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sábado, abril 10, 2010

Otro parricidio en Caracas

Se denomina parricidio al crimen de matar a un familiar, ascendiente o descendiente, y parricida es la persona que lo comete. El más famoso parricida en el teatro es Edipo: mató a su padre, Layo, sin conocerlo y además se casó, sin saberlo, con su madre, Yocasta. Los dioses castigaron así al progenitor de Edipo y a toda su descendencia por profanar la institución del asilo que le concedió el rey Pélope y además haber abusado del joven Crisipo. En términos artísticos, las nuevas generaciones son parricidas con las precedentes, para mostrar metafóricamente el trabajo de superación de las barreras y callejones sin salida, técnicos y estilísticos que permiten el avance y las innovaciones en el arte.
Golondrina incestuosa
Esas atribuladas mujeres toman un cojín y lo aplastan contra la cara del anciano, que, enfermo y adormilado, reposa en un sillón. Lo hacen con fuerza y durante suficientes segundos para provocarle un paro respiratorio y mandarlo directo al infierno, por lo menos. Sin pensarlo mucho, y confiadas en la ruidosa soledad que las acompaña, han cometido un parricidio, otro más en la historia de la humanidad. Es la venganza que asumen y ejecutan las desesperadas hermanas Carmen Elena y Claudia, tras reencontrarse con su progenitor, Manuel Felipe López, en un apartamento del centro de Caracas.
No es una reseña más de otro asesinato escenificado en la nada bucólica capital venezolana. Es el epilogo de la pieza teatral Golondrina, escrita por Aminta De Lara Rojas (Caracas, 1957), la cual hace temporada en el Teatro Trasnocho, bajo la dirección de su autora, quien además actúa al lado de Caridad Canelón.
En la Caracas del 23 de enero de 2002 se desarrolla Golondrina. La urbe hierve entre marchas y contra marchas, de chavistas y antichavistas, quienes con música, gritos y pancartas, además de exhibir sus uniformes, rojos y blancos, dirimen una disputa política a la venezolana, la cual lleva no menos de 200 años; un siglo antes, los bisabuelos de esos marchistas habrían escenificado sus divergencias blandiendo machetes y a plomazo limpio, pero la cacareada civilización “apetrolada” ha logrado que sea diferente, por ahora.
Mientras en un edificio de la Avenida Lecuna, un viejo patriarca agoniza en su vetusto apartamento; el tráfico vehicular es un caos, la ciudad está colapsada y de momento es imposible que una ambulancia logre llegar para auxiliarlo. Esas particulares circunstancias fuerzan lo que parecía imposible: el reencuentro de sus hijas Claudia y Carmen Elena López, profesionales adultas con visiones muy distintas de la política y la vida, una chavista y madre, y la otra solterona y rival política, muy distanciadas en su intento por superar aquella infancia disfuncional que aún las acosa y atormenta.
Ambas fueron violadas por su papá biológico y el hogar familiar se transformó en tormentoso recuerdo y en infierno porque la ley que se aplicó fue la del silencio, a cal y canto, aunque el divorcio resolvió parte de la separación y justificó las soledades acompañadas de las abusadas y su madre.
Pulcro montaje

Golondrina no plasma un tema frecuente, ni un argumento fácil para una obra teatral venezolana. Aminta De Lara Rojas, nieta de una célebre mecenas de las artes y fundadora del Ateneo de Caracas, la escribió con corrección que asombra y además logró escenificarla con pulcritud y mínimos recursos escénicos, lo cual hace ejemplar su trabajo. Ya la habíamos visto, hacia 2007, en Nueva York, y ahora en Caracas se palpa y se siente más consolidada, más teatralmente hablando. Contiene lenguaje justo y acciones básicas para plasmar una historia estrujante. Una ficción sobre numerosas y sórdidas realidades que casi nadie se atreve a llevar al escenario para respetar a las víctimas y por piedad cristiana hacia sus protagonistas, quienes deben sobrevivir en medio de monstruos y fantasmas que transforman esos desgraciados hogares en infiernillos terrenales. La dramaturga, que tiene ya una media docena de obras, investigó, analizó y produjo un texto que es histórico por sus contenidos.
Pero como de teatro se trata, Golondrina tiene múltiples interpretaciones o metáforas, dependiendo de la cultura, la sensibilidad y las historias personales de cada uno de los espectadores que la contemplen durante sus 80 minutos de su representación.
El montaje usa diversos iconos de la pugna política entre chavistas y antichavistas, mientras diez pantallas repiten gráficas alusivas a las manifestaciones. La atmósfera escénica subraya que todo eso transcurre en una etapa de la Venezuela del siglo XXI. De eso no queda duda alguna y además unas cuantas líneas de los acosados personajes lo reiteran. Pero, y creemos que es lo más importante, el espectáculo Golondrina no cae en el panfleto y deja que el público saque sus conclusiones: unas mujeres se vengan o ayudan a bien morir a un hombre que las arruinó psicológica y físicamente para siempre. Crimen que no limpia nada y acentúa el pasado convertido en patético presente.
Mención especial merecen las actrices: Caridad reitera su veteranía y exhibe su sensibilidad. Aminta se supera y hace una replica más que satisfactoria y sirve así para el lucimiento general del evento artístico.
Ficha artística
Obra: Golondrina. Autora: Aminta De Lara Rojas. Actrices: Caridad Canelón y Aminta De Lara Rojas. Música: María Eugenia Atilano. Fotografía, iluminación y dirección técnica: Carlos Ayesta. Dirección: Aminta De Lara Rojas. Producción: Luisa De La Ville y Mauro Costero.

domingo, julio 08, 2007

14 venezolanas abusadas en Nueva York

Tres obras teatrales de autores venezolanos se exhiben en sendos escenarios de Nueva York. Sus personajes -dos hombres, 14 mujeres y un travestí- han impactado al público latino y al estadounidense por sus pulcros tratamientos de las temáticas sobre el poder que sojuzga, avasalla y abusa de las mujeres y las novedosas argumentaciones elaboradas en ritmo de comedia y melodrama, las cuales han plasmado en las salas de Repertorio Español, Theater Spanish Thalia y Theater La MaMa ETC.
¿Qué por que esas piezas criollas llegaron hasta Manhattan y Queens? Por su calidad, fundamentalmente, y porque tras ellas hay intereses venezolanistas de mostrarlas, cierto apasionamiento patriótico dirían algunos o simple coincidencia. Sea por lo que sea, O.K. de Isaac Chocrón, Baño de damas de Rodolfo Santana y Golondrina de Aminta de Lara están ahí dando un testimonio eminentemente cultural de un país más conocido por su petróleo y últimamente por su proceso político o revolución socialista bolivariana que suscita enfrentamientos dentro y fuera de sus fronteras.
Compraventa
Las vicisitudes de un desempleado joven venezolano, quien acepta ser el chulo de dos mujeres cuarentonas, es el meollo argumental de la comedia O.K. que hace temporada en el mínimo espacio escénico de Repertorio, en la calle 27 con Tercera avenida, bajo la dirección del cubano René Buch, y con la participación de Tatiana Vecino, Isabel Moreno y Gil Ron. Es una de las piezas más famosas de Chocrón (Maracay, 1930) y ha sido exhibida en Nueva York durante tres temporadas, desde los años 70. Muestra, una vez más, como la mujer es dominada por el macho, aunque este utilice una conducta pasiva, pero quien decide es él y no ella o ellas. El montaje minimalista permite el lucimiento de las actrices, especialmente de Isabel, quien vivió y trabajo durante varios años en Caracas.
Corrupción
Una pasmosa radiografía sobre la corrupción del poder en Venezuela y por extensión a todo el continente y particularmente en aquellos países donde los mecanismos de control social no funcionan. Eso es lo que muestra Baño de damas, en funciones alternas para público hispano y estadounidense, dentro de las cómicas y hasta melodramáticas situaciones que viven diez mujeres y un travestí (es el símbolo del artista que tiene asumir otros personajes, incluso de diferente conductas sexuales) encerrados en el baño para las mujeres de una discoteca. Santana (Caracas, 1944) la estrenó en el Ateneo de Caracas hacia 1987, dirigida por Ibrahim Guerra. Y ahora se exhibe en el Thalía Spanish, en el multiétnico distrito Queens, puesta en escena por el criollo Pedro De Llano. Actúan las venezolanas María Angélica Ayala, Alma D’ Cruz, Jennifer Díaz y Angélica Guvernez, las mexicanas Laura Patalano y Elka Rodríguez, las colombianas Martha Osorio y Ángela Pérez, las dominicanas Laura Gómez y Lorena Jorge; además intervienen los actores mexicanos Francisco Fuertes y Premier Solís. La puesta en escena saca partido del histrionismo de sus actrices y de las patéticas situaciones que se generan.
Metáfora
Aminta de Lara Rojas (50 años) utiliza como excusa el abuso infantil sufrido por dos hermanas, por parte de su padre, para proponer una metáfora escénica sobre un país dividido pero por sobre todas las cosas herido. Todo eso es lo que muestra en Golondrina, la cual transcurre precisamente el 23 de enero del 2002 en medio de manifestaciones de partidarios y opositores al presidente Hugo Chávez. Dos hermanas, una chavista y la otra no, enfrentan dolorosos recuerdos de su infancia al reunirse en un apartamento con su agónico padre, quien abusó de ambas cuando pequeñas. Ahí se expone el paralelismo entre el abuso del poder político y el paternal a través de la historia de Carmen Elena (interpretada por la colombiana Diana Cherry) y Diana (encarnada por la autora que además dirige el espectáculo).Hace temporada en el histórico Teatro La MaMa, en la calle 4 del East Village de Manhattan.
Reflexión
Sin lugar a dudas la dramaturgia venezolana, la cual pasa más trabajos que ratón en ferretería aquí en su país para que la escenifiquen periódicamente y con dignidad, es la que ha salido beneficiada por este singular terceto escénico, además de los trabajos adelantados por las actrices, los actores, los directos y el personal técnico ahí involucrado Y como adelanto de lo que se pueda cosechar, Aminta de Lara está en negociaciones con una productora de cine que incluso ha pedido el libreto de Golondrina para negociar una producción; pero también la autora-actora-directora espera concretar una temporada en el Teatro Trasnocho de Caracas,pero se mostrará en el Festival de Valencia,Venezuela.

