sábado, junio 18, 2016

Susana Duijm ingresó a la eternidad

A los 18 años se ganó  el Miss Mundo,
A las jóvenes les digo que estudien, que tengan una carrera, que esto del modelaje es una cosa efímera. La belleza se acaba más rápido que el conocimiento”
Palabras lapidarias de Carmen Susana Duijm Zubillaga (nacida en Aragua de Bercelona,Venezuela, el 11 de agosto de 1936).Fue la primera latinoamericana en ganar el concurso internacional "Miss Mundo" en 1955. Anteriormente fue elegida "Miss Venezuela 1955", semifinalista en el concurso "Miss Universo"  1955 en Long Beach, California, Estados Unidos. Hoy, 18 de junio, ha   fallecido, tras una operación por un ACV. En una clínica de Porlamar, estado Nueva Esparta. Ingresó, pues, a la eternidad, como también se dijo cuando falleció Evita Perón, inolvidable dama argentina.
Duijm trabajó en programas televisivos de TeleCaribe, programas radiales y en varias telenovelas de Venevision y en una de RCTC, en 2005. Trabajó como actriz de teatro en México en la obra  Las razones de Susana  y la trilogía  El Norteño  junto al actor Antonio Aguilar, ya   fallecido.
Fue la primera venezolana que figuró en la portada de la revista francesa Paris Match, el 5 de noviembre de 1955, que incluía un reportaje extenso acerca de ella durante su paso por Paris después de haber ganado el Miss Mundo 1955. Sirvió de modelo para el famoso diseñador Oleg Cassini y fue peinada por Alexander, el más reconocido estilista de la época.
 Cuando cumplió 78 años, el diario Panorama, de Maracaibo, le hizo una extensa entrevista por los 60 años de haber sido coronada como la primera Mundo venezolanaAquí reproducimos fragmentos de las palabras de esa hermosa mujer, a quien pudimos tratar en las redacciones de El Mundo y Últimas Noticias, años ha.
“Tenía 18 años cuando entré al Miss Venezuela. Jamás me imaginé que iba a ser reina de belleza porque en esa época concursaban solo muchachas de la alta sociedad, y yo apenas estaba empezando a trabajar como recepcionista. Me descubrieron en una parada de autobús, un señor y dos señoras siempre me decían que tenía porte de miss. Vivía en Colinas de Bello Monte, en Caracas. Fue como el cuento de la Cenicienta. Me convertí en la primera Cenicienta del Miss Venezuela. Me vestía con ropa prestada. No tenía los medios para ir con ropa diferente para los cocteles. Los mismos organizadores del Miss Venezuela pensaban que yo no tenía chance. Pero fui un batacazo total. En esa época la belleza venezolana era la de una mujer llenita, con una cinturita, unas caderotas y yo era todo lo contrario. Yo era flaca, alta. 
El día de la elección el 9 de julio de 1955 el jurado decidió, en el Hotel Tamanaco, que fuera el público el que votara, así que gané contra todo pronóstico gracias a los aplausos de la gente. El primer premio era un carro 0 kilómetros y no me lo dieron, tampoco me entregaron una cesta full de cosméticos. Me negrearon como quien dice (risas). Lo único que me dieron fueron algunos trajes, pero digamos que eran sencillos. 
Ya la otra candidata tenía pasaporte y todo, hasta nos enteramos a través de un modisto que tenía la ropa del viaje mandada a hacer, pero se quedó con los crespos hechos. Yo no tenía ropa de diseñador pero con una costurera le supimos sacar provecho a mi figura con un traje ceñido al cuerpo.
Unos días después viajé al Miss Universo en Estados Unidos y por primera vez una venezolana quedó entre las semifinalistas. Allí me vieron los organizadores del Miss mundo y me invitaron a participar.
 Viajé a Londres completamente sola. Me las tuve que arreglar con unas cuñas que había hecho para el pasaje y para defenderme por allá. Después todos me decían, yo sabía que ibas a ganar.  Llegué a Londres con 15 días de anticipación porque me equivoqué de fecha, y allí estaba yo, llorando, con mis maletas en el aeropuerto sin conocer a nadie.
Le había dado un dinero a un señor que siempre estaba en la plaza Bolívar (Caracas), para que enviara un cablegrama avisando mi fecha de llegada, pero como que se agarró los reales y nunca lo hizo. Un señor me vio llorando y se acercó a preguntarme qué me pasaba. No tenía ni idea de que se trataba de un periodista. Amablemente me ayudó, me explicó que me iba a hacer unas fotos y al otro día ¡salí en la primera página! Recuerdo el titular: Belleza latina perdida en la neblina de Londres.
En ese periódico se encargaron de contactar a los organizadores del Miss Mundo. Fue increíble que cuando gané el Miss Mundo, ellos me sacaron con el título: ¡Ganó nuestra muchacha! 
El inglés mío era ‘machucao’, que aprendí en la isla de San Tomé cuando mi papá, de origen judío, nos llevó a vivir allá porque trabajaba con las petroleras. 
De verdad pensé que la que iba a ganar era Miss Estados Unidos, porque había llegado con todo su séquito de maquilladores, asistentes, representante. Yo y las demás latinas éramos las únicas ‘pelabolas’. 
El Miss Mundo era fuerte, estricto, y eso sí, cumplieron con todos los premios; un carro espectacular 0 kilómetros que me enviaron por barco desde Londres hasta Venezuela, 500 libras esterlinas, un viaje de 15 días con todos los gastos pagos a París y también un contrato para desfiles de modas.
Más adelante trabajé como modelo en Nueva York y París. Y de allí en adelante arranqué mi carrera en la televisión y en la radio. Trabajé en México, Italia y España como actriz de cine y teatro. 
Decidí venirme a vivir a Margarita porque mis hijos tenían su vida hecha y ya saben que en la televisión cuando una va pa’ viejo lo que quieren es gente joven así que decidí retirarme a la isla, que siempre me ha encantado. Hice mi casa acá que se llama 1955. Aquí en Margarita, aunque suene feo decirlo, hasta los perros me reconocen.
Hoy día veo los concursos de belleza de vez en cuando y de cuando en vez. Casi siempre es lo mismo, la que se operó la nariz, la que se hizo aquello. En mi época no existían las cirugías estéticas. 
Eso sí, desde que está Osmel (Sousa) el Miss Venezuela es toda una institución, una escuela completa.  A las jóvenes les digo que estudien, que tengan una carrera, que esto del modelaje es una cosa efímera. La belleza se acaba más rápido que el conocimiento".  
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