jueves, mayo 09, 2019

"Fin de mundo" llegará en julio

El teatrero Rubén Joya.

Rubén Joya López (Maracay, 25 de abril de 1970) ganó el Premio Nacional de Dramaturgia Apacuana 2018 y durante la temporada 2019 de la Compañía Nacional de Teatro está en su programación del venidero mes de julio, bajo la dirección de Carlos Arroyo. Se trata de Fin de mundo.
¿Dónde nace y cómo fue su infancia y primera juventud?
Como dijo el poeta Víctor Valera Mora: “Nací de parto bravo…” y así fue como después de 15 horas salí a este mundo en   Maracay. Mi infancia vive entre una familia trabajadora que hereda una mezcla más allá de la orilla caribeña y entre amigos de varios sitios por la mudanzas, nos establecimos en un hogar con ciertas comodidades de rigor y a la moda de ese entonces. Me inscribieron en deportes, como el béisbol, pero nunca tuve la inquietud de asegurarme nada ahí, así que la natación me ofreció el gusto por el agua y competí durante ocho años donde obtuve premios, medallas y récords reconocidos. Mis padres se fueron al extranjero a un viaje de visita y cuando regresaron me trajeron lo que se llama un “View Master”, una especie de proyector con varios discos de ese entonces, para mí fue de una gran emoción, así que invité a varios amigos a ver “películas” y luego hacíamos dibujos de lo que veíamos. Yo hacía historias, que no eran relatos ni cuentos (lo sé ahora) y las ilustraba. Más tarde, compraron una colección de cuentos, otros temas y mi madre en algunos viajes nos leía a mi hermana y a mí, asunto que me permitió después leer todos los libros llenos de fantasías, aventuras, seguir dibujando y escribiendo sobre lo que imaginaba. Hacia también, pequeñas escenografías, eso porque mi tía Teresa era maestra de preescolar y tenía una colección de libros de esa naturaleza incluso cuentos que los abría y tenían en su contenido formatos que se armaban al abrirlos. Mi tía, era una mujer rebelde, conoció a personalidades como el Che Guevara por sus viajes, y estaba rodeada siempre de artistas y una música “extraña” de gente con palabras bonitas, es decir, de poetas. Más crecido, fui con ella a varias partes y conocí un movimientos de “poetas malditos”, artistas plásticos, músicos, en fin, me fue absorbiendo un mundo que no tenía en cuenta sino solo en mi imaginación.
¿Cómo llega al teatro y por qué tanto ahínco para ser el mejor o el más útil?
Mi tía me llevo a ver una obra infantil en Caracas, luego en el liceo nos reunimos varios a formar un grupo entre bailes y representaciones sin ninguna orientación técnica, solo el impulso de querer recrear, por ejemplo, a Pedro Navaja y mis amigos tocaban algunos instrumentos. Me fui integrando a ese movimiento personal que nacía en mí, y fui a dar a Coprocine, pero no pude inscribirme, desde temprana edad empecé a trabajar, así que me compre una betamax, veía películas, copiaba ciertos parlamentos, me los aprendía, baile “breakdance”, pintaba mis franelas, hice un juego en cartulina con dados, escribía cosas existencialistas que no iban a llegar a ser nada, así que mis padres veían un “desvío” de las reglas naturales al darse cuenta de mi preferencia por el arte. La rebeldía se hizo y los obstáculos fueron la prueba de crecimiento y decisión absoluta en lo que quería. En la universidad privada, estudie Turismo y ahí estaba un grupo de teatro y de inmediato me acerqué, estaban muchachos y jóvenes con cierta experiencia teatral, y el grupo estaba entre los más destacados de Aragua; sin dudar fue mi escuela, mi refugio y la grieta frente al muro. Pude, entonces compartir lo que escribía, realizar talleres e iniciarme definitivamente en el arte dramático, y en los audiovisuales dispuestos a colocar en la vida lo que no tenía nombre. ¿El mejor? Bueno si voy por ese camino es que soy un compendio de los mejores, una síntesis de creación verosímil.
¿Ha ganado anteriormente otros premios?
Fíjate,  en estos días reflexionaba cuantos premios han ganado los artistas; eso que reciben aplausos y dejan una huella imborrable en la memoria histórica del teatro, y nunca han recibido una premiación en físico o en metálico; Creo que son, somos ganadores, pero si  voy al terreno concreto he recibido el premio del Concurso Nacional de Dramaturgia “Gilberto Pinto” 2017 con la obra Viejo Año, un premio al mejor actor de reparto en el Ecofilms 2018 donde compiten varios cortometrajes y ahora este premio Apacuana, el cual recibo con emoción y sencillez.
¿Esta obra que le premia la CNT qué es y qué persigue?
Pues me han dicho: sigue, no te detengas porque llegar apenas es un suspiro. Creo que es un gran estímulo a la creación, a visibilizar esfuerzos engavetados, y me inquieta mucho más saber que tanto puedo ofrecer a quienes les interesa escribir o hacer teatro. El premio, en fin, es reconocer y encontrarnos en la palabra frente al mundo insensato y una asociación espacio- tiempo inolvidable. Además, tenemos el derecho de continuar expresando y esta es una de las oportunidades para ofrecerle a la vida algo más interesante; a veces, hay que inhabilitar lo cotidiano, traicionar la lógica; el hecho real por sí me fastidia. Hay que motivar a crear otros concursos con una línea de montaje, o lo que esté al alcance para que a obra salga a la luz, como un parto bravío.