domingo, junio 17, 2007

Tres teatreros venezolanos atrapan a Nueva York

Gracias a la temporada del melodrama Golondrina, de Aminta de Lara Rojas, ya son tres los dramaturgos venezolanos que coinciden con sus obras en una temporada neoyorquina. Esta caraqueña se suma a los reconocidos Isaac Chocrón y Rodolfo Santana para transmitir sus disímiles mensajes a los habitantes de Manhattan y Queens con O.K., Baño de damas y, por supuesto, ahora se añade Golondrina.
Compraventa
O.K., comedia sobre las vicisitudes de un desempleado joven venezolano, quien acepta ser el chulo de dos mujeres cuarentonas, hace temporada en Repertorio Español, en la calle 27 con Tercera avenida, bajo la dirección del cubano René Buch, y con la participación de Tatiana Vecino, Isabel Moreno y Gil Ron. Es una de las piezas más famosas de Chocrón (Maracay, 1930) y ha sido exhibida en Nueva York durante tres temporadas.
Corrupción
Baño de damas
, en funciones alternas para público hispano y estadounidense, es una radiografía escénica sobre la corrupción del poder en Venezuela, la cual se escenifica en el baño de las mujeres de una discoteca. Santana (Caracas, 1944) la estrenó en el Ateneo de Caracas hacia 1987, dirigida por Ibrahim Guerra. Y ahora se exhibe en el Thalía Spanish Theatre, en el multiétnico distrito Queens, puesta en escena por el criollo Pedro De Llano. Actúan las venezolanas María Angélica Ayala, Alma D’ Cruz, Jennifer Díaz y Angélica Guvernez, las mexicanas Laura Patalano y Elka Rodríguez, las colombianas Martha Osorio y Ángela Pérez, las dominicanas Laura Gómez y Lorena Jorge; además intervienen los actores mexicanos Francisco Fuertes y Premier Solís.
Metáfora
En Golondrina, Aminta de Lara Rojas (50 años) utiliza como excusa el abuso infantil sufrido por dos hermanas, por parte de su padre, para proponer una metáfora escénica sobre un país dividido pero por sobre todas las cosas herido. “Entiendo a mi obra como una parábola que intenta hacernos reflexionar sobre el abuso del poder en cualquiera de sus formas. La fragmentación psíquica que se produce en la personalidad de una niña violada se parece mucho a la fragmentación que se produce en una sociedad agredida. La tendencia es atacar a lo que es igual en vez de enfrentar juntos lo que hiere y divide”.
Comenzada a escribir en Caracas durante el año 2001, Golondrina transcurre precisamente el 23 de enero del 2002 en medio de manifestaciones de partidarios y opositores al presidente Hugo Chávez. Dos hermanas, una chavista y la otra no, enfrentan dolorosos recuerdos de su infancia al reunirse en un apartamento con su agónico padre, quien abusó de ambas cuando pequeñas. Ahí se expone el paralelismo entre el abuso del poder político y el paternal a través de la historia de Carmen Elena (interpretada por la colombiana Diana Cherry) y Diana (encarnada por la autora que además dirige el espectáculo) .Han vuelto a reunirse después de mucho tiempo para cuidar al moribundo.”Escribí esta pieza que relaciona el abuso sexual en la infancia, el cual con el paso de los años es silenciado por sus victimas, con el olvido de un colectivo social anestesiado ante el autoritarismo. Busco que el público reflexione sobre la responsabilidad colectiva, porque la única forma que tenemos los venezolanos de salir de este abuso cometido contra esas dos hermanas, es admitir que el problema no está en ellas, y no en ambas cómo entienden y aceptan el poder”.
Golondrina, que hace temporada en el histórico Teatro La MaMa, en la calle 4 del East Village, se presenta en inglés porque “aquí hay un número importante de personas muy interesadas en nuestros procesos no sólo políticos sino artísticos, culturales. Estamos en una ciudad esencialmente multicultural, y se escuchan y se hablan prácticamente todos los idiomas. La diversidad es infinita. Hay sin embargo un punto común: el inglés. El resto se hace evidente. Quise llegar, especialmente, a los estadounidenses, porque espero que el tema tenga eco también aquí, ya que el abuso de poder no es tema exclusivo de nuestra patria herida”.
Sexteto
Aminta de Lara Rojas ya había escrito y representado otros cinco textos, a saber: Un bolero de hoy (1991) donde se usa como excusa la relación amorosa entre dos mujeres, para hablar a través de lo cotidiano de la trascendencia de las relaciones de pareja en el universo personal. La Monalisa (1993) plantea la transferencia de valores entre generaciones. La importancia de llamarse Blanca (1994) cuestiona nuestra posición personal ante en ejercicio del poder. Fin de Siglo (1996) nos pide ver al amor y a la muerte a través del encuentro de un hombre y una mujer que han perdido a causa del Sida al ser amado y se ven obligados a reconocerse. Y Doble imagen (1999) hace reflexión sobre los procesos internos de encontrarnos a nosotros mismos a través de las imágenes y la poesía. Y ahora con Golondrina completó su media docena de obras
Utiliza el contexto venezolano en sus piezas, porque siempre así lo quiso. No sabe hablar sino de lo que le es propio. “A veces se hace más evidente que en otras obras”.
Descarta que esté pensando en escribir definitivamente un teatro del exilio, porque no está segura que con “las comunicaciones y el acceso a la inmediatez global podamos entender el exilio de la misma forma que lo entendieron otras generaciones”. Y uno de sus sueños es poder montar en la capital venezolana por lo menos Golondrina, a finales de este 2007.

sábado, noviembre 28, 2015

Camus inauguró Teatro UCAB

Virginia Aponte lleva 40 años en las tareas teatrales de la UCAB
Se dice con mucha facilidad que han transcurrido 40 años de la puesta en marcha del Teatro de la Universidad Católica Andrés Bello, el Teatro UCAB. Un fenómeno educativo que ha contribuido al fortalecimiento de la sociedad civil y además a la repotenciación de una disciplina artística importante.
Una de sus fundadoras, Virginia Aponte, cuenta que entre 1974 y 1975 se trabajó para arrancar con el grupo teatral de Humanidades porque el decano, el sacerdote Carlos Guillermo Plaza, se le había pedido al profesor Marcos Reyes Andrade. “En esa época estoy en el último año de Comunicación Social y Marcos había sido mi profesor de teatro dos años antes. Él convocó a un grupo de alumnos, entre ellos Javier Vidal y yo para darle vida a la pieza de Diego Fabri, El proceso a Jesús. Estuvimos trabajando en esa idea desde octubre hasta abril. La estrenamos el 17 de ese mes y a partir de ese momento empezamos a caminar juntos, Marcos y yo, por consolidar la idea del Teatro UCAB, y yo fungí como asistente de dirección. Comencé a trabajar a partir de 1975 en la Universidad Católica Andrés Bello, después que la dirección de Cultura me contrató como profesora a tiempo completo. Marcos se fue pocos años después de la UCAB y el rector Guido Arnal creó el cargo de director del grupo UCAB y me da el nombramiento”.
De los fundadores de ese primer grupo hay que recordar a Javier Vidal, Elisa Martínez, María Matilde Zubillaga, Nelson Rivera, Aminta de Lara, Carlota Sosa, Alba Roversi, Julie Restifo, Corina Azopardo, Unai Amenabar, Flor Alicia Anzola,  Antonio Delli,   María Isabel Párraga, e Ignacio Serrano.
100 MONTAJES
“El primer montaje del Teatro UCAB fue  El malentendido  de Albert  Camus y ahí actuaron: Aminta de Lara y Elisa Martínez. “Después llegó  Madre Coraje, pieza en donde compartí la dirección con Marcos Reyes Andrade.  La casa de Bernarda Alba me permitió una extraordinaria experiencia actoral con Aminta de Lara como la Bernarda, Carlota Sosa era Martirio y Corina Azopardo era Adela. Una pieza que marcó una diferencia en el grupo fue  Las brujas de Salem, posteriormente vino  Diálogos de Carmelitas, pieza que me permite entender las mejores razones del hacer teatro universitario y me daba los cimientos para seguir con el proyecto de hacer del teatro universitario una experiencia estable. Todas estas piezas se montan durante sus primeros 5 años En total no son menos de 100 textos los que hemos llevado a escena en estos 40 años”.
-¿Cómo fue recibido el teatro en la UCAB?
-Con indiferencia en un principio. Era muy difícil conseguir el apoyo del sector académico de la Universidad. Los profesores no ayudaban a quienes tenían que cumplir un ensayo y eran castigados con malas calificaciones. La actividad nuestra se ha mantenido muy hacia dentro de la Universidad y en la provincia. Las repercusiones han tenido sentido muchos años después de la creación del grupo universitario. Hace 20 años se comenzó a consolidar el trabajo con los egresados y se creó Agoteatro.
-¿Qué repercusiones se conocen del Teatro de la UCAB?
- Si puedo demostrar que logramos crear un proyecto educativo a partir de la docencia teatral en la UCAB. Logramos demostrar que hacer teatro no significa simplemente representar una obra sino también escribirla o ser productor o escenógrafo. Cualquier vinculación con el teatro permite representar sentimientos o ideas ajenas o propias y esto ayuda a crecer en dimensiones tan importantes como la seguridad personal, la autoestima, el equilibrio interior, el incremento en destrezas comunicacionales, la disposición al compromiso, la solidaridad, el amor, en una palabra en todas sus facetas .

-¿Cómo se ha garantizado la sobrevivencia del Teatro UCAB?
-Con mística. Al salir de mi cargo de directora queda a cargo del grupo alguien que durante 15 años se formó a mi lado y junto a él, alguien que lleva 10 años preparándose para ser la directora adjunta del grupo. La creación de Agoteatro garantiza un lugar hacia donde ir al terminar los años universitarios. Estamos haciendo para Venezuela lo que podemos y queremos hacer. Una acción en positivo vale más que mil palabras en teoría. Por lo menos así seguimos viviendo la experiencia. Hoy el grupo lo conforman más de 100 jóvenes, que trabajan todo el año dando y recibiendo talleres de formación. Los mayores enseñan a los más jóvenes y todos se vuelcan a las comunidades a trabajar a través del teatro.

