sábado, noviembre 27, 2010

Nueve mujeres venezolanas

¿Qué es ser profesional de artes escénicas en Venezuela? ¿Únicamente es profesional quien vive de su trabajo como actor, autor, director escenógrafo o vestuarista o quien exhiba titulo universitario que lo acredite en alguna de las especialidades?

Esas preguntas y sus respuestas no preocupan ni desvelan al director Luis Alfredo Ramírez (Caracas, 20 de mayo de 1985), quien precisamente espera recibir su titulo como actor en Unearte. Para él, esos temas son “ambiguos” y además “antiguos”, porque anda entregado en dar vida a los textos que atrapan sus manos y hacer así felices a las actrices o los actores que aceptan sus propuestas. Es por eso que montó y exhibió Quisiera quererte querido (2007) de Roca, Negra sombra (2008) de Williams, Desterrados (2009) de Müller, Eurípides, Séneca, Wolf y Roca, y, actualmente, hace temporada con Mujeres en oferta. Ahí participan las sensuales intérpretes Jenifer Urriola, Vanessa La Morr, Eucaris Boquillon, Tiziana Carascon, Daniela Vielman, Daniela Corredor, Carmen Ascanio, Emilshen Acevedo y María Hernández. ¡Bonita generación que deja huella!

Estremecedora parábola o cruel elipse sobre lo que significa ser mujer en América Latina, para no citar otros continentes, donde las féminas son cosas sin derechos... pero sí con muchos deberes, es Mujeres en oferta. Sin pretender rivalizar con la dramaturgia feminista de Federico García Lorca, su autor Federico Roca (Uruguay, 1974) reitera la violencia “doméstica”, la explotación inmisericorde de las cachifas o las sirvientas, la prostitución para ganarse el pan y algo más, los amores sanos y sin frenos, la competencia con el mundo masculino y todo cierra, para volver a comenzar, con esa insania que arruina la paz de una familia ante la violación y asesinato de su bella quinceañera. En síntesis, son nueve entes teatrales que luchan desesperadamente para alcanzar y disfrutar un mínimo de felicidad, pero tampoco la alcanzan sino cuanto se retocan el maquillaje que la sociedad heterosexista quiere y además impone. ¡Bravo!

El director Ramírez ,quien suma en lúdico y hasta sensual coro a sus nueve comediantas y las hace desfilar en trágicas pasarelas individuales, apuntala el pulcro trabajo de filigrana que logra con cada una de sus actrices, quienes llevan a escena todo lo que sus fuerzas uterinas se los permiten. Ellas no están actuando, sino mostrando lo que es ser mujer y hacer actos que no se quieren o no se deben. En síntesis, las caracterizaciones van más allá de lo que pudo haber concebido el autor y el único freno es el que impone su director y amigo para que no se sobreactúen, aunque hay que recordar que la mujer es comedianta por naturaleza y es su gran arma para la sobrevivencia. ¡Nadie las iguala jamás!

Esta impactante producción de la agrupación Teatro de la Baraja, donde la música es otra actriz catársica, se exhibe hasta hoy en el Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas, el cual gerencia Carmen Jiménez.

El eco de Brecht en Caracas

El eco de los ciruelos, exquisito montaje teatral, sincrético, creado y producido por el director Miguel Issa y la Compañía Nacional de Teatro (CNT), ha obtenido no menos de 30 representaciones, entre el 27 de mayo de 2008 y el 21 de noviembre de 2010, y, como es obvio, son más de 25 mil los espectadores que han aplaudido esa realización escénica que ha servido para exaltar al maestro Nicolás Curiel (Caracas, 1928) y demostrar además la insurgencia de una nueva generación de artistas de la escena. Se trata de un espectáculo que, como los buenos vinos, con el paso de los años mejora notablemente y permite nuevas lecturas al público sensible e inteligente.

Montaje

Inicialmente, la CNT contrató a Miguel Issa (Caracas, 1963) para que versionara el texto del espectáculo Yo, Bertold Brecht, que escribiera y escenificara Curiel en los años 60, con el Teatro Universitario de la UCV. Pero, después le pidieron que creara otro guión con algunos textos de Brecht y desarrollara un montaje más adecuado para las condiciones artísticas y culturales del siglo XXI, y además le plantearon varios posibles escenarios para su representación.

Al revisar las obras literarias y teatrales de Bertold Brecht (Augsburgo, 10 de febrero de 1898/Berlín, 14 de agosto de 1956), Issa detectó en ellas una gran sensibilidad ante la naturaleza, muchas reflexiones visionarias y hasta poemas de amor donde el artista germano destacaba, entre otros elementos, a los árboles de ciruelos, como lo hace en los poemarios El ciruelo (1934) y Recuerdo de María A.(1920), donde se percibe a un vate frágil y sutil. Esos textos le llamaron la atención y al buscar un nombre para el espectáculo, dio con el que consideró el más acorde: El eco de los ciruelos.

No le fue fácil obtener el guión definitivo de El eco de los ciruelos y para elaborarlo tuvo que leer y releer para así tomar fragmentos de piezas como Vida de Eduardo II de Inglaterra, Un hombre es un hombre, La boda de los pequeños burgueses, Los siete pecados capitales, Ricos con ricos se juntan, El circulo de tiza caucasiano, La madre, Terror y miseria del Tercer Reich, Historia del señor Keuner, El alma buena de Sesuán y El señor Puntilla y su criado Matti. También utilizó poesías y canciones presentes en El ciruelo, Recuerdo de María A., Contra la seducción, Esto me enseñaron, De todos los objetos, El regreso, Satisfacciones, y La canción del no y del sí.

El montaje de El eco de los ciruelos se concibió multidisciplinario y enmarcado en la onda del cabaret germano, donde la música de Kurt Weill, ejecutada en vivo, jugó un papel importante en la creación escénica como tal.Se estrenó en la sala experimental del Museo de Bellas Artes, espacio semiconvencional, en mayo de 2008, y a partir de ahí se han desarrollado diversos dispositivos, diseñados por Edgar Gil, donde han participado no menos de 36 músicos, cantantes, bailarines y actores. Y para su reciente temporada 2010 se usó la Sala Anna Julia Rojas de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte).

Considera el director Issa que Brecht, salvado por el arte en una época de dos guerras mundiales, de exilios, de dolor, de impotencia, de desarraigo, de desplazamiento, “nos dejó un legado que, junto a la obra musical de Kurt Weill, lo inspiró para toda esa amplia creación artística”.

Insiste en que más allá de hacer un obra brechtiana específica, optó por ofrecer a sus compatriotas del siglo XXI un trabajo inspirado en ese amplio legado teatral, musical y poético, “el cual remarca las contradicciones de una sociedad que siempre se ha debatido entre el bien y el mal, entre el dolor y la alegría, entre el odio y el amor. Brecht, pues, nos ha inspirado por su honestidad y compromiso, por su dialéctica, por su pasión y sencillez”.

Espectáculo

Por supuesto que no es fácil transformar un texto -o un depurado colage, como resulta en este caso- de literatura dramática en espectáculo audiovisual capaz de dilucidar las diversas metáforas que propuso el autor. Tampoco hay que olvidar como un montaje correcto no necesita de conferencias previas o posteriores a la escenificación, ni tampoco ditirámbicos reportajes o vistosos programas de mano, porque el espectáculo se explica desde la escena y atrapa al crítico de las mil cabezas o lo aburre.

