viernes, abril 24, 2015

Ponzoña de paisaje

Otra vez el periodista y escritor José Pulido es noticia cultural.


Son 71 relatos cortos o microcuentos, finamente encadenados, los que le dan cuerpo a la novela Ponzoña de paisaje del escritor venezolano José Pulido, recién publicada por el Grupo Editorial NSB. Ahí   se condensa una violencia insaciable, en la región fronteriza de una república latinoamericana, indómita zona de guerra para sus despavoridos y olvidados habitantes, convertida en catapulta para poderosos traficantes de armas y de narcóticos de toda índole.

Héctor González, especie de prologuista de Ponzoña de paisaje, apunta que se trata de “una novela estructurada a través de un laberinto de momentos aparentemente inconexos que terminan convergiendo de manera pulcra y precisa…donde el lirismo del lenguaje tiene una eficacia impresionante, donde los venezolanismos y neologismos, en oposición al arcaico lenguaje universalista de otros escritores, son tratados con tal cuidado que a las pocas páginas, la empatía es evidente e irrefutable”.

Y la fuerza de la escritura capaz de  atrapar al lector de Ponzoña de paisaje, a lo largo de sus 152 páginas, es consecuencia, como lo admite el escritor Pulido, de hacer cotidianamente el esfuerzo por escribir cada vez con más significado hasta lograr una satisfacción desmedida. “Casi sería una especie de orgía, una variedad de bacanal, hasta encontrar lectores que aprecien el trabajo del espíritu ciego que nos guía”.

Nosotros, que hemos leído parte de los cuentos y las novelas de Pulido, desde Vuelve al lugar que se te ha señalado,  Pelo blanco y Mazurkita en La mayor, tenemos que admitir que su  Ponzoña de paisaje es la pulcra creación de un escritor que ha regresado por sus primeros caminos y se detiene a rescatar y darles nombres y vidas   a esos desheredados de la tierra, a esos seres que se mueren sin comprender porque la violencia los aniquila sin advertirles que van a morir  sin poder descifrar la belleza bucólica de unos paisajes que nunca les pertenecieron, al tiempo que subraya la ideología de un líder guerrillero para quien ”los ángeles y los demonios pertenecen al pasado. El hombre es del presente Por eso nunca habrá porvenir”.

Pero prometemos releer  la novela para descifrar ese viaje a Ítaca  que ha iniciado Ezequielito y esa infernal experiencia  de sentir la explosión de un helicóptero envenenado, mientras llora y muge abrazado a su madre.

Y para quienes nunca han leído a José Pulido les aclaramos que él no tiene muchas pretensiones, “sólo la de escribir alguna vez un libro que soporte dignamente  el fuerte oleaje del tiempo sin irse a pique demasiado pronto”. ¿Será Ponzoña de paisaje eso que él presiente?

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