jueves, mayo 20, 2010

35 años del Teatro UCAB

Se dice con mucha facilidad que ya han transcurrido 35 años de la puesta en marcha del proyecto cultural Teatro de la Universidad Católica Andrés Bello, el Teatro UCAB. Un fenómeno educativo que ha contribuido al fortalecimiento de la sociedad civil y además a la repotenciación de una disciplina artística importante.
Una de sus fundadoras y columna clave por su accionar dentro y fuera del claustro académico, Virginia Aponte, cuenta que entre 1974 y 1975 se trabajó para arrancar con el grupo teatral de Humanidades que el padre Plaza le había pedido al profesor Marcos Reyes Andrade. “En esa época estoy en el último año de Comunicación Social y Marcos había sido mi profesor de teatro dos años antes. Él convocó a un grupo de alumnos, entre ellos Javier Vidal y yo para darle vida a la pieza de Diego Fabri, El proceso a Jesús. Estuvimos trabajando en esa idea desde octubre hasta abril. La estrenamos el 17 de ese mes y a partir de ese momento empezamos a caminar juntos, Marcos y yo, por consolidar la idea del Teatro UCAB, y yo fungi como asistente de dirección. Comencé a trabajar a partir de 1975 en la Universidad Católica Andrés Bello, después que la dirección de Cultura me contrató como profesora a tiempo completo. Marcos se fue pocos años después de la UCAB y el rector Guido Arnal crea el cargo de director del grupo UCAB y se me da el nombramiento”.
De los fundadores de ese primer grupo hay que recordar a Javier Vidal, Elisa Martínez quien posteriormente fue directora de la Escuela de Comunicación Social. María Matilde Zubillaga, graduada en Ciencias Sociales y posteriormente directora del Centro Santa Inés de Salud, una institución enfrente a la UCAB, que es uno de los logros de la Universidad para las comunidades menos favorecidas. Nelson Rivera, alto ejecutivo de El Nacional. Aminta de Lara, actriz, directora y escritora.Carlota Sosa, Alba Roversi, Julie Restifo y Corina Azopardo, actrices. Unai Amenabar, periodista. Flor Alicia Anzola, periodista, Antonio Delli, actor. María Isabel Párraga, periodista e Ignacio Serrano, Premio Nacional de Periodismo Deportivo, entre otros.
El horizonte profesional de Virginia era que el emergente grupo de teatreros pudiese hacer conocer el mejor teatro posible en el ámbito universitario y además estas en condiciones de presentarlo en el interior del país. “La idea fue llegar a quienes no podían acceder al teatro comercial”.
El primer montaje del Teatro UCAB fue El malentendido de Camus y actuaron en ella Aminta de Lara y Elisa Martínez. “Después llegó Madre Coraje, pieza en donde compartí la dirección con Marcos Reyes Andrade. La casa de Bernarda Alba me permitió una extraordinaria experiencia actoral con Aminta de Lara como la Bernarda, Carlota Sosa era Martirio y Corina Azopardo era Adela. Una pieza que marcó una diferencia en el grupo fue Las brujas de Salem, posteriormente vino Diálogos de Carmelitas, pieza que me permite entender las mejores razones del hacer teatro universitario y me daba los cimientos para seguir con el proyecto de hacer del teatro universitario una experiencia estable. Todas estas piezas se montan durante sus primeros 5 años En total no son menos de 100 textos los que hemos llevado a escena.
-¿Cómo fue recibido el Teatro en la UCAB?
-Con indiferencia en un principio. Era muy difícil conseguir el apoyo del sector académico de la Universidad. Los profesores no ayudaban a quienes tenían que cumplir un ensayo y eran castigados con malas calificaciones. El comienzo fue muy duro. Apenas éramos suficientes para cubrir un elenco de cuatro personajes en El Malentendido.
“La actividad nuestra se ha mantenido muy hacia dentro de la Universidad y en la provincia. Las repercusiones han tenido sentido muchos años después de la creación del grupo universitario. Hace 20 años se comenzó a consolidar el trabajo con los egresados y se crea Agoteatro Con este comienzo el grupo salió de los ámbitos universitarios y comenzó un trabajo de proyección, pero siempre de manera sencilla y con trabajos que implicaban una investigación”.
-¿Cómo se ha financiado el Teatro de la UCAB?
-La Universidad me contrató como profesora a tiempo completo, adscrita a Cultura. En solitario desarrollé el proyecto. Me asignaron un auditorio y allí trabajé sola hasta hace 15 años, cuando se me nombró como asistente al profesor Rafael Briceño, mi compañero de aventuras desde ese entonces. Y desde octubre, está junto a nosotros la profesora Ana O'Callaghan. Somos tres en el equipo y seguimos con dos sueldos porque yo trabajo desde octubre “Ad Honorem”, dado que me ''retiré'' o adopté una jubilación formal.
-¿Qué repercusiones se conocen del Teatro de la UCAB allende los muros del claustro?
- No soy yo quien va a exaltar lo que hemos hecho. Pero si puedo demostrar que logramos crear un proyecto educativo a partir de la docencia teatral en la UCAB. Logramos demostrar que hacer teatro no significa simplemente representar una obra sino también escribirla o ser productor o escenógrafo. Cualquier vinculación con el teatro permite representar sentimientos o deas ajenas o propias y esto ayuda a crecer en dimensiones tan importantes como la seguridad personal, la autoestima, el equilibrio interior, el incremento en destrezas comunicacionales, la disposición al compromiso, la solidaridad, el amor, en una palabra en todas sus facetas . Tengo un libro, A partir de la docencia en el Teatro UCAB :una propuesta educativa, que resume esa utopia educativa. Recibimos el Premio Internacional en el Festival de Liverpool en Canadá, porque nadie es profeta en su tierra...
-¿Después de 35 de labores teatrales,las cuales incluso han trascendido los muros universitarios, porque la UCAB no han creado una Escuela de Teatro?
-Siempre resultó difícil convencer a la Universidad de crear la Escuela de Teatro, no se consideraba una carrera acorde con los fines académicos de la UCAB. Eso ha cambiado desde hace un año para acá y la Escuela de Comunicación Social ha considerado crear una mención en Artes Escénicas. Todo se puede con la paciencia y la perseverancia.
-¿Cómo se ha garantizado la sobreviviencia del Teatro UCAB?
-Con mística. Al salir de mi cargo de directora queda a cargo del grupo alguien que durante 15 años se formó a mi lado y junto a él, alguien que lleva 10 años preparándose para ser la directora adjunta del grupo. La creación de Agoteatro garantiza un lugar hacia donde ir al terminar los años universitarios. Medatia le da al UCAB su dimensión social y educativa. Estamos haciendo para Venezuela lo que podemos y queremos hacer. Una acción en positivo vale más que mil palabras en teoría. Por lo menos así seguimos viviendo la experiencia. Hoy el grupo lo conforman más de 100 jóvenes, que trabajan todo el año dando y recibiendo talleres de formación. Los mayores enseñan a los más jóvenes y todos se vuelcan a las comunidades a trabajar a través del teatro.

martes, marzo 22, 2011

Aviones de papel en Nueva York

La venezolana Aminta de Lara Rojas murió hace algunas semanas en Nueva York. Esa noticia generó malestar entre sus amigos y conocidos caraqueños. Pero las redes sociales la rescataron “vivita y coleando” como para que ella pudiera negar su imprevisto paso a la eternidad y es por eso que ahora anuncia, desde el 31 de marzo y hasta el 10 de abril, la temporada 2011 de su espectáculo Aviones de papel, con Diana Chery Ramírez y Carlos Alberto Valencia, en las instalaciones del Teatro Latea, Centro Cultural Clemente Soto Vélez, segundo piso, 107 de la Calle Suffolk entre Delaney y Rivington, en el propio Manhattan.
Aminta, periodista egresada de la UCAB y toda una verdadera guerrera de las artes escénicas latinas en “La capital del mundo”, cree que esa falsa defunción suya fue una broma de alguna rival o de los bromistas que pululan, pero lo que sí le preocupa ahora es esta nueva temporada de Aviones de papel, pieza de Diana Chery Ramírez, que ella misma estrenó en el 2006.
Para Diana Chery, de origen colombiano, su pieza “trata la soledad en la sociedad urbana, la incomunicación y los desencuentros en los que vivimos. Explora también temas de violencia doméstica y maltrato en el marco de la cotidianidad de estos dos personajes cuyo micro-mundo puede llegar a ser universal”.
“La reposición de Aviones de Papel -apunta Chery- significa la continuación de un proceso. Es otro paso en la exploración estética y el lenguaje verbal y teatral que nos interesa seguir. Quiero avanzar en el proceso y además abrir una nueva ventana para el público anglo parlante”.
Para Aminta, quien funge de directora y autora escénica, su trabajo consiste en “volver imagen la poesía tan recurrente en Aviones de Papel”. Y señala que el texto “plantea el encuentro de dos individuos signados por el desencuentro, consecuencia inevitable de sus silencios más íntimos”.
Nueva York 2006
Cuando vimos ese montaje de Aminta de Lara en la sala neoyorquina de Latea, escribimos que Aviones de papel permite ponderar no sólo el drama de las soledades en las grandes ciudades, sino además asomarnos a los horrores de la violencia domestica sobre las féminas. Ahí esta Beatriz (Diana Chery), que ha huido del lecho del hombre con el cual estuvo unida o casada, tratando de rehacer su existencia en medio de la soledad de un apartamento mínimo que está separado del vecino por un delgada pared—la metáfora es una fila de aviones de papel en el piso- donde a su vez se ha instalado un hombre, Diego (ahora con Carlos Alberto Valencia) empeñado en reencontrarse con su pasado y consigo mismo. Surge una amistad básica y hasta hay síntomas de que esos dos seres humanos pueden ir un poco más allá, pero esas dos soledades urbanas, que se habían reunido volverán, a separarse y seguirán en las búsquedas de sus destinos.
Es, de verdad, una pieza grata, a pesar de la amargura de su mensaje. Es un teatro que estuvo muy de moda en los años 50 y 60, cuando el existencialismo francés era la filosofía que consumían las clases medias de la sociedad capitalista de occidente. Pero la soledad no se fue y se quedó en las almas de todos los que descubrimos que nace con nosotros y que nos acompañará hasta la tumba, por que es como nuestra sombra. No es una pieza vieja o añeja, nada de eso. Es una obra sobre una condición eterna de todos los seres humanos: la soledad, esa que nadie, hasta ahora, ha explicado o curado, porque la misma se hace más patética a medida que se avanza en esa inevitable marcha de los "envejecientes".
No sabemos que pasará con el teatro de Diana Chery, pero de lo que si estamos seguros es que ella crecerá como ser humano y es posible que produzca más y mejores piezas. Tiene un mundo por terminar de hacer y tiene materia en bruto para hacerlo, además de su propia filosofía: hay que aprender a vivir en soledad dentro de una sociedad que no da soluciones jamás; hay que aprender a vivir desde adentro, a vivir consigo mismo, con sus pensamientos y sin los ruidos de los demás solitarios.
El espectáculo resulta placentero porque se juega entre el hiperrealismo y las situaciones mágicas, y es ahí donde Diana Chery demuestra además sus impactantes condiciones histriónicas. Es casi como un sueño lo que pasa en la escena, pero muestra sin dobleces como dos seres humanos pretenden resolver sus dolencias nacidas de la soledad. Es perfectible en las interrelaciones de los personajes y puede suscitar interesantes discusiones si se le exhibe ante una comunidad dispuesta a intervenir y propalar sus opiniones. Ese sería un gran regalo para los neoyorquinos que le tienen miedo a la soledad. Creo que descubrirían el montón de avioncitos de papel que los separa de los demás.
Aviones de papel fue nominada para el premio ACE de dramaturgia y publicada en la antología Se vende, se alquila o se regala (Editorial Campana). También forma de la colección Teatro Colombiano, de la UDFJC. Y durante el 2006, representó al teatro latino de Nueva York en el Festival Internacional de Teatro de Oriente, Barcelona, Venezuela.

