jueves, junio 21, 2007

Una Villa para rescatar la memoria venezolana

La Villa del Cine no pretende jamás rivalizar con el gringo Hollywood ni con el indio Bollywood. Es solamente, a un año de su creación, un organismo destinado a impulsar la producción directa del cine y medios audiovisuales por parte del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, así como apoyar a los organismos públicos y privados y a los productores independientes en la creación cinematográfica.
Tan rotunda presentación la hace Lorena Almarza, presidenta de la Villa del Cine, o sea, la responsable directa de ese equipo humano y técnico que desde hace más de un año asombra por la cantidad y la calidad de sus producciones, algunas de las cuales ya están en las pantallas de las televisoras VTV, Telesur, VIVE y TVES.
Comenta que ha sido un proceso largo y muy intenso materializar lo que es ahora la Villa del Cine, un asombroso y moderno espacio arquitectónico en “las goteras” de Guatire con 2 mil 400 metros cuadrados en estudios, áreas administrativas y áreas de postproducción, donde inicialmente se invirtieron 20 mil millardos de bolívares. “Cuando inauguramos la Villa del Cine todo el mundo sabía que sus instalaciones no estaba culminadas, pero el presidente Chávez nos dijo que había que empezar a ocupar esos espacios, porque si nosotros esperábamos que la Villa estuviese como una tacita de plata, definitivamente nunca íbamos a convocar a la cantidad de gente que ahora trabaja ahí, ni tampoco comenzaríamos los proyectos con los cuales avanzamos. Hoy por hoy, la Villa es un ya hecho concreto, con espacio para más desarrollos, pero lo más estimulante es el aprendizaje que cotidianamente se logra”.
Insiste en puntualizar que la Villa del Cine es el desarrollo de un proyecto que avanza, día a día, hacia la constitución de una infraestructura técnica y tecnológica para ofrecer así una estrategia del Estado venezolano para el desarrollo de verdaderas políticas públicas que han de servir para fomentar la industria cinematográfica de nuestro país. La cual no tendrá una perspectiva rentista sino la visión de un Estado productivo que tiene como principios fundamentales la inclusión, la democratización y el logro de la soberanía nacional, tal cual lo proclama la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Pero a su vez, es el espacio ideal, o lo que el país necesitaba para recuperar la mirada hacia lo que somos como pueblo, pero también para transformar la mirada que sobre nosotros ha sido construida en etapas anteriores”.
—¿La Villa es exclusivamente una productora de cine?
—No, en la Villa del Cine no sólo se hace cine. Antes de estar desarrollados en lo que somos ahora, nosotros estábamos dentro de la dirección de cine del Conac y desde allí empezamos a buscar una redimensión de lo que era la dirección como tal, la cual contaba con un presupuesto ínfimo, no tenía una repuesta efectiva, ni hacia seguimiento a las entregas de dineros para los procesos de financiamiento. Fue entonces cuando empezamos a avanzar en proyectos de producción, porque nos parecía muy importante que el Estado empezara a aportar musculatura, desarrollo de acciones y convocatorias; empezara a generar un espacio creativo y de encuentro. Y así es como surge el proyecto de las Unidades Móviles. Nosotros hicimos hasta el segundo semestre del año pasado más de 500 producciones y eso nos permitió convertir a la Villa del Cine en un gran espacio de experimentación donde contamos con muchísimas personas trabajando en el desarrollo de proyectos de carácter documental, en su mayoría, a través de seriados que empezaron a trabajar para mostrar lo que estaba pasando en Venezuela, pero no en un sentido panfletario sino mas bien desde una visión íntima.
Enfatizó que la Villa del Cine conjuntamente con la Cinemateca Nacional, la distribuidora Amazonia Films y el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía, constituyen la Plataforma del Cine y Audiovisual, la cual no es más que una estructura organizativa y operativa diseñada para ejecutar las competencias y funciones públicas que incumben al Estado en materia cinematográfica y audiovisual.
—¿Cuántos proyectos fílmicos adelantan para éste año?
—Estamos avanzando en el proceso de 19 proyectos de largometrajes, los cuales comenzaremos a exhibir a partir el próximo octubre, pero ya estamos en condiciones de mostrar dos producciones: Víctimas de la democracia, un documental sobre los desaparecidos y masacrados durante la Cuarta República, realizado por Stella Jacobs, y Venezuela Petroleum Company, de Marc Villá, otro documental.
—¿Qué tipo de películas son las que produce y producirá la Villa del Cine?
—Nuestro cine será sobre la diversidad cultural y todo un sinfín de temáticas asociadas con la solidaridad de los pueblos. Trabajaremos dentro de líneas temáticas orientadas a una visión integral de la cultura, en su sentido antropológico y patrimonial, haciendo énfasis en lo que somos como pueblo; en la memoria, las tradiciones y los valores de nuestro pueblo; pero también abordaremos la cultura como desarrollo humano, entendida como los movimientos sociales y organizativos. Para nosotros es clave un inventario fílmico de personajes, procesos, luchas, visiones y concepciones sobre el pueblo que somos.
—¿Censuras o restricciones?
—Habría que preguntarle a nuestros directores y guionistas para saber si los hemos censurado, algo que además está prohibido en nuestra Carta Magna. Lo que sí es cierto es que en la Villa del Cine no se harán proyectos fílmicos racistas, tampoco odas a la violencia, ni de exaltación al maltrato a y la explotación de la infancia; sino que solamente tocaremos esos temas dentro de un severo ejercicio crítico. Tampoco haremos un cine pacato
Entre Miranda y el urogallo Boves
Miranda regresa y Zamora, sendos largometrajes y miniseries de seis capítulos para televisión, dirigidos respectivamente por Luis Alberto Lamata y Román Chalbaud, son los platos fuertes del primer gran menú de producciones cinematográficas de la Villa del Cine. Sus temáticas abordan a una pareja de venezolanos que cambiaron la historia: uno alzó a los habitantes de la provincia general contra el reino de España y el otro fue el primer socialista en toda la historia del país. Ninguno de los dos pudo disfrutar de las mieles del poder, porque el primero murió prisionero, y al otro lo asesinaron para impedir que conquistara el mando de una revolución triunfante. Son películas basadas en hechos históricos y buscan reiterar el ejemplo de ese par de criollos, únicos hasta ahora.
Después en las pantallas se podrán ver las obras de ficción: La clase, Comando, Un té en La Habana, Libertador Morales, el justiciero; Zeeling, Orinoco, Tripitico A y Triptico B; Boves El Urogallo y Concibiendo revolución. Creados o dirigidos por José Antonio Varela, Pablo de la Barra, Fina Torres, Efterpi Charalambidis, Michel New, Andrea Herrera, Andrea Ríos, Anabel Rodríguez, Carlos Caridad Montero, Alfredo Hueck y Hernán Jabes, Luis Alberto Lamata y Laura Vázquez.
Llamamos la atención sobre el largometraje Boves El Urogallo, el cual ya se hizo en televisión, hace varios años, años bajo la dirección de Román Chalbaud y con la protagonización de Gustavo Rodríguez. Ahora se trata de una versión libre y ficcionada de la obra de Francisco Herrera Luque sobre el mítico guerrero, Boves, otrora caudillo militar español, fantástico personaje reconocido por su extrema crueldad

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