Pero Miguel Issa, con la experiencia que le ha obtenido tras hacer numerosos espectáculos de danza teatro, logró con su guión -donde,reiteramos, con audacia y sensibilidad seleccionó fragmentos de las más significativas obras de Brecht y los sazonó con música que Weill compuso para ellas- un espectáculo que macera, con mucho equilibrio y buen gusto, teatro, poesía, danza, baile, circo, performance y canciones, además de videos, para darle al espectador venezolano del siglo XXI una visión lúdica sobre una centuria que se debatió entre el bien y el mal, entre el dolor y la alegría, entre el amor y el desamor, y advertirle que esos tiempos pueden volver porque los seres humanos no han cambiado significativamente y el fascismo está ahí, agazapado o disfrazado, como un lobo feroz, y tratando de capturar a sus victimas inocentes o desprevenidas.

Son algo más de 60 minutos de trepidante ceremonia que oscila entre la danza y el teatro esperpéntico, con toques del decadente cabaret de la Alemania nazi y diversas y patéticas actuaciones apuntaladas con poemas que estrujan el alma del espectador más duro. En fin: nadie se queda quieto en su silla y es obligado a mover el cuello o el cuerpo para buscar las escenas que se exhiben, todo eso en medio de un recital con ritmos que hicieron historia durante el siglo pasado.

En síntesis, el espectáculo obtenido sirvió para que los brechtólogos se dieran un banquete por las literaturas dramática y poética utilizadas, y los que no conocían a este artista alemán se “picaron” y algunos hasta leyeron después sus piezas, atraídos por su total vigencia, porque Brecht, muerto a los 58 años, “nos ha inspirado por su honestidad y compromiso, por su dialéctica, por su pasión y sencillez”, como subraya Issa.

Intérpretes

Sin artistas no hay espectáculo posible y por eso ahí están: Xiomara Mistage, Javier S. De Vita, Khalil, Cristhian A. Jiménez, Ronny E. Lorenzo, Jesús Hernández, Mercedes Barrios, Simona Chirinos, Katherine Pimentel, Francisco González, Brian Landaeta, Ildemar Saavedra, Juan Solórzano, Carla Barquero, Luisa Camagni, María Mendible Gil, Lisa Petit, Alma Kocher, Gioer Bolaños y José Gregorio Rodríguez. Además de los músicos: Giles Giovolla, Gregory Parra, Néstor Pérez, Roldan Peña y Rodrigo Pimentel. ¡Todos a la altura de su compromiso y algunos con mucho futuro para lograr su acrecentamiento, si Dios y la comunidad lo permiten!


sábado, noviembre 20, 2010

La locura de Beatriz

Algunos teatreros argentinos y venezolanos son del tamaño del reto que se les presente. Desafían lo imposible y perecen antes de fracasar. Han sido, son y serán felices porque crean estructuras y salen adelante sin dañar a nadie y sin faltarse a ellos mismos, pero sí dejan huella para que otros aprehendan. Nuestro oficio nos ha permitido acompañarlos en sus rutas existenciales y ponderarlos a lo largo de varias décadas y poder afirmar que tienen un ahora que obliga y compromete porque son artistas trascendentales y además provienen del más puro origen popular.

Todavía las peculiares sagas de esos artistas no han sido llevadas al teatro, pero mientras tanto llenan la escena con algo urticante que predica un poco de moral para estos tiempos revueltos y por eso Aníbal Grunn, fungiendo magistralmente como dramaturgista y director, ha tomado el original texto de Luigi Pirandello (Italia, 1867-1936), El gorro de cascabeles (1917), lo ha adaptado o transformado a la realidad de la Carora de 1942 y plasmado así las vicisitudes de una mujer celosa que buscando vengarse de otra hembra que se encama con su millonario macho, urde una cómica jugarreta para atraparlos en su pecado, pero esa victoria le hace perder la cabeza, cruza la raya amarilla y cae al abismo de la locura…donde ricos y pobres son iguales en el absurdo de sus vaguedades.

Hasta ahora ese novedoso y estremecedor espectáculo ha sido exhibido en la sala “Alberto Ravara” del Centro Teatral de Occidente Herman Lejter, en Guanare, gracias a la producción de la Compañía Regional de Teatro de Portuguesa, y es posible que venga a Caracas para la temporada 2011. Fue estrenado durante el pasado 30 de septiembre y ahora ha inaugurado el XXVIII Festival de Teatro de Occidente, el cual llega también a las comunidades de Yaracuy y Barinas.

Celos, malditos celos

Grunn y los teatreros portugueseños escenificaron El gorro de cascabeles porque querían un título universal, divertido y que hiciera pensar al espectador por la vigencia de la predica de Pirandello. Al leerla, sintieron perfectamente que el argumento podía ser venezolano, hicieron una investigación profunda en relación a los temas que aborda: machismo, feminismo, discriminación social, poder económico y poder social. Es una pieza sobre infidelidades y peripecias para maquillar todo, para disimularlo todo, donde la hipocresía de una clase social dominante triunfa…y no ha pasado nada, salvo que una mujer enloquece y le deja el camino libre a la otra, para jolgorio del macho. La ubicaron en Carora porque la historia nacional se los mostró clarísimo.

En la versión que suscribe Grunn, donde hay cinco personajes únicamente, los celos son la clave, porque ¿quien no ha celado cuando ha amado? Los celos desencadenan una historia terrible, dolorosa e indetenible. Ahí, Beatriz, joven esposa, sabe que su marido es infiel y desata una tormenta que culmina con el encarcelamiento de él y de la amante. Pero ella cae en su propia trampa al decir la verdad públicamente, porque…hay cosas que se pueden hacer, pero no se pueden decir. Hembra herida en lo social y en el afecto, tenía que quedarse callada ante la loca imprudencia cometida…nada menos que revelar el vicio del marido todopoderoso que usa o abusa de la mujer del prójimo, un ser humilde, viejo, pobre y feo, que no tiene más armas para defenderse que obligarla a ponerse el gorro de la locura y así permitirle decir toda la verdad sin más perjuicios que hacer creer que es una mujer que ha perdido la razón. ¡Al menos en el teatro hay una recompensa!

Esa drástica versión de El gorro de cascabeles que algunos pueden rechazar por “misógina” resulta que no es así. Es revolucionaria porque demuestra la falsa moral, la doble cara o el atormentado mundo en que viven muchos sectores de la burguesía y los sectores dominantes aquí en esta América balcanizada. Abofetea a la sociedad que utiliza mujeres como objetos o puntas de lanzas para herir a sus rivales de clase y organizar hasta un singular circo para ellos y el populacho adocenado. Pirandello no era precisamente comunista pero sabía de las filosofías marxista y hegeliana como pocos, y navegaba hacia un humanismo existencialista al estilo de Heidegger y con guiños al absurdo que impulsaría Sartre años después.