sábado, marzo 13, 2010

Aminta trajo su Golondrina

A tres años de aquel suceso que disfrutamos en la zona artística de Manhattan, debemos reiterar que evaluamos lo hecho sobre la escena y no precisamente lo que no está o no aparece en el espacio escénico. Recordamos esto tras haber presenciado el debut de Golondrina. Nos referimos al espectáculo que Aminta De Lara Rojas escribió y dirigió, durante la temporada de junio de 2007, en el Teatro La MaMa E.T.C de Nueva York.
Ahora ese montaje, actuado por Caridad Canelón y su autora, se exhibirá desde el próximo 24 de marzo en la caraqueña Sala Trasnocho. Es lógico que este estreno y su respectiva temporada en Caracas se merezcan una crítica, porque el público, para quien se hace el teatro, debe presenciar aquello y tomar una posición o una actitud ante lo que se le presenta.
En Golondrina, Caracas hierve entre marchas y contra marchas, mientras un patriarca agoniza en su apartamento de la Avenida Lecuna. El tráfico es caótico y es imposible que una ambulancia logre auxiliarlo. Esas circunstancias fuerzan lo que parecía imposible: el recuentro de sus hijas Claudia y Carmen Elena López, cuarentonas con visiones muy distintas de la política y la vida, distanciadas en su intento por superar una infancia disfuncional que aún las acosa.
Aminta plasmó la saga de esas dos mujeres, convocadas por su padre para que lo ayuden a “bien morir”, pero es tarde. Inician un alucinante exorcismo de sus infancias y juventudes, haciendo énfasis en la violación a que fueron sometidas por su progenitor, la cual desencadenó la fractura del hogar. Todo este encuentro se realiza en medio de los ruidos de una manifestación popular y además brota el tema político, ya que una es antichavista y la otra indiferente. El colofón es la segunda muerte del progenitor porque ellas lo asfixian para tomar venganza por lo ocurrido y nunca olvidado. Es una tragedia contemporánea venezolana sobre el poder y los seres afectados por su influencia.
Pudimos leer la pieza antes de su representación en esa histórica salita de Manhattan y teníamos miedo que la puesta en escena rompiese la verticalidad del texto y nos tocara presenciar otro panfleto más contra el chavismo o a favor del actual gobierno, una reiterada manifestación más a favor o en contra de ese cúmulo de proyectos y realizaciones, o fracasos, que los sociólogos califican como “Efecto Chávez”.
Pero no fue así. La autora está más allá de las eventualidades sociopolíticas de su patria (nació en Caracas hacia los años sesenta) y lo que pensó y escribió, además de haber exhibido con perfecta corrección, es un alegato contra el poder o el mando de un líder o una sociedad en cualquiera de los países de este continente. Es una proclama anarquista contra un sistema social donde las relaciones familiares coartan la libertad, en todos sus niveles, de sus miembros o integrantes, especialmente si son mujeres. Es un ataque vitriólico contra el machismo o el falocrentismo que impera a lo largo y ancho del planeta.
Es la primera reflexión que hicimos sobre esta obra de Aminta. Su más perfecta pieza, de ideología ácrata, la cual está en conexión con el actual movimiento universal de los pueblos cansados de la represión indiscriminada que se ejerce desde los hogares y se agiganta en el resto del sistema social donde se viva o participa. Por supuesto que tal tendencia anarquista de la humanidad pensante es milenaria y periódicamente se manifiesta.
Sobre la autora, y además actriz, y la casi legendaria comedianta que ahí participan, hay que subrayar que Aminta De Lara Rojas es sin duda la venezolana más conocida en la competida escena neoyorquina. Sus credenciales profesionales abarcan la escritura y dirección teatral, además de múltiples roles en televisión y cine. Antes de Golondrina, escribió y produjo Un bolero de hoy, La Monalisa, La importancia de llamarse Blanca, Fin de siglo y Doble imagen. Lleva el teatro prácticamente en los genes, al ser nieta de la legendaria Anna Julia Rojas, fundadora del Ateneo de Caracas y legendaria mecenas del teatro venezolano.
Sobre Caridad Canelón solamente se puede recordar que es todo un ícono del histrionismo criollo. Es una de las actrices y cantantes más activas y respetadas de la televisión, las tablas y el cine nacionales, desde que debutó siendo niña en el espacio “Bambilandia” de la Televisora Nacional (TVN5). Plena de galardones y rumbo a las cinco décadas de carrera, es famosa por su versatilidad, fuerza y profesionalismo, y además su “don de gentes”, algo que no es común en la farándula vernácula.



martes, junio 26, 2007

Golondrina en Nueva York

Los críticos evaluamos lo hecho o lo visto sobre la escena y no precisamente lo que no está o no aparece en el espacio escénico. Decimos esto en ocasión de haber presenciado la representación de Golondrina (Swallow). Que no es ni lo uno ni lo otro. No es chavista ni antichavista. Es una tragedia contemporánea a la venezolana sobre el poder y los seres afectados por su nefasta influencia. Nos referimos al espectáculo que Aminta de Lara Rojas escribió y dirigió en el Teatro La MaMa E.T.C., de Nueva York, donde estuvo exhibiéndose hasta el pasado 24 de junio.
Aminta plasmó la tragedia de dos mujeres, con más de 40 años, reunidas en el apartamento de su padre, quien las ha convocado para que lo ayuden a bien morir, pero ya es tarde. Comienzan un alucinante exorcismo de sus infancias y juventudes, haciendo énfasis en la violación a que fueron sometidas por su progenitor, la cual desencadenó la fractura del hogar. Todo este encuentro se realiza en un espacio donde llegan los ruidos de una manifestación popular y además brota el tema político, ya que una es antichavista y la otra indiferente. El colofón es la segunda muerte del progenitor porque ellas lo asfixian para tomar venganza por lo ocurrido y nunca olvidado. ¡Tragedia eterna!
Pudimos leer la pieza antes de su representación en esa histórica salita (99 sillas) de Manhattan y teníamos miedo que la puesta en escena rompiese la verticalidad del texto que habíamos devorado y nos tocara presenciar otro panfleto más contra el chavismo o a favor del actual gobierno que comanda el presidente Hugo Rafael Chávez Frías desde el 2 de febrero de 1999, una reiterada manifestación más a favor o en contra de ese cúmulo de proyectos y realizaciones, o fracasos, que los sociólogos califican como “Efecto Chávez”.
Pero no fue así. La autora está más allá de las eventualidades sociopolíticas de su patria (nació en Caracas hacia 50 años) y lo que pensó y escribió, además de haber exhibido con perfecta corrección, es un alegato contra el poder o el mando de un líder o una sociedad en cualquiera de los países de este continente. Su texto es un alegato anarquista contra un sistema social donde las relaciones familiares coartan la libertad, en todos sus niveles, de sus miembros o integrantes, especialmente si son mujeres. Es un ataque vitriólico contra al machismo o el falocrentismo que impera a lo largo y ancho del planeta. Esta es la primera reflexión que hacemos sobre esta obra de Aminta. Se trata, pues, de su más perfecta pieza, de ideología ácrata y que está en conexión con un actual movimiento universal de los pueblos cansados de la represión indiscriminada que se ejerce desde los hogares y se agiganta en el resto del sistema social donde se viva o participa. Por supuesto que tal tendencia anarquista de la humanidad pensante es milenaria y periódicamente se manifiesta.
El montaje, que descansa en la justa perfomance de Diana Chery y Aminta de Lara, conmueve por la entrega de sus interpretes, todo eso en medio de una atmósfera patética lograda por la música, los sonidos y las imágenes o gráficas que rememoran pasadas manifestaciones políticas venezolanas. ¡Es el primer teatro venezolano sobre el Efecto Chávez!

viernes, junio 23, 2006

La soledad de unos avioncitos de papel

Desde los inicios del siglo XIX se hace teatro en español desde diversos escenarios de Nueva York. Durante la segunda cincuentena del XX, el movimiento teatral hispano o latino alcanzò su mayor desarrollo, gracias a la aparición de instituciones como el Iati, con el venezolano Abdón Villamizar a la cabeza, y muy particularmente por el empuje y los retos que se impuso Repertorio Español, gracias al hábil liderazgo de Gilberto Zaldìvar, René Buch y Roberto Federico. Pero también en la centuria pasada, hacia 1975, fue fundada y puesta en marcha desde entonces, gracias a Mario Peña y Margarita Toirac, la compañía Latin American Theater Ensemble (Late).
La misión de Late, que desde entonces ha cumplido a cabalidad, pese a los obstáculos externos, no ha sido otra que promover el teatro latinoamericano por intermedio de sus producciones; entrenar e instruir a miembros de la comunidad hispana que no tenían acceso o no podían afrontar otras fuentes de entretenimiento profesional, y además desarrollar talentos y conocimientos en las artes teatrales, incluyendo dramaturgia y otras especialidades de las artes escénicas.
Admitimos que es ahora, durante estos lentos y definitorios avances de siglo XXI, que hemos podido degustar y aplaudir una producción de Late (o La Tea, como lo denomina la comunidad hispana), gracias a la gentil invitación de la venezolana Aminta de Lara, quien funge como directora artística. Vimos, el pasado 16 de junio, pues,- en su sede, en el 107 Suffolk Street, suite 200, entre Delancy y Rivington- el espectáculo Aviones de papel, creado por Berioska Ipinza, a partir de la pieza homónima de la actriz y dramaturga colombiana Diana Chery.
Diana Chery empezó a estudiar teatro profesionalmente a los 18 años- ya hace 11- hasta que se graduó como maestra en artes escénicas, con énfasis en actuación, en la Academia Superior de Artes de Bogota. Se instaló en Nueva York, desde el verano del 2001, para aprender el inglés. Pero el amor la atrapó y desde el 2002 comenzó a trabajar en una producción teatral donde conoció actores que la contactaron con la buena gente de grupo Iati (ahora bajo la conducción de Vivian de Angelo), quienes han sido sus “angelitos de la guarda teatral” en la fantástica Nueva York. Hacia la temporada del 2005, el Iati le produjo su ópera prima, Partidas, en el 2005. Por intermedio del venezolano Pablo García conoció a Aminta de Lara -encuentro tan fructuoso como milagroso- y con ella han formando un equipo de trabajo que “esperamos nos siga dando inyecciones de vida y trabajo como hasta ahora”, puntualiza esta mujer de aguda inteligencia y de trato abierto y transparente como sólo lo hacen las colombianas de Cali.
Ahora Diana Chary acaba de estrenar Aviones de papel, escrita, durante el 2005, en un taller de dramaturgia en el Iati. Advierte que la idea de sus personajes nació en Colombia hace aproximadamente seis años. “Yo escribo sobre imágenes, sensaciones o temas que me interesan y luego desarrollo la historia con esquemas más intuitivos que académicos. Me interesa la cotidianidad del ser humano; la sutileza y la importancia de lo que no es trascendental en los diarios o en la televisión, pero que sí es vital para un individuo, y por lo tanto, para la sociedad. Cuando llegué a Nueva York, empecé a retratar todas las soledades en los cafés, en las calles, en los bares, en los trenes, porque en mi país nunca vi. tantas soledades reunidas o juntas. Lo más contradictorio, es que los espacios son reducidos o apretados, pero cada persona carga consigo un mundo lleno de nostalgias, de penas y además unas barreras impenetrables. Cuando vi. esto decidí que quería rescatar aquella vieja idea de dos personas que se conocen a través de una ventana o división de sus apartamentos pero no pueden concretar una relación -de ningún tipo- aun estando tan ‘cerca’. Así nació mi segunda pieza, donde ahora actúo al lado del chileno Pietro González”.
Este montaje de Aviones de papel permite ponderar no sólo el drama de las soledades en las grandes ciudades, sino además asomarnos a los horrores de la violencia domestica sobre las féminas. Ahí esta Beatriz (Diana Chery), que ha huido del lecho del hombre con el cual estuvo unida o casada, tratando de rehacer su existencia en medio de la soledad de un apartamento mínimo que está separado del vecino por un delgada pared—la metáfora es una fila de aviones de papel en el piso- donde a su vez se ha instalado un hombre, Diego (Pietro González) empeñado en reencontrarse con su pasado y consigo mismo. Surge una amistad básica y hasta hay síntomas de que esos dos seres humanos pueden ir un poco más allá, pero esas dos soledades urbanas que se habían reunido volverán a separarse y seguirán en las búsquedas de sus destinos.
Es, de verdad, una pieza grata, a pesar de la amargura de su mensaje. Es un teatro que estuvo muy de moda en los años 50 y 60, cuando el existencialismo francés era la filosofía que consumían las clases medias de la sociedad capitalista de occidente. Pero la soledad no se fue y se quedó en las almas de todos los que descubrimos que nace con nosotros y que nos acompañará hasta la tumba, por que es como nuestra sombra. No es una pieza vieja o añeja, nada de eso. Es una obra sobre una condición eterna de todos los seres humanos: la soledad, esa que nadie, hasta ahora, ha explicado o curado, porque la misma se hace más patética a medida que se avanza en esa inevitable marcha de los "envejecientes". No sabemos que pasará con el teatro de Diana Chery, pero de lo que si estamos seguros es que ella crecerá como ser humano y es posible que produzca más y mejores piezas. Tiene un mundo por terminar de hacer y tiene materia en bruto para hacerlo, además de su propia filosofía: hay que aprender a vivir en soledad dentro de una sociedad que no da soluciones jamàs; hay que aprender a vivir desde adentro, a vivir consigo mismo, con sus pensamientos y sin los ruidos de los demás solitarios.
El espectáculo resulta placentero porque se juega entre el hiperrealismo y las situaciones mágicas, y es ahí donde Diana Chery demuestra además sus impactantes condiciones histriónicas. Es casi como un sueño lo que pasa en la escena, pero muestra sin dobleces como dos seres humanos pretenden resolver sus dolencias nacidas de la soledad. Es perfectible en las interrelaciones de los personajes y puede suscitar interesantes discusiones si se le exhibe ante una comunidad dispuesta a intervenir y propalar sus opiniones. Ese sería un gran regalo para los neoyorquinos que le tienen miedo a la soledad.Creo que descubrirìan el montòn de avioncitos de papel que los separa de los demas.