¿Puede resumir la temática y la argumentación de Fin de mundo?  
El tema es la opresión frente a un mundo que decide cambiar y vuelve a reincidir tanto en lo que aspira, como en lo que intenta y va dejando a su interés. Presenta una estructura con cuatro obras cortas, concatenadas que llamo cuadríptico, pues, su composición es importante dentro de la relación temática.  Es una obra atemporal, con visos absurdos, con un ambiente de guerra, personajes enigmáticos dentro de un lenguaje particular y realista. Es un ejercicio poético de la desdicha y la esperanza que se desarrolla en un entramado de teatro, música, danza, performance. Hay que vivir el teatro para entender qué nos está pasando y que podemos reflexionar al menos en torno a eso.
¿Hay más obras escritas o tienes más proyectos para desarrollar?
He escrito varias obras, incluso algunas han sido estrenadas como por ejemplo, Tacones segurosIndependencia una historia de hoyUna tarde gloriosaLos nadie (homenaje a Eduardo Galeano), una breve obra infantil El cochinito desobediente, obras cortas para espacios de calle y no convencionales, otras para Radio Teatro, algunas por encargo como Poseidón en el cual fui su coautor y se presentó en una gira por varios estados del país.
“Quiero escribir una pieza donde refleje un contexto de niños, es decir, actores representando a niños de la calle o sin refugio, además de toda esa imaginación lúdica, también llevo adelantado un tema sobre el petróleo y sus vaivenes históricos, quiero fortalecer mi ejercicio escritural en el guion para cortos y largometrajes, así como este año ser parte dela Compañía Nacional de Teatro ¡Qué gran sorpresa! Y quizás ser sorprendido de nuevo, quizás, como actor de Fin de mundo, o sea, de mi propia obra”.
¿En un país donde el profesional del teatro no sobrevive fácilmente, que hace usted para ayudarse?
La subjetividad siempre ayuda, es un motor para seguir creando sin que las criaturas cotidianas te encadenen al suelo. Pero hay que formalizar los sueños, tratar de que tengan un espacio terrenal, y eso amerita colocarse paralelamente en otro oficio por ejemplo en la docencia, como facilitador de procesos de aprendizaje, también como productor o más bien, “entrompador” para lograr viabilizar políticas en colectivo acordes con las acciones que pueden impulsar condiciones creativas con más posibilidad productiva.
¿Qué perspectivas tiene o trabaja para realizar?
Concebir un teatro más integrado, desde la escritura como en la puesta en escena; trabajar por un movimiento que pueda generar acciones en torno al arte dramático, como festivales, muestras, formación, como ya lo habíamos hecho en gran parte. El teatrista, siempre tiene algo pendiente. Siempre tiene una desobediencia ante lo maltrecho, frente a la opresión; El dramaturgo, frente a los desajustes, eso nos da un escenario para repensarnos en todos los ámbitos tanto educativos, como socioculturales. Debemos vernos en la realidad concreta, y convertir todo lo que acontece en un riesgo mucho más creativo. Debemos vernos frente al espejo pero no para contemplarnos, parafraseando a Octavio Paz, el espejo es el destino donde nos realizamos.
¿Por qué la actividad cultural de la provincia no llega en cantidad y con más frecuencia hasta Caracas?  
Yo creo que a caracas le queda lejos la provincia.  Dentro de esta “provincia” Maracay, por ejemplo, el talento es una potencia para el mundo, claro y en toda Venezuela, pero la actividad caraqueña se regodea de luces y colores entre amigos y amigas de la capital. No quiero ser arrogante, pero esta ciudad ha hecho de la historia teatral un libro relevante para el país y Sudamérica. Hace unos años escribí un proyecto para que Aragua y Caracas se encontraran en un circuito, mucho antes del circuito de Caracas, ahora estas fronteras necias y mal entonadas, deben desaparecer; si bien es cierto que Caracas tienes espacios o salas convencionales de diferentes formatos y características propicias y no, tal vez no hemos visto o fortalecido las relaciones entre artistas que sufren, padecen y sueñan, y por otro lado las relaciones interinstitucionales  que pueden establecer vínculos con las organizaciones o agrupaciones de los estados, así como canalizar su centralismo, una lluvia de ideas que inunde la apatía gubernamental con respecto a la cultura en ciertos lugares. Yo me pregunto ¿Qué se centraliza? ¿Qué se retiene? Porque las ideas van libres y propiciamos una soberanía hasta intelectual. Si revisamos la historia reciente, Maracay es forjadora de ideas rebeldes que forman parte de grandes debates nuestro americanos.
“Hay que dejarse de tanta pendejada, porque aquí como allá laten corazones que guardan secretos, una especie de calidoscopio de escenas, un drama detrás, un olvido, un adiós, una  realidad  inhabitable y otra dispuesta a seguir creyendo junto al espectador. No hagamos que el horizonte se obstine. El escenario, es nuestro; necesario es vernos. Un aplauso para todos”.


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