miércoles, mayo 08, 2013

Vladimir Vera dirige al grupo Rajatabla

La parca, por accidentes  o enfermedades, o la temible hampa, se ha encargado de acelerar algunos procesos de cambios que en otros países son más lentos y menos traumáticos. Recordamos esto porque el tan esperado relevo teatral ya comenzó.
Nuevos actores, directores y dramaturgos se pelean los escasos escenarios caraqueños comerciales, desatando, como es lógico, angustias y alegrías por los que se marchan o se autojubilan y  ante los nuevos, los que llegan o empiezan a consolidar lo que han conquistado.
 En fin, a la noria de la vida, que es también la del progreso, no la detiene nadie y es ahora, precisamente, cuando el director Vladimir Vera (Caracas, 1978) ha sido designado como flamante director artístico del grupo Rajatabla, el cual preside el productor William López.
 Vera siempre nos llamó la atención porque es una máquina de buen trabajo artístico, tal como lo revela en este dialogo que aquí plasmamos, en ocasión de inaugurar la temporada 2013:
-¿Qué hizo para estrenar dos piezas en la etapa inaugural de la temporada 2013?
-¡Ensayar muchísimo! La primera es Rock n' Roll: La revolución de terciopelo de Tom Stoppard, obra maravillosa que mostré con Teatro Forte, mi grupo, y el apoyo de la productora Gladys Seco, y la otra es Los taxistas también tienen su corazoncito de Néstor Caballero; texto hermoso que históricamente va desde el gobierno del general Isaías  Medina Angarita hasta la presidencia  de Rómulo Betancourt. Para este último proyecto tuve el placer de ser invitado por mi querida amiga Jorgita Rodríguez (con quien ya había trabajado en el unipersonal "La tía Chucha"), que nuevamente confió en mí para levantar este monólogo que es protagonizado por el primer actor Cayito Aponte.  
-¿Cómo distribuye tiempo, vida y sentimientos entre los elencos de esas obras cuya telón de fondo es la política, invento de los humanos para dominar y/o manipular a sus congéneres?
-Bueno, la organización es vital para la realización del trabajo teatral. Y en relación al tema político, creo que es necesario en determinados momentos recordar el pasado y ver hacia otras fronteras, porque el ayer y la experiencia de los otros se convierten en determinados momentos en cercanos espejos de nuestra realidad. Aparte, tener el apoyo de dos productoras de primera línea como Jorgita y Gladys hace que el trabajo sea más fácil de afrontar.
-¿Qué le dicen a los venezolanos esas piezas?
En relación a Los taxistas... a veces es interesante repasar capítulos de nuestra historia para entender nuestra realidad. Y Rock and roll… es un paseo delicioso por los años de rebeldía de Europa (desde el 1968 hasta la desintegración de la Unión Soviética), la cual   nos habla de la caída de las utopías y como la historia de Europa tiene fuertes puntos de conexión con la realidad nacional. Hay un punto de conexión en ambas obras que va más allá de lo político y es que el amor es lo que realmente nos mueve, nos hace libre, nos da la fuerza para vivir; y ese amor (infinito, puro, eterno) está moviendo constantemente a los protagonistas de ambas obras.
-¿Cree qué el teatro sirve para algo en estos tiempos?
-El teatro habla. Y creo que en este momento es necesario hablar, gritar, generar posturas, crear debates, incomodar... Ese es nuestra tarea obligatoria como creadores 
-¿Cómo encuentra al teatro caraqueño y qué se puede hacer?
- Luce polvoriento y vestido como una virgen encorsetada. Hay intentos interesantes, sobretodo en creadores jóvenes,  de romper los discursos impuestos por las vacas sagradas y creo que poco a poco se está gestando un grupo que quiere arriesgarse, a no irse por lo seguro y ensuciarse. La búsqueda, la experimentación, el vértigo es la respuesta a esta crisis creativa. Países como Argentina se nutrieron de la crisis para hacer un  teatro de calidad. Creo que es la hora de tratar de dialogar con el público en un idioma moderno, fuerte, pero ante todo verdadero. Si el público escapa del teatro es por culpa de nosotros, los creadores. Tenemos que reconquistarlos con el riesgo, sin dejarlos respirar. Lo más importante: el teatro merece un estudio constante, no podemos solo mirar a nuestros ombligos. Cuando nos alimentemos de las últimas tendencias, nuestro teatro crecerá y volveremos al mapa mundial con creaciones de calidad.
 “Caracas puede y va a volver a tener un pulmón teatral. Existen personas que quieren nuevos retos y público que  espera por ellos. La renovación teatral se está gestando  con nuevos creadores en espacios no convencionales y buscando  la emancipación frente a las estéticas caducas; de tal manera que no me extrañaría que en los años venideros nos sentemos a hablar, y sea sobre un nuevo horizonte teatral sobre el que divaguemos”.
-¿El teatro copia a la vida o interpreta la vida?
-El teatro es vida. Lo que pasa en escena debe ser real, más que la vida misma. No creo en la actuación en escena. Trato de llevar a que los actores experimenten la otredad al máximo para que puedan dejarse invadir por esos mundos invisibles que detentan los personajes, dándole paso a que todo lo que veamos, sea verdad, que lo que siente el actor no sea impuesto, sino un tránsito emocional.
Vladimir Vera pide un poco de paciencia mientras estudia con William López la agenda de actividades con el grupo o la fundación Rajatabla.

2 comentarios:

  1. Que gran Director, el mejor de los exitos a Rajatabla!

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  2. Que gran Director, todo el exito para Rajatabla!

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