miércoles, mayo 31, 2006

Nueva York no es una quimera




No es Moisés Kaufman el único teatrero venezolano que vive y trabaja en Nueva York, donde es una figura destacadísima. Hay unos cuantos criollos más que luchan a diario para triunfar en sus respectivas especialidades.Tal es el caso de Aminta de Lara, Pablo García Gámez y Marcelo Rodriguez quienes, al cabo de varios años de resistencia o sobrevivencia, comienzan a destacarse o cotizarse en el exigente mercado de las artes escénicas.
Español e inglés
Tras estudiar y vivir en Nueva York a lo largo de diez años y unas cuantas incursiones en su natal Caracas, Aminta de Lara se reinstaló en Manhattan desde 2003. Admite que para cada etapa de su vida ha tenido una razón de ser. “En este instante estoy muy a gusto. Pero admito que es muy difícil aburrirse en nuestra patria herida, el tedio no tiene cabida en medio de tanta contradicción. Lo que prefiero en realidad es un lugar donde estar en paz, como Nueva York”. Hace teatro, bien como actriz o directora, en español y en inglés. Considera que mientras más personas vean el trabajo mayor será la capacidad de reflexión: “Al hacerlo exclusivamente en español se le está negando esa oportunidad a un número significativo de personas”.
Su mas reciente éxito artístico, como autora, actriz y directora le viene por La importancia de llamarse Blanca, comedia ambientada en medio del espanto de las transiciones entre los gobiernos de Lusinchi, Pérez II y Caldera II. “Me di cuenta que difícilmente encontraba a compatriota alguno sintiéndose responsable por las acciones de esos gobernantes por los que había votado, o por las consecuencias de esos resultados electorales, por no haber ido a votar. Creo que tenemos una especial contradicción en ese sentido. Nos parece que si no nos toca muy de cerca no nos está pasando y en consecuencia cuando, por destino, nos corresponde asumir posiciones de importancia carecemos de la valoración ética apropiada. Fue una producción de Latin American Theatre Ensemble, se estrenó en la sala Julia de Burgos, estuvimos cuatro semanas en cartelera y me acompañaron en esa hermosa oportunidad los venezolanos Fernando Then y Pedro de Llano, además de Diana Chery. Me encantaría mostrarla en Caracas”.
Informa que en estos momentos se ha mudado, provisionalmente, a Washington para actuar en Los pecados de Sor Juana Inés de La Cruz, de Karen Zacarías, una producción del Teatro Gala, puesta en escena por Abel López. En Nueva York su agrupación Sinteatro abrió ya su sede y ha recibido invitación de Ellen Stuart para estrenar Golondrina, su última obra, en La MaMa, “obviamente en inglés”.
Blanco Blanco
Pablo García Gaméz, con 41 años en su cédula de identidad, lleva 14 viviendo en Nueva York, y acepta que su vida artística ha ido madurando. “Con sus altos y bajos, he estado en un continuo proceso de aprendizaje, un aprendizaje formal e informal. Se aprende en una clase de HB Studio o de un salvadoreño en la calle que te cuenta que la música de los Guaraguao estaba prohibida por la derecha de su país cuando la guerra civil y te podían fusilar. Redescubres el bagaje que arrastras: ese bagaje, esa identidad o ese molde que te dio el país de origen y que es uno de los factores para sobrevivir o hundirse”.
Cuenta que su ubicación en el contexto artístico de Nueva York ha sido un proceso. “Ando con Iati, un grupo pequeño off-off Broadway, fundado en los años 80 por el venezolano Abdón Villamizar, pero él ya no está al frente de su dirección. Hemos trabajado para tener un espacio en la calle cuatro este de Manhattan, la cuadra donde está La MaMa y el New York Theater Workshop. Es una zona que puede convertirse en distrito teatral. Para ubicarme ha sido indispensable la terquedad: más de una vez las he pasado negras, pero había que respirar profundo y seguir adelante. He contado con amigos y conocidos que me han tirado la toalla: la primera vez que una de mis obras alcanzó un escenario aquí fue gracias al grupo Pregones. En los talleres de Ollantay he afinado herramientas dramatúrgicas y gracias a Pedro de Llano llegué a Iati como operador de sonido; después el grupo ha montado tres piezas de mi autoría. Creo que hay que ser terco, actualizarse y estar abierto a lo que pueda pasar. Colaboro con Teatro en Miami, una revista que circula por Internet haciendo comentarios sobre grupos hispanos de Nueva York. En dramaturgia, dirijo un programa de difusión de autores, coordino el laboratorio de Iati integrado por Diana Chery, Eva Cristina Vásquez, Berioska Ipinza, Alejandro Aragón y este servidor, lo que permite diversidad de criterios e intensas discusiones. Con el laboratorio hicimos un show case patrocinado por ART NY y conseguimos financiamiento para publicar esas obras; ahora, en julio o agosto, el autor boricua Roberto Ramos Perea vendrá a darnos un taller intensivo. Actualmente tengo en cartelera a Blanco Blanco, obra que tiene su historia: escrita en 1997 para un proyecto que iba a realizar Elio Palencia en Madrid, se quedó engavetada siete años hasta que la mandé al concurso Proyecto Asunción”.
Premio teatral
Marcelo Rodríguez (Caracas, 1964), uno de los hijos de Yolanda Laprea de Rodríguez, se graduó de periodista en audiovisuales en la Universidad Central de Venezuela, pero también estudió en la Escuela Nacional de Teatro y después en Nueva York se especializó en teatro musical en uno de los Actors Studios. “Me casé, tuve un hijo, me divorcié y ¡he vivido de hacer teatro! Lo digo con alegría porque vivir actuando en esta ciudad es un privilegio. Es un mercado con tanta competencia que siempre tienes que ayudarte con otra clase de empleo para sobrevivir. Bueno, tampoco es que yo sea la excepción, porque desde hace seis años he estado trabajando como animador en español para la WWE (World Wrestling Entertainment) y mi voz se escucha en 12 países de habla hispana todas las semanas”.
El pasado jueves 11 de mayo, Repertorio Español y la Fundación MetLife le entregaron el primer premio del Concurso Nacional de Obras Teatrales MetLife 2006, integrado por un premio de tres mil dólares, a su obra Bestalia. “Ahí exploro la vida de una mujer latinoamericana obligada por su padre a irse a Estados Unidos como castigo por un hijo ilegítimo, al que tuvo que abandonar. Me inspiré en la vida de una mujer a la que conocí cuando visité a Nueva York por primera vez. Ahora Repertorio Español estrenará el espectáculo en la temporada del 2007”.
El galardón -relata- lo ganó por haber sobresalido entre otras 77 piezas que llegaron al concurso desde todos los rincones de Estados Unidos. “Pero el verdadero premio -por lo menos es lo que más me interesa a mí- es recibir una producción con todos los hierros por parte de Repertorio Español, la compañía de teatro en nuestro idioma más importante de todo Estados Unidos. Además, la pieza se quedará dentro del repertorio estable y puede durar tanto como el público se interese por verla”.
Actualmente se encuentra en proceso de escribir dos nuevas piezas: “Una es sobre la vida de un hombre que ‘defiende su derecho a morir tanto como su deber de vivir’ -lo dice él, no yo- y una comedia musical que cuenta las intimidades de dos familias hispanas que llegan a Estados Unidos en busca del sueño americano -léase un (a) gringo (a) para su hija (o)- y terminan encontrando algo que pudieron haber hallado en sus propios paises...¡el amor verdadero y la felicidad!

