sábado, septiembre 22, 2012

Batallas en Venezuela


Cuando la batalla cesa y el silencio es pesada lápida, las mujeres buscan a sus muertos: maridos, hijos, progenitores, familiares o desconocidos. Se entregan a la desgarrada faena  de limpiarlos, vestirlos y darles cristiana sepultura; además de materializar los momentos inolvidables que vivieron y despedirlos para siempre. No lloran porque sus lágrimas están hacia adentro para alimentarse y después reiniciar la marcha hacia un horizonte de auténtica libertad.
Eso lo plasma, en perfecto y estrujante lenguaje realista, el espectáculo teatral Después de la batalla, de Ángel Rafael Rondón. Conmovedor drama histórico con un elenco de “condiciones especiales”, el cual  hace temporada en Maracay, gracias a la alianza estratégica de la agrupación Garabato Motita  y la Compañía Nacional de Teatro.
 En el marco de las luchas independentistas criollas, entre los enfrentamientos  de realistas y patriotas, se desarrolla Después de la batalla y por eso las féminas de los combatientes caídos en la contienda, al grito de “Libertad, igualdad, propiedad y seguridad”, recuperan los restos de su gente y se alistan para proseguir las luchas por la defensa de sus derechos y la libertad para su pueblo. Entre ellas está la heroína Josefa Camejo, tenaz defensora de la provincia de Coro, quien junto a otras féminas  firmaron el documento “Representación que hace el bello sexo al gobierno de Barinas”, se ponían a sus órdenes para la defensa de Barinas sin ningún temor ante los horrores de la guerra.
Su autor y director Rondón lleva largos 21 años dedicados al trabajo artístico con niñ@s y jóvenes con  “condiciones especiales” (discapacidades o diversidades visuales, auditivas, etcétera) porque anhela que sus producciones vayan más allá de la preciosista exhibición estética y sirvan para integrar a los asumidos “actantes” al circuito social y no ser    nunca jamás discriminados.
Después de la batalla tiene, más allá de la obvia lectura política-histórica, una honesta propuesta reflexiva o metáfora sobre la incesante violencia cotidiana, siempre por asuntos baladíes, esa que deja decenas de muertos semanales, esa micro guerra entre civiles la cual no deja que la paz y el progreso impere en estas ensangrentadas tierras. El grupo Garabato Motita cumplió al subrayar el doloroso drama de las venezolanas  en su  desafío a la violencia misma, la cual será derrotada más temprano que nunca.
Kristal Tesorero, Chiquinquira Núñez, Génesis Navarro, Josué Álamo, Jesús Rodríguez  Tovar, Rubén Maican y Roger Martínez son jóvenes que desafían y superan las limitaciones de sus condiciones físicas. Ellos  optan por aprehender y convencer a todos que querer sí es poder y ellos lo demuestran con su arte. Trabajaron para la creación y producción de Después de la batalla durante no menos de 11 meses, hicieron varios ensayos con público y ahora tienen la temporada inaugural en su cálida salita del edificio Barlovento, en cruce de las calles Carabobo y Cooperativa. ¡Bravo pueblo!

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