sábado, mayo 04, 2013

El amor prohibido por el SIDA


El Síndrome de la Inmunodeficiencia Adquirida prosigue enfermando y matando. Y es por eso que en  Venezuela hasta mediados de abril de 2013 había ya 167 mil infectados de SIDA, según declaraciones de Edgar Carrasco, vocero de Onusida, para la agencia Efe. El SIDA está ahí, agazapado, esperando  víctimas, tratando de impedir que los seres humanos se amen.
 Y ante tales  noticias, el teatro venezolano, otra vez más, ha salido al frente con el espectáculo Habitante del fin de los tiempos, el cual hace temporada en el teatro Escena 8, gracias a la entrega del dramaturgo y director Johnny Gavloski aliado con el productor y actor José Manuel Ascensao, apoyados además por los comediantes  Xavier Muñoz y  Marilyn Ascensao. ¡Otra vez regresan a la batalla por la vida y el amor!
Hay que recordar, que los creadores de las artes escénicas del mundo, desde 1982, cuando se dio el reventón del SIDA en Estados Unidos  y se regó en los cinco continentes, se pusieron de acuerdo para utilizarlo en sus metáforas artísticas  y mostrar así obras o espectáculos para difundir sagas sobre  infectados y diversas formas o métodos  para afrontar el síndrome. Emergió así un teatro, un cine y una televisión con fuerte carga didáctica y consejos filosóficos. También los poetas y los escritores, además de los medios de comunicación, aportaron lo suyo: dando instrucciones para prevenir las infecciones y reiterando recomendaciones para tener más cuidado en las relaciones sexuales. Al tiempo que la medicina enfiló todas sus herramientas para controlar al retrovirus causante de tanta mortandad, pero todavía no existe una terapia capaz de erradicar al SIDA de la faz de la Tierra y por eso las cifras rojas de las estadísticas alarman a todas las sociedades.
18 AÑOS DESPUES
Habitante del fin de los tiempos,  texto que evoca el humano miedo a la muerte como una encrucijada de una tragedia, avivada con inteligente humor, el mismo que  conquistó el Premio Municipal de Teatro 1997 entre otros galardones, vuelve en este crucial 2013 con su historia sobre tres venezolanos -David, Erasmo y Janice-para demostrar, una vez más,  que el amor y la amistad pueden ser cómplices y darle un verdadero significado a la vida.
Sin importar las preferencias o conductas sexuales- David, heterosexual, y Erasmo, gay- aprenderán y enseñarán a sobrevivir entre sus diferencias  ideológicas, culturales, espirituales y emocionales, gracias a una inquebrantable amistad, soportando los avances de una enfermedad que los hace valorar la vida; mientras Janice se mantiene latente en esa saga hasta  aparecer en un dramático final.
El público de este siglo XXI entra fácilmente en un torbellino de las emociones de los personajes, enfrentados sus propias dudas y expectantes ante una sociedad homófoba y falsamente religiosa, quienes deben luchar contra sí mismas para lograr salir adelante, esperando encontrar la cura antes de la muerte imprevista.
No es una pieza grata para nadie, sino todo lo contrario. Es una tragedia contemporánea que atrapa al espectador por ese hibrido del amor y la amistad, el cual no tiene parangón con ninguna otra experiencia y solo los que hemos vivido las peripecias de nuestros amigos enfermos y aferrados la vida, podemos comprenderlo y sentir como se nos arrugan nuevamente los intestinos o como se nos desbordan las lágrimas al recordar sus agonías.
El texto como tal ha envejecido y requiere de una poda precisa para bajar el tiempo de representación y permitir incluso que el público digiera las básicas líneas de información, poéticas algunas, y deguste  más las transiciones de los personajes y las peculiaridades de la trama.
Las actuaciones son un reto de verdades, como la de Ascensao, quien lleva el peso de la obra, y el positivo debut de Muñoz. Sin sus entregas no habría espectáculo.
EL MAL DEL SIGLO
Los venezolanos Elio Palencia, Marco Purroy, Johnny Gavlovski, y David Osorio Lovera, durante la última década del siglo XX, coincidieron al llevar al teatro como elementos dramáticos de sus piezas a personajes afectados por “El mal del siglo” o sea infectados por ese virus extraño que vino de lejos, el tristemente famoso Síndrome de la Inmunodeficiencia Adquirida. En síntesis, estos autores, preocupados ante el peligro que se cierne sobre la libertad de los seres humanos para amar en toda intensidad posible, se fijaron en el tema del SIDA, lo amaron y optaron por escribir sus textos: Habitación independiente para un hombre soloAnatomía de un viaje, Habitante del fin de los tiempos El último brunch de la década. Añadieron a la larga de personajes del prototipo venezolano, a seres nunca antes vistos en la escena, homosexuales, bisexuales o heterosexuales infectados por el SIDA, el cual pone en peligro a la humanidad entera, sin distingos de costumbres amatorias, y/o sexuales. Y es precisamente una novedad en el teatro de Venezuela, para no citar al de otros países, el que sus dramaturgos escriban sobre el temible SIDA. Esas piezas teatrales, junto a las del precursor Amado Naspe, fueron  las primeras que se mostraron en Venezuela. Esa respetable lista prosiguió aumentando: Palencia estrenó en 1997 a Arráncame la vida, a la cual versionó y le cambió el titulo para así publicar y montar  ¡Mátame mamá!, en 2011, pero antes, en 2010, se agregó el trabajo de Julio Bouley y José Luis Pérez: Vamos a imaginar que nos estamos tomando un café treinta años después/ Testimonio teatral en 7 tiempos”.
EPIDEMIA
La epidemia de Sida en Venezuela sigue concentrada en hombres homosexuales y transgéneros, dijo a Efe vocero de Onusida, Edgar Carrasco, quien aclaró que esto no indica que la infección no afecte a otras personas. “Estas estimaciones se realizan con base al comportamiento de la epidemia en cada paí­s. Para Venezuela, se hace este cálculo con base a que 20 por ciento de las personas con VIH necesita terapia antirretroviral". Carrasco echó mano del último informe venezolano relativo a los avances en la lucha contra el SIDA, que él exaltó como de “gran credibilidad”, donde se señala que la edad de los hombres infectados se ubica entre 30 a 39 años, y en las mujeres entre 25 a 34 años. Según estas referencias, el 5 por ciento de la población de “hombres que tienen sexo con hombres” podrí­an estar infectados en la actualidad, aunque también agregó que “un tercio de los casos notificados pertenece a mujeres”. Según Carrasco, la epidemia se hallarí­a concentrada en ese grupo debido a la falta de campañas “desprejuiciadas” dirigidas especialmente a los homosexuales hombres

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