jueves, noviembre 03, 2016

NUEVA PELÍCULA VENEZOLANA Finalizó La noche de dos lunas

Pakritti Maduro ahora trabajó con Miguel Ferrari
El cineasta venezolano Miguel Ferrari, ganador del Premio Goya a la Mejor Película Iberoamericana por su ópera prima Azul y no tan rosa, un melodrama gay en la Venezuela contemporánea que dejó buena taquilla y muchos aplausos, culminó la filmación de su segundo largometraje de ficción, La noche de las dos lunas, después de ocho semanas de rodaje.
La película realizada en coproducción con España, cuenta con las actuaciones de Prakriti Maduro, Mariaca Semprún, la española María Barranco (Mujeres al borde de un ataque de nervios), Luis Gerónimo Abreu, Albi De Abreu y las actuaciones especiales del español Juan Jesús Valverde (Azul y no tan rosa), María Cristina Lozada, Sócrates Serrano, Aminta de Lara, Hilda Abrahamz, Nohely Arteaga, Orlando Delgado, Carolina Torres y Héctor Manrique. La producción ejecutiva estuvo a cargo de Claudia Lepage (La distancia más larga), la fotografía es de Alexandra Henao (Azul y no tan rosa) y la dirección de arte es de Matías Tikas (Desde allá y Pelo Malo).
En La noche de las dos lunas, Federica (Prakriti Maduro) al tercer mes de embarazo se realiza una prueba de diagnóstico prenatal y descubre que el bebé que crece en su vientre no contiene su material genético. El bebé no es por tanto, su hijo biológico.
En relación a este nuevo trabajo cinematográfico, Ferrari señala que siempre le ha interesado el tema de la familia y cómo ha evolucionado este concepto con el transcurrir de los tiempos. Su intención con La noche de las dos lunas, es acercarse a una reflexión sobre las relaciones humanas y que el espectador encuentre elementos que susciten interrogantes en torno a la descendencia y los lazos afectivos. A Ferrari le interesa ir más allá de la anécdota y contar la historia desde el mundo interior de los personajes, sin trucos ni artificios y que permitan ver a estos personajes en su justa dimensión humana. Es por ello que se centró en la exploración de las emociones que invaden a los personajes y el efecto que estas emociones provocan en sus relaciones cotidianas. Esta búsqueda confrontará a los espectadores ante ambas posturas: la biológica y la afectiva.
Por su parte la actriz Prakriti Maduro, una de las protagonistas del film, sobre su experiencia actoral relata: “Ha resultado de las experiencias más satisfactorias de mi carrera.  Sabiendo que el guión está minuciosamente cuidado, que el director tiene clarísima la película en su cabeza y que conoce profundamente el oficio del actor, me sentí en total confianza para lanzarme de clavado en el mundo de Federica. Disfruté cada día uno de los días de rodaje. Y estoy segura de que logramos una bellísima película. Muero de ganas de verla ya estrenada”.
La noche de las dos lunas, se filmó íntegramente en Caracas y es una producción de Plenilunio Films (Venezuela) y Malas Compañías (España) en coproducción con Tres Cinematografía (Venezuela), REC 2010 (Venezuela), Revels Movies (España) y Carlos Films (España). La película está financiada con fondos privados y cuenta con el apoyo del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC) de Venezuela y la Embajada del Reino de España en Venezuela.
Actualmente, Miguel Ferrari se dedica al proceso de edición y posproducción del film y luego preparará su recorrido en festivales internacionales antes de su estreno comercial en las salas de cine de Venezuela (2018) de la mano de Cines Unidos.


martes, junio 19, 2007

"Efecto Chávez" en teatro de Nueva York

La dramaturga, directora y actriz Aminta de Lara Rojas (Caracas, 1957) no sale de su asombro. Gracias al llamado “Efecto Chávez”, el cual no sólo la ha favorecido en los medios de comunicación venezolanos, porque desplegaron una serie de reportajes sobre su pieza Golondrina que exhibe en Nueva York, sino que hasta en Manhattan el público le ha respondido positivamente. Ya tiene una serie de propuestas para continuar exhibiéndola, dentro y fuera de Estados Unidos, además de una oferta para llevarla al cine. Una dominical llamada telefónica, desde su apartamento en Brooklyn, le bastó para contarlo todo.
-¿Qué pasa con ‘Golondrina’ en Nueva York?
-No me puedo quejar. Hemos tenido suficiente público y con lo publicado en la prensa, tanto en Venezuela como en Nueva York, además de las agencias internacionales de noticias y en las paginas web, pues estoy feliz, porque no ha pasado por debajo de la mesa. Ya recibimos una invitación para presentarnos en un festival de Valencia, España, y estamos en negociaciones para llevar Golondrina al Teatro Trasnocho, de Caracas. La representante de una productora de cine estadounidense se interesó en nuestro montaje y hemos acordado reunirnos próximamente, pues cree que puede llevarse al cine. Eso sería lo máximo, por la difusión que puede alcanzar en el mundo entero. Pero lo que más me ha impresionado es una oferta para hacer una temporada, pagada por una asociación de niños y niñas abusados, ya que esa temática, que hemos abordado en mi obra, les ha impactado, además que eso aquí en Estados Unidos preocupa muchísimo.
-¿Vale la pena ser una desconocida en Nueva York y no una niña bien que se aburre, en Caracas?
-Es muy difícil aburrirse en nuestra patria herida. El tedio no tiene cabida en medio de tanta contradicción. Lo que prefiero en realidad es un lugar donde estar en paz. Y no soy tan desconocida gracias a mi teatro.
-¿Cuántas obras escritas y estrenadas hasta ahora?
- Seis y todas son distintas: Bolero de hoy (1991) usa como excusa la relación amorosa entre dos mujeres, para hablar a través de lo cotidiano de la trascendencia de las relaciones de pareja en el universo personal. La Monalisa (1993) plantea la transferencia de valores entre generaciones. La importancia de llamarse Blanca (2004) cuestiona nuestra posición personal ante el ejercicio del poder. Fin de siglo (1996) nos pide ver al amor y a la muerte a través del encuentro de un hombre y una mujer que han perdido a causa del HIV al ser amado y se ven obligados a reconocerse. Doble imagen (1999) invita a reflexiones sobre los procesos internos de encontrarnos a nosotros mismos a través de las imágenes y la poesía. Y ahora Golondrina, que utiliza como excusa el abuso infantil que sufrieron dos venezolanas, por parte de su padre, para hablar de un país dividido pero por sobre todas las cosas herido.
-¿Por qué Golondrina?
-La golondrina es una avecita muy frágil y muy viajera pero ella siempre regresa a su nido. Tengo la esperanza de que así como la golondrina vuelve siempre a su lugar de origen, así también nuestra patria herida se recuperará y volverá a ser lo que antes fue. Mi sueño es que la patria venezolana, herida, regrese a su nido, a su esencia, al igual que las frágiles golondrinas retornan a la seguridad de sus nidos. Mi Golondrina está centrada en las hermanas Carmen Elena (a cargo de Diana Cherry), de tendencia chavista, y Claudia López(personaje a mi cargo), feroz opositora al régimen, quienes mantienen un reencuentro con su progenitor agonizante, Manuel Felipe López, el 23 de enero de 2002 en Caracas, en medio de toda esa crispada polémica político-social desatada por el gobierno de Chávez, que algunos denominan “Efecto Chávez”. Es una metáfora que propone una reflexión sobre el abuso del poder en cualquiera de sus formas.
-¿Servirá Golondrina para clarificarle a los gringos, la situación venezolana?
-Espero que sí. Sin embargo también espero que el tema tenga bastante eco aquí en Estados Unidos, pues el abuso de poder no es tema exclusivo de nuestra patria herida.
-¿Cómo ha sido su lucha para mostrar su teatro en Nueva York?
-Hace mucho tiempo que no pienso en el teatro en esos términos. Las circunstancias nos van llevando a espacios nuevos y esos espacios nos abren o cierran puertas. Lo que se hizo deja huella para bien o para mal y si hay cierta coherencia en la estela de esa huella siempre se encuentra un lugar donde crear.
-¿En Nueva York es el teatro en español para un grupúsculo de latinos o ha crecido ese auditorio?
-No lo sé. Sin embargo opino que mientras más número de personas vean el trabajo, mayor será la capacidad de reflexión. Al hacerlo exclusivamente en español se le está negando esa oportunidad a un número significativo de personas. Por eso siempre trato de presentar mis obras en inglés, como lo estamos haciendo con Golondrina.
-¿Seguirá Golondrina en el Teatro La MaMa?
-Hasta ahora, y nos falta una semana más de funciones, aún nos han solicitado prolongar la temporada. La MaMa es un espacio muy codiciado y bastante cotizado. ¡Nos gustaría, por supuesto!
-¿Cuándo se concreta la exhibición en Caracas?
-Eso debe decidirse pronto, porque tanto nosotras como ellos tenemos que hacer nuestras agendas.

domingo, febrero 01, 2009

Venezolanos en Repertorio Español

Nueva York ha ejercido especial fascinación entre venezolanos y venezolanas durante los últimos 200 años. Selectos políticos y afamados artistas han instalado en esa urbe sus cuarteles de primavera o de otoño, algunos para crecer y labrarse un futuro, otros para pergeñar memorias y despedirse del mundo, pero sin olvidar ese trópico que dejaron atrás. Otros, menos afortunados y más mundanos, encontraron entre los rascacielos y los hospitales los curetajes para su dolencias físicas o espirituales. La mayoría de los criollos, casi siempre transplantados y asimilados, nunca regresó a la patria, porque ese gran puerto al mundo los atrapó, los devoró y los hizo suyos para siempre. Algunos, victimas del AIDS, retornan incinerados y en mínimas cajitas de madera para disminuir el dolor a sus familiares, como lo revela Gustavo Ott en su pieza Fotomatón.
Durante los últimos 30 años hemos conocido en los boroughs de Brooklyn, Manhattan o Queens, de trato y de palabra, a centenares de compatriotas entregados a complejas disciplinas para ganarse el pan cotidiano y el respeto de sus conciudadanos. Hemos fraternizado con adustos profesores universitarios y rumbosos artistas del performance nocturno, además de venerables promotores de artes escénicas, como el tachirense Abdón Villamizar, el estelar autor y director Moisés Kaufman, la inquieta y persistente Aminta de Lara Rojas y, por supuesto, un puñado de disciplinados actores y técnicos, como esos que ponen, día y noche, hombros y cerebros para que la institución Repertorio Español no desfallezca en su loable tarea de hacer el mejor teatro en lengua de Cervantes en la costa Este de Estados Unidos, teniendo como ejemplares conductores a Gilberto Zaldivar, René Buch y Robert Federico Weber, quienes, sin dar sus brazos a torcer, desde su teatrito en el 138 East de la calle 27, llevan 40 años en esos menesteres y todavía sueñan con proseguir y capturar más espectadores durante las próximas décadas.
Precisamente en Repertorio Español, entregados al montaje del espectáculo La fiesta del chivo hemos topado con los venezolanos Fernando Then, Pedro de Llano, Marcelo Rodríguez, Eduardo Navas, Gredivel Vásquez, Alfonso Rey y Gabriel Flores. Todos ellos desempeñan diversas tareas para hacer posible, junto a otros calificados artistas, la impactante representación de una gran saga sobre las intensas y sangrientas luchas que dieron los indomables y valientes dominicanos contra la dictadura del general Rafael Leonidas Trujillo y en especial el crudo drama de una niña ofrendada por su propio progenitor, para que fuese manoseada por el entonces Presidente de la República Dominicana; desalmado septuagenario que se valía de sus dedos para ciertas exploraciones íntimas, y a quien sus súbditos le pusieron de apodo “El chivo”; él precisamente murió en un atentado organizado por sus rivales, como se muestra en la obra.
La fiesta del chivo se estrenó durante la temporada de 2003 y desde entonces está en la programación de Repertorio Español, teniendo en los roles protagónicos a Ricardo Barber, Zulema Clares, Mónica Pérez-Brandes, Marcelo Rodríguez, Mario Matei, Fernando Then, Rene Sánchez y Pedro de Llano, entre otros. Una excelente adaptación y versión escénica de la novela homónima de Mario Vargas Llosa, la cual suscriben los colombianos Verónica y Jorge Ali Triana.
A este espectáculo lo vimos y aplaudimos hasta rabiar en su temporada inaugural y ahora lo hemos repetido, hace dos semanas, para evaluar los trabajos de los actores y técnicos venezolanos ahí involucrados. Fue ejemplar esa representación, algo cambió y ahora es más directa y más vehemente en su prédica por la libertad de los pueblos latinoamericanos, tal como lo ha mantenido desde siempre Vargas Llosa.
Pero no podemos dejar de exaltar, con gran satisfacción, la excelente tarea, doble además, del primer actor Ricardo Barber (nació en Cuba y lleva 50 años sobre las tablas) quien encarna al criminal y libidinoso tirano y al horrendo progenitor Agustín Cabral que utiliza a su hija Urania para reconquistar el afecto del sátrapa gobernante, sin sospechar que la naturaleza iba a impedir que la adolescente fuese violada, pero quedó mancillada en su ánima y alterada, para siempre, su historia, como lo describe la novela y la hace más patética este espectáculo teatral, de excelente factura.
Cartas a mamá
Y la cuota de venezolanos en Repertorio Español se ha incrementado, recientemente, con la participación de la comedianta Mariangélica Ayala en Cartas a una madre, la ópera prima del criollo Marcelo Rodríguez, que mereció el primer premio del Concurso Nacional de Obras Teatrales Nuevas Voces 2005, auspiciado por MetLife Foundation. Este montaje, con dirección de José Zayas y protagonización de la primera actriz Miriam Cruz, participa en la temporada 2009 y ha recibido positivos reconocimientos de la crítica y del público. Fue vertido al inglés, por Heather Mckay de Ott, para los estadounidenses que acuden a los espectáculos de la institución latina y utilizan la traducción simultánea infrarroja.

