algunas de la facetas del artista Aníbal Grunn, quien ahora aparece como autor del libreto Zamora pasó por aquí, el cual será hecho espectáculo teatral por Carlos Arroyo y exhibido desde el 30 de marzo en Barinas y después ira a Cojedes, Falcón, Los Teques y llegará hasta Caracas, como una producción de la Compañía Nacional de Teatro, que comanda Alfredo Caldera.
Grunn, cuyo verdadero apellido es García, desde Guanare, explica que como hombre de teatro ha desarrollado en “estos más de 50 de vida artística varios roles: actor, director, profesor, escritor… en todos y en cada uno de ellos siempre me siento cómodo. No puedo escoger ninguno en especial. En cada uno aplico el mismo rigor, la misma disciplina, las mismas ganas y la misma fuerza. Creo que un verdadero artista no debe limitarse a desempeñar un solo papel en esta vida, uno debe exigirse más, proponerse más, realizar más y en diferentes acciones. El placer, la auténtica satisfacción, llega cuando puedes cumplir con tus metas. Cuando vences tus propios desafíos”.
 ¿Qué pasa con ese nuevo texto sobre Ezequiel Zamora? 
Zamora, como tantos personajes de la historia latinoamericana, es tratado bien o mal, dependiendo del gobierno de turno. Y como tantos héroes que lucharon por una Independencia, una Libertad y unas reivindicaciones sociales, humanas y políticas, muere violentamente y desaparece para la Historia, dejando una huella imborrable, en la gente del pueblo. De ese pueblo que defendió. Su vida, desde hace mucho tiempo me resultó muy atractiva. Tuvo demasiados detractores e incluso en nuestro mundo contemporáneo se lo intentó borrar o disminuir en su lucha. Pero, como dice Fernando de Rojas en su inmortal obra La Celestina: Cada uno habla de la feria, según le va en ella. Es importante contar la historia de este hombre, un hombre que en solo 11 meses se transforma en un verdadero héroe nacional. Porque, si bien el Valiente Ciudadano había comenzado desde muy joven, una lucha por las reivindicaciones sociales en Cúa, su tierra natal, es recién, en febrero de 1859, cuando regresa del exilio en Curazao, que se pone al frente de la Guerra Federal. Y 11 meses después, el 10 de enero de 1860, muere traicionado por una bala que, aunque la historia lo niegue, tiene nombre y apellido, y viene signada por las ansias del poder. Zamora es traicionado y enterrado en el mismo sitio donde muere. Muchos años después, sus restos son trasladados al Panteón Nacional, pero dice la leyenda que esos no son los verdaderos. Que su cuerpo reposa en el estado Miranda. Para poder escribir esta cantata, titulada: Zamora pasó por aquí, (un guiño sutil al libro de José León Tapia: Por aquí pasó Zamora). Tuve que leer más de una docena de libros, investigar, asesorarme y tratar de ser lo más objetivo posible. No es fácil lograr esto, ya que uno también es humano, tiene sus ideas y sus propios pensamientos. Pero entendiendo que el público es quien debe escuchar y juzgar los hechos, intenté contar parte de la vida de ese extraordinario hombre, haciendo énfasis fundamental en el momento de su muerte, la cual es contada en varios momentos y desde que se fragua la traición. Me tocó además, cosa que poco he hecho, escribir la letra de varias canciones, eso me llena de satisfacción, porque me confirma que cuando uno quiere, puede.
¿También lo actúa, y quienes lo hacen o interpretan?
Esta es una producción de la Compañía Nacional de Teatro, con parte de su elenco estable, ese de donde salió el actual elenco de El pez que fuma, La dirección es de Carlos Arroyo, quien me indujo realmente a escribir el texto. En esta oportunidad, no actúo, solo escribo y podré disfrutarlo el día de su estreno. Es muy interesante cuando oyes lo que has escrito y lo ves montado o dirigido por otra gente.
¿Cuántas obras has escrito o versionado en Venezuela y cuál ha sido la más satisfactoria?

Entre tantas cosas que he hecho en esta larga vida, y voy rumbo hacia los 70, eso espero, debo confesar que me produce mucho placer escribir. Pero mucho más cuando versiono y sobre todo, cuando cambio de género. Es decir, si tomo la narrativa y la llevo al lenguaje teatral, eso me encanta. Recuerdo con mucha precisión que eso fue lo primero que hice, siendo muy joven, no tendría más de 15 años, cuando llegó a mis manos una novela romántica, sobre la tiranía de Rosas y la historia argentina y me apasionó de tal manera, que yo, que aún estaba empezando en el teatro, me propuse versionarla y lo logré. El recuerdo es que era muy compleja, con más de 30 personajes, pero como ejercicio me sirvió muchísimo. Desde ese momento hasta hoy no he dejado de hacerlo. Del mismo modo que escribo textos originales o hago adaptaciones de otras obras teatrales a nuestra geografía, a nuestro entorno o a nuestra época. Son muchas las obras adaptadas, versionadas y originales que tengo. Algunas montadas ya, otras en proceso, en fin, la dramaturgia me gusta y es uno de mis fuertes. Quizá la más rica experiencia la tuve con Mi planta de naranja lima, sobre la novela de José Mauro de Vasconcelos, que estrenáramos en el año de 1997, con la Compañía Regional de Teatro de Portuguesa. Y que por cierto en julio de este año se estará montando en Buenos Aires, bajo la dirección de Jesús Gómez.  Versionar Mi planta… fue una solicitud que me hizo Carlos Giménez, quien no pudo verla por las razones que todos conocemos. Para Rajatabla también escribí mucho: El coronel no tiene quien le escriba, Peer Gynt y Fuenteovejuna, entre otras. Una de mis grandes experiencias fue escribir La tregua, de Mario Benedetti. Una novela que es un diario, la transformé en una obra con más de nueve personajes. Y ahora, Carlos Arroyo está dirigiendo una versión de mi versión, también hecha por mí, solo para dos personajes. Es decir ya me versiono a mí mismo. Tengo textos para adultos, comedias, infantiles, en fin, todo lo que pase por el teclado de mi computadora es bienvenido. Yo estoy escribiendo todo el tiempo, no paro, soy una maquinita y eso a mis 69 años -tenía un poco más de 30 cuando me vine desde Argentina- me mantiene con mucha energía y vitalidad.

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