sábado, septiembre 14, 2013

"El Inmortal" dobleplay de David Concepción

Foto cortesía de Karla Pravia
-¿Por qué hay en Venezuela tan poca dramaturgia centrada en  el béisbol o la pelota?
Esa pregunta la hemos formulado a muchos dramaturgos y la mayoría no pueden concretar las razones o las sin razones de esa ausencia tan notable en el teatro vernáculo. Pero Paúl Salazar, en vísperas de mostrar su espectáculo El inmortal, desde el 26 de septiembre en el Celarg, donde el béisbol sí está presente, es quien responde:
-Buena pregunta, pues, es un deporte que nos duele; tal vez hayan más textos que los conocidos y representados, seguramente por ahí habrán más. Si el teatro refleja la realidad de su sociedad, su sentir, su identidad, tal vez tendrían que haber más obras sobre ese tema. El beisbol nos define de alguna manera, nos gusta mucho, ir al estadio es una experiencia única, seguramente habrán muchos que no lo ven así, pero creo que la mayoría de los venezolanos se identifican con la pelota. Yo recuerdo cuando hicimos Rivales eternos, en el 2003 y luego la repusimos en el 2005, que la gente iba a la obra con la gorra de su equipo favorito, sus camisas, y eso era muy gratificante verlo, era como que iban al estadio, recuerdo bien que nos decían que era la primera vez que iban al teatro; es decir, eran personas no asiduas al teatro, pero que el tema del béisbol les llamó la atención y vinieron. Imagínate cuantas cosas locas habrán pasado entre un grupo de personas viendo un juego de pelota, cuantas anécdotas hay en el marco de un juego beisbolero, cuantas rivalidades, cuantas pasiones, cuantas historias paralelas, me parece que el beisbol es una buena excusa para contar al país.
-¿Cómo nació El inmortal?
-Lo cierto es que en enero de 2008 yo estaba esperando que la Asociación de Periodistas norteamericanos exaltaran al salón de la fama a David Concepción, era la última oportunidad por el canal regular que tiene un jugador luego de retirarse, no es que el otro canal no sea regular, es igual de legítimo, pero era la última oportunidad que tenía antes de pasar al Comité de Veteranos; y cuando me entero que no fue exaltado me sentí muy mal, y que Dios me perdone, pues en el país pasarán cosas dignas de ser protestadas desde hace mucho tiempo, pero sobre esos hechos ya hay quien les escriba sus obras, a mí me perdonan, pero estas son las historias que yo quiero contar, la de un venezolano que dejó el alma en esos 19 años en Grandes Ligas, en –para muchos- el mejor equipo en la historia, que es mucho decir, una vida ejemplar, y por la razón que sea, no fue exaltado donde deben estar los peloteros con carreras espectaculares, y yo que me tardo tanto escribiendo, hice esta obra de un tirón, de una sola rabia, y salió. Lo que pasa es que son personajes sembrados en mí, mucho antes de que yo escribiera. Es como una información acumulada en nosotros.
-¿Pero cómo es El inmortal?
 -Es una historia paralela de Antonio, fanático de David, que enfrenta a la muerte por una enfermedad, y la de Concepción en su camino a la inmortalidad. No es una biografía sobre Concepción. Es una excusa para hablar sobre la vida y la muerte. Así que El inmortal nace de una rabia, de una injusticia –a mi manera de ver-, nace de una protesta. Y todo eso que yo tenía adentro desde niño, uno lo intenta sutilmente ponerlo en papel, es difícil, pues no todo el mundo sabe del tema, la idea es escribir una obra abierta para todo el mundo, no algo que parezca temático, eso intenté. David se retira en 1988, luego de 19 años en Grandes Ligas, es elegible para el salón de la fama desde 1994, pasa 15 años siendo elegible, lo cual es muy difícil, luego va al comité de veteranos y todavía hay que esperar. Es complejo, pero es una historia bonita, bien interpretada por un estupendo grupo de actores. Un buen apoyo técnico. 
-¿Qué busca con este texto, o qué propone al espectador?