Puesta en escena

El conocimiento exhaustivo del texto de El gorro de cascabeles llevó al director Grunn a un montaje minimalista, compuesto de tres sillas, dos mesas y tres telones traslucidos y cinco actores bien jugados en comedia cuasicostumbrista para caracterizar seres que simbolizan o representan las clases sociales de una Venezuela del siglo XX: la burguesía, atendida por empleados y servida por obreros caseros, además de la policía en representación del Poder. Ellos son Carlos Arroyo, Edilsa Montilla, Wilfredo Peraza, Jesús Plaza y Elizabeth Prato.

Con esos cinco actores, Grunn desarrolla un espectáculo ágil, con texto parco en palabras pero preciso en conceptos y expresiones, nada de cháchara cómica, sino todo lo contrario: texto duro y hasta chocante por la maldad de las intenciones de los personajes. La acción escénica es como una gandola sin control, por la insania de su conductora (Beatriz, creada por una fría y calculadora Montilla) que rueda en una autopista hasta estrellarse. No hay piedad para ninguno de los ahí involucrados, salvo para el pobre empleado Sánchez (un asombroso Arroyo), cuya esposa es victima de los celos de la poderosa señora. La dirección hace un distanciamiento brechtiano con el uso de telones transparentes y suscita la risa cómplice del público, quien desde un principio descubre la maldad de la encopetada dama, que además esta embarazada e irritable como es natural. Todo ahí demuestra que nadie es de una sola manera: uno es como los demás te ven, como quieres que te vean y como realmente eres.

Regresó Arroyo

Se le conoce como gerente y organizador de agrupaciones teatrales y coordinador de festivales, pero Carlos Arroyo (Chabasquén, 1964) teatralmente hablando ha sido actor y parte activa del teatro desde niño. Vino a Caracas y en la Universidad Santa María (1981) hizo su primer montaje como director de El hombre de la rata de Gilberto Pinto, con el grupo Braga. Ahí también inicia su experiencia como diseñador y técnico de iluminación, pero en la Escuela de Teatro Porfirio Rodríguez, de Petare, del 1983 al 1985, aprendió definitivamente el abecé teatral. Volvió a Portuguesa y con Alberto Ravara fundan el Teatro Experimental de Chabasquén (1986). Conjuntamente con Ravara inicia el Teatro Estable de Portuguesa (1987). En Guanare ha dirigido más de 30 montajes. Ha construido el Complejo Teatral Herman Lejter. Desde 1988 lidera del Festival de Teatro de Portuguesa y lo ha transformado en el Festival de Teatro de Occidente (1993), pero antes en 1992 creó la Compañía Regional de Teatro de Portuguesa.

Dios perdona

El escritor y director Paúl Salazar Rivas (Caracas, 1963) se dio el gusto, poco frecuente en el ámbito teatral, de mostrar en sendas salas caraqueñas sus espectáculos Yo soy John Lennon y Y que Dios nos perdone, producidos gracias a la Fundación Rajatabla y Producciones Pequeño Grupo, respectivamente, durante octubre y noviembre del crispado 2010.

El más reciente montaje que ha escrito y puesto en escena, se exhibe en el auditorio del Colegio Francia. En Y que Dios nos perdone propone una reflexión -como le corresponde por ser autor responsable con su época y su país- sobre qué ocurriría si la historia la escriben algunos perdedores, personas que no pudieron cumplir sus sueños. Y por eso terminó pergeñando, durante el año 2009, esta comedia, donde dos hombres y dos mujeres participan en una terapia grupal para descargar sus complejos pensamientos y lo hacen por intermedio de sus monólogos.

Los actores José Alfredo Figueroa, Jorge De Sousa, Marianela de Melo y Aura D’Arthenay dan vida precisa a los personajes respectivos de Soy un ex Menudo ¿Y qué?, Mis sobrinos o que felices éramos, Que viva el público ¿de porquería? y ¿Amor eterno?

De los cuatro monólogos, el más acabado, el que tiene mayor performance por la humanidad de su personaje, que sí logra atrapar al público, es Soy un ex Menudo ¿Y qué? Aborda ese fenómeno músico-juvenil de la década de los 80, cuando cinco jovencitos boricuas integraron el grupo Menudo, el cual tuvo altos niveles de popularidad entre las jovencitas de la época, despertando celos y hasta odio entre los chicos. Pero igualmente se convirtió en el sueño de otros adolescentes, un anhelo que guardaban en secreto: ser “un Menudo”, aspiración que obviamente pocos cumplieron. Después de 30 años, uno de esos hombrecitos de entonces, hoy cuarentón, confiesa lo que fue para él vivir con tal deseo.

Todo eso le sirve al dramaturgo para disertar sobre los sueños no cumplidos, la nostalgia por una época que no volverá jamás, y especialmente el amor, tema inacabado por ser hibrido psicológico y sexual, pócima física-mental que los humanos debemos probar sin miedo alguno, porque el Ser Supremo perdona.

Los otros monólogos habrá que degustarlos en otra oportunidad. Creemos que deben ser más trabajados con los actores en busca de una mayor teatralidad.


domingo, noviembre 14, 2010

Un Cabaret para Caracas

Producir comedias musicales en Broadway o en West End exige calidad profesional y riesgo comercial. Ese género teatral genera millones de dólares y necesita diestros artistas y además empresarios, conocedores del negocio y de todo lo que pasa en la escena, porque saben tanto como los directores y los autores. Y casi siempre les va bien.

Pero al mejor cazador se le va la liebre y en ocasiones todo falla. Las obras no atrapan al público y los medios de comunicación tienen críticos, guías para la audiencia, a quienes consultan para no malbaratar el dinero. Son momentos catastróficos en lo artístico y para el show business. La piedra filosofal que convierte en oro a los eventos escénicos no se ha descubierto todavía. No hay formulas mágicas. Y cuando el negocio con los musicales no se hace en Nueva York o Londres el riesgo es mayor porque los equipos artísticos no se improvisan en una madrugada y la inversión para tales fines tampoco abunda.

Pero en Caracas la horrible, como la llamara Simón Bolívar, el director Michel Hausmann y su productora Palo de Agua se arriesgaron, a lo largo de este siglo, y les fue bien con sus tres musicales, los cuales además mostraron en la provincia. Lograron consolidar elencos diestros que cumplieron, como Luigi Sciamanna y Armando Cabrera, entre otros.

Y para proseguir la huella de Hausmann y su empresa, el director César Sierra (nieto de los pioneros Lily Álvarez Sierra y Gabriel Martínez) se alió con el productor Carlos Audrines para realizar seis funciones de Cabaret en el Teatro Teresa Carreño, donde contabilizaron 9 mil espectadores y ahora van a Valencia, del 26 al 28 de noviembre, con cinco representaciones más. Así incrementarán el presupuesto para futuros montajes y poder dar trabajo a los artistas.

Cabaret es un espectáculo con coreografías, canciones y actuaciones ceñidas al texto que crearon John Kander, Fred Ebb y Joe Masterhoff para transformarlo en un musical, estrenado en 1967. Transcurre en Berlín, cuando el nazismo inició su siniestro periplo de 12 años, pero es optimista a pesar del ambiente sórdido y oscuro en que se desarrolla. Su mensaje global habla de la moral, de la libertad, de la búsqueda de la felicidad, del amor sin adjetivos y en su sentido más universal. Uno de los personajes dice una frase que resume el espíritu de la obra: “era como si se acercara el fin del mundo”. Pero después de esa reflexión los personajes cabareteros se atreven a cantar de nuevo y superan prohibiciones, amenazas y miserias para sacar lo mejor de la vida.

