sábado, marzo 28, 2020

Santana sigue vivo

Roberto Santana Rodríguez

Conocí a su padre, Rodolfo, y fue por eso que durante cuatro semanas, de lunes viernes, venía desde el apartamento de Aura Salas, en el edificio  El Tejar, atravesaba ese largo pasillo que lo une al edificio Mohedano, y en mi casa, a cuatro manos escribimos mi texto Como es Rodolfo Santana, publicado en marzo de 1995.
Ese exótico texto sobre la vida, obra y otros milagros de Rodolfo Santana Salas (Caracas, 25 de octubre/21 de octubre de 2012) me permitió conocer  personalmente su tercer hijo, Roberto, y tener así una entrevista que ahora transcribimos para los lectores, la cual publicamos  el 11 de marzo de 2018:
 ¡Soy anarquista!
Así, en un tono cercano al grito, escuchamos la enfática tarjeta de presentación de un adulto cuarentón, vestido muy modernamente, todo de negro, identificado como Roberto Santana Rodríguez, en la tarde lluviosa de un martes en la cafetería de Unearte. El resto de los asistentes, no menos de 15 personas no se inmutaron, porque seguramente creyeron que era una expresión más de ese conspicuo grupo o “jauría” ansiosa de conocimientos que en ese sector pulula. Nosotros, que no dejamos de reír para dentro, ya conocíamos de trato al personaje que se presentaba así, tan bulliciosamente. Y tras de los protocolares saludos abrimos nuestra grabadora y se dio esta entrevista:
¿Cuál es su nombre legal?
 Roberto Adolfo, el único hijo vivo de Rodolfo. Nací en Caracas el 10 de enero de 1970, hacia las tres y media  de la tarde, según me contara mi mamá Gladys, quien se casó, cuando tenía 23 años con mi padre, de 19 años, el 23 de noviembre de 1963, precisamente el día que mataron al presidente Kennedy.
¿Su madre, la primera esposa de Rodolfo Santana, vive?
No, falleció hace dos años aproximadamente. Ella y mi papá concibieron un primer niño, Rodolfo, que murió posteriormente. Ellos se divorciaron durante los años 70.
¿Tiene más hermanos?
Sí, tengo un hermano por parte de madre, que vive en México.
¿A la gente de teatro le preocupa lo que pasará con las obras y los guiones de cine de su papá, a los cuales usted tiene derecho por ser su hijo? ¿Algunos teatreros esperan que usted organice una fundación para proteger ese legado intelectual?
Yo puedo darte una respuesta muy larga, parte de la cual no quiero que se publique para no herir susceptibilidades, lo que sí puedo adelantarte es que mi padre me dijo, en una ocasión, que me cuidara mucho porque una buena parte de los teatreros, nacionales e internacionales, son “unos vampiros y hasta guevones”, pero que si había gente muy correcta y respetuosa de las normas. Apenas mi padre murió, hacia el 2012, apareció mucha gente ansiosa e interesada en sus obras. Yo deje que pasara un tiempo para que esa gente se aplacara, porque ya sabía lo que me tocaría lidiar con algunos de ellos.
¿Usted tiene el control del disco duro de la computadora de Rodolfo?
Si, conseguí un tanto de dinero y pude comprar el disco duro externo y todo eso lo tengo a buen recaudo.
¿Usted tiene ya visualizadas las obras que ahí dejó su papá?
No he tenido la disciplina para estructurar esos archivos que dejo, los cuales solo los entendía él. Ahí no hay carpetas, sino una serie documentos en Word, muy desordenados.
¿Qué ha pasado con usted después de la muerte de su padre?
La situación de nuestro país ha sido muy difícil desde el año 2012 y cuando murió mi papa yo he tenido que sortear una situación económica muy compleja e incluso llegue a pesar unos 53 kilos. Yo no tenía tiempo sino para buscar mi sobrevivencia, no podía pensar sino en cómo conseguir ocho mil bolívares diarios para mi alimentación y así pase muchos meses. Recuerdo que me iba para la urbanización Los Palos Grandes para recoger los mangos y alimentarme con ellos. Fueron tiempos ya superados.
¿Usted tiene hijos?
Sí, tengo una hija ya grande, que anda por los 18 años.
¿Qué pasado con el legado literario de su papa?
Junto con algunos amigos hemos estudiado la posibilidad de relanzar al grupo Cobre, que era el equipo de batalla de mi papá. E incluso intentamos montar su obra Los criminales, pero aparecieron las famosas guarimbas y eso nos alteró completamente los ensayos, porque no podíamos reunirnos como acordábamos. Se paralizó el montaje porque algunos actores se fueron del país. Mientras tanto, me contactaron unos cineastas mexicanos porque querían rodar una película basada en su obra El animador. Y al final de las negociaciones me adelantaron una parte de los respectivos derechos de autor. Y mi situación económica cambió e incluso hasta me compre un carrito. Yo vivo entre Maracay y en Guarenas, en el apartamento de mi papá. Estoy planificando el relanzamiento del grupo Cobre, el cual realizaría varias actividades culturales y hasta tendríamos una editorial para libros electrónicos, además de una emisora por Internet. Queremos  organizar foros sobre sus creaciones dramáticas. Eso no es fácil, hay que trabajar mucho. Pero el grupo Cobre de Santana vuelve a la escena, lo garantizo. Mi padre seguirá vivo mientras su teatro se represente…porque amaba mucho a su Venezuela.
¿Cómo es su relación con la Asociación de Autores y Compositores de Venezuela (Sacven), ya que Rodolfo era miembro de esa organización?
Si, lo sé, porque tengo contactos con Karina Cisnero (su apellido es Cisneros), una seria profesional y muy trabajadora funcionaria de Sacven, que vive en Los Valles del Tuy, ella era una fiel amiga de mi papá. Mi relación con ellos continúa hasta ahora, porque a ellos además les interesa. A Sacven hay que contactar todos los que pretendan montar algunos de los textos de mi padre. Precisamente, estoy muy bien informado que la Compañía Nacional del Teatro, que ahora dirige Carlos Arroyo, dispuso  el estreno de Baño de damas, famosa obra de mi padre, según puesta en escena de Aníbal Grunn, para el 23 de marzo de 2018, en el teatro Alberto de Paz y Mateos, evento al cual espero asistir.
Nunca más pudimos conversar con el heredero de Rodolfo Santana Salas y hemos revivido ese encuentro porque los mangos ya se caen de los arboles caraqueños. 

No hay comentarios.: