viernes, junio 14, 2019

Delirio en Marienbad o Humboldt en Caracas


Lo grato de mi profesión periodística es poder conocer, de primera mano, a las nuevas generaciones de artistas o la valiente y toda esa creativa gente que asalta, cual versiones prometéicas a los escenarios. Así se nutre la cartelera y así el público disfruta o aprende, tal es el caso de una profesional de las ciencias médicas, quien ahora escribió y montó una pieza que dice mucho para estos tiempos: la mortalidad de los seres humanos y la redención que puede llegar a ser el amor, cuando  este llega.
¿Cómo llega al teatro, teniendo en cuenta que su profesión es la medicina?
Soy Elizabeth Yrausquin, médico de profesión y artista por vocación. Desde muy joven he mantenido una especie de concubinato con el arte, aunque haya decidido estudiar medicina, jamás abandone mi particular inclinación por las artes. Pasados los años, una vez completado mis estudios de postgrados médicos, tome la decisión de inscribirme en la Escuela de Arte de la Universidad Central de Venezuela. No fue fácil encontrarme de nuevo sentada en un pupitre, pero fue una maravillosa experiencia rodeada de juventud y adquiriendo conocimientos que eran nuevos para mí.
¿Por qué y para que el teatro?
En el aula 212 conocí al maestro Nicolás Curiel, quien sembró en mi la curiosidad primero y luego la pasión por el teatro. Así comenzó todo.
¿Porque el teatro?
Había coqueteado con las artes plásticas y las artes del fuego, haciendo pintura, escultura y vitrales; pero al comenzar a estudiar las artes escénicas, el teatro, se quedó conmigo y yo me quede con él; como quiera que sea, desde hace unos 15 años atrás, no nos hemos separado.
¿En cuál rubro del teatro se siente más cómoda?
Hacer teatro, representa una manera de ver la vida, recrearla de cómo es a como pudo haber sido, como nos gustaría que fuera; dar voz a personajes reales o imaginarios. Aprendo cuando escribo, investigo y trato de poner esos conocimientos a la orden de cada escena que deseo representar .Me siento cómoda imaginando, escribiendo. A veces voy manejando y una idea se cruza en mi cabeza, estaciono y la escribo o ya dormida me despierto con otra y la escribo en una libreta que tengo sobre mi mesa de noche. A veces, nada sucede y allí se quedan la ideas, esperando un día ser rescatadas, otras, danzan como abejas en mi cabeza, se atropellan y es cuando no paro de escribir. Así que entenderá que me apasiona la dramaturgia y la dirección, dar vida a los personajes, colocarlos en el lugar y tiempo en que han sido concebidos. Eso me gusta.
¿Cuántas obras teatrales hasta ahora, escritas, y cuantas representadas?
 Nuestro primer grupo teatral en la universidad se llamó Aula 212, allí nació Luna Roja mi primera obra, luego vino Sherezade, la mujer del vestido de plumas y Girasoles de silencio.
Un día, tome la decisión de buscar compañeros médicos que tuviesen condiciones actorales y sobre todo que les gustase el teatro; que aparte de la medicina tuviesen interés de formar un grupo, nace “AsKlepion”, conformado por médicos activos del Centro Médico de Caracas. Otras obras surgieron: Amapola de maíz, Lisistrata vuelve arrecha, El diablo sagrado y en estos momentos a representar Delirio en Marienbad. Todas las anteriores, puestas en escena. No hemos estado solos, no somos autodidactas, hemos estudiado, hecho talleres de actuación y dirección con personas conocidas en el medio artístico teatral. No lo sabemos todo, así que nos rodeamos de personas que nos apoyan, entre ellos José Tomás Angola, Carlos Silva, Edgard Vidaurre, Freddy Belisario y por supuesto hemos invitado a trabajar con nosotros a actores de la talla de Sandra Yajure y Gerardo Soto. Son columnas de este edificio teatral. Pienso que cuando uno como persona o como institución no sabe de algo, debe rodearse de gente capaz.
¿Por qué Goethe?
Mi Delirio en Marienbad está basada en la elegía homónima de Johann Wolfgang von Goethe, escrita al final de su vida cuando a los 75 años se enamora de una niña de 18 años. En mis años de estudios en la escuela de arte, ya había escrito algo sobre Goethe y fue Federico Pacanins, quien en el marco de la celebración de los 75 años de la asociación Cultural Humboldt me invita a escribir una obra de corte alemán y pensé que sería la ocasión perfecta para retomar la escritura de ese personaje. Me gusta escribir sobre personajes históricos, que a través de su hacer han pasado la línea de la inmortalidad y ¿Quién mejor que el autor del Fausto para explorar el alma humana a través de una pieza teatral? Esta cordialmente invitado a una de las funciones.
¿Qué características tiene su texto y como la ha llevado a escena?
El texto de mi Delirio en Marienbad  arranca con uno de los momentos más importantes de la vida de un hombre: reconocer su mortalidad y la cercanía a la muerte. El enfrentamiento con lo que hemos hecho, bueno o malo, el temor a ser enjuiciados, el perdón atravesó del amor. La terrible soledad ante la inminente muerte. En este caso, Goethe y Fausto son dos caras de la misma moneda.
¿Qué espera de este montaje?
Para el montaje contamos con las últimas tecnologías de video y mapping, en este caso, José tomas Angola, José Martínez y Asdrúbal Barrios, son los encargados del manejo artístico de estos recursos tecnológicos. Deseo que podamos brindarle al público una experiencia teatral que aparte de estimular todos sus sentidos, también estimule su razón y su alma.
¿Cómo encuentra al teatro venezolano actual?
Con respecto a la última pregunta, pienso que lejos de haber pensado que el cine o la televisión acabarían con las representaciones teatrales, lo han impulsado, hay para todos los gustos, para todo público, la gente desea y va al teatro. Las obras están vivas cada fin de semana, adaptándose a la circunstancia política que nos está tocando vivir, con el poco recurso que se dispone, se adecuan  espacios, horarios, en fin, el hombre muere, pero jamás morirá el arte, sin él la vida no tendría sentido.  Hoy día, la incertidumbre pesa sobre cada uno de los venezolanos, es difícil enfrentarse a ella, es por eso, que sin dejar de luchar, debemos buscar una tabla que nos sostenga en este maremoto emocional de nuestra sociedad.


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