La perfecta dirección que impuso César Sierra superó escollos y lo mismo se puede señalar de algunos actores, como Luis Fernández, protagonista con su andrógino personaje de animador cabaretero, creado desde adentro y sin concesiones, secundado por la versátil Naty Martínez y el sobrio Adrián Delgado, y muy bien apuntalados por las performances de Francis Rueda y Cayito Aponte, la pareja separada por el nacionalsocialismo hitleriano. Un correcto cuerpo de baile y una precisa orquesta, comandada por Armando Lovera, completan el elenco profesional de este fino y aleccionador montaje antifascista.

Y como colofón, debemos resaltar que difícilmente la última escena de Cabaret se podrá olvidar. Ahí estaba el amanerado animador del antro berlinés mostrándose ante el público para despedirse, cubierto por una batola de rayas blancas y grises, adornada con la amarilla estrella de cinco puntas, para después dar la vuelta y avanzar, sin titubear y convencido de su destino, hacia los enceguecedores reflectores del campo de concentración donde los nazis se disponían a exterminar a los judíos. Aquello fue un puñetazo en el plexo solar, como para no olvidar jamás que la realidad siempre será más amarga que la ficción de ese espectáculo exhibido en Caracas y de su memorable factura artística venezolana.

Se ha avanzado mucho en el desarrollo teatral nacional pero todavía nos faltan más autores comprometidos con los momentos que se viven y capaces de crear metáforas escénicas como la de Cabaret: un salón para estimular todos los sentidos donde además se advierte que el amor y la libertad no se negocian ni se venden…pero por ellos hasta la vida se puede sacrificar con plena satisfacción.


"Chat" rescatado por Wicho

Chatear o charlar por Internet es fácil si se tiene una computadora o una laptop con conexión a la Web, aunque algunos teléfonos celulares permiten hacerlo por vía inalámbrica. Pero ese mágico acto de charlar escribiendo y además ver la(s) persona(s) con quien(es) se dialoga –el videochat satura la comunicación a niveles inauditos- replantea aspectos preocupantes e incluso peligrosos o quizás excitantes para los usuarios, pero no por culpa de los instrumentos electrónicos utilizados sino porque algunas personas los aplican con aviesos fines.

Y no estamos haciendo predicas moralistas, sino recordando que la maldad anida en los humanos y aprovecha de cierto anonimato que otorga el chateo o el videochat. Aunque en algunos países ya existen leyes y reglamentaciones para controlar y hasta castigar tales abusos, el demonio del chat siempre hace de las suyas y termina por darle un tinte siniestro a las noticias que cunden como consecuencia de tales excesos.

Mágica ventana

Para glosar los peligros que asechan a los usuarios del chat o del videochat, el dramaturgo Gustavo Ott (Caracas, 1963) dio su voz de alerta sobre los excesos que se cometen y los daños irreversibles, dañinos o letales que puede ocasionar a las comunidades. Y escribió la pieza Chat, estrenada en el Teatro San Martín de Caracas por Luis Domingo González, durante la temporada 2009.

Ott con su Chat no es otro Savonarola ni propone un neotribunal de la Inquisición que persiga y castigue a los que se excedan con la Internet, especialmente los que usan el chat o el videochat para transmitirse contenidos que van desde conductas eróticas o quejas existenciales, así como simples informaciones vinculadas con gustos, disgustos o regustos sobre todos los temas posibles o imaginables y, más frecuentemente, fútiles asuntos íntimos o privados. ¡Es una mágica ventana que puede superar y negar por horas la soledad o la incomunicación a millones de ansiosos seres humanos!

Chat hace énfasis en ocho historias de internautas que pretendieron resolver sus cuitas existenciales y lo que hicieron fue complicarse la vida o perderla incluso, al caer en trampas malévolas generadas por la perversión. Es un thriller que va desde la saga de una mujer ansiosa por emigrar a Estados Unidos y se hunde en la trampa que le tienden perversos “coyotes” en la frontera mexicana. Enseña las veleidades del pervertido que atrae muchachos y muchachas para saciar sus bajos instintos y los otros de más arriba. Muestra la angustia del adolescente empeñado en vengarse de sus compañeros de estudios y por eso urde y ejecuta un asesinato múltiple en su colegio. Revela como enrolan a idiotas útiles para conspiraciones subversivas de extremistas religiosos. Y enseña los engaños en que caen los ansiosos de tener descendencia aunque sea postiza. No inventa nada, plasma una serie de situaciones que han ocupado páginas de periódicos y espacios de otros medios informativos, además de nutrir argumentos fílmicos. En síntesis, exhibe una escala de la cara obscura o el lado nefando de esa novedosa aplicación de la Internet, pero la culpa no es del instrumento sino de quienes lo utilizan.

Chat, sin lugar dudas, es una acerada pieza de ocasión, preciosa y oportuna, como el mejor teatro periodístico al estilo del brasileño Augusto Boal, que debe ser convertida en guión de cine, porque su temática y argumentación novedosas rompen las reglas milenarias del teatro. En formato audiovisual puede lograr efectos y catarsis que jamás se obtendrán en un escenario, donde la imaginación del espectador siempre estará en deuda con la propuesta del autor.

De Madrid a Caracas

Hay que recordar que la primera puesta en escena de Chat, adelantada por Luis Domingo González estuvo muy por detrás de la fuerza y la veracidad del texto, a pesar que los actores hicieron lo imposible para crear complejas situaciones, llevar el ritmo y construir personajes episódicos y además atrapados por esa telaraña del ciberespacio. Un trabajo más prolijo con precisos y definidos elementos de utilería habría ayudado más al disfrute del espectáculo, que fue una lectura dramatizada con apoyos, más nada.

Quedó Chat a la espera de un montaje con "todos los hierros" y las computadoras y demás elementos de la parafernalia de la Web para materializar una realidad escénica que siempre será mínima ante la verdad de ese problema que se agiganta día a día, y cual solo el cine o la televisión están en posibilidad de macerar para espectadores, consumados y hasta desprevenidos chateadores.

Y nuestro anhelo se hizo realidad. El ex rajatabla Luis “Wicho” Garván, instalado desde los años 90 en Europa, y líder de la Compañía El Globo Teatro, utilizando la Internet se apoderó del texto de Ott y lo mostró durante el pasado febrero en Madrid, con rotundo éxito de público y asombro de la crítica.

Ahora lo trajo a Venezuela para una gira por varias capitales regionales y finalmente se mostró en el Teatro San Martín, dentro de la programación del evento Escena Internacional, organizado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Ahí. Garván con actores como Germán Varone, Luciana Conti, Lisandro Caligaris y Cecilio Murillo demostró que todavía el teatro es un medio adecuado para transmitir lo que propone Chat. Lo hicieron apoyándose en oscuros barriles de petróleo, transformados en computadoras o diversos elementos escenográficos, usando además video proyecciones con los rostros de los personajes chateadores. Con, las imágenes reales y las fisionadas se apoderan de la escena y con ritmo alucinante lograron crear ese fantástico mundo de la Web donde todo es posible, incluso hasta la muerte, materializada en desopilantes imágenes.

