sábado, febrero 26, 2011

Mi reino por un sueño

Este 28 de febrero es festivo para el teatro venezolano. Arriba a sus primeros 40 años una de las agrupaciones más emblemáticas del siglo XX. Y por eso Rajatabla celebra su presencia en los escenarios con la reposición del montaje que la hizo debutar, Tu país está feliz, mañana en la Sala 1 del Celarg, donde permanecerá dos días más. No obstante, para estar en sintonía con los tiempos actuales, desde el pasado jueves 24 está exhibiendo -en su edificio sede, detrás de Unearte y al lado del Teatro Teresa Carreño- el espectáculo Mi reino por un sueño... una cuerda tensa a punto de romperse, texto de José Antonio Barrios Valle, versionado y dirigido por Costa Palamides,
Según el director Palamides, la pieza de Barrios Valle, centrada en la vida y obra de José Antonio Ramos Sucre (Cumaná, 1890/Ginebra, 1930), le ha permitido crear sobre el escenario un itinerario dramático y onírico partiendo del encuentro imaginario, después de la muerte del autor de La torre de timón, Las formas del fuego y El cielo de esmalte, con el vate elegíaco y trágico Cruz Salmerón Acosta (Manicuare 1892-1930).
“Son dos vidas llenas de coincidencias, separados por fatídicas enfermedades y distintos caminos poéticos, esbozan sobre la escena rajatablina una travesía plena de trances repentinos de biografía, inmersos en una atmósfera de presagio y ritualidad proveniente de liturgias medievales y bizantinas. Sin olvidar los cielos y mares nativos de ambos aedas, sumergidos en el colorido de la fiesta popular, las brumas orientales y la musicalidad de malagueñas, fulías y polos de nuestro canto”, puntualiza Palamides
Dramaturgia nueva
El escritor Barrios Valle comenta que escogió al poeta Ramos Sucre para su obra teatral porque participó en un taller de poesía organizado por Monte Ávila Editorial Latinoamericana, durante 2008, donde intervinieron otras diez personas, con el bardo Miguel Márquez, y uno de los autores que seleccionaron para estudiarlo fue ese gran venezolano malogrado a los 40 años. “Desde ahí que su obra y su vida me atraparon y desde ese momento investigué más a fondo sobre él. De ese taller salí con tres poemarios, inéditos hasta ahora, pero paralelamente hice un borrador para una pieza teatral. Cuando culminé ese texto se lo mostré al profesor Márquez, quien me hizo una serie de sugerencias, las cuales apliqué. Después la envíe al Concurso de Dramaturgia Breve Gilberto Pinto, de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, y gané esa competencia, también en el 2008. Ahora Rajatabla, dentro de su valioso plan de promoción y difusión de la dramaturgia nacional, la ha llevado a la escena, de lo cual estoy sumamente agradecido”.
-¿Cómo abordó a Ramos Sucre para su teatro?
-Escribí una pieza para siete personajes y un coro, donde el protagonista es Ramos Sucre, pero además está su madre Rita Sucre; su tío, el presbítero Ramos; su ascendiente ilustre, el mariscal Antonio José Sucre; su gran amigo el poeta Cruz Salmerón Acosta; un ser fantástico que es “la dama de blanco” y Morfeo, el dios del sueño. Mi texto se debate entre el sueño y la realidad, es la vigilia del poeta, quien padecía de un insomnio crónico, el cual, según algunos biógrafos, lo condujo al suicidio, cuando vivía en Ginebra, como cónsul de Venezuela ante Suiza, hacia 1930, cuando tenía 40 años. En mis didascalias propongo un espectáculo multimedia para dar así una dimensión múltiple de este ilustre venezolano, pero es el director quien ejecuta la partitura de mi obra. En mi pieza pretendo plasmar la tragedia de un ser humano que no puede dormir y que eso se le convierte en una tortura mortal. Yo utilicé muchos poemas suyos y especialmente su correspondencia con su familia y los amigos, donde hice énfasis en su relación con el escritor Cruz Salmerón Acosta, quien además fue afectado de lepra y murió en la soledad de su casa en Manicuare. Yo busco que con mi pieza se conozca y se evalúe más la obra del vate, quien fue pionero en la creación de una hermosa poesía en prosa, la cual, para mí, tiene valores universales. Y hago énfasis en su relación con Salmerón Acosta, porque a pesar de sus personalidades diferentes, mantuvieron una profunda amistad.