sábado, enero 29, 2011

Nueve años de trasnochos culturales

Acto cultural de José Ignacio Cabrujas inició la temporada 2011 del Teatro Trasnocho –columna fundamental del Trasnocho Cultural- y es Moisés Guevara, como gerente de dicho espacio artístico, el más importante de Caracas, quien responde a una serie de interrogantes sobre lo que ahí se hace, se hizo y lo que se prepara.
-El Trasnocho Cultural y el Teatro Trasnocho, gracias a la dinámica de sus directivos y a la respuesta de la comunidad, se transformaron en una institución privada a la cual denominamos como “El Ateneo del siglo XXI”. ¿Cómo explica eso o está consciente de lo que ha pasado?
-Lo primero que me gustaría aclarar es no somos una empresa de exhibición de espectáculos o películas, somos, eso sí, una fundación cultural sin fines de lucro, siempre fue y seguirá siendo ese nuestro norte. Nos asumimos como una fundación que presta un servicio de carácter cultural. Efectivamente, hemos crecido más de lo planificado; originalmente era una sala de teatro y dos salas de cine, pero hoy en día hay dos salas de teatro, cuatro salas de cine y una galería de arte, a lo cual se le suman todos nuestros aliados estratégicos. No nos gusta llamarnos Centro Cultural pero nuestro positivo crecimiento nos acerca a ello. Consciencia de lo que pasó no puedo negar tenerla, como bien dices llevo nueve años en las entrañas, ya casi diez, sin contar los dos años que trabajé como asesor del proyecto. Tengo que hacer inmediata referencia a los puntos que resaltan nuestros clientes: es un espacio seguro y confortable, con buena ubicación, buena atención y trato.
-¿Cómo se resume ese periplo de la institución en cifras?
-Hasta el cierre de la temporada 2010 habíamos realizado unas 3.888 funciones y contabilizado una asistencia de 476.575 personas.
-¿Cuál es la clave de la exitosa sobrevivencia de la institución?
-Tengo que responder como los fabricantes del famoso jamón endiablado: Trabajamos con la mejor materia prima y nuestro personal es de la más alta calidad profesional. La receta es secreta. No se cuenta, se vende.
-¿Como serán las relaciones con los artistas y la comunidad en la segunda década de este siglo XXI?
-Siempre cordiales. Somos prestadores de un servicio cultural y de necesario consumo social. Tenemos que ajustarnos a las nuevas normativas administrativas e impositivas y eso plantea algunos ajustes en el marco de la relación de sociedad que mantenemos con los grupos de teatro. En lo personal, respeto los acuerdos de palabra y no los traiciono; no necesito firmar papeles para cumplir con mi palabra, pero los momentos y las experiencias así lo indican.
-Nueve años a bordo del Trasnocho Cultural y nueve años en las entrañas del Teatro Trasnocho. ¿Cuáles son sus balances en lo profesional y en lo artístico y en lo social o comunitario?
-La balanza siempre va a lo positivo. Es obvio que no es fácil llevar las riendas de dos salas de teatro como el Teatro Trasnocho y el Espacio Plural, las cuales son las que artísticamente dirijo, y mucho menos fáciles las relaciones interpersonales, pero, como el teatro lo hacemos seres humanos en vivo y en directo, no hay mentira que se pueda ocultar. No me gusta ser mezquino, considero que Trasnocho es un espacio plural, que efectivamente impone una normativa como en cualquier sociedad grande o pequeña. Se presenta un proyecto con antelación y si se ajusta al perfil programático de las salas en ese periodo cualquier grupo puede obtener un espacio. El tema siempre es el mismo, vivimos en una sociedad “de ya para ya” y si no lo consigues afirmas que el problema es contigo y no tuyo.
-¿Satisfecho por esos nueve años transcurridos?
-Más que con cualquier otro proyecto que hubiese gerenciado o dirigido, lo que podría superponerse es el placer de dirigir, de estructurar como contar una historia, de traducirla escénicamente. No me agrada hacer comparaciones, mi transcurso por el teatro es pleno, desde el teatro estudiantil, la actuación, la promoción cultural, la gerencia, la docencia, la dirección y ahora de estudiante nuevamente. Lo que sucede con Trasnocho es que me encuentra en madurez personal y profesional. Envejecemos y cada vez queremos menos y al mismo tiempo queremos más, la diferencia es que es sin angustias, no hay nada que demostrar, somos lo que somos.
-La institución creció ¿Y qué pasó con el gerente y el ser humano?
-No solamente he crecido al igual que Trasnocho Cultural. También he envejecido, por lo cual soy más tolerante con algunos temas y con otros definitivamente menos tolerante. El gerente ya no existe, mi trabajo lo realizo más como director de teatro; e incluso utilizo mis vagos recuerdos como actor para distinguir en un texto teatral cual es el color del semáforo interno que logro ver. Yo entrego a las gerencias del Teatro y del Espacio Plural un esquema de las obras que selecciono para programar y coordinamos fechas y temporadas. Yo leo proyectos y obras de teatro, las gerencias hacen todo el resto. Ellas, porque son mujeres las dos gerentes, son las que mandan, dueñas de casa como debe ser, yo invento. Ellas confían en mi intuición y yo confío en su eficiencia y calidad gerencial. El ser humano, que soy yo, ya casi en la mitad de mi vida, todavía no se marcha al Canadá, como bien dice un personaje cabrujiano. Como director tengo muchos proyectos en las manos, estoy dirigiendo La muerte y la doncella para estrenar en febrero, inmediatamente después inicio ensayos de la más reciente obra de Javier Vidal, Diógenes y las camisas voladoras, y tengo que buscar espacio para montar El día que ganó Susana Duijm de Johnny Gavlosky. Además voy a la UCV, tres mañanas a la semana, para concluir un proyecto que abandoné hace 24 años. Es posible que vuelva a actuar… así me lo pide Aminta de Lara y no sé cómo decir que no a una mujer inteligente y bella, por demás. El ser humano vive para el teatro, para su casa, para sus matas, para sus libros y para estar tranquilo.
-Alguien nos enseñó que nunca debíamos poner a prueba ni al amor ni a los amigos porque podríamos quedarnos solos y amargados. ¿Usted pudo hacerlo en este último año y cuáles son sus conclusiones?
-Oscar Wilde decía: “No des explicaciones, tus amigos no las necesitan y tus enemigos nos las escucharán”. La mesa de mi casa tiene ocho puestos y todos los domingos cuando sirvo el almuerzo la mesa está llena, siempre hay quien no vuelve, pero siempre hay quien se incorpora, es ley de vida. Lo he probado todo y lo que me falta lo voy a probar, no me cabe duda alguna. Me pongo a prueba cada vez que me levanto, no lo puedo evitar. Como director me pongo a prueba a diario y lo mismo a mis actores. ¿Si no me arriesgo cómo traduzco el país en el que vivo? El día que esté amargado no despertaré pues no podré crear nada y el día que esté solo viviré la copia fiel de la película Simplicio, caminaré viejo por una playa y algún niño vendrá a escuchar mis historias, eso sí, no dejare de sonreír nunca.
-¿Con qué viene el Teatro Trasnocho durante este 2011, cuando cumplen diez años, que es poca cosa en una vida humana, pero sí una proeza para una empresa cultural privada en Venezuela?
-Continuaron en enero los éxitos de final de temporada 2010, porque la política programática del Teatro Trasnocho es no bajar montajes mientras tengan público. El gran éxito de nuestra cartelera teatral 2010, La Ola, continuará en funciones en el Teatro Trasnocho. Igual el montaje de Esperando al Italiano. En febrero estrenará el Grupo Actoral 80 el montaje de Baraka dirigida por Héctor Manrique. En el espacio Plural estrenamos un montaje de Acto Cultural y otro de La muerte y la doncella. Tengo programado un mini festival Tennesee Williams que produce Diana Volpe, el estreno de Cancún de Jodi Galcerán, bajo la dirección de Daniel Uribe, y la vuelta a casa de Karin Valecillos, después de su éxito como escritora en Buenos Aires, con un proyecto que no puedo mencionar. La temporada infantil se inicia con Los cuentos mágicos del zapatero, mientras Skena ajusta su nuevo montaje infantil. No hay fechas hasta el 2012 y ya estoy recibiendo propuestas. Hay posibilidad de programación los sábados y domingos a las 4 de la tarde en el Espacio Plural ¿Requerimos de salas y horarios? el tema es trabajarlas.