Un espectáculo digno de la propuesta teatral del autor, donde los actores son fundamentales, quienes gracias a la mínima tecnología aplicada redondean la propuesta del director “Wicho”, que ha demostrado como avanzó y ahora no se puede detener porque vive en Europa de su trabajo artístico. Felicitaciones a todos los comediantes involucrados, en especial al polifacético Germán Varone.

Aprendices de brujos

Para festejar la ciencia aplicada a la exaltación de las cosas buenas de la existencia humana, porque la vida, a pesar de sus malos ratos, debe ser siempre una fiesta para la inteligencia y los cuerpos donde anida, Ott escribió Chat, basado o inspirado en la Web, que precisamente cumple 21 años de haber sido puesta en marcha, gracias a esa fantástica idea del científico Tim Berners-Lee (Londres, 1955), para crear ese mágico espacio donde se pueden intercambiar informaciones a partir de los lenguajes HTML (HyperText Markup Language) o lenguaje de etiquetas de hipertexto; el protocolo HTTP (HyperText Transfer Protocol); y el sistema de localización de objetos en la Web URL (Uniform Resource Locator). Pero Chat no es una cartilla sobre la Internet y sus lenguajes, es una reflexión escénica sobre las aplicaciones de ese hecho que ha colocado en las manos de los internautas todo un mundo de conocimientos. Una aplicación de la ciencia al servicio del hombre, aunque en ocasiones esos inventos ayudan a que se incinere, porque los humanos siempre seremos aprendices de brujo, unos desesperados empeñados en competir con Dios o, incluso, hasta en destruirlo.


martes, noviembre 09, 2010

Teatro gratis o cobrando

Siempre tenemos que repetir lo mismo, por si acaso hay lectores nuevos. En diciembre de 1992 nos propusimos iniciar la compilación de una serie de apuntes útiles para la historiografía del teatro venezolano, con miras a realizar no sólo un trabajo de mayor investigación sino también pensando en la utilidad de esa información para los trabajos cotidianos de periodistas y estudiantes de arte escénicas, además de servir como fuente de documentación para artistas o cultores o cultoras involucrados en este interesante e inédito proceso cultural, político y económico que vive Venezuela desde 1999.

Iniciamos, pues, ésta aventura editorial con un gran reportaje sobre lo que había sido la vida y la obra del fundador del grupo Rajatabla y el creador de los caraqueños festivales internacionales de teatro. Se hicieron tres ediciones de Carlos Giménez/Tiempo y Espacio y después, en 2003, salió Carlos Giménez/Antes y después para recordar los diez años de su fallecimiento. Y ahora para completar los primeros 24 textos tenemos Teatro 2010, dedicado a la primera actriz Aura Rivas en ocasión de la exitosa pieza Arráncame la vida, de Elio Palencia, que ha presentado con el joven comediante Frank Silva, bajo la dirección de Román Chalbaud. Y en la contraportada aparece Actos indecentes. Los tres juicios de Oscar Wilde, escrita por Moisés Kaufman, quien la dirigió conjuntamente con el también artista venezolano Michel Hausmann.

Para este Teatro 2010 hemos compilado, como en los anteriores, nuestras entrevistas, trabajos especiales, crónicas y críticas sobre una temporada que permitió conocer a más y nuevos artistas por la gestión de las tres salas que, con entrada libre para el público, administra la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte) y a la solidificación del teatro comercial, ese que cobra las entradas a los espectáculos. A nivel de temporada (septiembre del 2009/agosto de 2010), el teatro osciló entre lo gratuito y lo pagado, sin que eso afectara los contenidos ni la calidad de las propuestas artísticas, ya que el teatro o está bien hecho o fatalmente logrado, y los espectadores, gratuitamente o pagando, lo ven y lo aplauden o lo rechazan.

También hay que subrayar que gracias a nuestro blog (http://elespectadorvenezolano.blogspot.com) la mayoría de los textos de esta publicación han sido difundidos, dentro y fuera de Venezuela.

Seguiremos, pues, publicando en la prensa capitalina venezolana y en nuestro blog, o en una pagina Web, para colocar ahí además nuestras publicaciones, con lo cual el teatro criollo tendrá mayor difusión. Ese será ahora nuestro norte.