-Busco testimoniar, intento en claves de comedia rendirle homenaje a un gran venezolano, pero en el fondo quiero hablar sobre la vida y la muerte. Propongo una historia honesta. En, Yo soy John Lennon quería hablar sobre la identidad. En Rivales eternos, sobre la amistad. En Don Shakespeare, sobre la lucha del artista. En El inmortal, es sobre la vida y la muerte. Nos apoyamos en videos que nos pasean por la vida de Concepción. Es un pelotero muy conocido, nuestra intención no es decir que vamos a promover a David, por Dios, pero si poner nuestro granito de arena y dejar bien claro nuestra posición, tiene méritos para entrar al Salón de la Fama. Queremos resaltar sus logros, usando la magia del teatro. 
-¿David Concepción nunca le ha respondido ni dicho ni pio? ¿Por qué?
-Tal vez él no se ha enterado, no sé. O no hemos sabido llegarle, es difícil, realmente; siento una profunda admiración por Concepción. Cuando yo tenía 6, 7 años, me levantaba en las mañanas y buscaba el periódico para saber ¿Qué había hecho Concepción en el juego de ayer? ¿Cuántos out sacó? ¿Cuántos hits conectaron? De eso, hace casi 40 años, era un niño. David –en su momento- era uno de los peloteros de más jerarquía que nos representaba en Grandes Ligas, y cuidado si no era el que más. Soy de esos que son fanáticos de Los Tigres de Aragua, sin ser de Aragua, simplemente pues ese era el equipo de David en Venezuela, y seguimos, y seguiremos siendo de Los Tigres. Cuando en 1989, Los Rojos de Cincinnati no le dieron la oportunidad a Concepción de jugar su temporada 20, y tampoco pudo conseguir contrato en otro equipo, y se devolvió a Venezuela a seguir con su vida, yo me sentí mal, de hecho, dejé de ser de Los Rojos y de cualquier equipo en Grandes Ligas, sigo el beisbol y sigo a los venezolanos, pero no soy de ningún equipo, fui de Los Rojos cuando era niño, pues ahí estaba David, pero ese final –injusto para mí- me desmotivó, y se acabó, obviamente a ellos les importará un pito si los sigo o no, pero es mi manera de protestar y sin hacerle daño a nadie. Disfruto lo que hace Miguel Cabrera, pero no soy de Detroit, seguía lo que hacía Galarraga, Vizquel, disfruto todos los triunfos de los Venezolanos en Grandes Ligas -que es de lo que estamos hablando-, pero desde 1989, no tengo equipo, ni tendré más nunca. Las Grandes Ligas sin David, nunca me parecieron tan grandes. Me quedé con mis Tigres de Aragua, y el recuerdo de un niño que se despertaba en las mañana para ver que había hecho David. Esto lo estamos haciendo con un gran esfuerzo y de corazón. Claro que sería estupendo que el supiera, que viniera a verlo, que nos diera la bendición de alguna manera, no sé, pero nunca hemos hecho esto buscando algo a cambio, eso nos intimidad, nos autocensuramos, no tengo problemas al decirlo, no quisiera que algún pensara otra cosa, es un homenaje sincero, pero en el marco de una obra de teatro, con la estructura tradicional de una obra de teatro. Es un homenaje sincero, pero ¿Cómo hacemos? La historia que contamos en la pieza es producto de nuestra imaginación, obviamente no compromete al Sr. David, pero si quisiéramos realzar su vida. Aclaro, que no es una pieza biográfica, es la historia de un fanático de Concepción, que se enfrenta a la muerte por un problema personal y decide tomar una posición ante la vida: Ser inmortal. Este cuento va en paralelo a la lucha de. Concepción por entrar a Cooperstown. Pensamos que David no solo fue un pelotero destacado, su comportamiento después del beisbol nos ha dejado claro que es un venezolano ejemplar, trabajador, y amante de su país. Así, que eso es lo que nos importa, ojalá él sepa de la obra y nos venga a ver, o poder llevarla a Maracay, eso sería como un jonrón con bases llenas para dejar al contrario en el terreno de juego y Los Tigres quedar campeones. Concepción es un personaje que constantemente está recibiendo homenajes, dando entrevistas, esas cosas, no sé si le han dedicado una obra de teatro. Hoy muchos peloteros usan el 13, por Vizquel, o por Guillen, pero no saben que ellos, Vizquel y Guillen, lo usaron por David, todo es ciclo, y creo que esa es la verdadera inmortalidad, en hacer algo en esta vida por la que te puedan recordar las generaciones que vienen. 