jueves, marzo 24, 2011

Teatro bilingüe

La periodista y teatrera Aminta de Lara Rojas vive entre sus casas de Nueva York y Caracas. Así lo hace, desde finales de la década de los 70, cuando se fue a estudiar actuación en el American Academy of Dramatic Arts y se quedó hasta finales de los 80. De ahí sus vínculos con personajes como La MaMa (Ellen Stewart) y otras grandes personalidades del teatro neoyorquino. Volvió a instalarse en Manhattan, desde el año 2003, y hasta ahora ha realizado varios espectáculos, en ingles y español, como el más reciente Aviones de papel, de Diana Chery Ramírez, el cual estará exhibiendo hasta mediados del próximo mes de abril, en el teatro Latea, en el downtown.
-¿En que idiomas se presenta esta producción?
-La obra se va a presentar en español e inglés. Considero muy importante que nuestras expresiones artísticas lleguen a la mayor cantidad de gente posible. No hacerlas en inglés, aquí en Estados Unidos, nos limita. Cada idioma tiene su propia dinámica y el hecho teatral se nutre de ambas. Esta producción corre por cuenta de ZerO Compañía. Cada producción es un universo particular. Más que la producción en si lo más complicado es que te brinden la oportunidad y el espacio. Una vez que eso se da, el milagro ocurre y los recursos aparecen. Lo fundamental es encontrar quien te acompañe en las ganas de decir.
-¿Cuántos años en Nueva York?
-He estado yendo y viniendo, pero la última vez comenzó a mediados del 2003
-¿Qué balance intimo puedes hacer de ese exilio?
-No sé si considerarlo un exilio. He tenido el gran privilegio de haber vivido en Nueva York durante diferentes etapas de mi vida. Me siento en mi casa, tengo muchos afectos en esta ciudad y por la cuidad. Voy a Venezuela con mucha frecuencia y además no puedo dejar de mencionar los lazos que me unen a nuestra herida patria. En fin, tal vez se puede estar en ambos espacios y tomar lo mejor de cada uno.
-¿Qué balance artístico puede hacer gracias a sus luchas para mantener una presencia en los escenarios de allá y de acá?
-No me puedo quejar. Cada vez que he tenido la necesidad de expresarme he logrado encontrar los espacios y las personas que me lo permiten en ambos países.
-¿Por qué ha remontado Aviones de papel o que cambios ha logrado?
-Aviones de papel se presentó por primera vez en Nueva York bajo la dirección de Berioska Ipinza y bajo la producción de Latin American Theatre Ansamble, cuando yo era la directora artística de esa agrupación, en el 2006. Posteriormente fue invitada a participar en el Festival Internacional de Barcelona, Venezuela, y en ese momento asumí la dirección del espectáculo. Fue un encuentro entre Diana Chery (actriz y dramaturga) Carlos Valencia (actor) y mi persona, corto pero muy interesante. Ahora la oportunidad nos toca la puerta de nuevo gracias a una invitación de Latea. Es maravilloso poder retomar un trabajo con el mismo equipo años después y seguir creciendo.
-¿Qué proyectos tienen marcha?
-Para noviembre de este año, montaré Fin de siglo con dos extraordinarios actores norteamericanos Christopher Cartmill y Kathleen O'Grady, y estoy trabajando en una obra nueva que sería el cierre de una trilogía.
-¿Cómo anda el teatro hispano en Nueva York?
-Buscando como siempre un espacio más relevante y moviéndose en ese sentido con logros significativos.



miércoles, abril 14, 2010

"Mientras te olvido" debuta en la UCAB

Mientras te olvido, que es una aproximación al exilio político como experiencia humana y familiar, escrita por el periodista Andrés Correa Guatarasma, es la pieza escogida por la agrupación Teatro UCAB para festejar sus 35 años de labores culturales y académicas. Dirigida por Virginia Aponte y con las actuaciones de Unai Amenabar, Soraya Siverio, Ellen Andaras y Leo Van Schrmbeek, sus funciones, que se realizarán en el modulo 4, planta baja de la Universidad Católica Andrés Bello, del 15 al 30 de abril, serán a beneficio de la Fundación Medatia, la cual realiza labores comunitarias en zonas desasistidas de Mérida y Caracas.
Desde Nueva York, advierte Correa Guatarasma (Caracas, 21 de febrero de 1972) que su obra teatral, la tercera que escribe, fue finalista en la última edición del concurso Metlife/Repertorio Español, en Manhattan.
-¿Qué aborda en la obra que le estrenan en Caracas y cómo se originó la misma?
-Surgió por la fusión de varias ideas que estaban en el aire, aparentemente sin conexión. Incluyendo una tesis sobre el exilio cubano. Y otras de las que fui tutor, sobre los refugiados colombianos, los croatas en Venezuela y los despedidos de Pdvsa. A comienzos del 2009, esas ideas sueltas empezaron a cuajar en forma de tres personajes y, en una semana, estuvo lista.
Mientras te olvido es una historia de amor entre una pareja de exilados separados por una revolución y quienes se reencuentran, años después en Miami, buscando una redención que sólo pueden concederse ellos mismos. En un día, lunes 12 de octubre de 1992, se resumen las vidas de estos tres personajes, mientras afuera el mundo celebra el quinto centenario de la llegada de Colón”.
Enfatiza que es “un texto que no ha dejado de darme satisfacciones. No pensé que había creado algo decente hasta cuando me felicitó un señor que, antes de salir al exilio, estuvo 22 años como preso político en su patria. Nadie más experto que él. Ahora se estrena como producción por iniciativa de un ejército de gente valiosa y valiente. A todos ellos les agradezco mucho el esfuerzo y la oportunidad. Así, dondequiera que esté, siempre vuelvo a la UCAB”.
-¿Por qué el teatro y quienes fueron sus maestros?
-Yo escribí mi primer texto en Puerto Ordaz a los 10 años de edad, como un juego y la engaveté. Pero ni siquiera al estudiar en la UCAB me vinculé al teatro más allá de asistir a las obras de los amigos. Así que mi gran escuela han sido la televisión y el cine, como espectador asiduo que soy. Y el periodismo, que ha sido mi profesión formal y la senda para descubrir el mundo, y conocer tanta gente diversa con sus bondades y miserias. También el reporterismo me permitió ejercer la docencia en la UCAB, y me enseñó a escribir rápido, porque "no hay mañana". En paralelo empecé a escribir guiones de cine y televisión, y luego teatro y radio. Cuatro géneros totalmente distintos, y fabulosos a su manera.
Aclara que no se ve escribiendo prosa, “pues no soy muy fluido con las grandes descripciones y narraciones. Si acaso tengo algún talento, creo que es poder dialogar en función de acciones”.
“Sobre los maestros, pues he aprendido de mucha gente, desde textos teatrales, hasta grandes telenovelas y películas, e incluso canciones. Gente como Giordano di Marzo, Sabina, Blades, José María Cano, para mí son dramaturgos. Y claro, Woody Allen, Edward Albee, José Ignacio Cabrujas, Gilberto Braga y Neil Simon. A estos tres últimos los conocí además como reportero. También me ha orientado la dramaturga y actriz Aminta De Lara, pero además aprendo de la señora que reclama en el abasto y de los alumnos, de los brillantes, y de los que vienen con cuentos y excusas “.
-¿Cuál es el teatro que le gusta escribir y cuál para verlo?
-Mi tema es la justicia, que es uno de los deseos más innatos que definen al ser humano y lo distinguen de cualquier otra criatura viva. Me refiero a la Justicia Suprema, más allá del Derecho. Pero obviamente cada quien define la justicia "suprema" a su manera. No en vano, es una de mis mayores obsesiones personales y mi mayor motor para escribir ficción. Hay tanta injusticia alrededor y uno como periodista se está sobreexpuesto a ello, en todas las fuentes noticiosas, incluyendo deportes y espectáculos, que al menos al escribir ficción tengo la posibilidad de jugar a inclinar la balanza.
“Mis personajes no son querubines, ni demonios, ni seres extraordinarios como Aquiles. Son viajantes, no en el sentido físico, sino porque deben responder a retos, y ello los muta de alguna manera, al menos temporalmente. A veces vuelven a su punto de partida. En otras, ese viaje no tiene regreso. Entonces, lo que me imagino son épicas internas, pequeñas odiseas. Por ejemplo, sobrevivir al autoritarismo es una odisea diaria que cualquier persona enfrenta sin quizás darse cuenta”.
Advierte que le gusta ver teatro intimista, con pocos personajes, pero bien justificados. “Me gusta el teatro que se entienda: sujeto, verbo y predicado. No me gustan las comparsas sin sentido, la seudo intelectualidad forzada, la risa y el llanto fáciles. Tampoco el abuso del monólogo ni, en el otro extremo, el desfile de diez personajes inútiles. Mis obras favoritas tienen poca gente: ¿Quién le teme a Virginia Woolf ? , The subject was roses, La duda, La cantante calva y El día que me quieras, entre otras.
-¿Cómo alterna su profesión de periodista con las labores del dramaturgo?
-Fácilmente, pues hasta ahora he sido básicamente periodista. Y el teatro lo escribo en mi tiempo libre, cuando tengo una historia. Gracias a Dios esto no es una fábrica de chorizos. Una vez que tengo una idea clara, me siento a escribir y eso lo hago rápido. Luego, se deja reposar y comienza a pulirse. Es un proceso intenso, pero que si acaso sucede cada dos años, más o menos. Entonces no perturba, al contrario.
-¿Le ha servido Nueva York para desarrollar su dramaturgia y ha leído o representado algunas de sus piezas?
-Soy internacional y curioso. Hoy estoy aquí, en Nueva York, mañana quién sabe. Tengo tres obras hasta ahora. Dos escritas en Caracas y una aquí en Nueva York. Las tres tuvieron lecturas dramatizadas acá antes que en Venezuela, pero la primera producción será allá. La segunda, aquí. Todo tiene su momento.
“El detalle con Nueva York es que las horas vuelan, el tiempo no rinde. Hay muchas opciones, tanto noticiosas como de diversión. Es el crisol de las finanzas, la plástica, la gastronomía, el teatro, la moda, la diplomacia, el turismo. Entonces hay que saber moverse para no aturdirse. Pero tampoco vale perder las oportunidades.”
-¿Qué puede decir del teatro, en especial del hispano que se produce y exhibe en Nueva York?
-En cuanto al teatro, lamentablemente los hispanos en Nueva York van poco, y mucho menos si es en español. Las razones no las tengo del todo claras. Y es una lástima, pues he asistido a producciones fabulosas. Entonces, no es tan difícil montar una obra como asegurar que la gente vaya. En Caracas, la gente está más entusiasmada con ir al teatro, y si bien la calidad de la cartelera es bastante irregular, es tan difícil producir que cualquier montaje tiene su mérito tácito.
-¿Qué otras obras tiene para mostrar y qué otros proyectos maneja?
- Además de Mientras te olvido, tengo Mercado de pulgas y La abeja reina, que acaba de ser seleccionada por el teatro universitario del Hostos Collegue de Nueva York para ser producida en inglés y español en 2011. Y con Mientras te olvido, espero presentarla en otros escenarios. Creo que su contemporaneidad tiene un valor agregado que no puede desaprovecharse, ahora que el venezolano, por primera vez, masivamente se enfrenta al exilio.
“En general, mi proyecto es seguir luchando por presentar mi trabajo y lograr nuevas oportunidades en teatro, TV y cine. Aparte, ya hay una idea para una cuarta obra de teatro que me está tamborileando en la cabeza, cada vez con más forma. Por allí más o menos va la cosa, pero aún está difusa. Mientras, sigo en el periodismo y la docencia.
-¿Los guiones para la televisión o el cine no le atraen?
-Por supuesto. Hice una telenovela policial, Lejana como el viento, con César Sierra e Indira Páez que, por cierto, marcó el regreso de José Bardina a la TV. La disfruté mucho. También he escrito en solitario dos series de radio. El cine es la Meca para adaptar mis obras de teatro y otras ideas. Mientras, tengo historias diagramadas para TV, pero no se han podido concretar. Menos ahora que la producción está reducida al mínimo en Venezuela, y hasta en Brasil las telenovelas no son ni la sombra de lo que fueron. Pero la imaginación no deja de bullir.