sábado, noviembre 06, 2010

La parábola de Lennon

En aquellos tiempos, el compositor e intérprete John Lennon nunca conoció a Caracas, pero en Nueva York, el lunes 8 de diciembre de 1980, sí dialogó con un cuarteto de emigrantes latinoamericanos, entre quienes estaba el venezolano Juan Lenguado, e intento cambiarles la vida. Trató de enseñarles que para triunfar hay que creer en uno mismo y nunca pretender ser como aquel personaje famoso, casi siempre, para alcanzar una meta anhelada. Reiteró que no hay recetas o formulas mágicas para alcanzar el triunfo en los negocios, o en el amor, y que el éxito había que conseguirlo o trabajarlo uno mismo y no pensar jamás que esta ahí como un libro esperando que lo abran o agazapado en una pastilla que al ser ingerida daría lo que se buscaba. Y, quizás, lo más importante de ese discurso del legendario personaje, es que se debe ser siempre leal con uno mismo y nunca violentar nuestros principios éticos y morales para obtener eso que después causará bochorno y asco a su protagonista.
Lennon recomendó no ceder jamás en la lucha y mantenerse siempre en la resistencia constante o sumergirse también en la resilencia, esa paciencia infinita para no desfallecer en los malos momentos y sacar fuerzas de donde no la tuvieran para continuar la lucha, para no dejarse vencer por las adversidades.
Una predica muy bonita, muy para las décadas finales del siglo XX, cuando la humanidad no había aún entrado en ese túnel sin final cuyas únicas luces son la desmoralización y la corrupción globales, con pocas excepciones, de aquellas sociedades que predican la paz mundial pero fabrican artefactos capaces de destruir al planeta y hacen guerras para vender armamentos y/o crean virus para enfermar a las naciones y mercadearles después las medicinas no para curarlas sino para hacerlas sus clientelas a perpetuidad, al mismo tiempo que demuestran que todo se puede comprar o vender. Y para aquellos que todavía rechazan tanta podredumbre y no tienen paz en sus consciencias ofrecen y expenden drogas sicotrópicas como el panacea para alcanzar el sosiego y algo más.
Ficción teatral
Por supuesto que ese discurso tan hermoso, o tan “comeflor”, de Lennon con los latinos en Nueva York nunca se dio. El legendario artista jamás visitó a los cuatro emigrantes, ya que nunca los pudo conocer y porque a las diez y media de la noche de ese aciago lunes un fanático enloquecido lo mató al llegar al portón del edificio donde vivía en Nueva York, precisamente porque la humanidad necesitaba otro tipo de seres humanos, menos honestos y no tan auténticos y verdaderos amantes de la paz. ¿Otro Cristo de la modernidad?
Venían tres décadas donde se ha predicado la paz pero haciendo la guerra, hemos vivido una época, donde, como dice Mario Vargas Llosa, “es difícil saber qué cosa es importante, qué cosa es superficial, qué cosa es un gran artista, quién es un gran embaucador, porque la frivolidad ha entrado y ha distorsionado completamente las tablas de valores”. Todo lo contrario de lo que proponía Lennon, artista que sabía bien lo que hacia y por eso anticiparon su final.
No sabemos que pasó con el desesperado abogado Juan Lenguado, ni con quienes lo acompañaban: el mediocre mimo colombiano Ricardo Estrada, el bonzo mexicano Gregorio Hacendado, ni tampoco el trepidante argentino Pablo Marcano. Todos ellos, agobiados por el asesinato de Lennon, lucharon un tanto en esa inmensa tienda por departamentos que es Nueva York y lo más seguro es que estén en alguna parte, a cambio de vender sus almas a quienes se les hayan comprado. También pueden haberse salvado y por ahí deben estar rumiando sus frustraciones…pero felices con lo poco logrado y sin deberle nada a nadie.
Ellos no eran reales, eran los personajes de la obra Yo soy John Lennon, la comedia dramática, con música e imágenes, que su autor Paul Salazar Rivas ha montado y exhibe en la sala Rajatabla, como parte de la programación de la institución para festejar sus 40 años de vida útil para el teatro venezolano, emblemática agrupación que ahora precisamente hace equilibrio en la cuerda floja para no caer y fracturarse.
Yo soy John Lennon no es una predica directa contra el Establecimiento. No, nada de eso, es una inteligente invitación para que el público vea, compare y saque sus propias conclusiones, porque el autor, un venezolano de 43 años, está proponiendo que sólo el amor, la amistad y la perenne lucha para cumplir los sueños, sin prostituir el alma y el cuerpo, son básicos para sobrevivir en estos tiempos crispados que vivimos.
El montaje
El espectáculo, con ritmo siempre en ascenso, muestra a cuatro hombres que viven un desesperado ataque de nervios. Tres están indocumentados y solo uno los puede salvar, porque tiene sus papeles en regla, pero este, a su vez, tiene un conflicto existencial con su patrón, el abogado Strawberry, quien pretende obligarlo a que cometa un “acto inmoral” que Juan Lenguado rechaza rotundamente, por lo que entra en crisis y enloquece para asumirse como John Lennon y en medio de ese delirio, tan cómicamente teatral.
El ritmo del montaje, en medio de una atmosfera de nostalgia por los efectos de la música, se transforma en desopilante por la habilidad histriónica de los intérpretes, pero en especial por las excelentes performances de Gabriel Aguero y Rafael Marrero, secundados por los precisos Jean Carlos Rodríguez y Abilio Torres. Y ahí es cuando se les aparece, en el apartamento donde viven, nada menos que el legendario ex Beatle en compañía de su Yoko Ono (los creativos Elvis Chaveinte y Rossana Hernández) y ahí se desencadena esa parábola de Lennon, cuando les lanza su prédica final.
Es un espectáculo deliciosamente amargo y un tanto triste por la verdad de lo que ahí se plasma. Obtenido con el convencido aporte de sus actores y el esfuerzo de su autor-director, además del solidario equipo de técnicos y productores, con Francisco Alfaro, Pepe Domínguez, Gerardo Luongo y Ángel Pájaro, entre otros.
Música e imágenes
En Yo soy John Lennon, que es una comedia dramática con música e imágenes, en videos y fotografías sobre The Beatles, se utilizan estos temas compuestos por Lennon: “Happy Xmas”, “Mother”, “Imagen”, “Mind Game” , “God”, “Twist And Shout” (Phil Medley y Bert Russell/cantado por Lennon), “A Hard Day’s Night” (Lennon / McCartney), “I Want To Hold Your Hand” (Lennon /McCartney), “Lucy In The Sky with Diamonds”(Lennon/McCartney), “All you need is love” (Lennon / McCartney), “Le it be” (Lennon / McCartney), “Revolution” (Lennon / McCartne)y “Give Peace a Chance” (Lennon/McCartney). Las fotografías fueron sacadas de Internet y de otras fuentes, porque el objetivo eran imágenes de Lennon y Yoko Ono, y algunas de Lennon en su época Beatles, y otras de Paul, George y Ringo. Los videos de la vigilia que se instaló frente al edificio Dakota, en la calle 72 West, de Nueva York, luego del asesinato de Lennon, son de la película “Imagen” y de “USA vs. John Lennon”.

La Ola se trasnocha

El Trasnocho Cultural lleva nueve años sirviendo a la comunidad del teatro con sendas salas que funcionan de martes a domingo. Por ahí han pasado respetables espectáculos profesionales y el público ha respondido muy satisfactoriamente, pues ha pagado sus boletos y así los artistas y la empresa exhibidora han satisfecho sus proyectos. Y, además, la mejor prueba de lo positivo de su labor gerencial es que la institución también promueve incuestionables montajes de depurada calidad, tal como La Ola, estrenada en el Espacio Alterno, la cual ahora ingresó al Teatro Trasnocho, en el horario de las 8:00 PM; pasó de 120 sillas a 310 butacas, para satisfacer más espectadores. Una vez más, como enseña el proverbio turco, “los perros ladran, pero la caravana avanza”.
La Ola está basada en una película germana, creada a partir de la novela de Morton Rhue (1981) e inspirada en un siniestro y antiético experimento de control social, adelantado por un profesor del Cubberley High School de Palo Alto, California (1967). Con ella se logra demostrar que sí es posible crear una autocracia similar, o peor, que la instaurada por Adolfo Hitler, entre 1933 y 1945. Eso se consigue si a una sociedad se le manipula con la disciplina, el culto al líder y otros artificios para controlar sus ambiciones o gustos o depurar sus culpas.
Según la versión que firma y protagoniza Basilio Álvarez, La Ola transcurre en un instituto de bachillerato, donde al profesor Zelko Rainer se le ocurre hacer un práctico experimento para explicar a sus alumnos como brotan y funcionan los gobiernos totalitarios. Así comienza un juego, altamente pedagógico, sobre la razón y la sin razón de la autocracia, el cual culmina con resultados trágicos. En apenas unos días, lo que se inició como una serie de ideas inocuas que taladran el cerebro de los adolescentes, a quienes, por la disciplina y el sentimiento de comunidad que les inculcan, les cambian sus conductas sociales hasta convertirlos en protagonistas de un movimiento juvenil. Al tercer día, esas humanas cobayas comienzan a aislarse y amenazarse entre sí. Cuando el conflicto finalmente degenera en violencia, el profesor decide detener la experimentación, pero es demasiado tarde. “La Ola”, como ellos denominan a su extraña secta, se ha descontrolado y las armas hacen su letal labor, para demostrar, otra vez, que los humanos son manipulables y fáciles para hacerlos jugar a la guerra entre ellos o con los vecinos.
El texto que el director Armando Álvarez convierte en desopilante espectáculo –ahí lo audiovisual tiene su parte aleatoria- gana, en fuerza y en verdad escénica, gracias al juego actoral del elenco ahí convocado, donde intérpretes como Basilio Álvarez, Catherina Cardozo, Juan Carlos Ogando, Alejandro Díaz, Rogers Lombano, Teo Gutiérrez, Josette Vidal y Alexandra Malavé, hicieron evocar montajes memorables como el rajatablino Tu país está feliz y Contratanto, espectáculo argentino que se vio en el otrora Ateneo de Caracas. Ahora hay en la escena del Teatro Trasnocho otra maravillosa generación de comediantes aptos para el siglo XXI.

