miércoles, enero 24, 2018

Análisis de la dramaturgia venezolana actual

Leonardo  y el importante libro editado en España.
Es un libro poco frecuente para ser leído y muy difícil para ser expendido en Caracas, en 20 euros. Se trata de Análisis de la dramaturgia venezolana actual, perteneciente a la serie Análisis Teatral, que  edita, en Madrid, el ministerio de Economía, Industria y Competitividad de España. Es una bien cuidada publicación de 278 páginas, donde, siguiendo un mismo método propuesto por José-Luis García Barrientos, se analizan seis obras de sendos dramaturgos venezolanos contemporáneos, a la par que se esbozan las claves de la dramaturgia de cada uno de ellos.
Se trata de El insólito y verídico caso de la peluca del fraile de Carlos Sánchez Delgado, Ultimo piso en Babilonia de  Xiomara Moreno, Tres esqueletos y medio  de Gustavo Ott, Doña Bárbara, la perfecta ama de  casa de Elio Palencia, Matria de José Tomás Angola y La Luna en tu ventana de José Miguel Vivas. Seis investigadores venezolanos y dos españoles Firman los respetables y enjundiosos estudios.  Este es, pues, el quinto volumen de una serie de nueve que, como resultado de un proyecto de investigación del Plan Nacional de Investigación y Desarrollo del Gobierno, pretende analizar la dramaturgia actual en lengua española.
El crítico e investigador Leonardo Azpárren (Barquisimeto, 1941), coordinador de esta publicación afirma, en el prólogo, que los dramaturgos venezolanos, aquí compilados, nacieron después del 23 de enero de 1958 y crecieron en un pais democrático y sin la experiencia de las crisis que culminaron en esa fecha. “Espectadores de un nuevo teatro en el que el pais ocupó mucho espacio, alcanzaron la razón dramática cuando afloraron las primeras crisis del modelo social democrático a comienzos de la década de los ochenta, modelado por la crisis petrolera como la columna vertebral de su vida económica y social, y referencia universal para exigirle al Estado todo lo necesario para vivir bien. Cuando los nuevos dramaturgos comenzaron a escribir a finales de la década de los setenta y a lo largo de la siguientes, sintieron los golpes de las primeras crisis, principalmente la financiera en 1983 y la política y social en 1989 que desmontaron la ideología de la Gran Venezuela, con la que los venezolanos fuimos entretenidos a partir de 1974”.
Para Azpárren, Carlos Sánchez Delgado (1958), Xiomara Moreno (1959), Gustavo Ott (1963),   Elio Palencia (1963), José Tomas Angola (1967) y José Miguel Vivas (1975) forman parte de una veintena de dramaturgos que debutó en la década de los ochenta, algunos vinculados con nuevas agrupaciones como el Theja de Jose   Simón Escalona y al Sociedad Dramática de Maracaibo, de Enrique León o bajo el patrocinio de El Nuevo Grupo y Rajatabla. “Incorporados a la vida pública y teatral de un pais que comenzaba a padecer una crisis que continuo por varias décadas, pero al mismo en un contexto de florecimiento teatral engalanado por el Festival Internacional de Teatro de Caracas (FITC), en la escritura de estos novísimos autores están patentes el cambio y las contradicciones que implicaron una ruptura con el discurso dominante desde 1958”.
 El texto de Sánchez Delgado es abordado por Azpárren  y sus claves están a cargo de Rennier Piñero; la pieza de Moreno es evaluada por Penélope Hernández Lara, quien también lo hace con sus claves. Ocdilys Rodriguez Velásquez analiza la pieza y las claves de Ott, mientras Juan Martins se dedica a Palencia en sus dos aspectos. Concepción Reverte Bernal toma a  Matria de Angola y las claves de su escritura teatral, mientras que María Carolina García apunta al texto y la obra en general de Vivas.
La lectura y el análisis de esta publicación es un buen ejercicio para la inteligencia de todos nuestros dramaturgos y críticos, además de los meritorios teatromaníacos venezolanos. Y para cerrar esta reseña de tan importante libro, citamos como Ocdilys Rodriguez Velásquez remata su crítica a la dramaturgia de Ott “quien viene a completar un cuadro de desencanto demasiado conocido en Venezuela, donde a la masacre y la insensatez generalizadas se unen esos seres que se bañan en la sangre de los traicionados mientras ríen, con el público, a carcajadas”.
No podemos dejar de exaltar la tarea hercúlea de García Barrientos para dedicarse de lleno a esta noble tarea de impulsar el análisis de la dramaturgia de nueve paises latinoamericanos, una tarea que no la hace nadie más, hasta ahora.

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