- ¿Cómo va el balance de su dramaturgia: escritas y/o representadas?
Al momento de hablar con usted, tengo 17 obras escritas –incluyendo un texto de obras breves sobre Navidad, que fue lo primero que escribí y nunca las metía injustamente, y que se montaron en las fiestas de empresas que organizábamos para una agencia de recreación infantil, hace muchos años-, y una adaptación de otro texto no original de nosotros. De los textos orinales nuestros, 10 los hemos podido estrenar. De esas 10 obras estrenadas, ocho han sido con Pequeño Grupo, y las otras dos como director invitado. La adaptación se estrenó, también fuera de Pequeño Grupo. Muchas de nuestros montajes con reestreno incluido. Un trabajo muy complicado, de hormiguita, pero del que estamos orgulloso. Entre muchas cosas, pues en la mayoría de ellas Aura, que es una excelente actriz, ha podido demostrar su talento. Siempre contra la corriente, y con el apoyo de familiares y amigos incondicionales. Como director hemos estrenado 12 piezas. Incluyendo las que no han sido escritas por nosotros. 10 de autoría nuestra, una de otro autor, -Oscar Acosta-, y otra, producto de una adaptación que hice de un texto original de Daniel Farías. Obviamente, hay que seguir en la lucha, veremos. Esta obra, El inmortal, estaba guardada desde el 2008, y ahora es que podemos llevarla a escena. Es curioso, pues ya sabemos que David usaba el número 13, este es el año 13 de Producciones Pequeño Grupo, es el año 2013, a cien años del nacimiento de su madre, dato importante pues Concepción usó el 13 ya que su madre nació en 1913, es la dirección teatral número 13 de nosotros. Veremos.
Del 1974 al 2013
-El inmortal tiene sus complejidades, cuenta Paúl Salazar. “Se desarrolla desde 1974 hasta el año 2013, es decir, los personajes envejecen en su tránsito. Otra complejidad es que por primera vez tomamos un personaje que está vivo, es decir, cuando estrenamos Yo soy John Lennon, él tenía 30 años de fallecido, en Rivales eternos, los acontecimientos en que está enmarcada la historia tenían nueve años de ocurridos. Con Los papeles de febrero, los hechos tenían 20 años de sucedidos para cuando estrenamos. En Un duende en Navidad y El ladrón está aquí, las obras transcurren un 24 de diciembre. En esta oportunidad estamos haciendo una obra que aunque se escribió hace cinco años y empieza en el año de 1974, los acontecimientos que la motivan están ocurriendo ahora, es decir, estamos a semanas de saber qué pasará con Concepción y su inmortalidad, estamos trabajando con un personaje vivo, vigente, querido por muchos. Usamos videos, una musicalización bien nostálgica, con temas viejos, con fotografías que nos pasean de alguna manera por la vida de Concepción. Contamos con un grupo de actores muy interesantes: Carlos Minoves, Osmary Hidalgo, José Félix Armas, Ricardo Urrea, Jhonathan Urrea y los niños María Fernanda y Jesús Aristiguieta, verán actuaciones comprometidas, y eso se agradece. Con un apoyo técnico encabezados por Arnovi Parra, Karla Pravia, Lilia Ramos, Luis Ugueto, Jorge Mirada, todos trabajando en colaboración para sacar el proyecto adelante. Claro, Aura D’Arthenay, siempre a nuestro lado, siempre pendiente, inspirándonos a tratar de hacerlo mejor. Ella es mi motor, mi inmortal. A todo el equipo, le estoy muy agradecido”.




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