miércoles, noviembre 03, 2010

Colombia disfruta desnudo teatral

En Caracas causó un discreto escándalo por la desnudez de sus actores y de repente saltó a Bogotá y ahora recorre otras regiones de la geografía colombiana. Se trata de la pieza teatral Al natural del dramaturgo José Vicente Díaz Rojas (Caracas, 1967).
Este escritor, que además es periodista, aún no sale de su asombro por el éxito de publico alcanzado con Al natural, en Caracas y Colombia, aunque advierte que el nudismo-naturismo es la temática, poco común, de su obra, una comedia, con una pequeña dosis de drama, donde se abordan situaciones referentes a ese “maravilloso estilo de vida”, por que lo abundan los desnudos, muy bien justificados y exentos de chabacanerías y vulgaridades.
En Al natural, Renato es un nudista-naturista que busca que su posada Playa Cristal sea certificada como naturista por la Asociación Mundial Naturista. Pero su hermano Alí ambiciona convertirla en un resort. Por una confusión y aprovechando que no se veían desde hacía años, él se hace pasar por el representante de la asociación para inspeccionar la posada y a escondidas, sabotearla. Él y su amigo Éver se ven obligados a practicar nudismo-naturismo. Éste se enamora de Arelys, la socia de Renato, y desiste del plan. Alí continúa adelante, pero tras vivir situaciones jocosas, disparatadas y dramáticas, comprenderá que los afectos están por encima de los negocios.
-¿Cuál es el origen de Al Natural?
-En 1986 tuve oportunidad de ver la obra Lección de anatomía de Carlos Mathus, en el Teatro Las Palmas, y en 1987, Oh! Calcutta!, en el Teatro Los Cedros. Desde esos momentos me nació la inquietud de escribir algo similar, que fuese atrevido o polémico, pero de buen gusto. Esa inquietud permaneció latente, hasta que una me nació la curiosidad de saber más sobre ese maravilloso estilo de vida que es el nudo-naturismo. Siempre me había llamado la atención y la herramienta fue la Internet, que me dio acceso a mucha información sobre la materia. Buscando y buscando, llegué al grupo nudo-naturista Empelotados de Chile. Me afilié, y me metí en el chat. De esa forma interactué con personas que practicaban ese estilo de vida.
“Por ese tiempo, 2005, el grupo chileno tenía proyectado, como actividad cultural, presentar una obra de teatro de contenido nudo-naturista. Al saber que yo era guionista, uno de los miembros me encargó que la escribiera. Desde ese momento, investigué profusamente y descubrí datos interesantísimos. Definitivamente ahí me declaré nudo-naturista. Creo que eso estaba latente en mí, y con la obra, pues, se manifestó. Comprendí que ese tema me permitiría escribir mi texto atrevido o polémico, pero de buen gusto. Redacté un esbozo de sinopsis. Se la envié a los miembros del grupo, a quienes les gustó. Pero la idea de montarla, no prosperó. De todos modos ellos me dieron la libertad de proponérsela a grupos teatrales. Meses después, un grupo nudo-naturista argentino, enterado de la sinopsis, me solicitó que la desarrollara, porque algunos de sus miembros deseaban montarla. Hubo interés, pero tampoco se concretó. Así que el proyecto quedó en el aire, aunque no por mucho tiempo”.
“En el 2008 tomé la iniciativa de desarrollarla por mi cuenta, a ver qué pasaba. Aprovechando toda la información recogida, pues, me lancé a la tarea de escribir Al natural. Mentalmente esbozaba la historia. Le quitaba y le agregaba. Hubo como dos versiones. Confieso que me preocupaba un poco el hecho de que los actores actuaran desnudos, por el asunto de si se encontraban o no. Pero seguí adelante. El que no arriesga… Hice la diagramación, la engaveté por unos días, y luego me lancé a la escritura. Un amigo chileno, Jhony, aportó datos valiosos para la escena del ritual en la naturaleza, que realiza el personaje de Renato. Realicé un borrador a mano, lo engaveté para que se “fermentara” por unos días. Luego lo revisé y lo transcribí en la PC. Una vez concluida, comencé a moverla entre grupos teatrales, tanto locales como foráneos. Envié algunas hojas como muestra para que tuvieran una idea. Algunos respondieron que la leerían, otros ni eso. Hasta se la hice llegar a Juanjo, el administrador del portal Lugares Naturistas, de España, para que la leyera y me diera su punto de vista, como nudo-naturista que es. A él le gustó. En seguida me apoyó. Le dedicó una reseña en su web, a modo de promoción, lo cual le agradezco muchísimo”.
“Ya a finales de 2008 se la envié a Carlos Roa, amigo, y además, productor de teatro y actor. Luego seguí moviéndola, pero el interés no se concretaba de manera contundente. En abril de 2009, Carlos me preguntó si la obra había sido montada, ya que le interesaba, dado su argumento y estética. Como un dato curioso y cómico, me recalcó: "No te prometo nada, es un propósito algo vago".Y "el propósito algo vago" fue tomando cuerpo poco a poco. Interesó a otro productor teatral, Leonel Guzmán Monteverde, y a la sala Teatrex, que tenía un horario destinado a presentar obras transgresoras, pero de buena calidad, viernes y sábados, a las 11:45 de la noche. Al natural encajaba perfectamente ahí. Luego vino la selección del elenco y del director, José “Pepe” Domínguez, muy reconoció por sus montajes con el grupo Rajatabla. Costó un poco conseguir a las actrices, ya que implicaba que debían actuar totalmente desnudas en casi toda la obra. Leonel y Carlos convencieron a dos. Pero una renunció por presión familiar, y otra por un compromiso profesional. De nuevo había que hacer contactos”.
“Con los actores no hubo tantos problemas. Sólo el personaje de Éver provocó cierto dolor de cabeza, ya que los candidatos se asustaban por el asunto de actuar totalmente desnudos. Sin embargo, contacté a Pablo Andrade, un joven actor muy talentoso, que nos dio el “sí”. No obstante, no pudo continuar, ya que estaba comprometido con otra obra de teatro y le resultaba muy complicado afrontar ambos proyectos.De nuevo Éver estaba sin actor. Finalmente Leonel y Carlos contactaron a Gerardo “Chino” Briceño, otro joven y talentoso actor, que aceptó el reto de actuar totalmente desnudo. También ellos consiguieron a las valientes actrices que hacían falta: Adriana Pabón y Eliana Terán. Ambas excelentes y con talento desbordante”.
Finalmente el elenco quedó integrado por Adriana Pabón, Eliana Terán, Carlos Roa, Gerardo “Chino” Briceño, Jean Carlos Rodríguez, Marco Rodríguez, Johnny Torres, y Ángel Pájaro, como cover. Las coreografías son Luis Miguel Sánchez y la asistencia de dirección fue cubierta por Rossana Hernández”.
“Carlos abrió un grupo de Facebook para la obra, y en cuestión de pocos días se sumaron 400 personas, cifra que siguió en aumento. Sin duda la temática provocaba interés y curiosidad. Hubo cambios en las asignaciones finales de algunos personajes. Jean Carlos se quedó con el de Éver; mientras que Gerardo con el de Renato. Los ensayos “al natural” se realizaron en el Laboratorio Teatral Ana Julia Rojas, por tratarse de un lugar íntimo, y adecuado para las condiciones en que debían estar los talentos”,
