lunes, enero 27, 2020

¿No hay cine nacional?


“Nuestro cine, el cine venezolano y el latinoamericano entran a la década de los 2020 y dele, y el nuestro a todas luces sigue sin asumir este desafío, esa necesidad de ir por delante a definir su espacio necesario, su espacio merecido de  vanguardia de nuestra imagen en siglo que comienza”, nos lo dice en misiva particular el cineasta Miguel Curiel.
Comenta que a trompicones, bajos y altos desde el siglo pasado : dirección de cine del ministerio de fomento, Foncine, Fonprocine, CNAC y ley de cine se había establecido una base de crecimiento, lo acompañan un legado de películas honestas, reveladoras de una identidad cultural particular, una pre-definición dentro del panorama cinematográfico mundial y un respeto a nuestra creatividad. “Elementos claros y necesarios para decir presente en el mapa de la imagen universal”.
“Ahora, al inicio de la década 20 del 2000, nuestras películas tienen identidades mexicanas, peruanas, norte americanas, dominicanas, colombianas, etcétera,  y una escuálida dosis de supuestas nacionales con destino fracaso en su mayoría. Él porque es simple: un CNAC enemigo del desarrollo de este proceso de desarrollar un cine nacional y una incapacidad de las organizaciones sociales de nuestro cine de enfrentar esta circunstancia”.
“Desde el punto de vista gobierno: su incapacidad de darse cuenta que “la camisa de fuerza”   acabó con el cine cubano y soviético (de ellos solo quedan los clásicos del siglo pasado) y comprender que el cine y la imagen son la ventana internacional de una cultura que se reflexiona sí misma, el ejemplo concreto es Bergmann, Titon, Glauber Rocha, Sanjines, Copolla, Záng yi Mu, Godard, Chalbaud, los Rodríguez, los Cohen, etcétera. Elemento olvidado: son los autores y no los actores quienes determinan el camino de reflexión, siendo estos últimos el producto de venta”.
“Desde el punto de vista de nuestras organizaciones sociales : su incapacidad (generacional, ya que los baby-boom lograron la ley de cine) de deslindar política cinematográfica de política gobierno, se desangran en posiciones anti y pro, estamos con o contra, en vez de asentarse en una política cine e imagen, que es y ha sido la base de nuestras conquistas, las ideológicas pro-contra gobierno se manifiestas en la película hecha, no en las reglas de cómo hacerlas para que nuestras historias imágenes se hagan”.

“Triste situación para aquellos que hemos creído en que nuestro aporte permitiría desarrollar una industria (con sus buenas y sus menos buenas, que importa), triste situación para un cine que conquistaba  y digo bien, conquistaba, su espacio en la cultura mundial”.
Antes de de terminar, la irresponsabilidad de las distribuidoras es patente, incapaces de asumirse en la nueva década del entretenimiento (el cine y la cultura en general lo son) con la múltiples formas que se han establecido y la renovación estructural de las mismas, no es cotufa más barata o entradas dobles a precio de una que resuelven el problema .Para terminar: si el Estado pone “presidente” debe poner fondos suficientes también para justificarlo. Sin protección social y médica no puedes tener profesionales en la industria. Sin cable internacional no puedes tener, tal día como hoy, tú presencia de imagen internacional. Sin pañuelos ni maletín de dólares no puedes estabilizar una producción nacional de cine coherente. Sin una producción estable de entre 20 y 100 películas anuales no hay industria. Argentina, México, etcétera, son el ejemplo) por lo tanto no hay cine nacional. Sin adaptarse a las nuevas firmas de difusión y producción de la imagen no hay forma de un cine a futuro”.

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