viernes, septiembre 19, 2008

Rosendo sigue en guerra

Las sangrientas montoneras heredadas de la Guerra Federal no han culminado. Y para analizarlas y advertir sobre su peligrosa permanencia vive el dramaturgo Gilberto Pinto. Un caraqueño de 79 años, quien reitera que su “final de partida” no ha llegado aún y lo demuestra con un incesante trabajo intelectual, ya que su grave dolencia cardiaca no le impidió terminar la obra La visita de los generales. Y ahora se dispone a recibir un emotivo homenaje del grupo Thalia con el montaje de su pieza La guerrita de Rosendo, creado por el director Carmelo Castro, la cual se podrá ponderar desde el miércoles 1 de octubre en el Teatro Luisela Díaz del Caracas Theater Club, en San Román, donde permanecerá hasta el domingo 2 de noviembre.
Escrita en 1975, La guerrita de Rosendo es una oportuna ficción, inspirada en hechos reales y ambientada en los confusos tiempos de la posguerra federal venezolana del siglo XIX. Sus protagonistas, seres anónimos que pretenden continuar con su guerrita de montoneras, son personajes muy bien definidos, casi arquetípicos, que tiene gran vigencia tanto en la Venezuela actual, como en Latinoamérica. El protagonista es el mayor Rosendo Calcurían, un militarzote de las huestes “amarillas” que para escapar de sus rivales, una patrulla de “azules” se refugia en un rancho perdido en los llanos, pero hasta ahí lo sigue una misteriosa mujer que le tiende una celada, con sexo incluido, mientras ella espera a una escuadra de “amarillos”, quienes le harán un juicio sumario y lo fusilarán porque es un soldado corrupto y un abusador de sus poderes, especialmente con el sexo femenino. La metáfora es tan obvia que explicarla nos parece innecesaria, porque alude en gran parte “a lo que somos hoy en día. En lo que respecta a los valores de la pieza, la trama está montada sobre un suspenso que conecta al espectador de inmediato y en cuanto a los personajes, puedo afirmar que pasan por toda una gama de emociones que es difícil encontrarla en otro texto teatral”, puntualiza Carmelo Castro.
Gilberto Pinto es una de las personalidades del teatro venezolano contemporáneo. Basta revisar sus 18 piezas, muchas editadas y además escenificadas por toda América y Europa. Hay que recordar los valores de Los fantasmas de Tulemón, El hombre de la rata, La muchacha del bluejean y Pacífico 45. Y se encuentra en proceso de publicación por el Celcit un volumen con Un domingo de verano, El peligroso encanto de la ociosidad y El esclavo de la luna. Tambien ha escrito ensayos y por eso tiene: Reflexiones sobre la condición y preparación del actor, Gómez Obregón y su época y El Texto Teatral, notas y contranotas para jóvenes dramaturgos. Como actor y director ha interpretado piezas de Pirandello, Sastre, Camus, Chejov, Ionesco, Shaw, Rengifo, Brecht, O´Casey, Lorca, Miller, Strindberg, O´Neill, Beckett, Synge, Durremat, Coward, entre otros. Ha impartido clases en los más importantes institutos teatrales del país. Ha trabajado para la radio, el cine y la televisión.
Carmelo Castro afirma que siempre le ha preocupado la fragilidad de “nuestra memoria, defecto que nos lleva a condenar al olvido tanto a figuras como acontecimientos que han forjado nuestra historia como país y en el caso que me toca de forma directa, el teatro”. Le impacta enterarse como las nuevas generaciones no saben quien era Alberto de Paz y Mateos, de quien sólo queda su nombre en un teatro que está cerrado, y casi rayando en el escándalo por estar más cercano en el tiempo, Carlos Giménez, quien tanto influyó, entre otras cosas en la consolidación de un público a través del Festival Internacional de Teatro que inventó. “Gilberto Pinto fue mi maestro de actuación en la Escuela de Arte Dramático Juana Sujo, ya hace más de 30 años, A partir de ahí comencé a conocer los alcances de su obra. Por eso decidimos hacerle este justo homenaje al maestro”.
Sensualidad y suspenso
La propuesta de La guerrita de Rosendo no es hiperrealista. Está basada en la sensualidad y el suspenso planteados en el texto. La trama es cruda por el tipo de personajes y el momento histórico que les toca vivir. “María de las Casas, a quien invité para el diseño del vestuario, me dijo que mi puesta era poética y así quisiera describirla. La escenografía, creada por Héctor Becerra, tiene una sorpresa que capta el concepto de la obra. La música escrita por Leonardo Small e Hilda Carmona es sublime y contribuye al realce del espectáculo. Isaac D´Lima es el responsable de la imagen sobre la base de la fotografía de Guillermo Felizola. El diseño de maquillaje y de iluminación es de José Manuel Ascensao, cofundador de Thalía junto conmigo, hace 26 años. El reparto lo integran: Luis Serrano interpreta a Rosendo Calcurían, Maryeliz Montilla es Hermelinda, Daniel Landa es Cristóbal, Christian Rivero es Jacinto y Yeskar Fuentes es El Cunaguaro. Son jóvenes y talentosas figuras de la actuación que han asumido con profesionalismo y dedicación este inmenso reto”, asegura Carmelo Castro.


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