jueves, abril 21, 2016

Triángulo 2016

En enero del 2011 visité a Isaac en su penthouse y lo capté en su pose favorita.
Margot Antillano, Manuel Poblete y Rafael Briceño dieron vida a Triángulo, montaje de tres obras breves, el viernes 14 de septiembre de 1962, en el Teatro Arte de Caracas (TAC), ubicado en los altos del edificio del Cine Radio City, en Sabana Grande. Ahí Román Chalbaud dirigió su comedia Las pinzas, Eduardo Mancera escenificó el drama Tradicional hospitalidad de José Ignacio Cabrujas y Horacio Peterson montó el texto A propósito de triángulo de Isaac Chocrón.
Para experimentar con la creación colectiva, Chocrón pidió a Chalbaud y Cabrujas que escribieran sus textos (no más de 30 minutos) con estas obligaciones: mínimos vestuario, escenografía y utilería; dos actores y una actriz y una primera página común para desarrollar la trilogía, según tendencias e intereses particulares. Especie de abecé para el parto de Triángulo.
Las pinzas es un absurdo donde Chalbaud usa una siniestra noticia periodística para armar la farsa trágica de un hombre que muere por mala praxis médica. Cabrujas en Tradicional hospitalidad aplica técnica clásica y plasma el drama exacerbado del exilio del ex ministro de un régimen militar y Chocrón dicta catedra con A propósito de Triangulo sobre las difíciles artes del teatro y el actor cercanas a la perfección para lograr una prístina representación.
A escasos 54 años de ese crucial espectáculo, Venezuela es otra, no solo en lo relacionado con sus multisápidas artes escénicas; del conjunto de dramaturgos y artistas que participaron en esa tripleta solo sobrevive Román Chalbaud (Mérida, 10 de diciembre de 1931), quien, precisamente, el pasado viernes 8 de abril  estaba como invitado  en la primera fila de la sala Espacio Plural del Trasnocho Cultural, porque el director Federico Pacanins había repuesto Triángulo con los comediantes María Antonieta Hidalgo, Aitor Aguirre, Aníbal Cova, Greisy Mena, Nattalie Cortez, Daniel Jiménez y César Bencid.
Pacanins respetó los textos y cambió, para bien, unas cuantas didascálicas y reglamentaciones originales. Utilizó cortinas musicales y elementos escénicos para separar las piezas, además creo un presentador-utilero que ayuda a las transiciones. Él lo calificó como “una dinamización del montaje” y obtuvo así un ritmo sostenido. Logró que los actores resolvieran sin estridencias sus roles y pudieran impactar con los personajes encomendados, especialmente: Aníbal, Nattalie, Daniel y César.
Triángulo, en estos tiempos, invita  a revisar todo lo que escribió y presentó  la Santísima Trinidad, mote que dio el periodista Lorenzo Batallán a la alianza de Chalbaud, Cabrujas y Chocrón, motores de El Nuevo Grupo (1968-1988), fenomenal plataforma de lanzamiento del mejor teatro venezolano del siglo XX. Otro reto para historiadores.

Pacanins resucitó el experimento Triángulo -cuya premisa general es la incomprensión que anida en los seres humanos- como parte de los festejos del Centro Venezolano Americano por sus 75 años de labores útiles a la comunidad y porque el teatro breve o microteatro (de 15 minutos) ha resurgido con fuerza y lleva siete festivales en dos años. Sendos temas para ser analizados por sociólogos, críticos y teatrólogos.

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