El Grupo Actoral 80 apuesta por un comedia romántica |
Juan Carlos Gené fundó
al Grupo Actoral 80 y lo hizo debutar en la sala Anna Julia Rojas durante la temporada
caraqueña de 1983 con el espectáculo Variaciones
Wolff. Ahora la institución, tras 62 montajes que han marcado historia, convertida
en productora de buen teatro, gracias al constante trabajo de todos sus miembros,
y en valiosa escuela de generaciones para intérpretes, presenta su espectáculo Maridos y esposas, de Woody Allen, el
cual hace temporada en Trasnocho Cultural con las pulcras actuaciones de Martha Estrada, Daniel Rodríguez, Angélica Arteaga,
Juan Vicente Pérez, Diana Díaz, Wadih Hadaya, Aitor
Aguirre y Betzabeth Contreras, dirigido acertadamente por Héctor Manrique.
Este Maridos y esposas,
versión del guión de Husbands
and Wives (1992), es un retrato desquiciado y obsceno de las
relaciones de pareja, como lo puntualiza Manrique, que plasma como son, o eran,
las relaciones eróticas, públicas o privadas de los matrimonios heterosexuales
en Estados Unidos y el resto del mundo occidental. Subrayamos lo de las uniones
tradicionales, porque desde el 26 de junio de 2015 esa sociedad se abrió hacia
la comunidad gay con la decisión del Tribunal Supremo de Justicia que aprobó
sus matrimonios, dando asi luz verde para futuros argumentos de teatros y películas, ya
que tienen mercado y eso, en última instancia, lo condiciona, y por supuesto la
súper poderosa industria del entretenimiento ya tiene sus montajes y filmes a
exhibir. La causa homosexual generará en Estados Unidos un bien calculado boom económico y financiero,
como lo hizo antes la desaparición de la discriminación racial.Pero los gais y los niger seguiran siendo vistos con ciertas reservas por algunos sectores de las comunidades una generación más, por lo menos.
Mientras tanto, en Maridos y esposas, dos matrimonios
sufren múltiples rupturas y reconciliaciones, además de compartir camas con
otros personajes, como consecuencia de la
incomprensión o el cansancio que cunde en sus relaciones íntimas. No es nada nuevo
lo ahí que propone sin quererlo; Henrik Ibsen con Casa de muñecas (1879)
advirtió la ruina del matrimonio porque las mujeres también se cansan y dejan de amar.
Lo novedoso de esta
obra, ya conocida por la película en que está basada, es el humor y cierta atmosfera existencialista donde se debaten los entes creados por el cineasta, quienes son materializados
gratamente por los comediantes criollos y generan situaciones
de gran hilaridad, en medio de las luchas de maridos y esposas para no avanzar
solitarios hacia una vejez, la cual diariamente se materializa. Woody Allen es quizás
el último de los románticos, como lo ha reiterado con su película Magia a la luz de la Luna, o el amor derrota al dinero, que está siendo
disfrutada por los caraqueños gracias al Festival de Cine Independiente de USA, que se realiza precisamente en el Trasnocho cultural.
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