Equipaje teatral
El venezolano José Antonio Barrios Valle (Cádiz, 22 de julio de 1964) escribe para que los personajes que moran en su interior puedan ser escuchados. Tiene ya una apreciable su bibliografía teatral: La cotufa no baila más, que ganó el Premio de Dramaturgia Fundarte 2006. ¡Qué bodas tienes tú!/ Cursillo pre-matrimonial para parejas indecisas. Rasputín en Caracas. El sitio, triunfador en el Concurso CASA de Dramaturgia Venezolana 2008. Y Mi reino por un sueño... una cuerda tensa a punto de romperse, que ganó el concurso de la Casa Andrés Bello 2008. También añade el monólogo La novia viuda. Y cierra con ocho piezas mínimas: De la Carraca a Palo Verde... un metro para Miranda, El año del perro, Punto y coma, Pañito blanco para el altar, Doble despecho... ese bolero ya no es para ti, La novia es mi hijo, Me sacó la piedra y Barajita repetida no llena álbum. Su más reciente pieza, aún sin estrenar, es La anaconda del sótano tres, donde retoma una leyenda urbana, centrada en una serie de fábulas sobre el complejo habitacional Parque Central, de Caracas. Y por sin fuera poco en su computadora hay un borrador sobre el rey Miguel, un africano esclavizado que luchó contra los españoles en Venezuela, a mediados del siglo XVI.
Viaje dantesco
Costa Palamides, hijo de griegos, nacido en Caracas el 14 de junio de 1954, explica que en la puesta en escena de Mi reino por un sueño... una cuerda tensa a punto de romperse no sólo conjuga la presencia de la estética rajatablina, propiciada por director Carlos Giménez, de quien se confiesa discípulo en varios aspectos de su formación, sino que también entreteje un viaje dantesco. “La música original de mi hermano Pantelis compone una liturgia grecolatina a través de la composición de siete melodías para los textos poéticos de ambos bardos de nuestra literatura. Es una especie de réquiem escénico, donde hay reminiscencias de la teatralidad de Ramos Sucre y los efluvios de canto popular de Salmerón Acosta, para expresar un mundo que ronda la fatalidad y el deseo con voces desesperadas de confinados, con existencias presas de enfermedades incurables e insomnios prolongados que conllevaron al desmoronamiento físico de ambos poetas. Así se funde el fulgurante azul de Cruz con la morada sin luz de José Antonio, las vírgenes escapadas del poeta cumanés dan paso a las musas licenciosas del poeta de Manicuare, la pesada carga histórica de un Sucre con la liviandad espontánea y festiva de Salmerón sin saber que por dentro va cargando su cruz”.
El montaje cuenta con un vestuario de Silvia Inés Vallejo, que combina alegorías y misticismo en una propuesta de presencias míticas e históricas, la escenografía con rendijas simbólicas de Héctor Becerra, los tocados bizantinos de Rubén León y las máscaras a flor de piel de Eliana Santander, la iluminación de David Blanco inmersa en "una luz de aurora boreal que busca fijarse en el cielo sereno y sin astros" de Ramos Sucre. Aunado a este esfuerzo creativo está la producción general de Francisco Alfaro y las actuaciones de Elvis Chaveinte, Gabriel Agüero, Demis Gutiérrez, Abilio Torres, Simona Chirinos, Dora Farías, Miriam Pareja, Rossana Hernández, Pedro Pineda y Gerardo Luongo.


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