“Sobre el montaje, surgieron varias opciones. Pepe, Leo y Carlos se fueron por lo más sencillo y práctico. Algunos troncos, una mediana pared hecha con ramas, y varios cubos de madera, que hacían las veces de asientos. Al comienzo de la temporada se le agregó una luna llena, que no estuvo el día del estreno, Y así llegó el 20 de noviembre, día en que se presentó la primera obra teatral venezolana de temática nudo-naturista: Al natural”.
-¿Por qué acentuó la temática de desnudo actoral?
-Porque la historia se desarrollaba en una posada nudo-naturista. No me hubiera parecido idóneo que elenco hubiese salido con mallas color carne para asemejar la desnudez. Además, que la obra lleva ese mensaje de que la desnudez en sí misma no es mala, sino algo natural normal. Nacemos desnudos. Si la desnudez carece de alguna intención morbosa, no debe ser recriminada o fustigada. Además, había que hacerle honor al título de la obra… Al Natural.
- ¿Qué comentarios ha recibido del público y de los actores?
-Gracias a Dios, la mayoría del público nos ha apoyado. Hubo uno que otro desubicado que comentó que con Al natural llegaba la pornografía al teatro. ¡Habrase visto! No sé dónde la detectó, porque el único gesto de intimidad que existe es un simple beso seco en los labios de Éver y Arelys. Un grupo religioso muy conservador llamó a Teatrex para pedir que suspendieran la obra. Cordialmente se le invitó a que asistieran a una función, y así comprobaran que no había nada pecaminoso. Pero no hubo respuesta.
“Mucha gente del público se divirtió, y a la vez, reflexionó sobre el significado de la desnudez en la gente. Además, se logró otra cosa, y que era mi objetivo: erradicar las ideas equivocadas o retorcidas que algunas personas tienen sobe el estilo de vida del nudo-naturismo y difundirlo. Se puede leer algunas opiniones de quienes asistieron a la obra, en este link: http://www.nudistasvenezolanos.org/index.php?cons=27.
"Los actores disfrutaron el actuar totalmente desnudos. Obviamente, que al comienzo estuvieron un poco cortados, pero a la larga se acostumbraron. Llegaron a experimentar una notable sensación de libertad. Como autor me complace que ellos se hayan sentido a gusto".
-¿Cómo llegó la pieza a Colombia y cómo han sido las relaciones con ese elenco?
-Fue un hecho bastante curioso. El sábado 6 de marzo de 2o10 estaba viendo, por Caracol Internacional, el programa Sábados felices. Allí presentaron, como jurado del concurso de cómicos, a una actriz que para ese momento actuaba en un teatro, en Bogotá. Capturé el título, y lo busqué por Google, para ofrecerle Al natural al productor. Uno nunca sabe…Llegué a un portal de entretenimiento, en la que aparecía el afiche de la obra de la actriz, y más abajo descubrí que se titulaba El beso de Dick, el cual exhibía atrevidos y estéticos desnudos. En seguida pensé que de repente le podría interesar Al natural. La agrupación era Teatro Barraca. Investigué por Google sobre Teatro Barraca, y llegué hasta su portal. Leí sobre su filosofía de trabajo, y decidí arriesgarme. Se caracterizaban por presentar obras atrevidas y polémicas. Les envié un e-mail ese mismo día con la información de Al natural, y el domingo 7 de marzo, me respondieron positivamente: “Nos interesa su proyecto y deseamos llegar a un acuerdo”.
“De ahí vino la lectura del texto, la selección del elenco, y los ensayos. ¡Todo fue vertiginoso! Por cierto, que entre los actores trabaja un paisano: Jesús Zambrano. El elenco está compuesto por gente muy joven, pero con un talento súper desbordante o ¡Muy bacana!, como dicen ellos”.
“El primer elenco lo integran:: Leticia Moreno, Jesús Zambrano, Alex Cárdenas, Fabián Rico, Mónica Orjuela, Carlos Andrés Vega, Leslie Holguín, Juliana Meza, Jaime Benítez, Juan Andrés, Leo Argento, Carlos Grande del Gallego (participó en la telenovela Rosario Tijeras), y Daniel Cortés. Algunos actuaron en la temporada en Bogotá; otros en la gira por el interior”.
“La relación con el elenco es bacana, como dicen allá. A todos los tengo incluidos entre mis amistades de Facebook. Si consigo algún material de la obra en algún portal, lo subo a mi perfil, y los etiqueto a todos para que tengan acceso. Además que eso les sirve de currículo. Todos están felices con actuar ahí, y me agradecen haberla escrito. Esto me pone en un compromiso, ya que no debo defraudar”.
-¿Hasta van a llegar con ese montaje colombiano?
.Daniel Galeano me envió datos sobre el montaje. Estuvieron desde junio hasta agosto en la sala de Teatro Barraca, con capacidad para 70 personas e hicieron temporada todos los jueves, viernes y sábados, a las 8:00 p.m. Los primeros meses además tuvieron tres funciones extras para nudo-naturistas a las 6:00 p.m. Asistieron los miembros del grupo Nudistas de Bogotá. Estuvieron exhibiéndose durante una semana en septiembre por la celebración del primer año de la sala de Barraca, aunque llevan 15 años de labores.
“Salieron de gira y en Barrancabermeja, que es un pueblo, hicieron una función para 700 espectadores; en Medellín hicieron siete funciones para no menos de 4 mil espectadores, aproximadamente. Ahora viene la temporada de cierre en Bogotá, en La Baguette du Chef, un famoso restaurante, que tiene obviamente una sala de teatro. Estarán los jueves y los viernes. Además, viene una temporada en Barranquilla, la primera semana de diciembre. Han estado en las principales ciudades de Colombia. Falta sólo Cali. Además el grupo está invitado a presentar Al natural en Miami. Falta la confirmación.
-¿Hechos curiosos?
-Si, me cuentan que había personas excitadas en las funciones para naturistas, pero eso es normal. Estos grupos aquí tienen un control muy fuerte con sus participantes y antes de cada función se hacia una especie de taller donde se sensibilizaba a los espectadores.
-¿ Le están pagando los derechos?
Así es. Ya me cancelaron una mitad del monto. Falta la otra.
-¿Qué viene después, especialmente si se montará en Caracas de nuevo?
-Por el momento no hay nada concreto en Venezuela. Es muy difícil conseguir sala por el tema de los desnudos tan obvios y prolongados. Muchas de las salas son del gobierno (tipo Celarg), de bancos (Corp Banca), de instituciones educativas (Colegio Francia), de clubes familiares (Theater Club), y todas ellas tienen peros con el espectáculo. Nos quedan Escena 8 y repetir en Teatrex. Pero hay que hacer cola. Trasnocho está negado a espectáculos de este tipo, un prejuicio lamentable, porque la pieza no puede ser más sanota y más elegante. Quizás si encontráramos una sala alterna, tipo bar o discoteca podría darse otra temporada. Ahí sí creo que haya alguna posibilidad. Ojalá esta entrevista sirva para llamar la atención de alguna de ellas.